Ciclismo antiguo
El maillot de la combinada era el maillot de maillots
La Vuelta podría recuperar el añorado maillot de la combinada
El maillot de la combinada me trae recuerdos inolvidables de la Vuelta a España cuando se celebraba durante los meses de abril y mayo.
Pero no el blanco de ahora, no, me refiero a aquel mítico maillot confeccionado a modo de «retales» de las otras preciadas prendas con los colores amarillo, verde, rojo y azul.
Algunos decían que era horrible, pero a mí me gustaba.
Los más veteranos seguro que lo recordaréis.
Si hasta Miguel Induráin vistió el maillot de la combinada,
Fue en la Vuelta del 91 y llevaba hasta chichonera.
Una imagen nostálgica, una rareza, de nuestro campeón navarro.
Pero aquel maillot no era una exclusividad de la Vuelta.
Yaque en los años 80, en el Tour, ya existía esta camiseta hecha con «trozos» de las demás.
Hay fotos de Hinault que pueden dar fe de ello…
¡Qué tiempos!
En aquella época aún no se retransmitían las etapas en directo por la tele, ya que, como sabréis, no fue hasta el año 83 cuando Televisión Española empezó a cubrir la Vuelta con emisiones en vivo de todos los finales de la carrera.
Aquel año, además, se incluía por vez primera la mítica ascensión a los Lagos de Covadonga.
¿Quién no recuerda aquellas épicas imágenes de Lejarreta poniendo en apuros a Bernard Hinault en la que había de ser «su ascensión»?
A los periodistas de la época les dio por jugar un poco con los nombres y empezaron a llamar a aquel inédito alto como los «Lagos de Hinault», dado su parecido fonético con el lago de Enol.
La inolvidable sintonía de la canción de Azul y Negro y su «No tengo tiempo» acompañó al éxito de aquella edición.
Son muchos los que hablan de ella como la mejor de la historia de La Vuelta.
El maillot de la combinada en el Telediario
Como os comentaba, la clasificación de la combinada me transporta a aquellos años de mi infancia cuando esperaba el resumen de la etapa del día después del Telediario.
Lo seguía con detenimiento y curiosidad, fijándome en las diferentes clasificaciones que se iban mostrando en la pequeña pantalla: la General, la Montaña, la Regularidad y, en efecto, aquel premio de «la Combinada» con aquel maillot de retales que a mí me hacía bastante gracia y me llamaba mucho la atención.
Aquella clasificación consistía en sumar los puestos en la clasificación general, la regularidad y la montaña.
El que tenía menos puntos se hacía con esa victoria «combinada».
https://www.youtube.com/watch?v=X6mwoz9GJ7s
¿Quién luchaba por el maillot de la combinada?
La verdad es que no se sabía muy bien, como ahora, que cada año podemos comprobar con emoción como se desatan feroces luchas por conseguir tan ansiada prenda.
Bromas aparte, quizás sólo los nostálgicos podríamos defender esa clasificación para que se mantuviera viva, porque la hemos visto «disputar» desde el año 1970, cuando el belga Guido Reybrouck fuera el primer ciclista en ganarla.
Desde entonces la hemos reconocido como algo muy de la Vuelta, muy de aquí, un premio raro pero algo muy «nuestro».
Si hasta hace poco Javier Guillén, a la pregunta de por qué la Vuelta no adoptaba el maillot blanco para reconocer el mejor joven de cada edición, en detrimento de la combinada, comentó «que la combinada es una clasificación muy de La Vuelta que además tiene un sólido apoyo de esponsorización en uno de los patrocinadores más añejos del ciclismo en España: Fertiberia».
Pero muchos aficionados en la actualidad se preguntaban qué sentido tenía mantener una clasificación que deportivamente no aportaba nada, quitándole el sitio a un maillot tan atractivo y disputado de verdad como el de mejor joven.
La respuesta, claro está, y como se puede desprender de las palabras del propio Guillén, la publicidad es la que manda, porque llevar el maillot de la combinada significa que lo va a lucir alguien importante.
No es necesario hacer muchas cuentas para fijarnos que el portador de esta camiseta por fuerza tenía que llevarlo alguien que estuviera disputando la carrera, porque el líder de la general, en muchos casos, solía ser el de la combinada y por tanto tenía que cederse al segundo o tercer clasificado, garantizando que la publicidad del anunciante fuera mucho más visible.
Este era el debate entre los que no le veían mucho sentido a la clasificación combinada, sobre todo teniendo en cuenta que la Vuelta ha cambiado mucho, tendiendo a etapas con final en alto y sin grandes puertos de paso.
Incluso han sido muchos los seguidores que ni se han interesado en saber cómo funcionaba ese «puestómetro».
Por tanto la reivindicación era cambiar ese maillot poco disputado por el de jóvenes, para no saturar aún más con la inclusión de más colores a los sufridos y poco identificativos maillots de la Vuelta.
Porque creo que si en algo estamos de acuerdo es que la Vuelta aún sigue buscando su identidad propia, si nos referimos al menos a sus maillots de líderes de las diferentes clasificaciones.
No hace falta decir que el de la general, durante los últimos años, ha sufrido demasiados cambios como para que por fin se reconozca a su portador como al «gran jefe» de la carrera y porque el rojo aún no convence, la verdad.
Aunque de eso, ya hablaré otro día.
Así encuentra Joseba Beloki su «oreka»
Pero la noticia está en que por fin esa vieja reclamación por parte de la afición, en la próxima edición del año que viene, será respondida positivamente y el maillot blanco de la Vuelta pasará a vestir al mejor joven, menor de 26 años, de la clasificación general.
Por tanto, la combinada desaparece y la gran ronda española por etapas sigue así el ejemplo del Tour.
Para la historia quedará este maillot «por puntos» que llegó a brillar a las espaldas de nombres tan importantes como Merckx, Sean Kelly, Rominger, Contador, Valverde, Quintana o Froome.
Eso nadie nos lo quita…
Ciclismo antiguo
100 años de Bernardo Ruiz
Bernardo Ruiz fue el primer español en pisar el podio del Tour
Cuando Bernardo Ruiz nació, ayer hace 100 años, España en pleno periodo de la dictadura conducida por Miguel Primo de Rivera en conexión directa con el el rey Alfonso XIII, el último monarca antes de la irrupción de la segunda república.
En Orihuela, Bernardo Ruiz daba sus primeros pasos, los de un un pionero que abrió el camino para el ciclismo español en competiciones internacionales, primer podio en el Tour, en un contexto muy diferente al actual, puesto que en su época el ciclismo en España estaba en la prehistoria.
Desde joven, Ruiz demostró su talento.
Empezó a ganar competiciones importantes como la Vuelta a España en 1948 y la Volta a Catalunya en 1945, con 20 años. También ganó varias veces el Campeonato de España y la Vuelta a Valencia.
Pero lo más destacado de su carrera fue su participación en el Tour de Francia, el gran escaparate y restablecido tras el parón por la Segunda Guerra Mundial.
En 1951, Bernardo destacó en el Tour al ganar dos etapas y quedar en noveno lugar en la clasificación general, lo cual fue un gran logro para un ciclista español en esa época.
Al año siguiente, en 1952, logró el tercer puesto en la clasificación general del Tour, convirtiéndose en el primer español en subir al podio, fue el primero de una lista larga y fecunda en nombres que vienen hasta hace bien poco.
Este logro fue muy importante para el ciclismo español, que en ese entonces no tenía mucho reconocimiento internacional.
Además, Bernardo siempre destacó la figura de Fausto Coppi, el ciclista italiano que para él fue el mejor de todos, por su talento y versatilidad tanto en carretera como en pista.
Después de catorce años de carrera, Bernardo Ruiz decidió retirarse en 1958.
Su legado en el ciclismo español es enorme, pues fue el primero en lograr un podio en el Tour y abrió las puertas para que otros ciclistas españoles pudieran destacar en el ámbito internacional.
Por todo, Bernardo Ruiz fue un ciclista clave en la historia del ciclismo español, especialmente por su papel en el Tour de Francia, y su legado sigue muy vigente desde la expo que se le ha dedicado en su Orihuela natal.
Imagen: Córdoba Hoy
Ciclismo antiguo
DEP Emile Idée, el ganador de etapa del Tour de más edad
Fallecido a los 104 años, Emile Idée se hizo ciclista en plena Segunda Guerra Mundial
No hace mucho Federico Martín Bahamontes nos dejaba a los 95 años para dejar de ser el ganador de Tour vivo más viejo.
Estos días leemos que se ha ido Emile Idée, un exciclista francés de 104 años que con su etapa en el Tour de Francia a finales de la década de los 40, suponía el vínculo vivo más longevo con aquellos años de postguerra.
Como decimos, Emile Idée era el ciclista más veterano en ganar una etapa del Tour de Francia, y nos dejó a los 104 años en su casa, cerca de París.
Fue una figura destacada del ciclismo francés en los años 40, a pesar de que su carrera se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial.
Idée se convirtió en profesional en 1942 -en plena Segunda Guerra Mundial y los nazis ocupando Francia- y destacó como especialista en contrarreloj.
Ganó varios Campeonatos Nacionales y el desaparecido GP Nations, considerado en su época como el título no oficial de contrarreloj mundial.
Durante su carrera de 12 años, corrió para equipos como Alcyon-Dunlop, La Perle–Hutchinson y Peugeot-Dunlop. Además, compartió pelotón con leyendas francesas como Louison Bobet y corredores internacionales como Fausto Coppi y Briek Schotte.
Incluso quedó segundo en la París-Roubaix de 1948, detrás del belga Rik van Steenbergen.
Uno de sus mayores logros fue ganar cinco veces el Critérium Nacional, una de las carreras por etapas más prestigiosas de Francia. También fue el ciclista más longevo de la primera edición del Tour de Francia tras la guerra, en 1947.
El momento cumbre de su carrera llegó en 1949, cuando ganó la etapa 13 del Tour de Francia en un sprint final en Nimes. En una entrevista, Idée recordó haber intimidado a un rival italiano durante esa escapada, diciéndole: «Si intentas atacar, te doy una buena paliza«.
Aunque no se sabe si el italiano le tomó en serio, Idée demostró ser el más rápido y se llevó su única victoria en el Tour.
Se retiró en 1952 y luego abrió varias tiendas de bicicletas, viviendo el resto de su vida en Melun, cerca de París.
Emile Idée será recordado no solo como un gran ciclista, sino como un testimonio viviente de una era crucial del ciclismo.
Imagen: Journal L´Union
Ciclismo antiguo
DEP Pascal Hervé
Para mí, Pascal Hervé fue uno de los mejores ciclistas que sucumbieron en el derrumbe del equipo Festina
Imagen: Ciclismo a fondo
Ciclismo antiguo
La primera Vuelta a España de la historia
Cincuenta inconscientes tomaron la salida de la primera Vuelta a España
Pues ya estamos en los noventa años desde la primera Vuelta Ciclista a España.
Fue por estas fechas que unos cincuenta descerebrados se ponían en marcha desde la madrileña Puerta de Hierro.
Eran pocos, muy buenos, duros como rocas e inconscientes.
Eran lo que a la historia le llamaríamos la prehistoria, pioneros e impulsores de un deporte que por esas fechas causaba furor, lanzaba hordas a las cunetas, paraba fábricas, daba recreo a los niños y se sentaba en cualquier tertulia de bar.
El 29 de abril de 1935 nacía la Vuelta a España
Hace ochenta años, en un país hecho trizas ideológicamente, con la República, la segunda, en plena revisión y en vísperas de un conflicto que muchos consideraron la primera entrega de la Segunda Guerra Mundial, quedaban escasos quince meses para la Guerra Civil.
Los ciclistas que tan temprano se reunieron en Madrid salieron dirección a Valladolid para completar la primera etapa.
Luego camino al norte, paseo por la cornisa cantábrica y paso obligado por el ombligo de la España republicana, Eibar, de donde curiosamente habían salido todas las bicicletas que se usaron en esa edición, pues traerlas de fuera con aquellas comunicaciones era imposible.
Eibar era esos días un semillero de cambios y continuas cábalas.
Acaban de dejar la armería, en crisis por muchos motivos, y se habían centrado en juntar los mismos tubos pero para dar forma a bicicletas.
En la salida de la Vuelta, de la primera Vuelta, hubo una especie de subasta para ver quién equipaba la mitad internacional del pelotón, representada por un puñado de belgas entre los que estaba la gran figura de la edición, Gustaaf Deloor.
BH ganó la partida y se llevó las estrellas europeas. Ganaron la Vuelta.
En el otro lado, estuvo el pelotón español, encabezado por Mariano Cañardo a los mandos de una Orbea, la otra gran fábrica eibarresa que compitió por las vedettes belgas. Cañardo no ganó la carrera, estadísticamente hablando, pero fue el personaje que juntó todo tipo de personas para chillarle en la cuneta y apretar gajos de tiza escribiendo «Viva Cañardo» contra las terribles carreteras del momento.
Siguiendo con la carrera ésta continuó en dirección a Zaragoza, a las huestes del Club Ciclista Iberia y su antiguo velódromo en el que ganó precisamente Mariano, antes de entrar en Barcelona, donde la gente acogió la carrera con la locura que sólo Cañardo, ídolo del lugar, podía despertar.
Posteriormente camino de Levante, Granada, Sevilla, Extremadura y vuelta a Madrid previo paso por Zamora, a donde Cañardo llegó montado en la bicicleta de un transeúnte porque la suya no daba abasto a pinchazos y averías.
Aquel ciclismo de hígado y sangre nos resulta lejano, mucho en el tiempo, incluso en la mentalidad, pero sin embargo era auténtico y en muchos sentidos envidiable, no en el papel del ciclista, que pasaba auténticos calvarios, pero sí en el del espectador.
Era el ciclismo de portadas, el de litros y litros de tinta vertidos en papel, el de palabras airadas entre seguidores,… un ciclismo que ochenta años después anhelamos
Y ya que nos alineamos con efemérides, decir que hará cuarenta primaveras nació Ciclismo a Fondo, la revista con la que crecimos y alimentamos los sueños ciclistas de niñez.
La decana cabecera surgió con un imberbe Perico ganando aquella Vuelta en la que casi nadie se pone de acuerdo cómo se resolvió más allá de la certeza del resultado. Podríamos incluso achacarlo a la niebla y confusión de Navacerrada.
Obviamente no puedo menos que recomendaros mi libro, que por cierto se abre con lo que pasó tal día como hoy hace casi noventa años…
Imagen: Hemeroteca El Mundo Deportivo
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