Ciclismo antiguo
5 caídas que pusieron el ciclismo en un segundo plano
Las caídas siempre forman parte del juego del ciclismo, pero no por ello nos acostumbramos
Las caídas en ciclismo son rutina, un eslabón de la carrera que siempre hay que contemplar, aunque sean indeseables.
En la historia de este deporte ha sido decisivas muchas veces, pero en ocasiones han sucedido algunas que han dejado la competición al margen por su gravedad y consecuencias,
Vienen unas cuantas a la mente, aquella de Jalabert en el Tour 94 por culpa de un gendarme muy asomado, manda huevos, la mortal de Casartelli, un año después, el atropello de Darrigade a un árbitro de carrera en La Cipale, con funesto resultado para el segundo.
Caídas que yo no he visto, pero de las que he leído, como la del joven Monseré, campeón del mundo, atropellado por un coche o la de Zoetemelk en una Midi Libre por un vehículo mal aparcado
Yo he traído cinco que me parece icónicas del ciclismo que no vimos y un par, muy seguidas en el tiempo, que presenciamos en directo y nos amargaron el día.
Win Van Est, en las profundidades del Aubisque
Así nos contó hace años Gerardo Fuster una de las caídas más icónicas en la historia del ciclismo:
El ciclista holandés se lanzó en el descenso “a tumba abierta”, tal como se suele difundir en los ámbitos de la bicicleta. Imaginaba él que podría recuperar siquiera parte del tiempo perdido y mantener sobre sus espaldas la ilusionada camiseta amarilla. En un tramo de la bajada el holandés, empujado por su alto temperamento, prosiguió en su tentativa imprimiendo a los pedales una fuerza de alto riesgo.
Tanto fue así hasta que llegó el momento crítico, que se situaba aproximadamente a dos kilómetros de pasada la cumbre. Allí fue el punto en que la bicicleta dominó al hombre, acarreando el accidente que afectaría gravemente al belicoso corredor. En una de tantas curvas cerradas que tenía el aludido puerto, el ciclista Van Est, empujado por la celeridad del momento, salió despedido tangencialmente de la carretera para precipitarse en las profundidades y en la espesura de un angosto barranco.
Se había caído a 70 metros de profundidad en un barranco del Aubisque, la imagen del rescate lo dice todo.
Todo cambió para Roger Rivière
Tour de 1960, el siguiente al de Bahamontes, la carrera andaba entre Roger Rivière y Gastone Nencini.
En el descenso del Col du Pejuret, el francés arriesgó y acabó caído.
Recuerdo este extracto sobre aquel fatal día…
Su compañero Rostollan deshizo parte del recorrido para acercarse a su líder, inmóvil, pávido, quieto en una postura imposible. Los médicos tomaron rápido la medida del accidente. El ciclista postrado no reaccionaba, no podía mover las piernas. Tenía una doble fractura de médula. Rivière el ciclista que paró un país, antes incluso que Anquetil empezara su reinado, estaba en jaque. Nunca más volvió a ser ciclista.
El drama de Luis Ocaña
¿Cuántas veces se ha preguntado el aficionado qué habría sucedido con Ocaña de no haberse cegado en el Tour de 1973 contra Merckx?
Con una carrera muy decantada a su favor, con el gran capo derrotado, Luis Ocaña no tuvo suficiente y salió a reventar el Tour en los Pirineos.
Los dos, Merckx y Ocaña, arriesgaron tanto que en la bajada del Col de Mente, bajo el diluvio, se fueron al suelo.
Merckx cayó y Ocaña, también. El primero estaba a siete minutos y necesitaba arriesgar, el otro tenía el Tour ganado con aguantar la compostura, pero también arriesgó. Merckx se levantó y prosiguió. Ocaña también, pero cuando se disponía a montar en su máquina llegó Zoetemelk y lo arrolló, al poco le golpeó Agostinho, y finalmente Guimard. Cuatro golpes. Luis ya no se levantaría.
Ahí se acabó el que debió ser el segundo Tour del gran Ocaña.
Vuelta a Polonia, una de las caídas más increíbles en la historia reciente del ciclismo
Entrando en caídas mucho más recientes, el mundo del ciclismo, y del deporte, pues fue portada en noticiarios que reportaban sobre el Covid, se paró cuando Fabio Jakobsen se estrelló contra las vallas y la base del arco de meta en un sprint contra Dylan Groenewegen.
El riesgo que se tomaba en esas llegadas, la llegada en ligero descenso… todo fue caldo de cultivo para un desenlace que por suerte se completó con el milagro de ver de nuevo a Jakobsen competir y ganar una etapa, incluso en el Tour de Francia.
Lombardía pudo haber sido el epílogo ciclista de Evenepoel
Pocos días después de lo que Jakobsen en Polonia, Remco Evenepoel sufrió otra brutal caída en el Giro de Lombardía.
Favorito destacado, a Remco se le fue la bicicleta en un descenso que acababa en un puente conflictivo en la base de Sormano.
El belga estuvo nueve meses sin volver a competir, pero pudo rehacerse de unas lesiones brutales, demostrando que los campeones no son sólo aquellos que ganan, también lo son las personas capaces de reconstruirse de golpes que te cambian la vida.
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx en el Giro: cinco triunfos y enormes polémicas
La corona de Merckx en el Giro tiene cinco joyas
Eddy Merckx, para muchos el mejor ciclista de la historia y del Giro, por ende, nació en 1945 en Meensel-Kiezegem, Bélgica.
Dicen que desde los ocho años ya andaba en bici y tenía como ídolo a Stan Ockers, una figura del Tour de Francia.
“El Tour lo era todo para mí”, diría años después.
Su verdadero nombre es Edouard Louis Joseph Merckx y fue ciclista profesional entre 1961 y 1978.
Durante esos años se ganó el apodo de “El Caníbal” porque quería ganarlo todo, y casi lo logró: 525 victorias en su carrera, incluyendo cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España.
También ganó tres mundiales, casi todas las clásicas (menos la París-Tours) y batió el récord de la hora.
Un monstruo en vida.
Merckx y e Giro, binomio lleno de aristas
Su relación con el Giro fue especial: lo ganó cinco veces y dejó huella en cada participación.
En Italia lo adoran casi tanto como en Bélgica.
Eso sí, su carrera no estuvo libre de polémicas.
En tres ocasiones dio positivo en controles antidopaje (fencamfamina, norefedrina y pemolina), aunque él siempre defendió su inocencia.
A pesar de eso, su legado sigue siendo enorme.
Se retiró en 1978 y desde entonces ha recibido todos los honores:
Barón en Bélgica, Comandante de la Legión de Honor en Francia, y el trofeo UCI al mejor ciclista del siglo XX.
Hay velódromos, calles, estatuas, libros, cómics y hasta una marca de bicicletas con su nombre.
De vez en cuando, aún aparece como comentarista en carreras o sólo se deja ver para revuelo del personal.
“El Ogro de Tervueren” no solo está en lo más alto de la lista de los mejores ciclistas de todos los tiempos: es una leyenda viva.