Philippe Gilbert
Philippe Gilbert es ciclista de culto total
80 triunfos es el número, pero Philippe Gilbert ha sido mucho más
En el pelotón de ciclistas retirados de 2022, la figura de Philippe Gilbert se explica por sí sola, una explicación de quince años largos de ciclismo entendido de mil maneras, con una evolución propia de los grandes de siempre y un balance al final del camino, que merece mucho la pena repasar.
Philippe Gilbert, por sensaciones, por días como Roubaix 19, Lieja 11 o Flandes 17, merece estar en ese estatus de corredores que no fueron top de la historia, pero que guardas con cariño y hechas mano de ellos en circunstancias señaladas.
No sé un Kuiper, un Raas,… corredores que fueron capaces de ensanchar su palmarés en cantidad y calidad a puntos que muy poquitos se miden con ellos.
Como digo, la estadística habla.
Por ejemplo, Philippe ha colgado la bicicleta a las puertas de Jan Raaas en la historia de la Amstel Gold Race, la carrera que pareció cincelada a su perfil, pero que no sólo ganó con el Cauberg al final.
Recordad el mano a mano que resuelve con Kwiatko, otro monstruo de esta carrera, en un final distinto al que acostumbraba la carrera.
Nada que ver con la forma que superó a Purito en el Cauberg, cuando parecía que el catalán se iba a estrenar en el gran día del ciclismo neerlandés.
La Amstel explica a Gilbert y su evolución.
Un corredor que recuerdo en sus tiempos de FDJ, tiempos mozos y lejanos, al que se le achacaba que nunca acertaba con el momento de atacar y sentenciar a su favor, un ciclista similar, en este sentido, a su compi en Lotto Tim Wellens, muy acostumbrado a que le diera el aire, pero poco ducho en el arte de la victoria.
Pero hubo un punto de inflexión, la Het Volk, hoy Het Nieuwsblad, de 2008, cuando el príncipe valón se plantó solo en la meta de Gante con un minuto sobre Nick Nuyens.
Desde entonces, el cambio de chip experimentado fue brutal.
En todos los sentidos además, con presencia en las carreras de su perfil inicial, ahí van victorias en la preciosa París-Tours, pero conquistando además cimas en su querida tierra valona.
El 2011 fue el año, y la de Gilbert fue la temporada con mayúsculas, con victorias por donde pisaba y en especial en el tridente de las Árdenas, de Amstel a Lieja, pasando por Flecha.
Carreras que parecían fuera sus límites ya estaban en el palmarés, ganando en todos los frentes, hasta en un sprint sin historia frente los dos Schleck, comparsas ese día del insultante estado de forma de Phlippe Gilbert.
Recuerdo, en ese 2011, a muchos haciendo cábalas sobre la suerte de la vuelta de Alejandro Valverde ante este monstruo.
No tuvimos muchas ocasiones de verles en liza, al mismo tiempo, en el mismo lugar.
Quizá aquel mundial de 2012 que Gilbert sentenció, cómo no, en el Cauberg.
Siempre me preguntaré qué cojones pasó con Gilbert en el BMC, un ciclista con una inercia ganadora brutal, increíblemente frenado en el equipo de la marca suiza, donde cobraría muy, pero que muy bien, pero donde las victorias costaban un riñón, al punto que esa de Tarragona, con el irisado, en la Vuelta de 2013, supo a auténtica gloria.
Cuando Philippe Gilbert puso rumbo al Quick Step, en 2017, se cerró el círculo.
En dos años logró Flandes y Roubaix, había puesto adoquín, pero adoquín gordo a su palmarés de ardenero y «all rounder», coqueteando con el mito de los cinco monumentos, sólo en manos de belgas.
No lo logró, porque San Remo no estuvo ni de cerca en su radar, pero no le hizo falta.
Ante la dificultad que implica ganar un monumento, Philippe logró cinco: dos Lombardías más Lieja, Roubaix y Flandes.
Ya lo firmarían Sagan o los propios Van Aert y Van der Poel, hacer magia en estos sitios explica la grandeza de ciertos corredores, el amigo Gilbert está en ese nivel, y eso que corrió hasta 63 monumentos…
Imagen: ASO/Pauline Ballet
Noticias de ciclismo
Philippe Gilbert: ¿Qué hacía saltándose el confinamiento?
Pillan y multan a Philippe Gilbert por salir en bicicleta
Leemos que a Philippe Gilbert le han multado en Mónaco por burlar el confinamiento.
El valón que optaba a aunar los cinco monumentos en San Remo ha sido pillado en su circuito de cabecera por el principado y le han caído cien euros de multa, calderilla podríamos decir.
Pero no lo es tanto, desde el momento que estamos viviendo unos momentos extremos, con todos en casa, profesionales incluidos por un enemigo que dicen invisible, pero que se hace bien patente.
El propio Philippe Gilbert ha tenido que cerrar su tienda de bicicletas, han hecho algunas reparaciones para algunos clientes que necesitan la flaca para ir al trabajo, a causa del coronavirus.
El golpe es tal, que no hace mucho leímos que incluso podría ver amenazada su viabilidad, desgraciadamente con la de otros tantos negocioS.
Gilbert, de quien no sabemos si ha tenido infectados en su familia, que padece por dos lados las consecuencias de esta mierda, reducción de sueldo en el equipo y cierre de su tienda, sin embargo ha salido en bicicleta.
Se lo ha tomado con deportividad, pero sinceramente no es de recibo, por mucha admiración que le procesemos.
Lo que está en juego aquí no es salir a estirar las piernas un rato o que te dé el aire, que estés harto de Zwift y esas cosas, lo que estamos viviendo es una enmienda a la totalidad de nuestra vida y forma de entenderla.
Por eso nos cabrea que Philippe Gilbert salga en bicicleta, si la norma dice lo contrario.
Sobretodo cuando dice que «todos somos iguales ante la ley, el que haya ganado la última París-Roubaix no me da más derechos que a otros».
Nos alegramos que le pillaran, que le multaran y que tenga que admitirlo en público.
En su día defendimos que los pros saliesen por que es su oficio, pero cinco semanas después si la norma se lo impide, mala suerte, peor lo tiene otros, que cierran a cal y canto sus negocios y no podrán reabrirlos en mucho tiempo.
No sé si Gilbert pensaba que sería pillado, tampoco soy de los que crea que los pros deban dar ejemplo de nada… pero lo que ha hecho me hace pensar que a veces esta gente se cree al margen de la realidad.
Ciclistas
Milán-San Remo y coronavirus, una primavera sin primavera
Buscan fechas para Strade, Tirreno y Milán-San Remo
El golpe del coronavirus sobre la primavera italiana ha hecho pleno…
A seguito del diniego delle autorizzazioni da parte di alcuni organi competenti, le corse ciclistiche @TirrenAdriatico, @Milano_Sanremo e @ilgirodisicilia sono annullate. Attraverso la FCI, verrà fatta richiesta all’UCI di ricollocare le corse in altra data. pic.twitter.com/lNT3gzZt0V
— RCS Sport (@rcssport) March 6, 2020
Fuera Tirreno, fuera Strade, el Giro de Sicilia, aunque esté abajo, muy al sur respecto al foco principal del contagio, y Milán- San Remo, una carrera que pasa por el cogollo de todo el problema.
A lo que esperábamos iba a ser una suspensión en toda regla, quedan las puertas abiertas a nuevas fechas.
Y esto no es sencillo de analizar.
Sabemos que la Milán- San Remo no ha dejado de disputarse desde la Segunda Guerra Mundial, pero el virus éste se lo está llevando todo por delante.
A lo que en otras ocasiones se hubiera resuelto con un «no disputado» en el palmarés, RCS se agarra a su derecho de reubicar las carreras.
¿Tiene sentido reubicar San Remo, Strade y Tirreno?
Para el purista del ciclismo creo que esto será como un café pasado dos veces por el filtro, ver San Remo, no sé, en octubre, suena raro, tras Tours y Lombardía.
Pero al aluvión de cosas que están cayendo se están posponiendo muchas, de hecho leímos un artículo en el que el 15% de los eventos afectados por el coronavirus en España se están cancelando, el resto se está buscando huecos futuros en el calendario.
Si esto se lo arrogan otros sectores ¿por qué no el ciclismo?
La cuenta de resultados de RCS sería un poema con estas tres cancelaciones, posponer los eventos amortigua el golpe, aunque el daño ya se ha hecho.
Otra cosa es lo que piense el friki, entre los que nos inscribimos, leemos a muchos aficionados frotarse las manos, cuando esto será un sucedáneo, aunque es lo que hay, esto nadie lo eligió y mucho menos pasarlo, así que, veremos en qué queda todo.
—- escrito el 4 de marzo
San Remo, Tirreno, Strade, entre otras, tendrán que esperar…
Italian Government just announced in press conference the new COVID decree measures. All sports events are suspended for 30 days and can only be done behind closed doors if in closed structures. Decree will be signed tonight and measures will be effective until April 3.
— La Flamme Rouge (@laflammerouge16) March 4, 2020
Se acabaron las especulaciones, la Milán-San Remo 2020 no tendrá lugar como medida contra la propagación del coronavirus, un «palabro» que se ha vuelto desgraciadamente muy usual en este mal anillado cuaderno.
Con San Remo se caen Tirreno y Strade, no habrá sucesores de Alaphilippe y Roglic, por el momento, no sé si RCS tendrá plan B para hacerlas más adelante.
La inercia de los hechos, el cerco que se ha ido estrechando ha acabado dando con una realidad de algo que nos deja desprotegidos ante lo que vendrá o no.
El ciclismo es una pequeña, insignificante, parte de este puzle, cuando se estaban cerrando colegios, qué no iba a suceder con este deporte.
A esperar un año…
These are the races that will be canceled/postponed in another date pic.twitter.com/r6wlQKa9AA
— La Flamme Rouge (@laflammerouge16) March 4, 2020
—- escrito el 3 de marzo
Pensar que se haga la Milán-San Remo con la crisis del coronavirus es ser muy optimista
A ver, con la que está cayendo con el coronavirus, pensar en si se hace la Milán-San Remo o no, atravesando el corazón lombardo, zona señalada, para entrar en la Liguria, parece una frivolidad, pero este corazoncito ciclista también mira por lo suyo, aunque el tamaño de este deporte sea el que es.
Con Strade Bianche sobre lo previsto, con Tirreno en aparente calma, esta edición de la primavera es una moneda al aire.
Pensar que la Milán-San Remo se vaya a realizar con la situación italiana ante el coronavirus es de un optimismo injustificado.
Ojalá nos equivoquemos, pero…
Sería la primera San Remo que no se celebra en tiempos de paz, se dice pronto.
Un agujero en el calendario y en el corazón de los aficionados que esperemos no se ensanche con otras anulaciones.
Así es la Ciclobrava, un evento Gran Fondo World Tour
No hay plan B para la Milán-San Remo ante el coronavirus, ni siquiera salir de la costa y hacer el trayecto, como en la edición que ganó Ciolek, que muchos califican de infame, pero que tuvo su miga.
Como otras veces hemos escrito, el camino entre la capital lombarda y el enclave de la Riviera siempre fue el mismo.
Una primavera sin primavera, si Roger De Vlaeminck levantara la cabeza, si Eddy Merckx, siete veces ganador aquí, lo sopesara en sus años mozos, cuando todo estaba más en el aire.
Una primavera sin primavera, un ciclismo sin Milán-San Remo nos deja a oscuras, sin electricidad, esos momentos épicos de Poggio, descenso y Via Roma que justifican un penar de 290 kilómetros.
Dicen que el principal damnificado sería Philippe Gilbert, a las puertas de algo grande, pero el valón ya ha tenido muchas ediciones para abordarla, y tendría que hacer valer su caché por encima, entre otros, del propio dorsal uno, Julian Alaphilippe, a quien este inverno no le está sentando bien.
Gilbert opta a ser el cuarto belga con los cinco monumentos, una senda exclusiva que habla de la dificultad de estas carreras.
Desde 1977, cuando Roger De Vlaeminck firmó su quinto monumento, nadie logra algo parecido.
¿Lo veremos en dos semanas largas?
Philippe Gilbert
#Top2019 Philippe Gilbert es el azote de la historia
La gesta de Philippe Gilbert conecta el ciclismo actual con el de grandes mitos
Ciclista de culto dícese de ése que pasa el tiempo, las carreras, los nombres, los rivales y sigue ahí perenne, atemporal, fijos en la escena con el fondo movido: Phlippe Gilbert es uno de esos.
No hay muchos de estos en el pelotón, si nos apretáis el primero que saldría sería Vincenzo Nibali, quizá Alejandro Valverde, pero no le acabamos de ver en ese nivel, el murciano es que es un corredor de cantidad y calidad, no de lo segundo exclusivamente, como Gilbert, Philippe, el afilado valón que siempre guarda una bala, una pieza de colección, algo que nos llevaremos al recuerdo, cuando cada año pasemos revista a la campaña que languidece.
Y ahí está Philippe Gilbert, el eléctrico campeón que hace fortuna en Flandes, el corredor que parecía acomodado en su época de BMC, que se rehizo en Quick Step, y que en tres años de azul, recuperó las esencias de ese ciclista que prenda por cada movimiento que realiza, cada victoria que ejecuta.
Nacex te lleva la bicicleta en perfecto estado donde quieras
No es sencillo, su bocamanga de arcoíris le delata, le marca ante la concurrencia.
El otro día Fernando Barceló nos contaba, «me reconocen en la calle por la etapa que le disputé a Gilbert».
El oscense podrá decir eso, cuando sondee fotos de aquí a un tiempo, buscando recuerdos, momentos de la carrera que tan dulcemente está construyendo.
Correr contra Philippe Gilbert da prestigio, y quizá eso valga más que el palmarés reciente o lejano, porque ese caché que proporciona el afilado corredor afinando en la Costa Azul comprende todo: victorias, gestas, tardes épicas, ataques memorables y una colección de momentos que grapados en cualquier álbum de márgenes amarillos y folios consumidos por los años.
Y así, en el año impar Philippe Gilbert volvió a ser capo en el mejor equipo del mundo.
Hace dos aterrizó para volar en Flandes, la exhibición atemporal, desde la misma base de la capilla, alentado por Tom Boonen en persona.
El pasado dio un paso atrás, trabajó para el resto, contemporizó para victorias de compañeros y firmó un papel más gris para el público, pero valioso como hombre de equipo.
París-Roubaix: Philippe Gilbert es la leyenda que estamos viendo
Desde que postulara el «grand slam» de monumentos, nos ha tenido pendientes, sabedores que la gesta no era sencilla.
No tenía gran bagaje en Roubaix y San Remo para un tío de su perfil es una jodida lotería.
Sin embargo, ya tiene el logo de Roubaix en el palmares, un adoquín que seguro luce en el salón de los Gilbert, aristado, como en movimiento, en rotación, un premio mayúsculo a la determinación, a la valentía de no perder nunca la cara a la carrera, como aquel ciclista que FDJ atacaba y atacaba para morir en la orilla hasta que un día: Voilà.
Y así Gilbert entró en el mano a mano más brutal con Peter Sagan, hasta que al dorsal uno del velódromo mas celebérrimo del mundo se le encendieron las luces, en el Carrefour no, en el siguiente tramo.
Un de esos redondo que fraguó en compañía de uno que seguro dentro de poco será un coco de todo esto: Niels Politt.
Philippe Gilbert tuvo otra muesca, la etapa de Guadalajara y la locura…
“Después de 17 años de carrera, nunca había hecho una etapa así. Va a ser una etapa histórica para la Vuelta. Han sido 220 kms de ataque. Muchos corredores de la general han caído en la trampa. Se han abierto huecos increíbles. Nosotros hemos metido a 7 de 8 corredores por delante. Estoy un poco decepcionado de que no haya podido ganas Stybar, aunque hasta a 600 metros de meta pensé que iba a ganar él. Lo habría hecho si Bennett no hubiese hecho ese movimiento” dijo tras zamparse 220 kilómetros en menos de cuatro horas y media.
No tuvo su Mundial, aquello fue el desaguisado belga, pero el año se cierra en calidad, la cantidad fue un tema del pasado, muy pasado, este Gilbert es de culto, muy de culto, y cuando veamos la San Remo, en tres-cuatro meses, nos acordaremos de él, y cuando hagamos cábalas para el veinte-veinte nos preguntaremos si tendrá los cinco monumentos en el palmarés, porque éste es un corredor de esos que no pasa de moda, queda bien con todo y para colmo: vuelve al Lotto, el equipo genuinamente belga.
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