Ciclismo antiguo
Jan Ullrich debió ser el sucesor de Miguel Indurain
El motor de Ullrich se midió al de Indurain
El otro día escuchando el Pedal Vintage, creo que el de las consecuencias del mundial de Duitama sobre Miguel Indurain, se dedicó una reflexión a Jan Ullrich que concuerda al 100% con mi opinión.
Se decía del alemán que su irrupción fue una noticia impactante, con veintipocos años su dominio de la escena era brutal, siendo el mejor en montaña y ganando contra el reloj, trabajando para Bjarne Riis y teniendo suficiente para ser segundo.
De hecho seguimos pensando que Ullrich debió ganar el Tour de Riis, el que debió ser el sexto de Indurain, pero lo que allí dentro estaba tramado marcaba al calvo danés como caballo ganador.
Ya sabemos la gasolina que se estilaba en aquella época, y que Ullrich estaba metido aquel saco, pero aquella manera de correr evidenciaba otras muchas cosas: un motor como sólo habíamos visto en Indurain.
Podríamos incluso comprar el argumento que la irrupción de Jan Ullrich fue el uno de los motivos que barajó Indurain para retirarse del ciclismo.
El navarro había admitido alguna vez que el ciclismo ya no tendría sentido para él en el momento que el Tour no estuviera a tiro y el alemán era un rival que superaba con creces lo visto hasta la fecha.
Por eso nos preguntamos por los motivos por los que Jan Ullrich no acabó de explotar todo lo que pudimos imaginar en un primer momento.
Él ganó el Tour con 23 años, no muy lejos de la edades de Pogacar y Bernal, y su nivel ya era tremendo, a tal altura que quizá el problema no era aspirar a mejorarlo y sí a mantenerlo.
Y mantenerse era un tema que Ullrich no llevaba bien, descuidado como pocos campeones, se permitió extravagancias de aquellas que habíamos visto en el mismo Jacques Anquetil, famoso por su apetencia al cabrito y el champagne.
Costumbres poco ciclistas que en Ullrich se plasmaban cada inicio de año con esa cara redonda, digna de ocupar su lugar en una moneda, y una generosa tripita.
A todo ello, añadidle las juergas y las salidas de tono, una de ellas le dejaría sin Toour.
Esas imágenes, se sumaron al año estratosférico de Marco Pantani en 1998, con esa etapa en la que le sacó del mapa en Les Deux Alpes y la reacción de grande Ullrich en la Madeleine.
Junto a la explosión de Pantani, estuvo Lance Armstrong que con el alemán hizo pequeño el récord de Poulidor.
La coincidencia de ambos ciclistas, sobre todo la del tejano, con el alemán le pusieron en el sitio que ocupa en la historia.
Si la Operación Puerto no se lo hubiera llevado por delante, Ivan Basso ya le había tomado la delantera.
Si el motor de Ullrich era descomunal, su estrategia no era un punto fuerte, de hecho entró en el cuerpo a cuerpo con Virenque y Pantani en subidas tipo Alpe d´ Huez donde tenía todas las perder, o nunca pudo burlar el control y marcaje de Lance Armstrong, quien jugaba a quedarse en los puertos para luego rematarle.
Jan Ullrich es el perfecto ejemplo de lo que podría dar un campeón con una cabeza bien amueblada, aunque hay que decir que en su descargo que alinear mentalidad y cualidades físicas es algo tan complicado que sólo lo vimos en un ciclista al 100% y no fue otro que Miguel Indurain.
Ciclismo antiguo
100 años de Bernardo Ruiz
Bernardo Ruiz fue el primer español en pisar el podio del Tour
Cuando Bernardo Ruiz nació, ayer hace 100 años, España en pleno periodo de la dictadura conducida por Miguel Primo de Rivera en conexión directa con el el rey Alfonso XIII, el último monarca antes de la irrupción de la segunda república.
En Orihuela, Bernardo Ruiz daba sus primeros pasos, los de un un pionero que abrió el camino para el ciclismo español en competiciones internacionales, primer podio en el Tour, en un contexto muy diferente al actual, puesto que en su época el ciclismo en España estaba en la prehistoria.
Desde joven, Ruiz demostró su talento.
Empezó a ganar competiciones importantes como la Vuelta a España en 1948 y la Volta a Catalunya en 1945, con 20 años. También ganó varias veces el Campeonato de España y la Vuelta a Valencia.
Pero lo más destacado de su carrera fue su participación en el Tour de Francia, el gran escaparate y restablecido tras el parón por la Segunda Guerra Mundial.
En 1951, Bernardo destacó en el Tour al ganar dos etapas y quedar en noveno lugar en la clasificación general, lo cual fue un gran logro para un ciclista español en esa época.
Al año siguiente, en 1952, logró el tercer puesto en la clasificación general del Tour, convirtiéndose en el primer español en subir al podio, fue el primero de una lista larga y fecunda en nombres que vienen hasta hace bien poco.
Este logro fue muy importante para el ciclismo español, que en ese entonces no tenía mucho reconocimiento internacional.
Además, Bernardo siempre destacó la figura de Fausto Coppi, el ciclista italiano que para él fue el mejor de todos, por su talento y versatilidad tanto en carretera como en pista.
Después de catorce años de carrera, Bernardo Ruiz decidió retirarse en 1958.
Su legado en el ciclismo español es enorme, pues fue el primero en lograr un podio en el Tour y abrió las puertas para que otros ciclistas españoles pudieran destacar en el ámbito internacional.
Por todo, Bernardo Ruiz fue un ciclista clave en la historia del ciclismo español, especialmente por su papel en el Tour de Francia, y su legado sigue muy vigente desde la expo que se le ha dedicado en su Orihuela natal.
Imagen: Córdoba Hoy
Ciclismo antiguo
DEP Emile Idée, el ganador de etapa del Tour de más edad
Fallecido a los 104 años, Emile Idée se hizo ciclista en plena Segunda Guerra Mundial
No hace mucho Federico Martín Bahamontes nos dejaba a los 95 años para dejar de ser el ganador de Tour vivo más viejo.
Estos días leemos que se ha ido Emile Idée, un exciclista francés de 104 años que con su etapa en el Tour de Francia a finales de la década de los 40, suponía el vínculo vivo más longevo con aquellos años de postguerra.
Como decimos, Emile Idée era el ciclista más veterano en ganar una etapa del Tour de Francia, y nos dejó a los 104 años en su casa, cerca de París.
Fue una figura destacada del ciclismo francés en los años 40, a pesar de que su carrera se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial.
Idée se convirtió en profesional en 1942 -en plena Segunda Guerra Mundial y los nazis ocupando Francia- y destacó como especialista en contrarreloj.
Ganó varios Campeonatos Nacionales y el desaparecido GP Nations, considerado en su época como el título no oficial de contrarreloj mundial.
Durante su carrera de 12 años, corrió para equipos como Alcyon-Dunlop, La Perle–Hutchinson y Peugeot-Dunlop. Además, compartió pelotón con leyendas francesas como Louison Bobet y corredores internacionales como Fausto Coppi y Briek Schotte.
Incluso quedó segundo en la París-Roubaix de 1948, detrás del belga Rik van Steenbergen.
Uno de sus mayores logros fue ganar cinco veces el Critérium Nacional, una de las carreras por etapas más prestigiosas de Francia. También fue el ciclista más longevo de la primera edición del Tour de Francia tras la guerra, en 1947.
El momento cumbre de su carrera llegó en 1949, cuando ganó la etapa 13 del Tour de Francia en un sprint final en Nimes. En una entrevista, Idée recordó haber intimidado a un rival italiano durante esa escapada, diciéndole: «Si intentas atacar, te doy una buena paliza«.
Aunque no se sabe si el italiano le tomó en serio, Idée demostró ser el más rápido y se llevó su única victoria en el Tour.
Se retiró en 1952 y luego abrió varias tiendas de bicicletas, viviendo el resto de su vida en Melun, cerca de París.
Emile Idée será recordado no solo como un gran ciclista, sino como un testimonio viviente de una era crucial del ciclismo.
Imagen: Journal L´Union
Ciclismo antiguo
DEP Pascal Hervé
Para mí, Pascal Hervé fue uno de los mejores ciclistas que sucumbieron en el derrumbe del equipo Festina
Imagen: Ciclismo a fondo
Ciclismo antiguo
La primera Vuelta a España de la historia
Cincuenta inconscientes tomaron la salida de la primera Vuelta a España
Pues ya estamos en los noventa años desde la primera Vuelta Ciclista a España.
Fue por estas fechas que unos cincuenta descerebrados se ponían en marcha desde la madrileña Puerta de Hierro.
Eran pocos, muy buenos, duros como rocas e inconscientes.
Eran lo que a la historia le llamaríamos la prehistoria, pioneros e impulsores de un deporte que por esas fechas causaba furor, lanzaba hordas a las cunetas, paraba fábricas, daba recreo a los niños y se sentaba en cualquier tertulia de bar.
El 29 de abril de 1935 nacía la Vuelta a España
Hace ochenta años, en un país hecho trizas ideológicamente, con la República, la segunda, en plena revisión y en vísperas de un conflicto que muchos consideraron la primera entrega de la Segunda Guerra Mundial, quedaban escasos quince meses para la Guerra Civil.
Los ciclistas que tan temprano se reunieron en Madrid salieron dirección a Valladolid para completar la primera etapa.
Luego camino al norte, paseo por la cornisa cantábrica y paso obligado por el ombligo de la España republicana, Eibar, de donde curiosamente habían salido todas las bicicletas que se usaron en esa edición, pues traerlas de fuera con aquellas comunicaciones era imposible.
Eibar era esos días un semillero de cambios y continuas cábalas.
Acaban de dejar la armería, en crisis por muchos motivos, y se habían centrado en juntar los mismos tubos pero para dar forma a bicicletas.
En la salida de la Vuelta, de la primera Vuelta, hubo una especie de subasta para ver quién equipaba la mitad internacional del pelotón, representada por un puñado de belgas entre los que estaba la gran figura de la edición, Gustaaf Deloor.
BH ganó la partida y se llevó las estrellas europeas. Ganaron la Vuelta.
En el otro lado, estuvo el pelotón español, encabezado por Mariano Cañardo a los mandos de una Orbea, la otra gran fábrica eibarresa que compitió por las vedettes belgas. Cañardo no ganó la carrera, estadísticamente hablando, pero fue el personaje que juntó todo tipo de personas para chillarle en la cuneta y apretar gajos de tiza escribiendo «Viva Cañardo» contra las terribles carreteras del momento.
Siguiendo con la carrera ésta continuó en dirección a Zaragoza, a las huestes del Club Ciclista Iberia y su antiguo velódromo en el que ganó precisamente Mariano, antes de entrar en Barcelona, donde la gente acogió la carrera con la locura que sólo Cañardo, ídolo del lugar, podía despertar.
Posteriormente camino de Levante, Granada, Sevilla, Extremadura y vuelta a Madrid previo paso por Zamora, a donde Cañardo llegó montado en la bicicleta de un transeúnte porque la suya no daba abasto a pinchazos y averías.
Aquel ciclismo de hígado y sangre nos resulta lejano, mucho en el tiempo, incluso en la mentalidad, pero sin embargo era auténtico y en muchos sentidos envidiable, no en el papel del ciclista, que pasaba auténticos calvarios, pero sí en el del espectador.
Era el ciclismo de portadas, el de litros y litros de tinta vertidos en papel, el de palabras airadas entre seguidores,… un ciclismo que ochenta años después anhelamos
Y ya que nos alineamos con efemérides, decir que hará cuarenta primaveras nació Ciclismo a Fondo, la revista con la que crecimos y alimentamos los sueños ciclistas de niñez.
La decana cabecera surgió con un imberbe Perico ganando aquella Vuelta en la que casi nadie se pone de acuerdo cómo se resolvió más allá de la certeza del resultado. Podríamos incluso achacarlo a la niebla y confusión de Navacerrada.
Obviamente no puedo menos que recomendaros mi libro, que por cierto se abre con lo que pasó tal día como hoy hace casi noventa años…
Imagen: Hemeroteca El Mundo Deportivo
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JESÚS EGUIZÁBAL
11 de febrero, 2021 En 9:50
Excelente artículo. Tanto Ullrich como Lemond eran mis ciclistas preferidos, en distintas épocas pero grandiosos.
Alberto
12 de febrero, 2021 En 9:07
Este en el tour era lo que pocholo en ibiza
Bikepa
22 de marzo, 2021 En 19:16
Excelente artículo,Las cualidades físicas de Ullrich seguramente eran mejores que las de Miguel. Igual le tocó compartir en la época dorada de lance y eso pesó mucho..