Ciclismo antiguo
Mundial de Colombia, cuando lo único quieres es que Indurain gane
A vueltas con el desenlace de ese mundial entre Indurain y Olano
Rescatando la memoria que Saúl y Miguel nos trajeron del Mundial de Colombia que ganó Abraham Olano, nos dejó secos la afirmación del segundo sobre que el prefería un triunfo de Indurain a que España rompiese el maleficio de los mundiales.
Aquí Miguel González nos explica sus razones, y eso que no estamos nada de acuerdo…
La victoria de Abraham Olano en el Mundial de Duitama en 1995 es uno de los mayores logros en la historia del ciclismo español.
El arcoíris conquistado por el corredor de Anoeta dio carpetazo a una maldición que estuvo persiguiendo a nuestra selección durante casi siete decenios en los campeonatos del mundo, se cerró así una de las grandes lagunas de nuestro ciclismo: la consecución de la prueba más importante de un día.
Esta gesta, lejos de desencadenar una euforia generalizada, acarreó uno de los debates más polémicos que se recuerdan con su consecuente división de opiniones en la que no hubo lugar a escala de grises: “indurainistas” frente a “olanistas”.
El ciclismo, si bien premia principalmente de forma individual, es un deporte de equipo; el objetivo de una escuadra comercial o de una selección nacional es que uno de sus integrantes cruce la meta antes que el resto de rivales.
Por mor de esta premisa se deben seguir unas directrices y la que se puede denominar “el ABC del ciclismo” afirma que en caso de superioridad numérica el débil ha de anticiparse y el fuerte ha de aguardar y proteger a su compañero.
En este sentido el movimiento de Abraham Olano se puede considerar de manual; ahora bien, esa regla de oro debe ser contextualizada y en ningún caso podemos reducir a los corredores a meros robots.
Si se considerara que los ciclistas son autómatas nunca se producirían indignaciones por considerar un robo la victoria de un compañero que trabajó menos: si total… todo queda en casa: «Saludos Berzin».
El campeonato disputado en tierras colombianas presentó cuantiosas novedades.
Por primera vez vino inmediatamente precedido de la Vuelta a España, se diseñó con un perfil de extrema dureza y sobre todo tuvo como favorito de salida a un integrante del combinado hispano: Miguel Indurain.
El ciclista navarro una vez conocedor del recorrido, equivalente a una etapa de alta montaña en la ronda gala, mimó su puesta a punto como nunca hiciese anteriormente con toda prueba que no fuese una gran vuelta.
Como un monje de clausura estuvo recluido en Colorado durante todo un mes para así llegar en la mejor condición posible a la disputa de dicho Mundial
Por entonces el corredor navarro no sólo era el mejor ciclista español del momento, era a su vez nuestro mejor deportista y no de aquellos años sino de todos los tiempos.
Si a esto le sumamos que por su edad —treinta y un años— el gran aficionado era conocedor de que estaba posiblemente ante su última oportunidad de enfundarse el maillot arcobaleno, el reto adquirió tintes de necesidad vital: ahora o nunca
La prueba de fondo en carretera por tanto iba a ser el broche de oro a una trayectoria profesional sin parangón en nuestro deporte.
Los seguidores fieles a Miguel iban a anteponer su victoria a cualquier situación en la que se pudiese dar la de cualquier otro miembro de nuestro combinado.
En el ciclismo —y en el deporte profesional en general— los equipos son esclavos de los resultados; al ser el oro y la plata logrados un balance casi inmejorable (fue el noveno doblete histórico y únicamente en la primera edición se produjo un triplete), con el resultado en la mano, parece absurdo discutir si la táctica fue o no idónea.
Pero el debate ha de ser contextualizado a que en el plan inicial Miguel era la única baza —en caso contrario jamás hubiera acometido la preparación de Colorado— y a que Abraham disputó la carrera pensando casi exclusivamente en sus intereses.
Por tanto, en esta carrera una nutrida legión de seguidores de Miguel —entre los que me encuentro— no tuvieron ojos para otro corredor de la selección español que no fuese Indurain: no querían que ganase España, querían que ganase su ídolo.
Ciclismo antiguo
Ulrrich en 5 esenciales
Pocas fuerzas de la naturaleza he visto equiparables a Jan Ullrich
Cuando Jan Ullrich subió el Angliru, el primero de la historia, lo hizo hace casi un cuarto de siglo al lado del líder Abraham Olano, cuando el maillot era dorado.
Recuerdo aquel día, hicieron más ruido el puerto y sus desniveles que los propios nombres de la jornada, y eso que hubo quien se coronó para la eternidad, como el Chaba Jiménez, ganador entre la niebla y el tétrico final que debió protagonizar Pavel Tonkov.
Jan Ullrich fue contemporáneo del Chaba, dos corredores diametralmente diferentes pero con algo en común, agitaban la admiración de la gente como nadie.
Quería por eso hablaros del alemán en cinco esenciales.
Explosión y ocaso muy rápidos
En el ciclismo actual nos impresionamos por la proliferación de ciclistas jóvenes con la lección muy bien aprendida, pero no son ni de lejos los primeros en saltar a la fama muy jóvenes.
Jan Ullrich irrumpió entre Indurain, Rominger, Jalabert, Zulle y Riis a la edad de 22 años y los puso firmes desde el primer Tour que corrió en cabeza.
De hecho al año, ganaría la carrera de una forma tan aplastante y completa que muchos entendimos que aquel reinado iba a para largo,… hasta que llegó un tal Lance Armstrong.
Condiciones físicas como pocos
La sensación que en ciclismo he asistido a dos fuerzas de la naturaleza se plasma con Jan Ullrich y Miguel Indurain.
Ambos han exhibido unas condiciones que no recuerdo en muchos más, con un poder en cada pedalada que hacía temblar la concurrencia.
Como Ullrich tuviera el día, poco se podía hacer.
Un desastre táctico
Era tan el poder del alemán sobre la bicicleta que su capacidad táctica nunca fue su fuerte.
Se brindó a duelos al sol en escaladas ante gente como Marco Pantani y Richard Virenque de los que salió muy perjudicado y achicando agua.
A diferencia de Indurain, Ullrich no manejó la pizarra con la destreza que se le supone a superclase.
Con los años su duelo con Armstrong hizo más acusada esa sensación.
Los inviernos de Ullrich eran muy largos
La vuelta a la competición cada mes de febrero era un reguero de fotos y periodistas hablando del estado físico de Jan Ullrich y lo redondo que a veces lucía.
Si en plena forma, era como un cuchillo en la mantequilla, lo vemos en la imagen que ilustra el artículo, su cara redondeada por los excesos del invierno fueron un clásico de las primeras carreras.
¿Un día?
De entre las jornadas que nos dio el alemán destaco una en la que no logró el objetivo pero que habla de su calidad.
Al día siguiente de su desfondamiento en Les Deux Alpes, armó un ataque en plena Madeleine que sólo siguió Pantani y no miró para atrás en momento alguno.
Ganó la etapa, pero no recuperó el amarillo, aunque dejó un sello imborrable sobre aquel infausto Tour de 1998.
Imagen: Narración Deportiva
Ciclismo
Lejarreta en 5 esenciales
Cuando hablamos de Lejarreta, lo hacemos de los valores mismos del ciclismo
Con la Vuelta en efervescencia y con ese Conexión Vintage que acaban de dedicarle y que quiero ver, queremos echar una mirada a uno de los corredores más queridos y apreciados que he disfrutado desde que veo ciclismo: Marino Lejarreta.
Le llamaban el «Junco de Bérriz», junco porque nunca se doblaba ni se doblegaga, sacando os mejores valores de este deporte como pocos han logrado hacer
En la conclusión del Vintage de Paco Grande, Benito Urarburu, quien estuvo en el estudio hablado de Marino y su trayectoria, habló del enorme carisma alcanzando por un ciclista que no tuvo el mejor palmarés de su tiempo.
Marino Lejarreta convivió con egos enormes, en una historia llena de muchos nombres queridos y seguidos en aquel pelotón español.
Marino convivió con Perico, Pello, Alvaro Pino, Fede Etxabe, Eduardo Chozas, Alfonso Gutiérrez y una larga lista que habla de la cantidad y calidad que se manejaba a este lado de los Pirineos, durante los años ochenta.
Pero vamos con el vasco, vamos con Marino Lejarreta y los cinco elementos que quiero destacar.
Humildad en la competición
Todo lo que Marino representaba era humildad, una ambición tranquila, honesta y sincera, un ciclista que voló muy alto en lo deportivo, que compitió con lo que tuvo, sin que nunca ofendiera a nadie.
Ejemplo de sacrificio
Seguimos con los valores más evidentes del ciclismo para hablar de Marino.
Conocidas fueron sus temporadas con las tres grandes en escasos cuatro meses, cuando la cosa arrancaba con la Vuelta en abril y finalizaba con el Tour en las postrimerías de julio.
Acostumbraba a hacer dos grandes bien o muy bien, y «flojear» un poco en la otra, pero ello no le sacó nunca de las quinielas de outsider.
Pionero en el extranjero
A inicios de los ochenta Marino fue uno de los grandes nombres del ciclismo español en irse a Italia y conocer de primera mano lo que allí se cocía.
Aprendió mucho y cuando volvió a España, entonces un país aún lejos de las grandes potencias, supo transmitir esos aires de modernidad.
Clave en la explosión del equipo ONCE
Aunque dejó el ciclismo de forma abrupta, por una caída en Amorebieta, Marino Lejarreta fue uno de los personajes que le dio relevancia y peso al primer equipo ONCE en el pelotón.
De amarillo, fue protagonista en grandes momentos, como la etapa que ganó en el Tour, en Millau, la Vuelta en la que colaboró para que Melcior Mauri se llevara el amarillo o en el Giro de Franco Chioccioli, que por algún instante pensamos que tenía opciones serias de disputar.
La Vuelta del 83
Cuarenta años después, podemos seguir diciendo que Marino Lejarreta fue sin duda uno de los grandes protagonistas en la que muchos consideran la mejor Vuelta de la historia.
Un mal paso en unos abanicos le dejaron fuera del concurso de una general en la que sin embargo brilló de inicio a fin, siendo el primer ganador de la historia en los Lagos de Covadonga, plantándole cara a un tal Bernard Hinault.
Defendía ese año el dorsal uno que le vino de rebote por el positivo de Angel Arroyo un año antes y lo hizo hasta el final, saliendo en la foto de días tan icónicos como el de Ávila y la masacre de Hinault.
Hoy a Marino le vemos como entonces, con pelo blanco, pero con el mismo poso de tranquilidad, humildad y cercanía de siempre, sabedor que buena parte de nuestros mejores recuerdos de ciclismo pasaron por sus piernas.
Ciclismo antiguo
Vuelta España: 5 etapas top
De Rominger a Contador, ahí van las 5 etapas de la Vuelta que guardo con más cariño
Esto no pretende ser algo científico, ni nada por el estilo, son las etapas de la Vuelta que, subjetivamente, me llevo al cajón de las excelencias
Un servidor ha escogido cinco, entre las que recuerda y ha visto, y todas tienen una cosa en común, ciclismo, ciclismo en mayúsculas, de riesgo y ataques lejanos, de horas pegado al televisor, como en la cabalgada de Roglic y Bernal, camino de los Lagos, una etapa que por cierto podría desplazar a cualquiera de las que hemos elegido.
Ahí va nuestra selección…
Empezamos con un clásico de los tiempos, Vuelta de 1993, la penúltima en abril
Aquellas carreras eran una ruleta, a una participación internacional siempre justita, se le añadía la meteorología «primaveral», cambios bruscos de temperatura y un invierno que se resistía a ir.
La etapa de El Naranco se presentaba como una de las últimas oportunidades para que Tony Rominger aumentara su colchón de segundos sobre Alex Zulle, antes la crono final en Santiago de Compostela, pues aquella fue la Vuelta del Xacobeo 93, el invento de Fraga.
En el recorrido el suizo, dorsal uno a la espalda, tenía un punto clave, el descenso de la Cobertoria.
Pactó con Iñaki Gastón, uno de los ciclistas de nuestra infancia, asumir riesgos con la lluvia remojando el firme y poner a Zulle, superior en las cronos, en un brete bajando.
Y pasó, Zulle se cayó y aunque pudo continuar, perdió un tiempo que, como veríamos en la crono santiaguesa, fue clave.
La persecución que se estableció entre Rominger y el resto fue una de las grandes antologías de mi niñez ciclista, un día de esos que por mucho que pase el tiempo, casi treinta años, no se queda en el olvido.
Nos vamos unos años más adelante y recordamos el día que la Vuelta abordó por primera vez el Angliru
Año 1999, una carrera apretada de grandes nombres pujando por ella.
Otra vez Asturias y otra vez el diluvio: el Angliru tomaba tanto protagonismo como los mismos corredores, un puerto que fue portada de diarios por sus porcentajes brutales.
El desenlace del Chaba, rebasando al final a Tonkov, está rodeado de tanta confusión como la nieblina que cubría la cima, sin embargo, quienes tenemos cierta memoria, recordamos pocos días en los que el ciclismo hubiera estado tan presente en todos los lados, en un tiempo en el que la popularidad de este deporte no era la mejor, veníamos del Tour del 98 y Lance Armstrong acababa de iniciar un reinado hoy borrado de los libros de historia.
En linea cronológica pegamos un buen salto para irnos a la Vuelta de 2012
Tras varias llegadas en cuestas de cabras, la carrera afrontaba la jornada de Fuente De con la sensación de que lo gordo había pasado.
Nada más lejos de la realidad, el líder Purito vio cómo en el encadenado de puertos de segunda, Contador le lanza varios ataques que responde con solvencia.
Son tantos los acelerones del madrileño que Purito le deja ir en uno de ellos para dar forma a una de las grandes etapas de siempre en la Vuelta.
El error de Purito es tangible, Contador tiene compañeros por delante y aliados como Tiralongo con los que abre camino para lograr, en la jornada menos decisiva sobre el papel una victoria total, etapa más sentencia de una Vuelta que parecía tener dueño.
A los tres años, la Sierra de Guadarrama vio como Fabio Aru remontaba la antológica crono de Burgos de Tom Dumoulin en una etapa de esas que enamora en todo, por delante una fuga única de Rubén Plaza y por detrás Astana disponiendo sus mejores galas para cortar a Dumoulin, completamente aislado.
Y como muesca final para demostrar que las mejores etapas que hemos visto en la Vuelta no han sido las de las cuestas imposibles, el final de Formigal en 2016
Aquello fue un homenaje al gran Fuente en el mismo sitio que perpetró una de sus mejores obras.
Un Team Sky, inexplicablemente relajado en la salida, no se percata que Alberto Contador arma una escapada en la que se mete el propio Nairo Quintana, el gran rival de Froome.
En una jornada excelsa de ciclismo, con un tipo llamado Jonathan Castroviejo, entre otros, haciendo otro monumento al esfuerzo, Nairo le mete a Froome el tiempo suficiente para que el inglés ni siquiera sueñe en remontarle con su estratosférica crono unos días después.
Estas son las cinco mías
Ciclismo antiguo
Rominger en 5 esenciales
Tony Rominger hizo de la Vuelta a España su gran carrera
En la recta final de la salida de la Vuelta desde Barcelona, con Primoz Roglic optando a la cuarta corona, paramos en el dominador histórico de la carrera, Tony Rominger.
El suizo se hizo con las tres últimas Vueltas de primavera, en el inestable mes de abril, que alternaba luminosos días con los últimos coletazos del invierno.
Una carrera muy diferente a la de ahora, más local, con multitud de equipos españoles, una cobertura mediática exagerada y un líder helvético que aterrizó en Asturias para hacer historia.
Una ciclista, dos carreras
El paso de Tony Rominger al Clas-Cajastur fue un punto de inflexión de tal potencia que podríamos hablar de un corredor con dos carreras deportivas en una.
Lo que era un buen ciclista en clásicas. había ganado Lombardía, y en vueltas de una semana, se acabaría convirtiendo en un fondista de tres semanas y grandes vueltas.
Rominger ya asaltó la primera Vuelta en la que tuvo opción, arrebatándole el amarillo a Jesús Montoya ya muy cerca de Madrid.
Era 1992 y había nacido una gran estrella de grandes vueltas.
La rivalidad inconclusa con Miguel Indurain
No sería descartable decir que Rominger fue el rival más competente que tuvo el navarro hasta la irrupción de Jan Ullrich, muy al final.
Su rivalidad se mantuvo en lo alto muchos meses, pero lo cierto es que en la carretera coincidieron más bien poco.
En el Tour de 1993, ambos estaban uno o dos niveles por encima del resto y así quedó patente en la general que ganó Indurain pero en la que Rominger sacó un botín jugoso con tres etapas, maillot a puntos y una segunda plaza que fue su techo en Francia.
Aliado del mal tiempo
A diferencia de su rival navarro, Tony Rominger era un corredor que se manejaba bien en las circunstancias más extremas.
Su salto a la fama, por decirlo de algún modo, se produjo en aquella famosa etapa de la Vuelta por el Pirineo francés que acabó en Luz Ardiden, donde Lale Cubino seguía con su idilio con la cima en medio de una niebla densísima y un clima hostil.
Esa jornada, Tony Rominger dio un salto en la general que luego sería decisivo para su primera Vuelta.
Estrella tardía
Conectado con lo que decíamos de su paso al Clas, germen de Mapei y a la postre del actual Soudal, el suizo consiguió ganar tres Vueltas más un Giro pasados los 31 años, algo no muy ortodoxo entre los campeones de la época.
Su mejora en todos los terrenos, pero en especial en la escalada y en la gestión de ese habitual día malo, le había llegado mucho más tarde a que otros.
Una etapa para el recuerdo, El Naranco 1993
Sin duda uno de los mejores días de La Vuelta que recuerdo y que Iñaki Gastón nos contó en nuestro podcast.
Una ataque lleno de riesgos en la bajada de La Cobertoria, la carrera que se rompe con la caída de Zulle y una persecución brutal entre los dos suizos en medio de un Naranco entregado a Rominger y al equipo de casa.
Ese día, aquel suizo callado pero de mano de hierro en carrera, fue un astur más.
Imagen: Jot Down
-
Ciclismo antiguo1 semana atrás
Ulrrich en 5 esenciales
-
Ciclismo6 días atrás
Vuelta: A Roglic se le estrechan las miras en Jumbo
-
Ciclismo6 días atrás
No se puede comparar Enric Mas con Abraham Olano
-
Ciclistas1 semana atrás
Vuelta: Jumbo pone la espada sobre la cabeza de Kuss
-
Ciclismo1 semana atrás
Vuelta: Sepp Kuss parece no contar
-
Ciclismo5 días atrás
El ciclismo de talonario no lo inventó Jumbo, ni Sky, ni siquiera el US Postar
-
Ciclismo1 semana atrás
Jumbo no quiere dedazo en la Vuelta
-
Ciclismo4 días atrás
La Vuelta más floja de los tiempos recientes
Antonio
7 de febrero, 2021 En 12:20
Fue una vergüenza.
Entiendo las estrategias de equipo; pero si en tu escuadra tienes a un pentacampeón del tour, todo el mundo sin excepción ha de trabajar para el pentacampeón del tour, que es quien debe disputar la victoria final.
Olano corrió de forma egoísta y ya puede darle las gracias a Induráin. Si el navarro hubiese querido, habría truncado su escapada y se habría llevado el oro con facilidad; pero fue demasiado buena persona y le regaló un oro inmerecido.
Aritza
7 de febrero, 2021 En 15:13
Olano hizo lo que debia. Poner al resto en jaque tras el ataque
de Miguel nada mas empalmar tras el pinchazo. Lo que paso despues, fie que todos iban vigilando a Miguel, casi casi con la esperanza de que fuera él en contra de su equipo, pero Miguel Indurain es DON Miguel.
Su sola presencia secó toda posibilidad de reaccion.
Lo demás es forofismo.
Lo que hizo Olano se enseña a los chavales desde cadetes o incluso en escuelas de ciclismo.
L
7 de febrero, 2021 En 15:33
En serio? Muy aburrido hay que estar para intentar inventarse algo que no hubo
Jorge
7 de febrero, 2021 En 16:04
Totalmente de acuerdo, recuerdo la carrera como si fuese ayer, no creo que haya habido otra carrera tan dura como esa, no solo por los desniveles sino por el mal tiempo que hacía.. Lluvia intensa, barro, descensos peligrosisimos, un circuito largo y durisimo, y al final Indurain se vio en la tesitura de dejar que olano cogiera ventaja frenando a los rivales más fuertes, sobre todo Marco Pantani que también preparó muy bien la carrera y le venía como anillo al dedo… En fin lo de Olano se puede discutir pero no cabe duda que hizo también un gran esfuerzo y recorrió el último kilómetro con la rueda trasera pinchada, más esfuerzo todavía… Chapó por los dos!!
Jorge
7 de febrero, 2021 En 16:06
Totalmente de acuerdo, recuerdo la carrera como si fuese ayer, no creo que haya habido otra carrera tan dura como esa, no solo por los desniveles sino por el mal tiempo que hacía.. Lluvia intensa, barro, descensos peligrosisimos, un circuito largo y durisimo, y al final Indurain se vio en la tesitura de dejar que olano cogiera ventaja frenando a los rivales más fuertes, sobre todo a Marco Pantani que también preparó muy bien la carrera y que le venía como anillo al dedo… En fin lo de Olano se puede discutir pero no cabe duda que hizo también un gran esfuerzo y recorrió el último kilómetro con la rueda trasera pinchada, más esfuerzo todavía… Chapó por los dos!!
Vicente Díez
7 de febrero, 2021 En 18:18
Yo opino que en ocasiones, ante el férreo control que soporta un favorito, si lo intenta «el tapado», los rivales dudan si responder o quedarse vigilando al favorito, pues cada uno de los rivales confía en que sea otro el que haga el esfuerzo de alcanzar y neutralizar al escapado.
No vi que Olano actuase de egoísta, pues hizo el resto de Mundial sin ayudas. Si bien, Indurain actuó como un compañero fiel, pues Miguel sí salió a abortar cualquier intento de alcanzar a Abraham.
Galego mindoniense
29 de junio, 2022 En 17:15
Exacto.
Galego mindoniense
29 de junio, 2022 En 17:19
Con todos los respetos, pero creo que quieres generar una polémica donde la hay. Abraham Olano hizo lo que debía, atacar por ser el menos vigilado del grupo y así hacer dudar a sus integrantes de si debían desperdiciar sus fuerzas en cazarle (y, para más inri, llevarse a Miguel Indurain a su rueda). El resultado para 🇪🇸 fue inmejorable: un 🥇 y una 🥈 que jamás habríamos obtenido en otras circunstancias.