Ciclistas
La admirable vejez de Alexander Kristoff
Talentos como Alexander Kristoff no se corrompen con la edad
La Gante-Wevelgem es una moneda al aire que ni siempre cae a favor de alguno que se lo merece.
Alexander Kristoff sí que se lo mereció
Sin aparecer ni en primera, ni segunda y quizá en tercera fila, pero cuajando un éxito que nos retrotrae a los tiempos de 2015, cuando él y Degenkolb fueron los cocos de la primavera.
Porque para entender al noruego hay que irse un tiempo atrás.
Al día que Dimitri Konyshev apostó por él en Katusha y se hizo un hueco.
Un hueco donde cupieron triunfos en el Tour, una Milán-San Remo de manual, en coalición con Luca Paolini, qué manejo en situaciones adversas, y Flandes.
Un Tour de Flandes en el que le dijo a Niki Terpstra, segundo aquel día: «Ven conmigo que al menos podrás ser segundo«.
Una frase, una sentencia que cincela, que define un carácter de perenne ganador.
Alexander Kristof no es el de antaño, eso se ve a cada paso, pero ahí está.
Fue admirable en su esplendor, y lo sigue siendo ahora.
Y mientras pensamos que sus mejores días han pasado, ahí están las perlas: el europeo, la etapa final en París, Tour de Francia 2018, y esta Gante-Wevelgem.
La Gante-Wevelgem es esa moneda al aire y esa carrera que pone todos los escenarios sobre la mesa.
Vueltas, muchas vueltas para llegar a las rectas que separan Ypres de Wevelgem y ponen una de las coronas más preciadas de la temporada de clásicas.
Una carrera en la que Alexander Kristof fue omnipresente
Gaviria le dijo que iba flojo y la fiabilidad se mide por momentos en los que te vienen con responsabilidades y no las eludes.
Kristof planteó la carrera en dos plazos y en ambos cumplió.
Uno de esos movimientos fue en tierra de nadie, mientras Sagan, Trentin y cia iban a por lo gordo, y Rowe les cogió el noruego se quedó a medias.
No enlazó, fue cazado por detrás y se quedó quieto, en la sala de recuperación de un grupo en el que el Deceuninck corrió a contrapié toda la carrera, igual que Van Avermaet.
Ya sabemos que un sprint tras 260 kilómetros no tiende a resolverse como otro cualquiera.
Alexander Kristoff recogió su premio con sobrada autoridad, volviendo a esos laureles que creíamos del pasado.
Él que parece estar para lanzar a Fernando Gaviria dio una lección de manejo en una gran clásica, como en Flandes y San Remo, en su día.
La veteranía es un grado y peinar canas es también un logro en este ciclismo loco en que los chavales quieren saltarse etapas como cosa mala.
Nacex te lleva la bicicleta donde necesites
En un panorama de velocistas en el los Kittel, Cav y Greipel van dejando hueco, Kristoff apura las brasas de su excelente forma de correr.
Imagen tomada del FB de Flanders Classics
Ciclistas
Tour: No hay nada escrito entre Pogacar y Vingegaard
Mucho ha de pasar entre Pogacar y Vingegaard en este Tour
A ver, una cosa es lo que está sucediendo, otra lo que sucederá, y al final lo que nosotros queramos. Lo digo por el Tour, su primer tercio, y la igualdad aún no contrastada entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar.
Ahora mismo, las cosas están con ese minuto largo entre los dos por la crono, donde el danés falló como no se podía esperar, o sí, porque seguirle a Pogacar, encajar esos golpes, por breves e intensos que sean, te debe romper por la mitad.
En todo caso, el Tour ha cumplido un tercio de recorrido con varias etapas complicadas y una crono como grandes filtros, nada más.
El terreno ha sido suficiente para demostrar que, cuando estos dos abren gas, el cielo se parte por la mitad. Se van solos, sin remisión, ante la frustración del resto, en especial de Remco, pura ambición aguada por el poderío de sus rivales.
A mí, a pesar de todo, el Tour no me parece decantado para nadie.
Pogacar lleva el dorsal uno, ejerce de capo, de favorito principal, lleva la iniciativa, también porque el terreno le favorecía más. Pero no abre hueco. Vingegaard se le solapa, parece que se va a quedar, pero se rehace, reconstrucción sobre la marcha, y le neutraliza, para bien del Tour.
Uno tiene el carisma y la moral; el otro crece en mentalidad y tiene el equipo.
Ojo a este aspecto, porque la fortaleza de Pogacar estos años se ha cimentado mucho en el poder de destrucción previo del UAE.
El lunes, con Sivakov KO y Almeida retirado, todo recayó en Politt, Soler y Wellens.
Narváez y Adam Yates fueron eliminados por los Visma, que ni siquiera tuvieron que activar a Van Aert y Simon para aislar a Pogacar y hacer menos poderoso su ataque.
No quiero pensar en lo que va a ser la aproximación a Hautacam el jueves: una jungla es quedarse corto.
Pogacar no compite en este Tour como en él es habitual. Farol o no, coincide que delante tiene a Vingegaard, el único capaz de seguirle y, llegado el momento, responderle.
Yo creo que, a más no tardar, UAE va a buscar golpe de efecto en Hautacam. Por su lado, Visma quiere mantener la situación hasta la semana final, pero al mismo tiempo necesita aislar al líder.
Qué maravilloso enredo, qué maravilloso Tour. Bienvenidos al segundo de los tres actos.
Imagen: ASO./Maxime Delobel
Ciclistas
¿Remco Evenepoel al Red Bull? Todo cuadraría
Aunque Remco Evenepoel fichara por Red Bull, el equipo no sería la clave
El gran bombazo del mercado ciclista está a punto de hacerse realidad: Remco Evenepoel dejaría el equipo Soudal Quick-Step para fichar por el Red Bull-Bora con un contrato de cuatro años a partir de 2026.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Ciclistas
Tour: Van der Poel quiere volar «demasiado» alto
Mathieu van der Poel, en el punto de mira por su acuerdo con una empresa de jets privados
Van der Poel vuelve a brillar en el Tour, cumple con lo que esperábamos -dos de dos en Alpecin-.
Yendo unos días antes, pensé en Icaro cuando leí esta noticia, en el momento de saber que Mathieu van der Poel es embajador de una compañía de jets privados.
Es tan inusual esto entre ciclistas que cualquier reacción que haya leído el neerlandés estos días era más que previsible.
Lo que me alucina es que se sorprenda, más cuando ya había oído murmullo cuando llegaba a los circuitos de ciclocross en un deportivo italiano de alta gama o llevaba esos relojes que patrocinan también el UAE.
Seguimos con el cliché del ciclista, como el deportista menos rico de la elite, y quizá sea cierto.
El tema es que al ciclista le ha venido la polémica a ver tras anunciar en Instagram que será embajador de Flying Group, una empresa de vuelos en jet privado.
El anuncio fue breve: “Encantado de compartir que soy embajador de Flying Group, orgulloso de representar a una empresa que está revolucionando la aviación privada”.
La respuesta del público no se hizo esperar: más de 1.100 comentarios, en su mayoría críticos, señalaban la contradicción entre el uso de jets privados y la necesidad urgente de reducir las emisiones contaminantes.
Algunos comentarios iban al grano: “Coge el tren, tío, y da ejemplo” o “¿El cambio climático te parece una broma?”.
Ante la avalancha de críticas, Van der Poel respondió defendiendo su elección: “Entiendo las preocupaciones medioambientales y respeto todas las opiniones, pero también tengo que cuidar mi tiempo, mi salud y mi tranquilidad. Viajar relajado, con menos estrés y menos exposición, me ayuda a rendir mejor y a mantenerme sano”.
Insistió en que el acuerdo no es por lujo sino por rendimiento deportivo: “Este acuerdo no va de lujo, sino de recuperación y de apoyo para rendir al 100%”.
El argumento, aunque pillado, no deja indiferente más cuando afirma que intenta tomar decisiones responsables con el medio ambiente siempre que puede, aunque reconoce que a veces prioriza sus objetivos profesionales.
A pesar de sus explicaciones, los datos no le ayudan mucho: un vuelo privado medio emite 3,6 toneladas de CO2, más de la mitad de lo que contamina en un año entero un ciudadano medio en Países Bajos.
Y un solo trayecto corto, como de Amberes a Alicante, puede emitir 6,29 toneladas de CO2, lo que supone más de 45 veces lo que emite un vuelo comercial por persona.
Mientras tanto, Flying Group se presenta como una empresa comprometida con la sostenibilidad, aunque no publica cifras concretas de emisiones.
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