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El eterno apetito de Brad Wiggins
Aunque para muchos pase desapercibido, estos días tiene en una localidad a caballo entre Basilea y Berna el Campeonato de Europa de ciclismo en pista que en términos prácticos marca el pistoletazo para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Entre otras valoraciones, que haremos una vez acabe la competición, destacó la final de persecución por equipos en la que Bradley Wiggins fue el nombre más ilustre de la cuarteta británica, que sin ninguno de los que fueron campeones olímpicos en Londres, se colgó el oro tras rodar a 3´55´´los cuatro kilómetros. Una bestialidad.
Sin embargo traemos a la #PantallaJoanSeguidor la reacción airada y eufórica de Wiggins tras saberse con una nueva perla en su palmarés. El londinese de Gante que homenajea ese ciclismo de barba con su aspecto hispter es el vivo ejemplo del hambre infinito por competir y ganar. Su «countdown to Rio» ya ha comenzado,
INFO
Mira qué bellezones de ruedas finas tiene @Tuvalum para vosotros
Ciclismo antiguo
Un ganador del Tour disputando el triunfo de Roubaix
¿Veremos al Pogacar, ganador del Tour, optando un día al trono de Roubaix?
Dándole vueltas a la campaña de Tadej Pogacar nos preguntamos el otro día, de charleta con Espinar & Rivera, si un día el esloveno abriría el foco hasta Roubaix, el último rincón en el que esperamos ver a un ganador del Tour.
La profundidad de la apuesta de Tadej en este ciclismo es tan grande, que verle en el infierno, intentando el doble requiebro de buscar el Tour y Roubaix el mismo año, o en diferentes campañas, nos parecería el paso último en su camino.
En la historia que yo conozco, cuento con los dedos de una mano los que se atrevieron al doblete y no todos salieron airosos.
Sin duda, y aunque yo no lo viera en directo, la magia de Merckx e Hinault fluyó en ambos lugares en el mismo ciclo.
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Desde entonces, nadie ha logrado reunir este doblete en su palmarés, si bien candidatos los ha habido, aunque poquitos.
Tres me salen, tres nombres anglosajones, de Greg Lemond a Geraint Thomas pasando por Bradley Wiggins.
Fuera de ahí, pedirle a Indurain, Ullrich, Pantani, Armstrong, con astetisco, y los que vinieron que aunaran dichos objetivos hubiera sido una quimera.
Roubaix nunca entró en sus planes.
Dicen que hubo un antes y un después en el accidente de caza de Greg Lemond.
Si en el corredor que vimos ganar el Tour de Francia de 1989 & 1990 apreciamos un ciclista conservador, antes de 1987, año del casi mortal percance, Lemond era frescura, arrojo y desparpajo.
Una foto que muestra esa tremenda dimensión que alcanzó ese histórico ciclista es ésta: Lemond, irreconocible, roto en las duchas de Roubaix.
El americano llegó a ser cuarto en la París-Roubaix que ganaría el hoy manager del Groupama, Marc Madiot.
Sean Kelly and Greg Lemond, Paris-Roubaix 1985. pic.twitter.com/iPvuW7Z5iQ
— cycling archives (@mission753) April 12, 2019
La foto tiene más de treinta años pero es muy simbólica pues fue un ganador del Tour de Francia comprometido con la conquista “Infierno del Norte”.
Hoy el compromiso de muchos grandes con la cita coincide en el día que el Tour tiene a bien meter tramos venidos a menos para estrés de las estrellas, de todas salvo Tadej.
De los últimos ganadores venideros en el Tour, posiblemente el único hábil para rodar en esas condiciones fuera Cadel Evans, por sus orígenes bikers.
Pero al australiano le siguieron dos británicos que explicaron el amor surgido en las islas por ciertas carreras del viejo continente.
Es cierto que, en las temporadas que conquistaron el Tour, Bradley Wiggins y Geraint Thomas omitieron la ruta a Roubaix, pero también lo es que en sus trayectorias, el Tour y el infierno del norte tuvieron sus renglones.
No lograron el golpe de efecto, pero sí lo intentaron, eso que tantas veces le pedimos a los ciclistas.
Dándole vueltas a lo que comentaban Espinar & Rivera en ese podcast, recordando los rivales de Pogacar ¿para cuándo otro ganador del Tour conquistando Roubaix?
Imagen: Cycling Arcihves
Ciclismo antiguo
Lemond & Hampsten, confesiones americanas en París
Lemond y Hamspten fueron los pioneros del ciclismo del otro lado del charco
Estos días que todos miran el poderoso ocho del Jumbo para el Tour de Francia, con su dúo en punta formada por Roglic y Vingegaard, nos ha venido a la mente uno formado por dos americanos pioneros que nos saben a leyenda: Andrew Hampsten y Greg Lemond.
No es que compitieran mucho juntos, en el mismo equipo, pero sí lo suficiente como para ser punta de lanza en uno de los Tours más icónicos de la historia el de 1986.
Recuperamos esta fotografía del rincón de Photos Nostalgie en la que Greg Lemond, un ciclista que por muchos motivos hizo “Historia” con mayúsculas, sale conversando con su compatriota Andy Hampsten.
Era el final del Tour de 1986, una carrera que, como decimos, muchos años después sigue levantando pasiones y llenando novelas.
La imagen es del 27 de julio de 1986.
Lemond se había convertido en el primer ciclista venido de ultramar que ganó el Tour con Hampsten en el equipo
Aquella fue una edición marcada por las letras que luce en el pecho “La Vie Claire”, un equipo surgido de los chanchullos de Bernard Tapie, que copó la carrera haciendo primero, segundo y cuarto con Lemond, Hinault y Hamspten.
Sólo un suizo peculiar, raro, que le daba miedo volar, Urs Zimmerman, se coló entre el colorido maillot del equipo de Tapie.
Empezaba entonces, y ellos sin saberlo, un largo paréntesis de sequía para el ciclismo francés.
Desde 1985, casi 40 años ya, París no corona a uno de los suyos.
Mundo Bicicleta
Ciudades libres de coches, ruido y polución según ciclosfera
Las Ciudades sin bicicletas
Un estudio de varias universidades británicas revela escenarios urbanos para 2030 y en ellas la bicicleta y los espacios peatonales ganan espacio a espuertas. Esperemos que el sentido común, un mínimo orden y la escasez de energía nos lleven a esta idílica situación sobre la que conjeturan en Ciclosfera.
Si eres capaz de ver una prueba ciclista, mira esta entrada del blog acerca del GIRO de Italia.
Mundo Bicicleta
El ciclismo inventó las malditas rotondas
Hay dos localidades en España que sueñan con las rotondas y con la madre que las parió. Como explican en esta pieza de El País, en Dos Hermanas (Sevilla) y Las Rozas (Madrid), las rotondas son hijas del diablo.
El Tour de Francia en la tele
Enamorados de las retransmisiones del Tour de Francia, ese país que tenía veinte isletas en la entrada de cada ciudad, causando estragos en el pelotón, vieron en estos elementos urbanísticos una solución a los problemas de tráfico. Pero hoy las rotondas no son cosa del país vecino y surgen en las rutas de la Vuelta a España y en cualquier trayecto que un imprudente haga por nuestro país.
La rotanda y el ciclismo
Aunque atención, porque con la bicicleta llegan otras rotondas, elevadas y exclusivas para los vehículos de dos ruedas. Se trata de esta rotonda segregada a lo alto que luce en Eindhoven, una de las principales ciudades de los países bajos. Aquí sólo pasan bicicletas, y seguro que algún avispado español, con ese olfato para todo aquello que implique crear una burbuja, lo importa cuando la crisis empiece a remontar. Son 24 cables que sujetan una estructura circular de 72 metros de diámetro, un lujazo en toda regla. El próximo paso en materia de rotondas.
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