Ciclistas
Niki Terpstra, Carlos Barbero y los nervios de carrera
Published
3 años agoon
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Iban Vega
Otra vez Niki Terpstra y Carlos Barbero sacaron el carácter a pasear

En el pelotón Niki Tersptra no tiene las mejores de las famas.
Aquello que fue una anécdota en su día, cuando ironizó sobre la vestimenta de algunos rivales, no fue más que el ejemplo de como se las gasta este holandés.
En la París-Tours de la discordia, Niki Terpstra fue uno de los protagonistas…
«Quería ganar la carrera en consonancia con el equipo que me ha formado durante estos últimos ocho años. Trabajé bien con Kragh Andersen, pero Cosnefroy nos confundió rehusando hacer su parte del trabajo»
Lo cierto es que en la última carrera de Niki Terpstra en las hordas de Lefevere vimos una vez más el demonio que este talentoso neerlandés lleva dentro.

Terpstra habla displicente de Cosnefroy, que no entró al trapo, que no relevó.
Nada dice de Naesen, compañero de Cosnefroy, que venía por detrás, y de que el francés era inferior en un hipotético sprint, y que por ende debía guardar.
Terpstra sacó la mano a pasear en algún momento, reclamando una ayuda que no tuvo.
Cruzando la meta de la avenida de Grammont, el del Quick Step mató con la mirada a su rival francés.
Mientras en Italia, en la región de Bolonia, Bauke Mollema ganaba en el Gran Premio Beghelli, que el año pasado se llevara Luisle Sánchez.
Si no habéis visto el desenlace, es recomendable.
Es la historia de una escapada de un nivel que intimida que va a ser cazada, que va a ser neutralizada, pero que, oh sorpresa, llega a meta.
Como no podía ser de otra manera, de un desenlace agónico tiene que salir un ganador agónico.
Y Bauke Mollema, que cierra un año alejado de sus previsiones, está en ese nivel.
El final es precioso.
Como Niki Tersptra en Tours, Carlos Barbero también exhibió cabreo
Manos en alto, reproches al frente de los cortes, nadie quería colaborar con él.
Normal, era el más veloz. Incluso acabaría segundo.

Tanto Terpstra como Barbero demostraron carácter.
Ambos acabaron segundos.
¿Casualidad?
Puede haber un poco de eso, pero también de sacar a pasear el mal genio con excesiva facilidad.
Obviamente por las venas del ciclista corre sangre, pero montarla de esa manera, te marca.
Y a los resultados nos remitimos.
A veces más vale guante de seda y golpe de hierro que armarla a vista de todos.
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El manejo por detrás, el motivar las escapadas, el ponerse en el lugar de otros… esas cosas que parecen sencillas, no son tanto a 60 kilómetros por hora.
Sin embargo, en esa sangre fría reside muchas veces la clave del éxito.
Imagen: © Vincent Kalut / Photonews.be