Ciclismo
La mejor primavera de Mads Pedersen
Así ha sacado la cabeza Mads Pedersen entre los dos monstruos
La primavera de 2025 se nos ha quedado grabada como una de las más apasionantes por lo que hemos visto en las clásicas de adoquines se refiere.
Un tramo del calendario que ya de por sí es especial, este año ha sido dominado por dos auténticos Terminators del ciclismo moderno: Tadej Pogačar y Mathieu van der Poel, quienes han dejado poco margen para los demás.
Sin embargo, sería injusto centrar el análisis solo en ellos y omitir la figura de Mads Pedersen, el danés del Lidl-Trek, que ha firmado la mejor campaña primaveral de su carrera.
Camino de los 30 años, Pedersen ha dado un salto hacia adelante, confirmando todas aquellas sensaciones que dejó hace ya siete años, cuando sorprendió al mundo subiéndose al podio del Tour de Flandes.
Desde entonces no ha dejado de crecer, pero en 2025 ha alcanzado una solidez y una regularidad fuera de toda duda, siendo protagonista absoluto en prácticamente todas las clásicas de piedras.
Podríamos resumir su primavera con los podios en Flandes y Roubaix como la punta del iceberg, pero su campaña tiene mucho más fondo: ha estado presente en cada cita importante, sólo ha faltado en la Het Nieuwsblad, pero por lo demás se le ha visto hasta A Través de Flandes, donde firmó una gran actuación en la misma jornada en la que Wout van Aert sufrió una dura decepción.
Solo estuvo fuera de juego, como el 99 % del pelotón, en la Cipressa de Sanremo.
Lo realmente destacable es cómo ha competido contra los mejores del mundo.
En Harelbeke, por ejemplo, fue testigo directo del correctivo que Van der Poel aplicó en el Oude Kwaremont.
Una semana después, en el Tour de Flandes, Pedersen le dio la vuelta a la historia y fue él quien terminó en el segundo escalón del podio, por delante del neerlandés.
Ese día demostró que, aunque compite contra auténticos gigantes, no se achica ni da nada por perdido.
Trabaja, pelea y, cuando el esfuerzo se alinea con el destino, como sucedió en Flandes, llega la recompensa.
Quedará siempre la duda de qué hubiera pasado en París-Roubaix si no llega a sufrir ese infortunio mecánico en el peor momento.
¿Habría podido seguir la rueda de Van der Poel y Pogačar? Complicado, pero nunca lo sabremos.
Pero lo que sí está claro es que Mads estaba donde tenía que estar, por méritos propios, siendo el primero en anticipar los movimientos y buscando siempre su sitio por delante.
Cada año repite la misma estrategia: atacar desde lejos, jugar con su potencia y tratar de llegar con ventaja al tramo decisivo.
Pero para hacerlo, hace falta algo más que piernas: hace falta una confianza brutal, sobre todo cuando te enfrentas a leyendas vivas del ciclismo.
Y eso sin olvidar su relación especial con Gante-Wevelgem, donde no solo volvió a ganar, sino que lo hizo dejando su firma: un ataque en solitario, potente, decidido, de esos que hacen historia. Fue su tercer triunfo en esa clásica, y con ello se instala con derecho propio entre los grandes de esta era.
A Mads Pedersen le ha tocado pelear contra dos de los corredores más legendarios que hemos visto en este siglo. Sabe que, en un porcentaje altísimo, va a perder.
Pero nunca se esconde. Sale, da la cara, lo intenta una y otra vez. Y eso, los que amamos este deporte, se lo vamos a agradecer siempre.
En aquellos documentales donde él mismo dice que quiere ganar un monumento antes de retirarse, no sabemos si lo logrará.
Pero de lo que sí podemos estar seguros es de que hará todo lo posible por conseguirlo.
Y, qué demonios, sería hermoso que lo lograra al menos una vez. Aunque ya no sea este año.
Ciclismo
O Gran Camiño quiere ser California
Entre las fechas para O Gran Camiño ganan fuerza las del mes de mayo
Hace poco, Ezequiel Mosquera dio algunos adelantos sobre lo que se viene para la edición 2026 de O Gran Camiño, una carrera ciclista que necesita crecer acorde al esfuerzo que está emprendiendo, esfuerzo que se traduce en una carrera impecable y moderna.
El objetivo principal es que suba de categoría y pase a formar parte de las Pro Series.
Esto no es solo por prestigio: en ese nivel se reparten más puntos y las recompensas para los equipos son mayores.
Por ejemplo, una victoria de etapa pasaría de dar 14 a 20 puntos, y el ganador de la general se llevaría 200 puntos en lugar de 125. Además, no solo puntuarían los 25 mejores, sino los 40 primeros, lo que animaría a más equipos a participar.
También se está hablando de cambiar las fechas.
Aunque se consideraron junio y octubre, ahora suena con más fuerza abril, justo después de la Itzulia y antes de las clásicas de las Ardenas.
Sin embargo, abril ya está bastante cargado con otras pruebas importantes, como la Vuelta a Asturias.
Una alternativa interesante sería mayo, coincidiendo con las antiguas fechas del Tour de California.
Sí, coincidiría con el Giro de Italia, pero eso no parece un gran problema, ya que muchos grandes nombres del pelotón no van al Giro y sí podrían participar en esta prueba.
Solo hay que ver algunos ganadores del Tour de California: Pogačar, Bernal, Alaphilippe, Sagan… nombres de peso.
Otro plan ambicioso para 2026 es incluir una quinta etapa fuera de Galicia, pero siempre ligada al Camino de Santiago.
Esto abre un abanico enorme de opciones: ciudades del Camino Francés como Astorga o Ponferrada, del Camino Portugués como Oporto o Braga, o del Camino del Norte como Gijón y Avilés, por poner algunos ejemplos.
O Gran Camiño sigue creciendo, encontrando su lugar en el calendario y buscando formas de mejorar.
Solo es cuestión de tiempo para que se consolide como una cita importante dentro del ciclismo internacional.
Ciclismo
Una Flecha Valona bajo el «síndrome Skjelmose»
Esta Flecha Valona llega en un escenario inesperado
Olvidada la edición de 2024, gélida y con ganador sorpresa, la Flecha Valona 2025 llega con todo el picante tras la Amstel Gold Race, donde Mattias Skjelmose ya dejó claro que los favoritos no lo van a tener fácil.
Esta clásica de las Ardenas, con su terreno traicionero y el kilómetro más largo en el Mur de Huy, promete ser cualquier cosa menos un paseo.
Aunque Tadej Pogacar sigue siendo el nombre más fuerte, se le ha visto algo más humano en las últimas semanas, tras el desgaste acumulado entre Flandes, Roubaix y Amstel.
Aun así, el esloveno ya sabe lo que es ganar aquí: lo hizo en 2023 con un ataque demoledor a pocos metros de meta, dejando atrás a Skjelmose y a un brillante Mikel Landa.
Remco Evenepoel llega con ganas de revancha y no le sirve pensar que el recorrido no le es el más propicio.
Después de la lesión de diciembre, ha vuelto a un nivel altísimo: ganó la Flecha Brabanzona y fue tercero en la Amstel.
Corre casi en casa y ha dicho claro que quiere ganar en este tríptico.
Todo apunta a un nuevo duelo Pogacar-Remco, pero no son los únicos con opciones.
Skjelmose ya demostró que tiene piernas para grandes cosas.
También hay que contar con corredores que ya han saboreado la victoria en esta carrera, como Julian Alaphilippe, Marc Hirschi, Dylan Teuns o el vigente campeón Stephen Williams, quien no sé si se volverá a ver en una igual al año pasado.
A ellos se suman otros nombres peligrosos como Tom Pidcock, Thibau Nys o Ben O’Connor, que pueden agitar la carrera en cualquier momento.
Recordad que Sven, el padre de Thibaut, marcó esta carrera entre las más asequibles para el vástago.
Entre los españoles, hay buenos mimbres.
Enric Mas viene fuerte tras podios en la Volta y la Itzulia.
Pello Bilbao ha mostrado solidez y Alex Aranburu llega motivado tras su buen papel en la Itzulia y Flecha Brabanzona.
Todos quieren seguir el legado de Alejandro Valverde, el gran dominador histórico de esta prueba con cinco triunfos, cuatro de ellos seguidos.
El recorrido mantiene su esencia: colinas constantes y el final clásico en el Mur de Huy, con rampas de hasta el 17%.
La carrera, como casi siempre, se decidirá allí.
La duda es si Pogacar lo apostará todo a un ataque lejano o esperará al zarpazo final.
Lo único seguro es que habrá espectáculo en una de las carreras más singulares del año, por estar tan condicionada con ese final.
Imagen: A.S.O./Gaëtan Flamme
Ciclismo
Remco Evenepoel puede estar muy orgulloso
Vaya regreso ha protagonizado Remco Evenepoel
Mañana mismo, nuevo episodio de la rivalidad Remco Evenepoel- Tadej Pogacar, en la Flecha Valona, la carrera que, sobre el papel, peor va al belga.
Nada que ver con Amstel o Lieja, ya el domingo, terreno diferente, muy duro, pero donde hay que poner los huevos en diferentes cestas y no sólo en la subida final, a no ser que estos locos lo revienten todo sin esperar a Huy.
En todo caso, Remco Evenepoel puede estar muy contento de su regreso tras una lesión en el hombro.
Ganó la Flecha Brabanzona el viernes y este domingo quedó tercero en la Amstel Gold Race, detrás de Mattias Skjelmose, que ganó, y Tadej Pogačar, que fue segundo.
Remco Evenepoel cree que podría haber ganado si no hubiera sufrido una caída a mitad de carrera.
Tras la carrera lo admitió, le surgieron sentimientos encontrados: por un lado, contento por competir de tú a tú con los mejores del momento tras tanto tiempo parado; por otro, frustrado porque sintió que la victoria estaba al alcance.
Explicó que arrancó el sprint demasiado pronto y con viento en contra, y que, al no ser un sprinter puro, no se atrevió a buscar el mejor sitio para lanzar su ataque.
Aun así, quedó muy cerca: lo vimos, sacaron media bici.
La caída que sufrió ocurrió a unos 100 km de la meta y también afectó a corredores como Wout van Aert y Thibau Nys.
Todos se levantaron rápido y volvieron al pelotón.
Pero Remco tuvo que perseguir durante más de 30 km para volver al grupo, lo que le costó mucha energía.
Además, su compañero Pepijn Reinderink también se cayó, y eso complicó más la situación.
En sus palabras, tuvo que echar mano 100 vatios más de lo normal solo para volver, y eso se paga caro en una carrera así.
En el podio se le vio serio, cariacontecido, y tiene motivos, es un ganador, pero al mismo tiempo, neutralizó al campeón del mundo, escenario que muchos no veíamos de inicio, además lo hizo en su terreno y con la inercia de una primavera increíble.
La acción había empezado con Julian Alaphilippe atacando en el Gulperberg.
Pogačar fue el único que lo siguió y después se lanzó solo en el Kruisberg, a más de 40 km del final.
Luego Skjelmose logró una buena ventaja en el Keutenberg y Evenepoel se le unió, trabajando duro para alcanzar a Pogačar.
Al final, Remco llevó al trío hasta la recta de meta, pero se le adelantaron.
Aun así, tiene que estar contento con el tercer puesto y con confianza de cara a la próxima gran cita: la Lieja-Bastogne-Lieja, que ya ha ganado dos veces.
Según él, no volverá a cometer el mismo error allí.
Imagen: FB Amstel Gold Race
Ciclismo
Pero ¿a quién ha matado Mattias Skjelmose?
Si Mattias Skjelmose se emociona al cruzar la meta, para qué se recuerda que dio positivo a los 15 años
Curiosas un par de reacciones al vídeo que retuiteamos el domingo, ese de la llegada de Mattias Skjelmose y cómo fue a buscar a su auxiliar para preguntarle si creía que había ganado.
La imagen, que sí compartió el equipo en sus redes, rezuma emoción y espontaneidad. Es el final de una gran clásica de 250 kilómetros, ganada nada menos que ante Remco Evenepoel y Tadej Pogačar.
Skjelmose no cabía en sí. Estaba roto por el esfuerzo y desbordado por la euforia, al punto que las lágrimas le brotaban al ritmo de las gotas de sudor.
Fue brutal, precioso, ese momento en el que le confirman que ha ganado.
Y, aun así, siempre hay quien viene a recordarnos que con quince años dio positivo.
Con este vídeo somos soldados eternos de Mattias https://t.co/bKKAQBaoaz
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 20, 2025
Pero… ¿a qué cojones veis ciclismo? Es más, ¿para qué veis este ciclismo?
Un deporte deshumanizado, que saca a la gente de sus casas, los exprime entre tablas de Excel, vatios y rendimiento. Es muy difícil tener la hoja inmaculada. Esto ha alcanzado niveles casi indecentes en todos los aspectos y vértices.
Mirad lo que dice Dumoulin.
Y ojo, no digo que el danés haya sido un santo. Dio positivo. No lo sabía… pero ¿y qué? Pasó el tiempo, cumplió lo que tuviera que cumplir como castigo. Es lo que hay, como pasa con mil cosas en la vida.
Hablar de ellos, traer a Johan Bruyneel o a Manolo Saiz al podcast, no es blanquearlos. Es darles voz y entender el contexto.
Mattias Skjelmose ha dado un paso de gigante en la jerarquía del pelotón. Un salto tan grande que da vértigo. Definitivo.
Hablamos del mismo ciclista que en la París-Niza se dio una hostia de impresión. Un golpe que casi lo parte en dos y del que ha salido adelante… a saber cómo y con qué sacrificios.
El ciclismo no es lineal. Te pone tan al límite que ni imaginamos por lo que esta gente pasa y acepta.
Ese es el peaje. Reconocerlo no significa que nos parezca bien. Pero, en todo caso, no creo que el momento de ese retuit fuera el indicado para recordarlo.
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