Ciclismo antiguo
Oropa en el recuerdo
La verdad es que nos tenía muy mal acostumbrados. Desde que inició su reinado con su primera victoria en el Tour del 91 nadie había sido capaz de dejarlo de rueda.
Estaba yo velando armas en un hotel de la Pobla de Lillet: sábado 12 de junio de 1993. Al día siguiente iba a participar en la bonita marcha de Les Rutes del Berguedà que organizaba nuestros Amics del Ciclisme de Lillet. Me estaba comiendo un buen plato de pasta, viendo la tele en el comedor del hotel, mientras disfrutaba de la penúltima etapa de un Giro de Italia que Indurain tenía virtualmente en el bolsillo. La carrera acababa en el alto del Santuario Mariano más importante de los Alpes: el de Oropa (s. IV), a 1200 m de altura con sus 10 km al 7% duros pero con algunos descansos.
Serían aproximadamente las cuatro de la tarde cuando casi se me atragantaron los espaguetis. Me tuve que poner en pie e irme delante de la pantalla del televisor. No me lo podía creer. El pegajoso y veterano Pietr Ugrumov de 32 años, ex teniente del ejército de la extinta URSS y que el día anterior había hecho exprimirse al máximo a Miguel en la cronoescalada a Sestrière, colocándose segundo, había pegado un par de hachazos al hombre de la rosa, pero «Indurey», en los dos intentos, pudo pegarse a su rueda, incluso enseñarle la suya para intentar intimidarlo. Pero Ugrumov lo tenía claro: estaba poniendo piernas a la cabeza de un Moreno Argentin, estratega como pocos, que lo había planificado todo muy bien, haciendo trabajar al equipo y dejando solos a los líderes.
Por delante seguía la fuga de cuatro escapados con Rondón, Madouas, Ghirotto y Giovanetti. Faltando 4 km el letón lo probó de nuevo y fue cuando saltaron todas las alarmas: Miguelón no aguantó un tercer ataque y Ugrumov se marchaba en solitario. Sabíamos que el navarro se podía fundir ante tanto demarraje y él también. Ayudado por Echávarri, que se saltó las normas de acercarse al corredor en los últimos kilómetros, lo que le costó una multa de 25 mil de las antiguas pesetas, puso la calculadora en marcha y empezó a descontar segundos: contaba con una renta de 1’34’’.
Tenía que ocurrir una auténtica debacle, una pájara terrible, para que perdiera el Giro, pero aquella tarde se nos indigestó la comida a todos los aficionados que veíamos incrédulos algo nunca visto: Indurain quedándose. Incluso era sobrepasado por Roche, Argentin y Tonkov. Pero él parecía tener controlada la situación y seguía a su ritmo, aunque los segundos se iban ampliando y descontando de la calculadora de Miguel. Sangre fría. El pánico se apoderaba de todos los que seguíamos en aquel momento la retransmisión en directo. Echávarri tranquilizaba a su pupilo: “cabeza, calma, esto ya está listo” –le decía.
Al final fueron solo 36 segundos de angustia. Indurain conservaba la maglia rosa por 58 segundos, pero que mal lo pasamos todos. Ghirotto ganaba la épica etapa y el letón llegaba a 1’52’’. Miguel a 2’28’’ del italiano y se hacía con un Giro que no había sido precisamente un camino de rosa. Lo recuerdo como si fuera ahora y tan solo han pasado 20 años. Oropa había quedado en nuestras retinas como un mal recuerdo.
Por Jordi Escrhiuela
INFO
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Ciclismo antiguo
Manolo Saiz en el Tour 1995 y ¿cómo viven los eslovenos el ciclismo?
Este episodio del podcast habla del Tour de 1995, pero no sólo de ello
No podía ser de otra manera, y el Tour de Francia es el eje de este nuevo episodio del podcast. Con una efeméride que queríamos recordar: se cumplen 30 años de la quinta victoria de Miguel Indurain, en una pugna excelente con el equipo ONCE. Hablamos del Tour de 1995.
Aquella carrera fue la mejor de los cinco triunfos del navarro, en parte porque delante tuvo un bloque que se lo puso muy difícil.
Manolo Saiz estuvo al mando de aquella escuadra, moviendo ciclistas como peones en un tablero de ajedrez para darle brillo al éxito de Indurain y escribir una de las mejores actuaciones de la historia del equipo.
No os perdáis el meollo de la conversación: una historia llena de matices, con un pie también en algunos de los pasajes oscuros que rodean a un personaje al que no se le puede negar una importancia capital en aquel ciclismo, e incluso en el actual.
De todo esto, y también de lo que puede ser el Tour que empieza, hablamos con Manolo Saiz. Pero con Kike Molares centramos el tiro entrando en materia: que si Pogacar, que si Vingegaard, qué será de Carlos Rodríguez, de Remco, de Van der Poel…
Todo especulaciones a estas alturas de la historia. Veremos quién tiene razón.
Y para cerrar, viajamos a Eslovenia, curiosos de saber cómo se vive el Tour en el país del gran favorito y de otra gran estrella como Primoz Roglic.
Nos guía en este viaje Miha Hocevar, editor de ciclismo en el principal diario del país, Delo, que nos pone sobre la pista de Tadej Pogacar, de la explosión de Roglic y de la semilla ciclista en Eslovenia, un país que ahora es muy seguidor de este deporte.
En este podcast:
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1´25´´- Rememoramos con Manolo Saiz el Tour de 1995, pero en el recuerdo cuelgan y surgen otros temas.
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42´25´´- A cuchillo con Kike Molares, recién venido de Eurobike y del Gavia, entre otros, para hablar sin tapujos del Tour.
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1hr 09´35´´- Miha Hocevar nos habla de la Eslovenia que se ha vuelto muy ciclista.
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx: 5 motivos
En ciclismo y en el deporte general, Eddy Merckx es símbolo de excelencia
Cuando se habla de ciclismo, pero yo creo que de cualquier deporte, hay un nombre que siempre sale primero: Eddy Merckx.
80 años recién cumplidos, nacido el 17 de junio de 1945, no quería pasar de puntillas sobre una efeméride tan singular.
Y quiero hacerlo justificando por qué muchos consideran el mejor de todos los tiempos, con cinco razones que lo explican muy bien.
1. Ganó más que nadie, en todos los terrenos
Merckx acumuló la increíble cifra de 445 victorias como profesional, además de más de 80 cuando era amateur.
11 + 19: Ganó 11 Grandes Vueltas (cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España), además de 19 Clásicas Monumento, incluyendo 7 veces la Milán-Sanremo.
También fue tres veces campeón del mundo y ganó en pista, en ciclocross, y hasta hizo historia con el récord de la hora. Literalmente, lo ganó todo.
2. El récord de la hora fue su obra maestra
En 1972, después de ganar de todo esa temporada (Giro, Tour, clásicas…), viajó a Ciudad de México sin entrenar en pista ni adaptarse a la altitud, y rompió el récord de la hora, pedaleando 49,431 km.
Al terminar, bajó de la bici y dijo “nunca más”.
Y no hizo falta repetir: su marca duró 12 años, hasta Francesco Moser.
3. Tenía una ambición sin límites: era “El Caníbal”
No dejaba ganar a nadie, ni en las etapas pequeñas.
Una niña, hija de un ciclista rival, lo apodó “el caníbal” porque no dejaba ni las migas.
Aunque sufrió lesiones, como una grave caída en 1969, nunca perdió el hambre de victoria.
4. Perdía, pero volvía más fuerte
Aunque parecía invencible, también fue derrotado por grandes como Ocaña o Gimondi.
Pero siempre volvía con fuerza. Incluso cuando Ocaña lo superó por 8 minutos en el Tour, Merckx remontó con ataques épicos y terminó ganando.
5. Nadie ha repetido lo que él logró
Muchos han ganado Giro, Tour y Vuelta, pero muy pocos dos de ellas el mismo año.
Algunos ganaron las cinco clásicas monumento, pero nadie las ganó todas dos veces y además dominó las grandes vueltas como él.
Su récord sigue intacto.
Por todo eso, Eddy Merckx no fue solo el más fuerte, fue el más completo y hace poco disfrutamos de esta entrevista con él de mano de su hijo Axel.
Y eso, hasta hoy, nadie lo ha igualado.
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx en el Giro: cinco triunfos y enormes polémicas
La corona de Merckx en el Giro tiene cinco joyas
Eddy Merckx, para muchos el mejor ciclista de la historia y del Giro, por ende, nació en 1945 en Meensel-Kiezegem, Bélgica.
Dicen que desde los ocho años ya andaba en bici y tenía como ídolo a Stan Ockers, una figura del Tour de Francia.
“El Tour lo era todo para mí”, diría años después.
Su verdadero nombre es Edouard Louis Joseph Merckx y fue ciclista profesional entre 1961 y 1978.
Durante esos años se ganó el apodo de “El Caníbal” porque quería ganarlo todo, y casi lo logró: 525 victorias en su carrera, incluyendo cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España.
También ganó tres mundiales, casi todas las clásicas (menos la París-Tours) y batió el récord de la hora.
Un monstruo en vida.
Merckx y e Giro, binomio lleno de aristas
Su relación con el Giro fue especial: lo ganó cinco veces y dejó huella en cada participación.
En Italia lo adoran casi tanto como en Bélgica.
Eso sí, su carrera no estuvo libre de polémicas.
En tres ocasiones dio positivo en controles antidopaje (fencamfamina, norefedrina y pemolina), aunque él siempre defendió su inocencia.
A pesar de eso, su legado sigue siendo enorme.
Se retiró en 1978 y desde entonces ha recibido todos los honores:
Barón en Bélgica, Comandante de la Legión de Honor en Francia, y el trofeo UCI al mejor ciclista del siglo XX.
Hay velódromos, calles, estatuas, libros, cómics y hasta una marca de bicicletas con su nombre.
De vez en cuando, aún aparece como comentarista en carreras o sólo se deja ver para revuelo del personal.
“El Ogro de Tervueren” no solo está en lo más alto de la lista de los mejores ciclistas de todos los tiempos: es una leyenda viva.