Ciclistas
El éxito del Alpecin-Fenix no es casualidad
En la explosión del Alpecin-Fenix juegan muchos factores alienados a la responsabilidad de contar con Van der Poel
Cuando hace unas semanas hablábamos de que en el pelotón había otra manada, por los Alpecin-Fenix, nunca imaginamos que uno de los grandes mecenas de Lefevere, «ese hombre», acabaría embarcándose con el champú con cafeína más popular del pelotón.
En todo caso imaginamos un día leer una pieza como la que deja Procycling, un par de números atrás, y saber que Alpecin-Fenix es el fruto de lo que muchas veces hemos contado aquí, que las tornas han cambiado, que el ciclismo ha cambiado, que las cosas se hacen y surgen diferentes.
Y no es cuestión de comparar, pero es mezquino fiar el resultado o no de un equipo a su presupuesto, es mezquino y tramposo, cuando los hay que con menos sacan resultados que les igualan a los mejores.
Que el Alpecin es mucho más que Mathieu Van der Poel lo suscriben sus resultados, pero también su presencia en carrera y, principalmente, su historia
Una historia que sitúa sus orígenes en el BKCP, sí el equipo de ciclocross en el que empezó a volar el astro neerlandés, que no hizo más que crecer en carretera hasta tocar el cielo en aquella famosa Amstel que VDP gana en el último suspiro contra toda lógica.
De esas brasas salen las formidables llamas que alumbran hoy el proyecto del Alpecin-Fenix, brasas asentadas en un trabajo sordo y admirable de los Roodhooft, la saga de hermanos que pone todo de su parte para que esto siga su curso.
Christoph es el más conocido, se le ha visto mil veces en los boxes de las grandes carreras de ciclocross entre porquería, bicis mugrientas y mecánicos estresados.
A.S.O. Charly Lopez
No rehuye arremangarse y tirar del carro más que nadie, es el hombre de campo, pues en la rebotica está su hermano Philip, el hombre del trabajo gris de oficina, el que negocia los dineros y paga las facturas.
Ambos han ido haciendo crecer la estructura hasta convertirla en esto, desde el charco de barro más representativo de cualquier competición de ciclocross a brillar en la primera semana del Tour de Francia.
Cuando ficharon a Tim Merlier, un chico de Van Aert, le sacaron de las campas de ciclocross para empezar a afilar la lanza y convertirlo en un ganador de etapa de Giro y Tour, siendo un perfecto comodín -un plan B- cuando la situación lo requirió, como ese desenlace de Le Samyn que todos recordamos por la rotura de manillar de Van der Poel pero olvidamos que acabó en el zurrón del equipo azul de la mano de Merlier.
Trabajando de abajo a arriba, sacando ciclistas de Zwift, ciclistas como Jay Vine, que nos ganó hecho un guiñapo en Pico Villuercas, recuperando a otros como Jasper Philipsen, uno de los cocos de las llegadas de la Vuelta, rodeándolo de calidad y experiencia, haciendo sentir importante a cada eslabón de la cadena.
Asi ha emergido la fórmula magistral de Alpecin, el mejor «hair keeper» del pelotón, sabiendo cultivar desde cero para crear una estructura brillante con diferentes equipos, también femenino, clave para que Deceuninck se venga con ellos y aporte más recursos a una realidad que dista mucho de ese proyecto que surgió de Niels Albert, la truncada estrella del ciclocross belga, y encontró en VDP el «big deal» para su crecimiento.
Alpecin-Fenix se ha traído con ellos lo mejor del ciclocross, una gestión de los recursos fina-fina y un serial de ciclistas que se manejan a las mil maravillas en pelotón, dotados de gran técnica y templanza en los momentos comprometidos.
Con ellos se demuestra además otro de los cambios que emergen en este ciclismo, que el Tour es importantísimo, pero no todo, que hay que poner los huevos en diferentes cestas, pues siempre cabe la posibilidad de que una imbécil con una pancarta en la cuneta te arruine la temporada.
Imagen: Luis Angel Gomez / Photo Gomez Sport
Ciclistas
Tirreno-Adriático: Juan Ayuso en hora y forma
Juan Ayuso puede añadir la Tirreno-Adriático a un inicio de 2025 inmejorable
No ganó de forma aplastante, quizá acostumbrados a ver exhibiciones brutales vestidas de UAE, pero la temporada de Juan Ayuso, hasta esta Tirreno-Adriático, está siendo de 10.
Los rivales los conocíamos, estaban marcados, incluso un Filippo Ganna, y eran buenos, Tom Pidcock, hiperactivo, Jai Hindley y el propio Mikel Landa.
Ninguno se lo puso fácil.
Pero Juan Ayuso, marcado desde la salida, vivo y con todas las opciones de cara a esta etapa reina, cumplió el pronóstico.
La etapa había arrancado muy movida, con Mathieu van der Poel atacando desde el kilómetro 0, lo que prometía emoción.
Después de un ritmo frenético, finalmente se escaparon ocho corredores: Gianni Vermeersch, Benjamin Thomas, Samuele Battistella, Jasper Stuyven, Chris Hamilton, Magnus Cort Nielsen, Andrea Vendrame y Andrea Pietrobon.
El pelotón no dejó que la fuga se distanciara demasiado, con equipos como Bahrain y UAE interesados en la etapa, ya que era la única montaña del Tirreno-Adriático.
La diferencia comenzó a reducirse en la subida final, donde primero Bahrain y luego UAE, excelso Del Todo, como el año pasado en esta misma carera, pusieron presión a Filippo Ganna.
Vendrame, que ya había ganado una etapa en esta carrera, se lanzó en solitario con 5 kilómetros para la meta. En esa misma subida, Ganna fue descolgado del grupo por Isaac del Toro, quien, como decimos, impuso un ritmo muy duro.
Poco después, Ayuso atacó y, tras él, se unieron Pidcock y Hindley.
Mikel Landa logró conectar con ellos, pero Ayuso no dejó de atacar. En los últimos 3 kilómetros, el español lanzó varios ataques hasta dejar atrás a sus rivales.
Fue una gran demostración de madurez de Ayuso, quien, pese a la presión y las expectativas sobre sus hombros, controló la situación y ganó con autoridad.
Pidcock fue segundo y Hindley tercero, y no se lo pusieron fácil.
Imagen: FB TirrenoAdriatico
Ciclismo
La caída y abandono de Vingegaard son una muy mala noticia
Ciclistas
La seguridad le quita el sueño a Vingegaard
La caída de Itzulia ha disparado los temores de Vingegaard sobre la seguridad
Para Jonas Vingegaard el accidente de la pasada Itzulia puede ser un antes y un después, lo admitió en su día y ahora lo refleja cada vez que habla de seguridad en el ciclismo.
Ciclistas
Jasper Philipsen va para MVP
Hay pocos ciclistas más valiosos que Jasper Philipsen
Podríamos decir que Jasper Philipsen aún no está en la mesa de los grandes, pero sin duda es uno de los ciclistas que más se acerca a reclamar su lugar.
Hoy en día, Philipsen es uno de los corredores más valiosos del pelotón, no solo porque tiene el nivel para competir y no desentonar al lado de ciclistas como Mathieu van der Poel, sino también porque ha demostrado ser capaz de asumir el mando en momentos cruciales y decidir las carreras a su favor cuando la situación lo requiere.
En las últimas temporadas, el belga ha dejado huella, especialmente con sus victorias en el Tour de Francia y en la Milano-San Remo.
Además, sus dos segundos puestos en el París-Roubaix resaltan la consistencia y el nivel de sus actuaciones.
Es impresionante la cantidad de victorias que ha logrado, muchas de ellas de gran calidad.
Su capacidad para adaptarse y brillar en diferentes escenarios lo ha consolidado como uno de los referentes del pelotón.
Es cierto que a veces se le ha señalado por su actitud algo «mafiosa», como aquella vez en el Tour de Francia, cuando mostró una ambición y control casi abusivos dentro del pelotón. Sin embargo, no se puede negar que Philipsen ha evolucionado hasta convertirse en un ciclista indispensable en la actualidad, un verdadero diferenciador en la carretera.
Su presencia, por ejemplo, ha elevado el nivel de su equipo, Alpecin, y le ha dado a la formación una dimensión competitiva que rivaliza con los grandes equipos.
Mientras que a Van der Poel no se le conoce tanto por sacrificarse por un compañero, Philipsen ha demostrado ser un corredor por quien Mathieu pone el equipo por delante cuando es necesario.
Además de su talento, Philipsen destaca por el buen ambiente que transmite en el pelotón, manteniendo una buena relación con otras grandes estrellas, como Tadej Pogacar y Michael Matthews.
A pesar de sus momentos de tensión, su carácter competitivo y su espíritu de equipo han sido clave para consolidarlo como uno de los ciclistas más completos.
En cuanto a su evolución como sprinter, Philipsen ha dejado atrás las críticas que alguna vez recibió, como cuando nuestro querido Adrián García lo apodaba «Jasper Disaster».
Hoy es uno de los sprinters más letales, habiendo superado las 50 victorias, muchas de ellas de gran nivel, como las nueve etapas del Tour de Francia y varias etapas en la Vuelta a España. Además, su victoria en Kuurne-Bruxelles-Kuurne este año ha sido una clara señal de su potencial, demostrando a Visma que en Alpecin tienen un rival formidable.
No solo es un hombre de victorias en el sprint, sino también un corredor versátil.
La victoria en el Gran Premio de Escalda de hace dos años, donde brilló rodando de manera sublime sobre los adoquines, lo consolidó como un gran especialista en terrenos difíciles, donde se mostró eficiente y competitivo, conectando con otros velocistas belgas que también dominaban las piedras.
Hoy, la presencia de Philipsen es uno de los principales alicientes para poner en aprietos a Pogacar en la Milan-San Remo.
Como es bien sabido, si Van der Poel no logra romper la carrera, Philipsen será uno de los hombres clave.
Este 2025 ya ha comenzado a demostrar cómo puede hacerle daño al mejor ciclista del mundo, reafirmando que está preparado para luchar por los títulos más prestigiosos.
Imagen: A.S.O.
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