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Ciclismo antiguo

La historia que no escribió Ottavio Bottecchia

Publicado

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DT – 2022 post

En la figura de Ottavio Bottecchia residen todas las grandezas y miserias del primer ciclismo

Nunca está de más que hagamos mención esta vez del italiano Ottavio Bottecchia, aquel ciclista de más allá de los Alpes que se adjudicó con autoridad el Tour de Francia del año 1924, y repitió la misma gesta al año siguiente, dos hechos de importancia que marcan la categoría de esta atleta del pedal de otros tiempos. El segundo triunfo conseguido en la ronda gala lo alcanzó cuando llevaba cumplidos ya los treinta años. Con anterioridad había estado al servicio del acreditado ciclista francés Henri Pélissier, al que ayudó eficazmente en la victoria de éste precisamente en el año 1923. Bottecchia se clasificaría en segundo lugar, lo cual dio a entender al gran público que se trataba de un ciclista con sólidas posibilidades de éxito. No es nuestro deseo aquí el comentar o hacer eco de lo que fue al detalle su cotizada trayectoria deportiva y sus victorias, que no fueron pocas. Tan sólo deseamos hacer mención a ciertos hechos concernientes a su personalidad, un tanto sugestiva y a la vez un tanto diferente.

Era apropiado aplicar a Bottecchia aquella máxima que nos dice “que nadie es profeta en su tierra. Aunque labró un aceptable historial en el país que le vio nacer, fue alejado de sus fronteras en dónde alcanzó una ostentosa fama como ciclista. En sus duros comienzos, se vio obligado a ganarse la vida como deshollinador y más tarde como albañil, cosa que le resultó más rentable para paliar o aminorar sus necesidades económicas.

Era un corredor completo, escalador y rodador al mismo tiempo. Tenía una faz angulosa que parecía transparentar cierta angustia que escondía en su fuero interno. En el fondo era un ciclista de apariencia misteriosa y un tanto inexpresivo en sus actitudes.

Ottavio Botteccchia, entre la gloria y el misterio

Una muerte terriblemente misteriosa

A la edad de 33 años, concretamente en 1927, se encontró su cuerpo sin vida al borde de una carretera regional ubicada en la provincia italiana de Udine, no lejana a su domicilio. A alguna distancia, se localizó la bicicleta con la que había salido a entrenar. Toda una oscura historia sin síntomas aclaratorios. Nunca se supo, ni se sabrá, si su muerte fue debida a un motivo personal, o bien por identificarse, políticamente hablando, contrario al régimen implantado en aquella época en tierras italianas por el estadista y dictador Benito Mussolini.

Bottecchia, por ejemplo, fue el primer corredor transalpino en vestir la inconfundible camiseta amarilla en el Tour, prenda que ostentó en el curso de seis jornadas, mientras estuvo bajo la tutela y el mando de Henri Pelissier (1923). Lo consiguió antes de que lo lograran aquellos dos inolvidables campeones del pedal apelados Fausto Coppi y Gino Bartali, un dúo inolvidable en la historia del ciclismo mundial. Bottecchia se crió bajo el lema de la necesidad junto a sus otros ocho hermanos. Era natural de un pueblo diminuto y perdido de entre montañas denominado San Martino de Colle Umberto, localizado en la zona del norte de Italia.

En el primer Tour que ganó (1924), vistió la casaca de amarillo desde el primer y al último día. Digno a consignar su triunfo destacado en la 6ª etapa con final en Luchon, con un poco más de un cuarto de hora de ventaja sobre su más inmediato perseguidor, tras cruzar la cadena pirenaica integrada por los puertos del Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde, una verdadera pesadilla para los ciclistas. Fueron, además, 324 kilómetros.

¿Qué cantaba Bottecchia mientras pedaleaba?

Para situarnos en el presente relato hemos de hacer alusión al Tour de Francia del año 1924, que marcó un hito importante en su vida como ciclista. Es un tanto gráfico el relato descriptivo que escribió la pluma del famoso periodista Albert Londres, que quiso exponer en un rotativo francés a propósito de la etapa que finalizó en Luchon.

Escribía: “A pesar de todo lo que sucedía en aquella jornada dantesca, se salvaba de la quema un hombre, el de siempre, al que llamábamos Ottavio Bottecchia, vistiendo su camiseta amarilla que bien lucía. Llevaba tal ventaja sobre los demás participantes que nadie detectaba en dónde se encontraba. Le perseguimos sentados en nuestro automóvil durante una hora, a una velocidad de cincuenta y cinco kilómetros a la hora. Al pasar, acomodado en el vehículo que me llevaba, de vez en cuando apuntaba mi vista al fondo incluso de los barrancos tormentosos que lindábamos. Pero tampoco lo veía (!). Fue más adelante cuando al fin divisé algo que avanzaba: se trataba de la nariz un tanto afilada, muy afilada, que se abría paso cortando el aire. Era Bottecchia, el que seguía inmediatamente a su nariz. Por fin eché el guante al portentoso corredor. Pedaleaba sin sacudidas, regular como el balanceo de un péndulo. Era el único que parecía no hacer un esfuerzo superior a sus fuerzas. Había sacado aquel día dieciséis minutos al segundo, pero esta vez no cantaba su canción predilecta”.

Se ha escrito también que Bottecchia tenía la costumbre de cantar cuando en el pelotón multicolor reinaba la calma. Cantaba en italiano una canción que traducida decía más o menos así: “He visto los ojos más bellos del mundo, pero tan bellos como los tuyos no los he visto nunca todavía”. No sabemos hasta qué punto había que creer en las canciones taranteadas por el bravo ciclista italiano en plena carretera. Solía llevar unas sendas gafas para protegerse de los ardientes rayos de sol que incidían sobre su faz atormentada por el esfuerzo, con un grosor de polvo sobre los dos cristales que protegían sus ojos. No imaginamos que Bottecchia, con aquellos lentes oscuros, pudiera distinguir y admirar, así llanamente, aquellos ojos de las mujeres de la dulce Francia apostadas al borde de la ruta.

Tour de Francia - Ottavio Bottecchia JoanSeguidor

Pinterest

De gregario en el Tour a figura legendaria

Había nacido de una familia muy modesta. La necesidad, y aún sin descubrir en él su alta capacidad física, le llevó al territorio francés para tratar de mejorar su posición económica y social como así fue. Con motivo de la Primera Guerra Mundial ingresó en el ejército alcanzando en muy poco tiempo una meritoria distinción honorífica por la prestación de buenos servicios. Fue condecorado con una medalla de bronce que pudo lucir con cierto orgullo ante sus amistades. A partir de entonces se sintió identificado por el deporte de la bicicleta al formar parte de un escuadrón militar amparado por las dos ruedas. Cabe recalcar que Bottecchia aprendió a pedalear cuando contaba con la edad avanzada de veinte años, un factor realmente chocante.

En el año 1922, al conseguir ciertos éxitos en el mundo de las dos ruedas, fue contratado por el equipo francés Automoto-Hutchinson, que tenía un prestigio muy asentado por obra e impulso de Henri Pelissier, un ciclista de genio y muy popular en su país. Se identificó a Bottecchia como un buen elemento y con cualidades suficientes para colaborar en el equipo galo.

Gran canaria 400×400
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Pero el corredor italiano a la larga demostró que no valía para ayudar a los demás. Prefería pedalear por su cuenta y riesgo, cosa que le valió tener ciertas enemistades. Tenía el rostro terriblemente curtido por los rigores de la naturaleza. Llamaban la atención sus marcados pliegues que se dibujaban profundamente en su frente. Al ser tan hondas aquellas cicatrices delataban en la imaginación de muchos ciertos vestigios remanentes ante cualquier pelea callejera o a consecuencia de la misma guerra. Su rostro sufriente traducía en cierta manera las embestidas de la vida. Su naturaleza le marcó este rictus en una faz que denotaba estar afligida por los hechos.

La simple visión de cualquier rostro de cualquier persona nos delata más de lo que nos creemos acerca de su vida y de sus circunstancias. El rostro, dicen los expertos en la materia, es el espejo del alma.

Por Gerardo Fuster

Imagen tomada de www.marcatrevigiana.it

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Ciclismo antiguo

Cipollini en 5 esenciales

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DT – 2022 post

¿Qué figura ha trascendido más que Mario Cipollini? casi ninguna

Rudy projet – 2023 – EOS Helmet

Hablábamos el otro día de Francesco Moser, figura eterna, y entre sus gregarios figuró un tal Cesare, de apellido Cipollini, hermano de Mario, el protagonista de esta pequeña historia.

¿Quién no recuerda a Mario Cipollini? es más ¿qué aficionado ciclista no ha escuchado cachondeo con su apellido?

Eso es y eso fue Mario Cipollini, un ciclista que trascendió con mucho el ciclismo y su época, pues aún hoy, en cualquier machar histórica que reúna varias leyendas, ninguna atrae lo que el velocista nacido en Lucca.

Hemos realizado el difícil ejercicio de sacarle cinco puntos para describir al que llamaban el «rey león».

Shimano Sep 2022 – Post

Amor por el Giro

Ciclista de números, auténtico goleador sobre la bicicleta, en especial en el Giro de Italia, donde resultó inaccesible durante muchos años, con 42 triunfos.

Era sin duda su coto, siendo además la única grande que finalizó, hasta en seis ocasiones, vistiendo a veces la maglia ciclamino hasta el final.

Anotador nato

Con más de 160 victorias, es uno de los corredores más prolífico, no sé si el más, que he tenido la suerte de ver.

Su forma de sumar en las volatas era brutal.

Rara era la vez que concurría en una vuelta por etapas y no acababa con dos o más etapas.

La Gante-Wevelgem, su clásica

A diferencia de la actualidad, la clásica de los campos de Flandes que limitan con Francia ha sido su mejor territorio clásico.

Ganador tres veces de esta carrera, destaca que entre la segunda y tercera victoria pasaron casi diez años.

Su último éxito fue en 2002, año mágico, pues venía de ser el mejor en la Milán-San Remo, logró salir vivo del Poggio, y acabaría siendo campeón mundial en el vilipendiado circuito de Zolder.

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En el filo de la polémica

Carácter fuerte, fue foco de atención de cámaras y ojos en las carreras.

Sin embargo un par de hechos han perturbado su reputación: dio positivo por EPO en 2004 y años después su nombre aparecería en aquellos famosos papeles donde figuraban ciclistas que se habían dopado durante el Tour 98.

Además pende sobre él un fallo en contra por violencia doméstica.

¿Una victoria? El mundial

Zolder 2002 fue uno de los circuitos más criticados de la historia de los mundiales, una suerte de encefalograma plano en el que buscar la sorpresa fue una quimera.

Entre los que lo intentaron, curiosamente, estuvo Igor Astarloa, y digo curiosamente por que un año después sí que sería campeón del mundo.

En el sprint final, Italia recuperaba el cetro de su carrera fetiche con su mejor baza: Mario Cipollini lograba batir a Mc Ewen y Zabel tras 256 kilómetros corridos a más de 46 por hora.

Imagen: Cycle

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Ciclismo antiguo

La primera crono que gana Indurain

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DT – 2022 post

Ya han pasado casi 40 años del estreno de Indurain ganando una crono

Rudy projet – 2023 – EOS Helmet

Ilustro el post de la primera crono que entra en el palmarés de Miguel Indurain con una foto de los Juegos Olímpicos de los Ángeles, aquel mismo año 1984, semanas antes de la carrera que nos ocupa, el Tour del Porvenir.

Nos situábamos en septiembre de aquel año, otoño ciclista y prueba de fuego para los más jóvenes, aquello era el preludio del Tour de la CEE, que con el tiempo se ha convertido en el Tour del Avenir.

Indurain ganaría esa carrera dos años después, pero la aproximación a la misma la haría poco a poco y, como no, empezando por una crono, aunque haciendo justicia al desarrollo de la carrera aquel mocetón de veinte años ya había mostrado maneras en etapas anteriores.

Shimano Sep 2022 – Post

La cosa fue que entre Loudes y Tarbes no hubo milagro y sí la constatación del chaval ese que rodaba como los ángeles.

Indurain afrontaría la crono a bloque desde el inicio, para nada asustando por los 30,5 kilómetros iniciados por un primer repecho.

En meta, diferencias humanas pero premonitorias.

El que más cerca acabó el talentoso Jeff Bernard, ya en La Vie Claire, a unos veinte segundos.

El ciclismo les situaría en el mismo equipo y en el mismo lugar siete años después con el navarro de amarillo.

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En aquella clasificación de jovenzuelos había algún nombre conocido.

Charly Mottet, ganador de aquella carrera, y Piotr Ugrumov fueron los más destacados.

Ambos ya conocían a Indurain y cómo se las gastaba en su terreno, la crono, rompiendo con ese perfil de agonista español, bueno en la montaña y nulo en la lucha contra el cronómetro.

La presentación en sociedad del navarro fue eso, rompedora, con las crónicas mostrando sorpresa por ver a un ciclista de este lado de los Pirineos ganando toda una contrarreloj.

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Ciclismo antiguo

Francesco Moser en 5 esenciales

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DT – 2022 post

Francesco Moser lo hizo casi todo bien

Rudy projet – 2023 – EOS Helmet

No sé si fruto de la casualidad, si de forma inconsciente, Francesco Moser sigue a Fabian Cancellara en esta galería de grandes de siempre que rueda estos días por este mal anillado cuaderno.

Francesco Moser, no lo vi en directo, pero su áurea seguía intacta en los años que empecé a ver ciclismo, a disfrutar de este deporte.

Un ciclista que, leyendo y releyendo, fue muchas cosas al mismo tiempo, un adelantado, un portento y también un poco tramposo.

Pero vayamos al grano…

Shimano Sep 2022 – Post

La hora más rentable

Cuando Francesco Moser batió el récord de la hora de Eddy Merckx en México no tuvo suficiente.

Lo había dejado en 50 kilómetros altos, pero a los cuatro días quiso más, y firmó más de 51.

La tecnología como aliado

En esa tentativa, Moser torció la historia de este deporte y su propia evolución.

Se coronó con esos registros sobre una bicicleta histórica por sus geometrías y prestaciones rodando en un velódromo especialmente tratado para la ocasión, marcando el camino de los que habrían de venir después, el escocés Obree, Boardman, Indurain y Rominger.

Polivalencia

Su palmarés es rico como pocos, pues ahí entran mundiales de ruta y pista -imaginaros qué tipo de persecucionista podía ser-, un gran vuelta, varios monumentos y muchos triunfos por doquier.

Si el récord de la hora forma parte indisoluble de su recuerdo, no menos lo es ese Giro de 1984 que le gana a Laurent Fignon con toda la «ayuda» del mundo, como si la Italia de Bertoglio, Battaglin y Saronni necesitara también coronar al trentino.

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Un «bruto» rodador

Su enemistad con Roger De Valeminck fue mítica en Roubaix, eran dos ciclistas maestros en lo suyo, Moser ganó hasta tres ediciones del tirón -algo inédito desde la Segunda Guerra Mundial- para cabreo del gitano.

Si De Vlaeminck era más sutil sobre el adoquín, el amigo italiano directamente los abordaba por la mitad para volar hacia el velódromo, sin rodeos ni abalorios, directamente chocando contra ellos.

¿Una victoria? Roubaix, año 1978

En la Roubaix del 78, Moser, arco iris a la espalda, arco iris que ganó en Venezuela, se presentó ante “Monsieur Roubaix” como alternativa ganadora a la mejor carrera del año.

El italiano, listo como el hambre, jugó sus bazas sin esperar instrucciones del gran jefe.

Realizó dos ataques, primero a 23 de meta y luego a 18 para romper la resistencia de Maertens y Raas, mientras el influjo de De Vlaeminck se hacía notar.

Moser llegó solo al velódromo y De Vlaeminck echaba fuego.

Este tipo es un desagradecido” dijo el belga.

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Ciclismo antiguo

Laurent Jalabert, 55 años y sensaciones infinitas

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DT – 2022 post

El 1995 de Laurent Jalabert es una de las campañas más brutales jamás vista

DMT – KRSL pogi’s edition

He recuperado una conversación antigua con Laurent Jalabert el día de su cumpleaños, 55 primaveras de uno de los ciclistas más queridos y admirados que he tenido la suerte de disfrutar.

Fue una charla alrededor de una de las mejores temporadas que sin duda hemos presenciado a título individual pues si le pides un titular a Jalabert sobre el año 1995 queda claro: «Lo quería ganar todo».

Vamos por eso al meollo de nuestra conversación, consideramos que la temporada 1995 de Laurent Jalabert ha sido la mejor firmada por un ciclista en los últimos 30 años…

«Suena fuerte eso»

Si miramos desde entonces quizá se te aproximó Philippe Gilbert en 2011 y Alejandro Valverde alguna campaña, por ejemplo la de 2008, pero poco más.

Tú afrontas ese año muy condicionado por dos hechos de la campaña anterior…

¿Cómo influyó a Laurent Jalabert aquella victoria en los Lagos de Covadonga?

«A ver, yo iba escapado con muchos minutos y sin gran presión. Sin embargo esos días rebosaba confianza. Los kilómetros iban pasando y la gente se iba quedando hasta que aguantamos Roberto Torres y yo. Me atacó muchas veces, pero aguanté y gané arriba. En ese momento fue como jugar a la lotería, pero me indicó que podía hacer otras cosas»

Hasta la fecha estabas etiquetado como gran sprinter…

«Sí, pero ese triunfo cambió mi forma de ver las cosas»

Y luego la caída en la primera etapa del Tour

«Fue brutal, tras esa caída el ciclismo pasó a un segundo plano, sólo me interesaba volver a ser persona. Tenía 24 años y pasé por momentos muy difíciles. No fue fácil volver a ilusionarme, a ser ciclista, a perder el miedo a esas circunstancias, de hecho empecé a pensar en competir de otra manera, a no meterme en esas llegadas tan masivas y peligrosas, a buscar el éxito en sprints de grupos más pequeños. Hasta la fecha había disfrutado de la vida fácil de sprinter, que está todo el día a rueda y la presión aparece sólo al final, cuando hay que disputar»

Rudy projet – 2023 – EOS Helmet

¿Qué cambio experimentas?

«Paso a ser más agresivo y completo»

Primera vuelta de tu carrera deportiva, toda una París-Niza

«Fue una victoria clave. Se fraguó en una escapada larga con Vladislav Bobrik. Recuerdo que pinchó a 40 de meta y conseguí mentalizarme para llegar solo hasta el final«

Un punto de inflexión

«A partir de ese día me vi capaz de cualquier cosa»

Temporada 1995, tras la caída del Tour y su recuperación, tras el pelotazo de los Lagos ¿qué objetivo tenía Laurent Jalabert de inicio?

«Tenía la voluntad de demostrar que quería ser ciclista, tanto a mí mismo como al resto. No tenía tiempo que perder»

¿Qué papel juega Manolo Saiz?

«Es clave, incluso siendo ciclista él me insistía que valía para otras muchas cosas. Recuerdo que siendo aún ciclista de Toshiba, se me acercó un día y me dijo que esas piernas veía una Vuelta a España«

Premonitorio

«Ya ves, creía más en mí que yo. En las primeras carreras, la ONCE trabajaba para mí y perdía su rueda, o quedaba en otra parte del grupo, Manolo me convenció que si trabajaban así era por que creían en mí, pero yo esquivaba la responsabilidad»

Shimano Sep 2022 – Post

¿Qué papel juega la cabeza en todo esto?

«Es la clave. A veces el punto entre la derrota y la victoria reside en la cabeza. Recuerdo etapas en las que me llevaban al límite, pero sacaba un resquicio para acelerar y demostrarme que el otro iba peor que yo»

Siempre he pensado que la cabeza fue la gran baza de Laurent Jalabert
«Tuve momentos de todo, momentos en los que volaba y otros más complicados»

Tras París-Niza, apuntas a la Milán-San Remo…

«Iba con toda idea, siempre pensé que San Remo era mi clásica. Durante años, tras el final de la París-Niza me quedaba por la zona, preparando e inspeccionando el final, cuando entonces era más raro que se hiciera, planificando cada paso. Ese día Maurizio Fondriest me sacó los ojos en el Poggio, atacó justo veinte metros antes que yo lo tuviera planificado. Cuando arrancó, me pilló justo a su rueda»

¿Cómo son esos metros de Poggio y el descenso a San Remo?

«Fondriest iba nerviosísimo, mirando para atrás todo el rato. En el descenso me sentía confiado a su rueda y acabé ganando al sprint»

¿Por qué nunca te gustaron los adoquines?

«Los descubrí ya en Toshiba, siendo muy joven y fue duro, luego llego a la ONCE, un equipo en el que no había nada de cultura en esas carreras. Íbamos como obligación. Competí un año en Flandes y acabé reventado, nunca sabes dónde estás, qué te queda, es mareante y esa incertidumbre te quita fuerzas que luego necesitas»

La Flecha Valona es otra cosa…

«Era una carrera que me iba como un guante, ese final en Huy era perfecto. Llegué a la base escapado con Berzin y Fondriest»

¿Qué sucedió en aquella Lieja?

«Pequé de exceso de confianza, fui un poco prepotente. El equipo controló y controló pero a 100 kilómetros de meta estaba reventado, así que decidí jugármela yo solo. Cogí a los escapados y a ochenta de meta decidí atacar. Acabé muerto y los rivales no eran unos cualquiera, desde Armstrong, a Bugno y Bartoli hasta Gianetti que acabó ganando»

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Descanso y Volta a Catalunya, otra más a la saca

«Melcior resultó clave para llevarme la carrera. Corríamos en su casa, lo conocía todo al dedillo»

Y llega el Tour

«Curiosamente nunca se me había dado bien del todo. En 1992 conseguí el maillot verde pero siempre tenía la sensación era una carrera en la que fallaba, por lo que fuera, además estaba la caída del año anterior»

¿Para un francés el Tour no es sencillo?

«Hay una presión enorme de la prensa, no te lo puedes imaginar, y luego estaba mi confianza, que no siempre era la mejor»

Pero ese Tour del 95 salió tremendo

«Quería una etapa y el verde esos eran los objetivos»

¿Qué te pasó en la etapa de Lieja?

«Iba mal colocado. Estábamos en la una recta e Indurain hizo lo que nunca había hecho, atacar. Él no necesitaba eso, tenía un poder en las cronos que le permitía no atacar, pero aquel día lo hizo y me pilló atrás. Cuando pasé al frente del grupo ya se había ido por delante con Johan (Bruyneel)«

Sin embargo esos días volabas

«En ese Tour tenía unas piernas capaces de cualquier cosa, esa es la verdad»

Mende, dia D ¿qué te parece que llamen al lugar Montée Laurent Jalabert?

«Si te soy sincero me da bastante igual, quizá hubiera tenido sentido llamarle así al año siguiente pero…»

Tras el Tour, la Vuelta, menuda Vuelta…

«íbamos con una idea, que la ONCE ganara la Vuelta, daba igual con quién»

Dos etapas queremos comentar de una edición mil veces revisada, primero Ávila

«No fue planificado. En cierto momento dijimos a tope y nos salió bien. Fui escapado con Roberto Pistore hasta que me quedé solo, mientras el equipo vigilaba por detrás a Abraham Olano, el principal rival»

Y Sierra Nevada…

«Entonces ya llevaba varias etapas ganadas. La táctica era, llevar el grupo junto y si en los últimos mil metros me veía bien intentar sacar unos segundillos más para la general. Bert Dietz -escapado aquel día- nos llevaba tres minutos a dos de meta. Cuando arranqué al final, estaba convencido que no lo pillaba, pero…»

Lo pillaste ¿qué te hizo dejarle ganar la etapa?

«Cuando paso al coche del Telekom vi tal cara de decepción en el conductor que decidí ponerme tras él y animarle a sprintar, quedaban nada, cien metros»

Olano casi os pilla por detrás

«Sí fue de muy poco. La verdad es que no tuve tiempo de pensarlo, me salió así en ese momento»

¿Por qué no fuiste al Mundial de Colombia?

«Acabé la Vuelta fundido, nunca había mantenido ese nivel de estrés durante tres semanas. Además llevaba un dolor de rodilla desde la etapa de la Vuelta en Luz Ardiden que me había dejado muy tocado, llegué incluso a temer por perder la carrera»

¿Viste aquel Mundial?

«Sí, estaba de vacaciones y lo vi. En esos momentos llegué a la conclusión que mi sitio estaba ahí, en Colombia, compitiendo. Fue un error no haber ido, sin duda habría tenido mis opciones»

Han pasado ya 25 años de todo aquello…

«No soy mucho de mirar al pasado, más en días como hoy, que pienso en el futuro por delante de cualquier cosa. Cuando pienso en aquel año me vienen grandes recuerdos, fue una parte de muy emocionante de mi vida»

Ese año nadie lo ha conseguido igualar desde entonces

«Es que lo piensas y es muy difícil repetirlo. A mí me vinieron grandes temporadas tras aquella, pero ninguna a ese nivel»

Un titular para ese 1995 de Laurent Jalabert

«Lo quería ganar todo»

De las 139 victorias que firmó, 22 fueron en 1995.

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