Chris Froome
La dignidad de Chris Froome está por encima de todo
Dignidad, lucha y estómago define el Tour de Francia para Chris Froome
Por primera vez Chris Froome no ha sido el plan A.
Por primera vez, el Team Sky, y mira que eso es difícil, se plantaba en el Tour de Francia con dos bazas declaradas.
No quizá de forma explícita por el staff, pero sí por parte de los propios corredores.
Desde inicio de año, Geraint dijo que él, le sabía mal por Chris, pasase lo que pasase, iba a por el Tour.
Las ambiciones del que ya es ganador del Tour 2018, junto al Giro que pesó en las piernas de quien defendía el título del Tour de 2017, fueron la alienación de los astros.
Froome nunca fue el plan A
Nos costó darnos cuenta, hasta la cima del Portet.
Mientras Nairo saboreaba su etapa, comprendimos que Froome no había sido la primera carta de su equipo.
Costó verlo en la carretera, porque Froome, sin estar súper, tampoco había demostrado flaqueza.
Por ese mismo hecho, porque su máscara no se cayó hasta el corazón pirenaico tuvo más mérito aun que Froome no hiciera valer su dorsal uno en el equipo.
Porque el Froome de este año no era el de otras veces, cierto, pero su sola presencia, y la de su equipo ya intimidan.
Si Froome hubiera pulsado el botón rojo, el Tour a temblar.
Ni más ni menos.
Pero pasaron las jornadas, y el temido ataque de Froome no llegó, ni siquiera la falacia de montar un teatrillo que quitara a Geraint de la cabeza.
Eso, en Froome, que padeció el peso del liderazgo negado en tiempos de Wiggins, no nos lo hubiéramos imaginado.
Pero cosas peores hemos visto.
El orgullo de Froome
Sin opciones de victoria, sacado del podio por un Primoz Roglic esplendoroso en el Aubisque, se nos antojaba complicado verle pisar el cajón de París.
Y sin embargo lo va a hacer.
Cuando firmó en la crono su acceso a la tercer plaza, sobre un rival en el papel mejor contra el reloj y crecido, comprendimos que este inglés que ha convivido con lo peor de este deporte, incluso después de doblegar cuatro veces el Tour, es uno de los grandes.
Sí, así de claro y sencillo.
Froome ha tenido los medios, dinero y gente que le han facilitado desmontar su positivo, al punto de revertir la situación.
Su proceso se ha explicado mal, su resolución peor.
Siempre pensamos que no debió tomar parte del Giro que ganó.
Pero chicos, él se agarraba al resquicio legal y a la presunción de inocencia extirpada del ciclismo.
Y le salió bien.
Y en medio de ese ambiente viciado, cargado y tenso se ha sacado un Giro más un podio en el Tour.
¡El mismo año!
Eso no lo cuenta nadie desde hace veinte años.
Froome gustará más o menos. Atraerá más o menos. Pero es un corredorazo, un ciclista de época, de la suya como otros tantos hubo de las suyas respectivas.
Y eso no lo podemos negar, porque sería esquivar la mayor.
Cuando Froome se pone un dorsal es para entregar lo mejor de sí, e incluso aceptar, como ha sido el caso, que el triunfo le corresponde a un compañero.
Froome no le ha regalado el Tour a Thomas, pero ha contribuiído, qué duda cabe.
Y en su haber, en su palmarés de ensueño, se lleva nuestra admiración y respeto, porque la vida no se lo ha puesto nada fácil.
Imagen tomada de FB de Team Sky
INFO
Chris Froome
¿Qué mueve a Chris Froome?
La insistencia sin resultados de Froome le está haciendo daño
¿En quién se mira Chris Froome?
Por edad y trayectoria quizá en Alejandro Valverde que lo dejó, oficialmente, a los 40 y con resultados que recordaban que seguía entre los mejores.
Por cercanía, posiblemente en Mark Cavendish, cuyas idas y venidas han sido constantes pero que, a día de hoy, le sitúan a puertas de un registro histórico en el Tour de Francia, superar al mismo Merckx.
El año pasado, cuando el inglés dejó el Tour, acababa de firmar una segunda plaza tras Philipsen y por delante de tantos y tantos velocistas más jóvenes que él.
Hace unos días leí unas declaraciones del mismo Geraint Thomas admitiendo que no entendía qué hacía Froome aún en el pelotón, no lo entendía, pero conociendo al personaje, sabía que le movía algo potente de su interior.
Eso posiblemente sea que, tras su accidente de hace ya cuatro años y medio, quiera demostrar que puede acercarse al que fue.
Evidentemente no va a estar entre los favoritos del Tour nunca más, pero otros premios cree que son posibles, esa etapa en el Tour de Francia en cuya selección no fue capaz de entrar con Israel en la última edición.
Yo querría verle celebrando una etapa del Tour, como cerca estuvo en aquella que ganó Pidcock en Alpe d´Huez, pero este ciclismo le ha pasado por encima.
Froome no ha recuperado ni el 70% de forma que tenía en 2019, cuando la caída calentando en la crono del Dauphiné.
Su jefe en Israel ya se ha quedado de lo cara que le está saliendo la broma, como si le pudiera pilla de sorpresa que este ciclista nunca más iba a ser lo que fue, y como hemos visto, ni una sombra.
El Froome de Israel es más próximo al del Barloworld que al del Team Sky.
Un ciclista que sería anónimo si no fuera por ese apellido que nos apena ver entre los primeros que se descuelgan cuando la cosa se pone seria.
Entiendo que en su fuero interno quiera demostrar que ha sido capaz de volver a ser alguien, pero a los 38 años, con la vida solventada por delante, me cuesta creer que ese deseo supere todos los obstáculos que se está encontrando.
Chris Froome
Froome sin Tour, la realidad se acabó imponiendo
No creo que la bici sea la culpable de que Froome no esté en el Tour
Me cae bien Chris Froome, siempre me ha caído bien, me ha parecido un tipo correctísimo en el ciclismo de insultos e insinuaciones en el que logró triunfar en cuatro ediciones del Tour de Francia.
Desde la cuenta le hicieron pagador de errores de otros y, aunque en más de una ocasión se arrogó una autoridad moral muy cuestionable, nunca le recuerdo un mal gesto, una palabra más alta que otra ante nadie, fuera rival o compañero.
Leo que en el ocho del Israel para el Tour, Chris Froome está fuera de la lista.
La noticia, que no sorprende a cualquiera que siga este deporte con regularidad, le ha pillado con el pie cambiado al inglés.
No hemos visto la mejor versión de Froome en estas declaraciones.
Dice que estaba listo, que su condición era buena pero que las bicicletas le jugaron una mala pasada en momentos clave para la elección del ocho del Tour.
Me cuesta creer que todo fuera por la bicicleta, marca Focus, donde, si no voy equivocado, él es inversor.
Desde que pisara el podio en 2018, Froome no ha vuelto a estar delante en el Tour, y mejor momento fue meterse en la escapada de Alpe d´Huez el año pasado, quedando como un juvenil al lado de Pidcock en el descenso del Galibier.
Es el único momento, si no me equivoco, que se le cita en los ocho episodios de Netflix.
Israel el año pasado ganó un par de etapas en el Tour, y para el año en marcha ha juntado un buen equipo, lleno de cazadores.
Sin embargo, un Froome a nivel aceptable podría entrar perfectamente en ese ocho.
Otra cosa es que la realidad, tanto tiempo después, se haya acabado imponiendo.
Recuerdo a Oscar Guerrero, técnico del Israel, contando en nuestro podcast, hace dos años y medio, que no descartáramos a Froome en su empeño de volver a disputar el Tour, el que sería su quinto Tour.
Todos quisimos creer en la historia de Froome, pero la realidad, como digo, ha sido terca.
Chris Froome ha sido una sombra de sus mejores años, a tal extremo que nos cuestionamos si le rentaba esa imagen después de ganar tanto y tan grande.
Él, evidentemente, se puede retirar cuando le plazca, y pegar os butrones que le vengan dados, como tanto he leído por ahí, pero las lesiones que se hizo en su día dejaron servido este final.
Chris Froome va a pasar a a historia como el primer corredor que se quedó en cuatro Tours, ojo cuatro, lo que le convierte en leyenda absoluta de este deporte, una realidad tan real como que el Tour dejó de estar en su radar aquella tarde de junio cuando se estrelló en calentamiento de una crono del Dauphiné.
Chris Froome
¿Qué haces corriendo Chris Froome?
Para Froome volver a montar en bici y competir es suficiente motivo para ser feliz
Dice Chris Froome que la gente le pregunta qué hace corriendo aún.
Dice que es cuestión que más veces le hacen, extrañados, al verle tan lejos de los puestos que frecuentaba allá por 2018.
Ojo que Chris Froome no gana desde su soberbia victoria en la etapa reina del Giro de Italia de 2018, a los dos días de aquella gesta ganaría su primer Giro de Italia.
Primero y único, pero suficiente para desmarcar a Chris Froome como el mejor vueltómano en activo del pelotón, ahora más si cabe con la retirada de Vincenzo Nibali.
Muy posiblemente, el inglés quede como el único ciclista de la historia, hasta este momento, en haber ganado cuatro veces el Tour de Francia.
No entrará en el club de los más grandes por una victoria que bien podría haber sido en 2018, pero prefirió irse al Giro y hacer más rico su palmarés.
Froome comenta en esta entrevista que tardó un año en caminar sin cojear tras el hostión que se pegó en aquella previa de la crono del Dauphiné de 2019.
Días curiosos aquellos, tuvo un accidente bestial, pero al mismo tiempo se le proclamó ganador de la Vuelta 2011 por descalificación de Juanjo Cobo, casi ocho años después.
Desde entonces, Froome ha retomado un camino lleno de unos sacrificios brutales para seguir montando en bici y ser «pro» en toda su acepción.
Fue triste verle en la primera etapa de la Vuelta a España de 2020, quedándose de los primeros aquellos días en los que se nos prohibía salir de casa a ver los ciclistas.
Luego en el Tour 2021 se estrenó con el Israel y el año pasado tuvo a bien pillar la escapada buena de Alpe d´Huez, cosa que tenemos bien presente gracias al descenso del Galibier que nos regaló Tom Pidcock poniéndole en el filo.
Entrar en esa escapada es el clavo ardiendo en el que se agarra Froome para, al menos, volver a ganar algo, objetivo ambicioso en este ciclismo en el que nada se regala, pero que me gustaría fuera una realidad porque Chris Froome es uno de los ciclistas más importantes del pelotón, por antigüedad y jerarquía, aunque no ejerza como tal.
Es un tipo normal, sencillo, que sonríe y se para a firmar una camiseta si se le solicita con educación, que está demostrando que con lo más sencillo del mundo se puede ser feliz.
Y para él, montar en bicicleta como lo hacía antes del accidente, aunque en partes más anónimas del pelotón, ya es un objetivo cumplido.
Y no, no le ha pegado el butrón que muchos le atribuyen al Israel, cobra bien, pero no los cinco kilos que se ha dicho, aunque con sólo su presencia, con sólo su sonrisa, esté blanqueando un nombre que sin duda no pasa desapercibido por los tristes motivos que todos sabemos.
Chris Froome
El Tour 2022 le dio la razón a Chris Froome
El Tour 2022 ha devuelto el crédito que Chris Froome buscaba
Chris Froome ha anunciado en la víspera de la etapa de Hautacam que deja el Tour 2022, el Tour que le ha devuelto parte de lo que el ciclismo le debe.
En este tiempo, desde su horrible caída hace más de tres años en un calentamiento de crono para el Dauphiné, nos hemos preguntado de todas las maneras posibles por la vuelta de Froome.
Hemos analizado sus heridas y posibles secuelas, hemos comentado sobre su recuperación, hemos hablado con Oscar Guerrero, en el staff del Israel y la conclusión siempre era la misma: es muy improbable que consiga ser quien fue.
Pero una cosa es lo que nosotros, aficionados, pensemos y otra lo que Froome perseguía con esta empresa.
No es la primera vez que digo, con respeto, eso siempre, que este tío es un profesional, que no entendía qué diantres hacía Froome sobre una bicicleta, por medio mundo con una jubilación perfectamente ganada.
Hasta hace bien poco, cada carrera en la que Froome concurría era un poema, un ciclista con un nombre monstruoso quedándose a las primeras cambio, cuando la carretera se complicaba.
Él, sin embargo, ha seguido haciendo, disfrutando del regalo que le implica seguir compitiendo.
Incluso diciendo que sí, que seguro que volvería a ser el de otras veces, cosa que creo ni él mismo nunca se creyó.
Pero hay matices, existen grises, entre ser el que era y el que salió de aquella desastrosa caída hay muchas versiones que queríamos ver y la del Tour 2022 ha sido interesante, bonita, incluso diría que le ha dado la razón, en parte, a Chris Froome.
Ha estado presente en la carrera, se ha dejado ver en días puntuales y de hecho formó parte de la escapada buena de Alpe d´Huez, una cima que, si miramos la historia, nunca se la ha dado muy bien, pues en ella ha vivido malos momentos vestido de amarillo.
Froome ha sido el alma de su equipo cuando peor lo tenían
En una puja sin cuartel por mantenerse en el World Tour, Israel ha puesto leña con dos victorias etapa y una actuación colectiva muy interesante, con gran presencia en gran parte de los días.
Una actuación coral en la que Froome ha brillado y contribuido como uno más entre nombres consolidados y veteranos.
Una vuelta a los orígenes que dibuja el perfil de este ciclista, un grande de su tiempo y de siempre, que seguramente se quede en la historia como el único, ahora mismo, con cuatro Tour de Francia, a caballo de nombres como Lemond, Bobet, Hinault, Anquetil e Indurain, entre otros.
Esa es la dimensión de Chris Froome, y sólo con lograr lo que ha logrado en el Tour 2022, partiendo desde cero, merece toda nuestra admiración.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
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