Connect with us
Leaderboard 1 XX
Leaderboard 2 XX

Ciclismo antiguo

Así vivíamos la Vuelta con José María García

Publicado

en

DT-Swiss 1024×14

La Vuelta a España de José María García fue un espectáculo

Todo listo. José María García y su equipo. Por delante del pelotón En Antena 3. En helicóptero para captar cada instante. Con coches de seguimiento, motos y un estudio móvil de 16 metros. Siga la Vuelta ciclista de 1989 al detalle”.

Así rezaba la publicidad de la presencia de José María García en la Vuelta a España hace 33 años.

Para mí José María García era el líder indiscutible de la Vuelta. Con García, la carrera española vivió su época dorada. El seguimiento mediático era espectacular y las salas de prensa se quedaban pequeñas para albergar a tan alto número de profesionales de la comunicación. Primero en la modélica ANTENA3-RADIO y posteriormente en la CADENA COPE y en ONDA CERO, José María y su numeroso equipo se volcaban con la Vuelta. Nadie informaba tantas horas de la carrera, desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la madrugada. El esfuerzo era grande, pero la recompensa no tenía precio.  Tuve el privilegio de formar parte del equipo de García durante 11 ediciones de la Vuelta y debo reconocer que el ciclismo me lo ha dado casi todo. Durante esos años conocí a gente maravillosa, como los que dan pedales, los directores, auxiliares, miembros de la organización y demás responsables.

Kern Pharma

Desconozco lo que ocurre ahora, pero aquel ciclismo era muy cercano, la relación resultaba muy fluida con los equipos, lo cual no impedía ser críticos e independientes siempre que la situación lo requería. Evidentemente, unos lo aceptaban con resignación y otros pedían explicaciones al día siguiente, casi siempre de forma educada y respetuosa. García es el mejor periodista deportivo que ha existido, un visionario que revolucionó y transformó el mundo de la radio, tanto a nivel informativo como técnico. Siempre era el primero en tirar del carro. Su capacidad de trabajo era inmensa. El primero en levantarse,  el último en acostarse. Su respeto por el ciclismo era total. De hecho, durante el resto de la temporada, jamás abandonaba los estudios de la emisora para dirigir la información de un evento deportivo.

El ciclismo y la Vuelta eran la única excepción. Vivía día y noche para la carrera. En pleno desayuno ya planificaba la jornada, los protagonistas más interesantes, hablaba con los directores,  con los ciclistas y distribuía el trabajo a su gente. La perfecta coordinación del numeroso equipo y tantos años juntos, nos hacía funcionar sin necesidad de demasiadas reuniones. Las justas y necesarias. Las previas a las cronos, que resultaban ser días muy complicados,  y poca cosa más.

Confiaba ciegamente en su gente y cada cual buscaba la información a través de sus fuentes, que luego se plasmaban en antena. Siempre he pensado que a García nadie le regaló nada. Era el mejor por una razón muy simple: trabajaba más horas que nadie. Se preocupaba mucho del equipo, quería los mejores hoteles, los mejores coches y motos y  una uniformidad perfecta. No regateaba esfuerzos y nos sentíamos muy  valorados en todos los sentidos. El grupo lo formábamos 23 personas, entre informadores, técnicos, productores, conductores y personal del espectacular helicóptero que servía como enlace para las conexiones en carrera. En aquellos años, la telefonía móvil acababa de nacer y la cobertura no tenía nada que ver con la actual. Recuerdo conexiones desde los lugares más recónditos, con niebla e incluso con nieve, en aquellas vueltas del mes de abril-mayo.

Luego, en septiembre, la climatología resultaba bastante más benigna. García te lo daba todo, pero luego exigía  perfección. Quería conexiones impecables, tanto a nivel técnico como informativo. No se podía escapar una noticia, vivías 18 horas para la carrera y apenas descansabas 4-5 horas diarias. Las conexiones eran todo un espectáculo, con dos unidades móviles en carrera, dos motos, un helicóptero de enlace, tres comentaristas de primer nivel, reporteros, narradores, técnicos, productores, chóferes, hasta completar un grupo de 23 personas.

Los directores seguían la carrera por la radio de García. Tenían toda la información que necesitaban y, además, intervenían en antena a través de equipos de transmisión conectados en sus propios coches. Era la “rueda de directores”. Cuando un ciclista importante abandonaba la carrera, al minuto estaba en antena. Recuerdo la caída de mi amigo Fernando Escartín en el descenso del Cordal, bajo una intensa lluvia, camino del Angliru. El ciclista de Biescas se casaba a los pocos días y, desde la camilla de la ambulancia, camino del hospital de Mieres,  con fractura de varias costillas y con un neumotórax, tuvo los arrestos de manifestar  en directo, con un hilo de voz que “la familia y todo el mundo esté tranquilo, que la boda no se aplaza…”

Miguel Indurain,- Don Miguel, para García-, Abraham Olano, El Chava Jiménez, Roberto Heras, Fernando Escartín, Jalabert, Manolo Sainz, Belda, Míngez, Peru, Echávarri, Unzúe, Juan Fernández, Rafita Carrasco… nadie tenía un no para García. Incluso  eran habituales las conexiones con el Rey Juan Carlos o con el presidente del gobierno, dialogando y felicitando a Miguel Indurain cuando el navarro iba acumulando Tours de Francia. Una vez acabada la etapa, mi teléfono móvil recibía la llamada de García: “Oli, esta noche no puede fallar Miguel. Le quiero a las 12 en punto. Le felicitará el Rey, en directo

 Y allí nos teníais,  en el restaurante parisino de turno, gateando en plena cena, camino de la mesa del ciclista navarro, adelantándonos a la dura competencia para que José María anunciara:  “Majestad, le escucha Don Miguel Indurain…” Había llegado el momento de respirar tranquilo y soltar la tensión después de tres intensas semanas de lucha diaria. A partir de entonces, la única meta era disfrutar de la glamurosa noche parisina. Tras el programa, el jefe volvía a llamar para felicitar por el buen trabajo.

José María García profesaba auténtica devoción por los ciclistas y en especial por la Vuelta.

Pero volviendo a los ciclistas se enamoró de la profesionalidad y la dureza con la que afrontaban aquellas carreras: a los líderes por su humildad  y cercanía, a los gregarios por su fidelidad.  Recuerdo aquella acertada expresión de  “jornaleros de la gloria”.

Trabajábamos con un extraordinario volumen de publicidad, todo estaba patrocinado. Una de las cuestiones que recuerdo del jefe es que escasamente comía, para el volumen de trabajo que desempeñaba. Y cuando comía o cenaba, no estaba más de cinco minutos sentado, puro nervio. Dos huevos fritos y cerveza con hielo. Tras la etapa, al llegar al hotel, nunca podía faltar la sesión de running, junto a Javier Moracho y otros amigos. Una horita para desconectar y practicar deporte. Claro que no siempre se podía. Porque en días de fútbol, lo de García era una maratón radiofónica.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Estaba en directo desde las diez de la mañana, con  los boletines informativos. Luego, el  final de etapa, que acostumbraba a ir de tres a seis de la tarde. Tras las entrevistas en la zona de meta, una moto aguardaba para trasladarle al hotel, rápida ducha y nuevamente ante el micro para dirigir el “Tiempo de Juego”, hasta las once de la noche. Luego, rápido tentempié y a arrancar la edición diaria de  “SUPERGARCIA”, con las señales horarias de la medianoche y hasta las 2 de la madrugada en antena.

Su ritmo de trabajo era brutal, con una privilegiada agilidad mental. Todo un número uno en el trabajo, el mejor periodista que he conocido y un genio de la radio. En el capítulo deportivo lo inventó casi todo. En el fútbol,  las entrevistas a pie de campo. En ciclismo, las conexiones en directo desde coches, motos, el poder escuchar a los ciclistas hablando a través de los famosos “pinganillos”. Un espectáculo.  La Vuelta tenía un ciclista líder en la  carretera y otro en la información. El ciclismo español  y La Vuelta le deben mucho a José María. Desde su adiós, el ciclismo ha perdido fuerza e influencia mediática.

Por José Manuel Oliván, RadioMarca

Foto tomada de forodeciclismo.mforos.com

 

 

 

 

 

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo
Click para Comentar

Dejar Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Ciclismo antiguo

Milán-San Remo: finales que perduran

Publicado

en

Por

Milán-San Remo Kwiatkowski Sagan JoanSeguidor
DT-Swiss 1024×14

El catálogo de desenlaces Milán-San Remo perfila la trascendencia dela cita

¿Cuánto hace que no vemos un sprint en los desenlaces de la Milán-San Remo?

Exactamente desde 2016, desde Arnaud Démare.

Recuerdo esos años, cuando nos preguntábamos, quién rompe San Remo y casi siempre el sprint se imponía.

Kern Pharma

Peter Sagan, Julian Alaphilippe y Michal Kwiatkowski anticiparon los desenlaces precipitados de la Milán- San Remo y desde entonces cada año es una fiesta.

Acontece un par de veces por temporada, dos de esos momentos que ves venir, que anticipas con la seguridad que te van a dejar seco en el sofá: los desenlaces de la Milán-San Remo y el Mundial de ciclismo.

Si en la pugna por el arcoíris suele suceder en las dos vueltas finales -a no ser que tercie un Remco-, en la la primavera acontece en la subida y bajada Poggio.

Una suerte de carrusel de emociones en la que cada gesto, cada trazada y la suerte juegan un papel total para entrar en la historia.

En este magno escenario, han ganado grandes nombres, pero también otros notables ciclistas que tienen en San Remo su mejor logro y que ,en cierto modo, les hace justifica ante la ausencia de fortuna en otros teatros.

En los tiempos recientes recuerdo la victoria de un tipo brillante pero con escaso palmarés como Jasper Stuyven, o los inesperados éxitos de Matt Goos o Gerald Ciolek, hace diez años justo, cuando la lluvia y la nieve obligaron a recortar el tramo central de la carrera.

Es cierto que durante muchos años hemos tenido desenlaces al sprint en Milán-San Remo.

Los años de Zabel, de Freire, incluso los de velocistas como Cipollini o Cavendish, algunas ediciones tuvieron sus cocos en el Poggio pero no lograron romper.

Y es que la clave está ahí, en romper en el Poggio, si no para arriba, para abajo, una tachuela en cualquier carrera que pesa tras casi 290 kilómetros de carrera.

La entrada en las curvas, frenando para no salir despedido, es la mejor imagen de la dureza real del Poggio en cuanto pendiente, otra cosa es la velocidad a la que van las balas.

En todo caso, los años recientes nos han traído ediciones memorables que entran en colisión con eso que muchas veces he leído sobre qué era mejor, ¿la Strade o San Remo? cuando yo creo que no son cosas comparables.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

No me voy muy lejos en el tiempo para marcaros tres desenlaces top de la Milán-San Remo, tres además que son diferentes entre ellos.

En 2014 la  victoria fue para el noruego de casco torcido, Alexander Kristoff

Entonces en el Katusha, el nórdico sabía muy bien que todo lo que no fuera llegar al sprint le iba a complicar la carrera.

Sabedor de las que se lían en el Poggio, él dejó hacer, Nibali fue el intento más brillante, pero sin éxito.

Luego del descenso, ya con la meta en el horizonte, Kristoff adelantó plazas y puso a un ciclista hoy controvertido como Luca Paolini a controlar con tal maestría el grupo que el noruego, hoy en el Uno X, se vio obligado a imponerse con esa fuerza bruta que le caracteriza.

Cuatro años después, hubo quien rompió el grupo en el Poggio y ganó en San Remo

Si en la edición de Kristoff, Nibali se había quedado con las ganas, esta vez no le pasó factura el gran grupo.

Atacó en el momento exacto en el Poggio para coronar con lo justo y descender hasta la Via Roma con tiempo para celebrarlo con Caleb Ewan maldiciendo su suerte.

Y vamos a por la última que quiero reseñar, la de 2017 y el sprint increíble, con roce incluido, entre Peter Sagan, Julian Alaphilippe y Michal Kwiatkowski, un ciclista mayúsculo en estos escenarios, ganador en San Remo tras soldarse a Sagan en el Poggio, cuajar un descenso impecable y la rúbrica en la volata final.

Como veis tres momentos, tres desenlaces diferentes pero todos poniendo en común que la Milán-San Remo es eso, una carrera mágica.

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Ciclismo antiguo

La semana fantástica de Claudio Chiapucci acabó en la Milán-San Remo

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

Chiapucci demostró que se puede ganar Milán-San Remo atacando de lejos

Veamos quién era ese Claudio Chiapucci de 1991 en la Milán-San Remo.

Recordar que era el el año posterior a su explosión en el Tour, todos le atribuían su segunda plaza fruto de la escapada bidón del primer día, aquella de Futuroscope.

Casualidad o no, el de Uboldo aguantó hasta muy al final y a Lemond le fue de 24 horas para acabar remontándole antes de llegar a París.

Kern Pharma

Esa primavera del 91, todos miraban con curiosidad a Claudio Chiapucci, aunque el suyo no era un nombre que sonara en la salida de la Milán-San Remo.

Aquella tarde de sábado en marzo puso colofón a la 82 edición de la Milán-San Remo, «la más fácil y la más difícil» como me ha dicho muchas veces Eduardo Chozas.

Fácil porque se va mil y el terreno no es quebrado.

Difícil porque hay mil momentos clave y pasa todo tan rápido que acaba ganando siempre el más listo.

Sin embargo la San Remo que gana Claudio Chiapucci pasaría no sólo por la inteligencia en carrera, que también, y sí por un monumento a la fe y el esfuerzo plasmados en una escapada hoy impensable.

Bajo una pertinaz lluvia que en marzo, entre Lombardía y Liguria es heladora, Chiapucci manda a Bontempi arriesgar en la bajada del ¡¡¡Turcchino!!!!.

El descenso que hace el veloz Guido hace estragos y, cuando el pelón enfila la carretera de la costa, ya con San Remo muy al final, la carrera va partida: por delante circula Chiapucci y con él otros perros del calado de Van der Poel padre, es decir Adrie, Lejarreta, Mottet y Sorensen.

Poco después entran elementos tan importantes como Nidjam y Marie, el gran prologuista francés.

Empieza ahí la trituradora de carne, un ritmo endiablado en cabeza que, combinado con el desconcierto de atrás, abre un hueco de cuatro minutos que en ningún momento presagian que esa escapada podía ser la buena.

Pero iba camino de serlo.

En el Capo Mele, Chiapucci impone marcheta y saca de la quiniela de San Remo al mismísimo Mottet.

Luego en la Cipressa, hace lo propio con el resto, salvo Rolf Sorensen, un danés de esos que podríamos llamar ciclista de culto.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Con un minuto escaso, Chiapucci y Sorensen se plantan en la base del Poggio, en el que Claudio, el gran Claudio, tiene un ataque, otro, reservado para Rolf.

Chiapucci coronaría solo el Poggio y de ahí hasta la meta de San Remo

El mismo Chiapucci de Val Louron, meses después, firmaba un éxito antológico, el mismo que esa misma semana había ganado un sprint a los velocistas y una cronoescalada en nuestra querida Setmana Catalana poco antes.

Así era Don Claudio, un rival íntimo de Miguel que quisimos casi tanto como al mismísimo Indurain.

Imagen: RTBF

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Ciclismo antiguo

Sean Kelly, 7 París-Niza en blanco

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

¿Quién puede igualar a Sean Kelly en la París-Niza?

Qué bonita era la París-Niza cuando el líder iba de blanco, cuando la veía con Miguel Indurain, con Laurent Jalabert, con VDB y con King Kelly.

De esos años guardamos imágenes imborrables que protagonizaron los más grandes del momento porque en esta carrera no ganaba un cualquiera, aunque más complicado veo que cualquiera iguale a Sean Kelly en el palmarés de la París-Niza.

Jean de Gribaldy siempre tuvo ojitos para su querido Sean Kelly, ese irlandés trabajador, de raíces campesinas, cuyo talento impresionó a uno de los grandes directores de la historia del ciclismo, trayéndoselo ya en 1976, mucho antes de empezar su gran ciclo en París-Niza.

Fichar por el Flandria fue el primer paso de Kelly para convertirse en el gran dominador de toda la historia de la carrera hacia el sol, la París-Niza, en un periodo de dominio que no sólo impresiona por la propia carrera, siete triunfos seguidos, también por la historia del ciclismo en general.

Corriendo en el equipo de Gribaldy, nuestro querido irlandés tomó buena nota de cómo el «ganalotodo» Freddy Maertens gestionó su triunfo en la carrera que se distinguía por su maillot blanco.

Entre otras sutilezas, Kelly asistió ante su compañero belga a una genial gestión de las bonificaciones para sacar el premio más grande posible.

A los pocos años el maestro Maertens vio cómo el alumno le tomaba el rebufo y le superaba en la historia.

Sean Kelly firmó su primer triunfo en la París-Niza en 1982, líder camino de Saint-Étienne, cinceló su primer trofeo en el que sería su feudo por años, la cronoescalada al Col d´ Èze, epílogo habitual durante tantos años en la carrera.

Gilbert Duclos Lassalle y Jean Luc Vandebroucke acompañaban al astro irlandés en la primera travesía blanca.

A la siguiente, 1983, Kelly no sólo gestionaba como Maertens, también era capaz de dar golpes de teatro que dejaban secos a sus rivales como la subida a Tournon o la etapa de Miramas, repitiendo en Mandelieu, para desespero de Zoetemelk, y renovando corona el Col d´ Èze.

Ese era Sean Kelly, guante de seda, golpes demoledores en la carrera con la que se mimetizó durante años, abriendo el repertorio a todo tipo de triunfos, a través de múltiples exhibiciones

Como en 1984, cuando demostró que no sólo daba lecciones de cara al liderato y sí por el puro y simple gozo del público, como en la llegada en la que se impone al sprint a Eddy Planckaert en Bourbon-Lancy, lejos aún de los momentos decisivos de la carrera.

Estos llegarían, por ejemplo, en el Chalet-Reynard, donde Eric Caritoux, semanas antes de ganar la Vuelta a España, le mantuvo controlado el rebaño de rivales, entre los que se contaban Hinault, Millar, Vichot y Rooks,

1985  sería una edición extraña para Kelly, en una carrera marcada por el frío intenso, el irlandés ganaría su cuarta París-Niza sin triunfo de etapa.

La presión de su compatriota Stephen Roche le llevó a ir a lo práctico, a pesar de que en el Col d´Èze, Roche diera cuenta de Kelly por un segundo.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Ya con los colores del Kas, Sean Kelly renovaría a lo grande su dominio en la carrera, con una edición que no tuvo otro líder que su persona.

Desde el prólogo de París al epílogo en las alturas de Niza, en el Col d´Èze, Kelly no dejó nada para los demás: en el podio le acompañaron dos integrantes del cajón del Tour de ese año, Urs Zimmermann y Greg Lemond, casi nada.

1987 y Kelly sumaría su sexto triunfo: una carrera marcada por una igualdad terrible con Roche, en vísperas de sus grandes triunfos, que se rompería por un pinchazo de Stephen en el sector matinal de la jornada final.

La última victoria de Kelly llegaría al año, en una edición marcada por la muerte meses antes del diector de la carrera, Jacques Anquetil.

En ruta, Kelly homenajea a maitre Jacques con un triunfo final que selló, no podía ser de otra manera, en el Col d´ Èze.

Y es que esta cima, que está tan presente también hoy, en la jornada express por los alrededores de Niza, es sin duda el sitio que deberíamos escoger para tomar medida del monumento que Sean Kelly le hizo a la París-Niza, pues tomando el inicio de subida a diez de la cima, el irlandés tiene aún hoy el mejor registro de siempre 19´45´, el que marcó en la edición de 1986.

Tras sus tiene triunfos, empequeñecen los cinco de Anquetil y los tres de Merckx, Zoetemelk y Jalabert.

Imagen: Paris-Nice

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

Ciclismo antiguo

Bartoli en 5 esenciales

Publicado

en

Por

DT-Swiss 1024×14

Cuando estaba en forma, Michele Bartoli era un huracán

De esos ciclistas que seguro, pase lo que pase, recordarás con el tiempo, no importa cuánto pase, cuándo lo pienses, Michele Bartoli fue uno de los ciclistas que más me marcó en los noventa.

Y no sabría decir un motivo en concreto, quizá fuera esa amalgama de imágenes, de omnipresencia en la carrera, un ciclista al que le encantaba que le diera el aire, que firmó en una Lieja, una de las victorias más increíbles que le recuerdo a alguien que competía en minoría.

Recupero la rueda de Michele, y ahí van mis cinco rasgos…

Kern Pharma

Corredor competitivo en muchos frentes

En dos años, Michele Bartoli fue capaz de ganar el Tour de Flandes y la Lieja-Bastogne-Lieja.

Su polivalencia en clásicas quedó probada en casi todos los terrenos, pues pasó de largo de Roubaix.

En las grandes, tentó un poco en el Giro 1998, donde logró su primer gran triunfo, en una etapa de 1994, pero quedó claro que las generales eran demasiado para él.

Una pose que rozaba lo pornográfico

Su forma de correr, ese ánimo ofensivo, maridó perfectamente con su acople a la bicicleta.

Cuando se agarraba de abajo y se erizaba como un gato se desataba la tormenta.

Gran canaria 400×400
Cruz 400×400

Un palmarés de capricho

Su medio centenar de triunfos no sólo es cosa de cantidad, y sí de calidad.

Bartoli ganó cinco monumentos y pudo haber sido alguno más.

Abrió la cuenta en el Tour de Flandes, con un ataque demoledor en la capilla, cuando ésta era decisiva en la carrera, un poco como ahora la Het Nieuwsblad.

Le siguieron dos Lieja-Bastogne-Lieja y ya más mayor, sendos Giros de Lombardía.

Ojo con el valor y la dificultad de ganar un monumento, que Michele sumó hasta cinco.

San Remo y Mundial, sus asignaturas pendientes

En ese bagaje de lujo, le quedó la «pena» de no llevarse ni la Milán-San Remo ni el Mundial.

Especialmente doloroso fue su bronce en Valkenburg, cuando Camenzind se le adelantó, siendo el gran favorito.

Su cara en el podio era un poema, el mundial para cualquier ciclista es lo increíble, para un italiano, el viaje al cielo.

¿Una carrera? Lieja de 1997

Aquello fue un abuso, una carrera de esas que nunca olvidas, un frenesí de no sé cuántos kilómetros en un pulso a tres con Bartoli entre dos ONCE, Zulle y Jalabert, para más señas.

Escapados con ambos, el italiano no se cortó ni un pelo, entró a los relevos y encajó todos los golpes hasta que, a menos de un kilómetro de meta, hizo del muro de Ans la tumba deportiva de Jalabert.

Aquel día, el bicho fue demasiado, como lo sería Vandenbroucke para él un par de años después.

Imagen: L´Equipe

 

 

Terres Ebre – Inferior post 1024×300
Continuar Leyendo

DESTACADO

Lo + leído

Copyright © 2017 Página propiedad de JoanSeguidor. www.joanseguidor.com y www.elvelodromo.com son propiedad Joanseguidor. Agencia especializada en contenido deportivo, Ciclismo de carretera, BTT Mountain Bike, Gravel o ciclocross y el mundo relacionado con la bicicleta.