Ciclistas
Los Schleck no necesitaban a Sastre para quedar retratados
De los hermanos Schleck, si uno se salvaba era Andy
No sé si Carlos Sastre esperaba que su Tour de Francia fuera a ser tan recurrente en estos tiempos que corren.
Mientras el ciclismo se lame las heridas de todas las cancelaciones que el coronavirus le ha propiciado, el Tour de 2008 vuelve cíclicamente a la palestra sin que su ganador hay dicho esta boca es mía.
Hace unos días el documental de Lance Armstrong ya puso el dedo en la victoria de Sastre hace doce años, tono soez, despectivo y macarra para decir que si Sastre ganaba el Tour, cualquiera sería capaz.
Esta semana nos despachamos unas declaraciones de Kurt Asle Arvesen, el corredor que evitó que Oscar Freire fuera medalla de oro en el mundial sub 23 de San Sebastián, que muchos años después formó parte de ese equipazo, que era el CSC de Bjarne Riis, desde el que Carlos Sastre se llevaría su Tour de Francia.
Arvesen, que en ese Tour ganó una etapa escapado la primera semana, dice que la victoria de Sastre fue una humillación para los Schleck y que nadie en el equipo sabía de las intenciones del abulense el día que asaltó el liderato en Alpe d´ Huez.
Sobre lo primero hablaremos un poco más abajo, sobre lo otro, describiendo el ambiente del equipo como lo describe, estaba claro que si Sastre quería hacer algo ya podía prescindir del equipo y su consenso.
El ataque de Carlos Sastre en la base de Alpe d´ Huez sería inesperado por los compañeros de equipo, pero se hizo con luz y taquígrafos, los dos hermanos luxemburgueses los vieron, como el propio Dennis Menchov, que trató sin éxito seguirlo, y ojo que no hacía ni un año que el ruso le había propinado una contundente derrota al abulense en la Vuelta.
Lo vieron los Schleck, y también Cadel Evans, nadie pudo seguirle, y luego cuando abrió hueco, voló.
No cabía ser un genio para ver aquello incomodaba a muchos, especialmente a los hermanos, Andy no paraba de mirar a un lado y otro, Frank, tampoco estaba a gusto, pero Evans les enfriaba cualquier tentativa de ir a por Sastre.
Carlos Sastre tenía una cosa, es que hablaba en la carretera, un par de años antes las dudas de Riis en la monstruosa cabalgada de Landis, le había privado, quién sabe, de ganar el Tour, esta vez no quería prisioneros.
Bien que hizo.
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Pero al margen del glamour de Sastre, de su imagen más allá de los Pirineos, donde parece cundir la necesidad de ningunear su éxito, los hermanos Schleck, pobres, fue la historia de dos talentos que dejaron mucho por hacer respecto a lo que podíamos proyectar desde que supimos de ello.
Muy limitado en la contrarreloj, Frank Schleck fue uno de los ciclistas más sobrevalorados de su generación, tenía clase, tenía calidad, pero verle ganando el Tour era una quimera que el tiempo demostró.
Sus palmarés, con una Amstel, etapas en el Tour, entre ellas Alpe d´ Huez, incluso una en la Vuelta, es bueno, pero cabe decir que Carlos Sastre estaba en otro nivel.
Subió al podio del Tour lastrando las opciones de su propio hermano, porque Cadel Evans no era superior a Andy en aquella edición.
Su padre, profesional en el Bic de Ocaña, dio por buena la foto de un segundo y tercero, antes que uno de ellos de amarillo en París.
Otra cosa es Andy, un ciclista afilado y eficaz en la montaña, que hacía daño con ese estilo bailarín sobre la flaca, acompasado y elegante.
Ganó poco, muy poco, entre otras cosas aquella Lieja con ataque de largo radio, hay que ser muy bueno para hacerlo posible, sólo cabe mirar cuántos llegaron solos a Ans, cuando este muro fue la llegada.
¿Qué decir del Galibier 2011? una de las mejores etapas de la década
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En el Tour lo centró todo, al punto de rechazar gran parte de la campaña, sacrificando un palmarés que podría haber sido mucho más amplio.
Parecía que su duelo con Alberto Contador iba a durar un lustro, pero se resumió a un par de Tours, el primero para el madrileño, el segundo para el luxemburgués.
Es curioso, si Andy no hace gran apología del Tour que ganó por la sanción de Contador, éste muchas veces lo cuenta como suyo.
Sea como fuere, pocos hermanos tuvieron tanto poder en el pelotón, sin embargo, pensar en mayores y decir que si Sastre les privó de algo resulta alejando de la realidad.
Cabe ver un par de carreras para situarlos, al margen de aquel Tour de 2011, en el que corrieron de forma penosa, la Lieja de aquel mismo año, cuando Philippe Gilbert se bastó para escaparse con ambos y ganarles un monumento.
Nairo Quintana
Si Nairo vuelve, gana Nairo no Latinoamérica
El regreso de Nairo al pelotón sigue en stand by
Dice Nairo sobre su posible regreso:
«Estoy a buen nivel, sigo mejorando con la esperanza de volver a tener un dorsal en una gran carrera. El día que logre so, será una gran victoria, no sólo para mí, también para Colombia y Latinoamérica»
Yo entiendo que Nairo se debe a su público, que dice lo que éste quiere oír.
También entiendo que el corredor es «irracionalmente» querido por la afición colombiana, al punto de tener muchas veces un colombiano líder de una carrera pero estar Nairo al lado, y pasar de largo hacia éste.
Es una realidad, es tangible, Nairo cambió la suerte del ciclismo colombiano hace unos diez años por estas fechas, cuando se cargó, por ejemplo, aquel Sky comandado por Richie Porte en la Itzulia.
Pero esa realidad no me vale para lo que dice ahora el ciclista, que azuza cuando y como puede el sentimiento de la afición para hacerse fuerte.
Si él vuelve ganará él y más que nadie, pues ahora mismo le veo con pie y medio fuera del pelotón, por un hecho que además me parece lamentable, pues el tramadol nunca ha sido arma para arruinarle la carrera deportiva a alguien.
Como otras veces digo, que a Nairo le estén haciendo pasar este trago sólo puede significar que sabemos poco o nada de su realidad en el ciclismo.
Nairo merece volver, yo creo que sí, pero no por Colombia o Latam y sí por el ciclismo, pues su pecado no es para pasar por este calvario, ahora que vienen procesiones y esas cosas.
Su pena me parece injusta, a menos que, como siempre digo, sepamos muy poco de la verdad, pero si vuelve, no juguemos a los trileros, ganaría él más que cualquier otro.
Wout Van Aert
Sobre Wout Van Aert y el carril bici
La pitada a Van Aert para que fuera por el carril bici demuestra el desconocimiento general de la norma
Leo pasmado lo que le ha sucedido a Wout Van Aert en uno de sus entrenamientos finales para el Tour de Flandes por no ir por un carril bici.
Lo leo pasmado y pensativo sobre las veces que me han pitado a mí en la ruta para señalarme que tengo un carril bici en lugar de ir jodiendo la marcha a gente con mucho que hacer.
No me malinterpretéis, pero es bueno que de vez en cuando estas cosas le pasen a una persona conocida, pues así queda constancia y es de conocimiento público lo que muchas veces nos encontramos en las carreteras.
Siempre he sido muy autocrítico con lo que hacemos muchos ciclistas en las carreteras y ciudades, admitiendo que debemos ser los primeros en mirarnos cómo actuamos, antes de criticar o lanzar mierda a los conductores.
Pero en esto creo que tenemos toda la razón
Van Aert y su compañero iban por un carril bici, salieron a carretera abierta, porque tienen todo el derecho y porque seguro que irían a toda hostia, y un camionero les empezó a pitar y embestir para que se fueran de vuelta al carril bici.
Señores, que no es obligatorio que vayamos por un carril bici, que su existencia nadie la niega, pero no se puede imponer, a no ser que esté expresamente prohibido.
La pitada que le hacen a los ciclistas para mostrarles el carril bici puede acabar en tragedia, y por suerte a Van Aert y su compañero no les sucedió nada.
Los carriles bici serían un gran invento si no fueran pancartas electorales en manos de políticos ineptos en la materia ávidos de contentar cuanta más gente mejor.
Por lo general, y no es la primera vez que lo escribo, son un invento a ninguna parte, mal diseñados, mal situados y llenos de obstáculos.
Si cada vez que cojo un carril bici que viene con un coche mal aparcado ocupándolo casi todo me dieran un euro, estaría con varias cuentas en Suiza.
Es importante que la gente que toma el volante con tanta mala hostia contenida lo sepa y sea consciente de la que puede liar si pega una pitada indiscriminadamente a alguien, o intenta amedrentar a un ciclista.
No salimos a la carretera para chulear a nadie, salimos a rodar, a disfrutar del viaje y volver a casa como salimos, enteros.
Que le haya pasado a Van Aert hará que alguno se entere del código, mientras tanto crucemos los dedos cada vez que no ponemos el traje de luces y partimos a la aventura.
Julian Alaphilippe
Se extraña el mejor Julian Alaphilippe esta primavera
No hace tanto Julian Alaphilippe era el capo de la primavera
No sé a vosotros, pero a mí Julian Alaphilippe siempre me ha gustado y hasta caído bien.
No es que mire con nostalgia el ciclismo de hace cuatro años, pero sí me baso mucho en lo que teníamos antes de la pandemia para ver el revolcón que ha acontecido en este deporte en tan poco tiempo.
Ese mes de abril Philippe Gilbert ganaba Roubaix y Alberto Bettiol Flandes.
Jakob Fulgsang rodaba muy alto, Peter Sagan seguía siendo favorito a cosas, Alejandro Valverde portaba el arcoíris y Julian Alaphilippe dominaba la primavera.
Y decir dominar no es un eufemismo, es que ganaba donde ponía el pie, al punto de ser el más vigilado en Lieja o Amstel, aquella famosa que se llevó Van der Poel, porque se imponía a todos en todos los sitios, hasta a los velocistas en la Tirreno.
Eso por no hablar con qué solvencia condujo su triunfo en San Remo.
Anduvo tanto Julian Alaphilippe esa primavera que creo casi nunca más volvió a caminar a ese nivel, ni siquiera cuando se propuso alargar su maillot amarillo en el Tour o se hizo dos veces con el campeonato del mundo.
Alaphilippe le ha dado al irisado una proyección bestial, casi única, pues lo ha puesto en fotos tan icónicas como en esa Lieja que pierde ante Roglic por celebrar antes de tiempo.
El año 2022 fue otra cosa, fue la concatenación de caídas y percances tan difícil de digerir que se ha quedado fuera de la clase noble del ciclismo.
Desde la caída de la Strade a la de la Vuelta, pasando por la de Lieja, la que le privó de correr el Tour, Alaphilippe es un quiero y no puedo.
Esta primavera pareció reconducir la cosa, pero le cuesta, no se le ve al nivel de los mismos capos con los que se midió hasta casi matarse en Flandes 2020 o volar en la Strade 2021.
A Julian Alaphilippe los carrerones que estamos viendo esta primavera le van, pero ese salto de cadena que le sobreviene en un adoquinado de A través de Flandes es la muesca más clara de lo que decimos, tiene encima una espada de Damocles que le deja sin opciones cuando parece que va a volver a emerger.
En un escalado de favoritos para Flandes, no le pondría más de dos estrellas al francés, pero en el fondo guardo un deseo en forma que quiero que vuelva a formar parte de la mesa de los mayores, esa en la que tantas veces ha comido y a la que cuesta un mundo volver una vez das un paso en falso.
En el fondo Loulou se hace querer.
Ciclistas
Historias perdidas en La Vuelta Femenina
Cada etapa de La Vuelta Femenina guarda un tesoro
Presentado el pasado 28 de febrero en el Auditorio de Torrevieja, el recorrido de la primera edición de La Vuelta Femenina by Carrefour.es esconde multitud de guiños a la historia del ciclismo.
Las ciclistas escribirán páginas para el recuerdo en terrenos que ya han escenificado episodios inolvidables de La Vuelta masculina: su final en alto más frecuentado, una de las jornadas más rápidas de siempre, otra de las más largas…
Alicante es sol, playa y mucho más, y La Vuelta Femenina by Carrefour.es lo manifestará a la perfección. La costera localidad de Torrevieja será el punto de partida de esta histórica primera edición después de acoger hace sólo cuatro años el inicio de La Vuelta 19, también con una contrarreloj por equipos. En aquella ocasión se apostó por un trazado entre las Salinas de Torrevieja, un marco espectacular que dejó imágenes bellísimas, y el Puerto. Esta vez, el recorrido de 14,5 kilómetros será plenamente urbano para concluir a la vera del mar, pintando un completo retrato de la patria chica de Sandra Alonso, una de las mejores ciclistas españolas del momento.
La segunda etapa de La Vuelta Femenina by Carrefour.es también recorrerá Alicante. Comenzará desde Orihuela, hogar de un Bernardo Ruiz que a sus 98 años continúa residiendo en su lugar de nacimiento y figura en los anales de La Vuelta como uno de los ganadores más jóvenes de siempre: sólo tenía 23 años cuando se anotó la edición de 1948. La meta, mediterránea, será Pilar de la Horadada: un municipio con seis banderas azules en sus playas que recibirá por primera vez la serpiente multicolor de la gran ronda española.
Igualmente inédita es Elche de la Sierra, municipio enclavado en las últimas estribaciones albaceteñas de la Sierra de Segura. Desde aquí se emprenderá una travesía en dirección a La Roda que, con 148,2 kilómetros, será la etapa más larga de La Vuelta Femenina by Carrefour.es. Curiosamente, La Roda fue la salida de la etapa más larga que se ha disputado en La Vuelta masculina desde 1999: 233 kilómetros hasta Fuenlabrada al término de los cuales alzó los brazos Marcel Wüst.
Si La Roda acogió en una de las cabalgadas más largas de la historia moderna de la gran ronda española, Guadalajara, meta de la cuarta, escenificó una de las más rápidas. Fue en 2019, con 219,6 kilómetros entre Aranda de Duero y la capital alcarreña que se recorrieron en sólo 4 horas y 20 minutos: ¡50,628 km/h de media! Ninguna etapa de las últimas 20 ediciones de La Vuelta masculina ha sido tan veloz. La jornada partirá desde Cuenca y coronará el Alto de Horche, de 3ª categoría, a 12 kilómetros de meta. Emula así el recorrido de una etapa de La Vuelta 2001, también entre Cuenca y Guadalajara, resuelta con una escapada victoriosa del italo-americano Guido Trenti.
La quinta etapa de La Vuelta Femenina by Carrefour.es unirá dos escenarios inéditos en la historia de La Vuelta: el coqueto municipio madrileño de La Cabrera, sito en la Sierra Norte, y el Mirador de Peñas Llanas, a las afueras de Riaza. La localidad segoviana, no obstante, sí que recibió al pelotón masculino en 2015, con una sabrosa etapa de media montaña en la que Nicolas Roche se llevó el gato al agua por delante de Haimar Zubeldia.
Para su sexta y penúltima jornada, La Vuelta Femenina by Carrefour.es visitará Cantabria, punto de partida de la última edición de la CERATIZIT Challenge by La Vuelta el pasado mes de septiembre. La segunda etapa de dicha prueba, en Colindres, incluyó el Alto de Fuente las Varas: en él atacó Annemiek van Vleuten para decantar la general en su favor. Dicho puerto estará incluido en el recorrido también en esta ocasión, a 64 kilómetros de la salida de Castro Urdiales y a 43 de la llegada en Laredo. A sólo una decena de kilómetros de la meta está Ampuero: el pueblo natal de Mercedes Ateca, pionera del ciclismo femenino español. Ella, oriunda de la pedanía de Udallas, fue la primera ciclista española que participó en carreras internacionales allende de nuestras fronteras, allá por 1978, y la primera campeona nacional de la historia un año más tarde.
El gran fin de fiesta de La Vuelta Femenina by Carrefour.es llegará con una etapa de alta montaña en Asturias, con salida en la inédita Pola de Siero y meta en Lagos de Covadonga, final en alto más utilizado de la historia de la gran ronda española con nada menos que 22 presencias desde 1983. No obstante, esta cima merece capítulo aparte…
Imagen: © Unipublic / Lino Escuris
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