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Los tiempos que le ha tocado vivir a Jordi Simón
Nos cuenta Jordi Simón:
“Me siento impotente, al verme fuera del campo profesional, sin oportunidad alguna de encontrar un hueco ni aquí, ni en otro país. Se ha hablado con distintos equipos pero todos dicen lo mismo: plantilla completa y presupuesto cerrado. Incluso para hacerse cargo sólo de los viajes. Me encuentro en una situación complicada y pasando por momentos difíciles, después de verme lastrado por las lesiones y no realizar un buen año. La gota que colmó el vaso fue la desaparición del Andalucía, un equipo en el que siempre tuve la confianza de que saldría adelante, aunque fuera bajando de categoría. Con el paso de los días y la no asunción de compromisos de los políticos terminó desapareciendo. A pesar de tener un contrato firmado no puedes correr ni demostrar que vales para esto, quedándote con la miel en los labios y viéndote abocado a la recalificación, categoría que después del paso por profesionales no acaba de motivar. Sin embargo todo ello no ha hecho más que fortalecerme mentalmente y hacerme entrenar más duro que nunca para que algún día ése sacrificio se vea recompensado”
Lo conocéis pero conviene situar quién es Jordi Simon. Con 17 años, y siendo juvenil de primer año, ya cuajó una temporada de nada menos que 14 victorias, aunando las copas Catalana y de Criteriums, más la segunda etapa de la Vuelta a la Sierra Norte y el Trofeo Piedras Naturales. Entonces nos decía haber completado “una temporada perfecta, no me lo podía esperar desde luego teniendo en cuenta que es el segundo año que corro en carretera”. Un año antes había debutado como ciclista tras pasar por la natación y fútbol.
Luego sería el mejor juvenil del ranking nacional, superando al hoy profesional, y muy prometedor, Jesús Herrada. Debutó en sub 23 y su progreso lejos de amilanarse siguió creciendo. “Es un killer, un ciclista con excelentes instinto y sentido del trabajo” me afirmaban los técnicos. No estaban equivocados, acumuló triunfos parciales en los Tres Días de Álava, Bidasoa,… y eso en medio de problemas físicos, que muchas veces le han provocado rendimientos no acordes a su categoría. Por ejemplo en su año de Andalucía.
Pero sin embargo para Simon viene ahora lo más complicado. Verse sin equipo, en medio de la nada, con la temporada lanzada. Él es uno de los perjudicados por la desaparición del Andalucía, ese equipo que pensó que las subvenciones regionales serían enternas. Estas semanas ha estado corriendo recalificado en las sociales de La Canonja, resituándose en un pelotón que dejó hace poco más de un año y en el que muy posiblemente le toque ganarse de nuevo el puesto con lo de adelante.
Lo cierto es que a tenor de la trayectoria del corredor de Navàs. Muchos apostaban por un sitio para él en un equipo top, pero se quedó en el Andalucía. Incluso se habló de la opción del Caja Rural, que por razones que desconocemos no cuajó. Pero en la vida uno escoge y cabe la opción de errar. Para Simon el precio es alto, pero esperemos que esta experiencia le valga para el futuro. Quizá un día, cuando haya quemado una plena vida y trayectoria en el campo profesional recuerde este episodio como un eslabón más.
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Denominación de origen Flandes: los flandriens
Así nació el producto más genuino de Flandes, los flandriens
El aire es viscoso y denso, casi tangible al tacto de nuestros dedos. Plomizo. Cunetas por donde rara vez asoma un rayo del sol. Humedad, frío que se clava en los huesos, que amilana el alma. Que atenaza. Flandes es una tierra vecinal, íntima, pero pasional, de flandriens. Lo que fueron zanjas impracticables hoy son tesoros que atraen a medio mundo por que evocan lo que fue este deporte en su esencia.
Dos semanas después de la sofisticada San Remo, la rural región flamenca surge de entre los adoquines.
Fue en 1993 cuando alguien en esa cuña alargada entre Valonia, Países Bajos y Francia se le ocurrió hacer algo así como la denominación de origen Flandes.
Ante el rodillo de la modernidad que aplacaba los adoquinados senderos frente a alisadas rutas, se quiso salvaguardar un testimonio largo y alto de lo que ha sido esta tierra desde hace cien años. un diminuto lugar que guarda la esencia ciclista mundial.
Lessines es una localidad cercana a Geraardsbergen, justo al sur.
Si la visionáis en Google Maps veréis a que su izquierda se erige una enorme cantera. Un poco más al este está Quenast, en la frontera con la proscrita región valona. Otro lugar reventado, una cantera lo delimita por el sur.
De ambos sitios surgen los perfectos y aristados bloques que componen las alfombras adoquinadas de lugares de culto como Berendries, Koppenberg, Bosberg,…. S
on esos pedrolos grises y abruptos sobre los que rebotan los mejores “flandriens” desde hace cien años.
Pero… ¿qué es un flandrien?
Echando mano de literatura del lugar, encontramos una descripción muy exacta de la amplitud del término.
Amante del mal tiempo, su rostro está castigado, trabajado por los elementos.
El flandrien original llevaba en cruz el tubular, el último de estos fue, dicen Albéric «Briek» Schotte, un armario ropero de los años cuarenta con un físico que abrumaba con el cuchillo entre los dientes cuando olía el triunfo.
Aquellos personajes calzaban bicis de acero, plomizas y contundentes, de trece kilos y les gustaba saber que una «gélida brisa» les iba a acompañar por el recorrido.
Flandes, a diferencia de otras carreras, no paró ni siquiera por la ocupación nazi. S
u creador, del cual otros dieron cuenta de forma extensa, fue lo que en la época se llamaba un colaboracionista. Al punto fue su comunión con las fuerzas de ocupación que los cruces y cunetas flamencas se cerraron con policías alemanes esvástica en brazo. El diario que siempre alimentó su leyenda, el Het Nieuwsblad, tuvo que ver como otro, el Het Volk, emprendió una carrera del mismo nombre como respuesta a la alineación con el considerado enemigo en esas terribles fechas.
Aquí sin embargo, cuestiones políticas al margen, De Ronde son dos palabras mayúsculas que se impresionan en decenas de cajas de latas de Coca Cola en los supermercados.
Porque más de cien años no se cumplen todos los días y no desde en una carrera que hace de seña al mundo de una tierra que se conoce sobre ruedas finas y frágiles.
Foto tomada de Cycling in Flanders
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Bienvenidos a la nueva versión de www.joanseguidor.com
Aquí estamos, una vez más. El dominio www.joanseguidor.com a pleno pulmón. Hace poco menos de un año dimos el salto al mismo procedentes de blogger, a donde volvimos estas semanas por temas de estética y liposucción. Tras unos días por el universo Google, ese que te hace sentir pequeño, asustadizo y ridículo, volvemos a nuestra casa con renovada apariencia.
www.joanseguidor.com no cambia en exceso pero sí al menos que pone en valor y orden algunas de sus prioridades. La primera sobre todo lo demás, un cierto criterio a la hora de almacenar las entradas y acceder a las mismas. Incorporamos una sección que hace tiempo no apetecía potenciar bajo el nombre de PHOTO, siento el espejo de ese infinito filtro de matices que es el ciclismo. La misma historia que circula por doquier, contada con una foto desenfocada o inédita cambia radicalmente.
Por lo demás poco cambio. Blanqueo generalizado de los espacios, cierto criterio en la disposición de las secciones y el mismo espíritu de siempre, el que puso en liza Joan Seguidor hace cien años, contar lo que pasa sin contarlo directamente per sugiriendo, cosa que no es sencilla pero estimula.
A dos semanas escasas de que empiece el Tour aquí está nuestra nueva tarjeta de visita. Que los muchos lectores que a diario nos acompañan y nos profieren su cariño sigan ahí es nuestro motivo diario de trabajo. Nos ponemos a ello.
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Había ganas de Freire
Con el ritmo de vida que llevamos hoy, arrastrados por la dinámica diaria de las prisas, relojes y siempre mirando dos pasos más allá porque el siguiente ya no es urgente, pedir un momento de reflexión pausada es difícil. Traslademos eso al deporte y pensemos en un deportista retirado… Ex deportista… Candidato al olvido fulgurante.
No. Todos tenemos nuestro rinconcito de memoria para negar tal afirmación. «Yo sí me acuerdo de tal», «aquello es inolvidable»… Pero en general, el ayer cuenta poco. Particularmente, y en lo que nos ocupa aquí -el ciclismo-, el pasar página, sin más, en la carrera de un corredor como Óscar Freire me rebelaba. ¿De verdad va a dejar la bici y en dos años iba a ser sólo recuerdos de sus fieles seguidores, sólo?
La Milán-San Remo de 2010 fue el ‘click’ definitivo. Tiene que haber un libro que recopile para siempre las gestas de este fenómeno. Dos primeros contactos, con Arribas y López-Egea, me acabaron de convencer. Antonio Freire me dio, con su apoyo, el empujón definitivo. Y la primera charla con Óscar me responsabilizó a llevar el proyecto hasta el final. Esa sensación fue en aumento con el tiempo. La respuesta de la gente del ciclismo a cada petición para entrevistas, información, colaboración ha sido fenomenal… ¡Han sido decenas de contactos! No dejaba opción. La bio de Freire tenía que ser una realidad sí o sí.
Estos días, aquella responsabilidad se está convirtiendo en orgullo. Afortunadamente, no era el único que pensaba así. Titano Ediciones apostó rápidamente por publicar el libro, los lectores se mostraban encantados con la idea y, hoy, ya con el libro en las librerías, la acogida es espectacular. Las presentaciones han demostrado que había ganas de Freire y si mi modesta aportación ayuda de alguna manera a que este genio no acabe de volver nunca del todo a su lámpara, estos tres años de trabajo habrán valido la pena.
Por Juanma Muraday, autor de “Oscar Freire, el genio del arco iris”
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El hueco de @ciclismo2005
Conocí el blog de Ciclismo 2005 durante el Tour de Francia de 2007, más o menos a la altura de los Pirineos. Para entonces la carrera ya no se sostenía con el positivo de Vinokourov y la inminente expulsión de Michael Rasmussen. Recuerdo cómo presentaba la previa de esa etapa que finalizó en el Aubisque. Algo así como “veré la etapa como quien presencia un documental de La 2 y sus animalillos”. No se pudo ser más gráfico. Entonces el autor de este sitio, siempre anónimo, siempre en bambalinas, ya tenía en Alberto Contador un objetivo de ardiente deseo.
Esta semana nos sorprendió la forma en cómo deshizo el camino que como el propio nombre del espacio indica arrancó hace ochos años. Fue a los males del ciclismo lo que la quimioterapia a ese horror llamado cáncer. Arrasaba con todo y en ocasiones no distinguía. Si éste se relaciona con tal médico y aquel es amigo de éste, ese médico le raciona el dopaje al tercero. ¿Por qué? Por que sí, por que no puede ser de otra manera, por que el mundo esa así, redondo y gira y gira.
No obstante tuvo sus niñas bonitas, Oscar Freire por ejemplo. Que nadie se lo tocara. Era un divo. No le recuerdo una mala palabra para con el cántabro ya retirado, y de gira en la presentación de su biografía. No cupo duda que Freire fue un grande, que jamás se le vinculó a nada raro, pero a otros tampoco y no mostró la misma contemplación. Por ejemplo Carlos Sastre. Recientemente en su ojito derecho parpadearon Nairo Quintana, Andrey Amador y Angel Madrazo, tres ciclistas integrados en un equipo que siempre fue diana de sus más ácidas entradas. En un término ambiguo se situaron Phiippe Gilbert y Denis Menchov. Con el resto habitualmtne se despachó.
Señaló e incluso emborrónó a más de uno. Me preguntaban que quizá ahí residiera el motivo de su cese en la escritura, que por cierto no estamos seguros de que sea definitivo. La verdad es que fueron tantos los charcos que abordó que algo debió tener de sólido para escribir con tal dureza y aguantar ocho años con un buen pelotón teniéndole ganas. Él en su capitulada despedida argumenta cansancio personal. Sólo él, dónde quiera que viva y esté lo sabe.
Mención a parte le despertaron los periodistas, especialmente su “linchado de cabecera” Carlos Arribas, la mejor pluma que describe este mundillo para un servidor. Arribas con sus humanas imperfecciones fue su bestia negra. Al resto repartió bien, a veces con razón -menuda fauna abunda-, pues el “pesebrismo” debe ser algo que entra en los manuales de facultad. A veces entró incluso más allá y describió a alguno como un retrasado mental. Sus entradas políticamente incorrectas sí le valieron algún aplauso internacional, tan decepcionados con el ocultismo mediático que rodea el deporte español. Hace poco lo describían como «una fuente increíblemente profunda de la verdad del dopaje en España».
Y es que ahí es donde se perdían sus buenas entradas, en las formas. La que se lió no hace mucho con las llamadas de Escuredo y Efuemiano. Y sólo es un ejemplo. Era sectario y duro, no admitía matices en muchos temas escabrosos. Con un servidor tuvo intercambio de tweets siempre correctos, pero a muchos les crujió con saña y en público, pues no eran pocos los que le siguieron. Sea como fuere se va un tipo que sinceramente creo que echaremos de menos, que manejó el lenguaje con terrible maestría y brutal pegada. No dejó indiferente y ahora se celebra y se lamenta a partes iguales su ausencia.
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