Opinión ciclista
Cicloturismo en la nueva normalidad
Así fue una de las primeras experiencias de cicloturismo en la nueva normalidad
Este fin de semana vimos un par de citas de cicloturismo enmarcadas en la nueva normalidad… quisimos saber más.
La quinta edición de la marcha cicloturista Alp-Cerdanya Cycle Tour tenía que ser especial.
Era una buena ocasión para celebrar la consolidación de la cita, un número de los “redondos” para guardar en la memoria.
Y sí, ha sido especial, pero por motivos bien distintos a los esperados. El pasado 19 de julio, en Alp, vivimos la primera marcha cicloturista en la nueva normalidad, la que nos obliga el maldito coronavirus.
Cuando en septiembre de 2019 el grupo de trabajo encargado de organizar la Alp-Cerdanya Cycle Tour se reunió para plantear la flamante quinta edición, el objetivo era construir un evento digno de ser recordado tanto por los que repetían año tras año, y a los que queríamos premiar por su fidelidad, como a los que vinieran por primera vez a descubrir nuestra CicloExperiencia de los Pirineos, como acordamos que sería el eslogan para 2020.
Así se planteó la campaña de inscripción, con la mente puesta en todas las actividades festivas que queríamos preparar el fin de semana de la cita. Llegamos a abrir inscripciones en febrero, con una gran acogida inicial.
La propuesta gustaba, ¡bien!
En marzo, nos topamos de bruces todos con la inesperada y cruel realidad de la COVID-19
Eterna espera…
Para bien o para mal, esta marcha no es un negocio.
Su celebración quedó en pausa indefinida sin más.
Cada miembro de la organización se centró en conciliar su vida familiar y profesional, vigilantes ante todo de la salud y expectantes ante la situación que llevó a la declaración del estado de alarma. ¿Qué pasaría en julio? De entrada parecía un parón temporal breve, que afectaría un tiempo a las inscripciones… fue que no. Semanas y semanas de confinamiento.
Mientras iban llegando cambios de fecha y alguna cancelación, nosotros esperamos.
La climatología de la Cerdanya no permite mucho margen para ir mucho más allá de los primeros días de septiembre y si julio fuera imposible, lo normal era cancelar y ya está.
Ver y esperar.
Nueva normalidad y ¿cicloturismo?
Cuando llegó el calendario de desconfinamiento, vimos que sí podríamos llegar.
Si todo evolucionaba bien ¿por qué no?. Comenzó la ronda de reuniones con el ayuntamiento de Alp, principalmente, y la Federació Catalana de Ciclisme.
¿Es factible hacer una marcha cicloturista?
¿Qué debemos hacer para cumplir con las normas de cicloturismo en la nueva normalidad?
Los protocolos que nos iban facilitando no eran sencillos y, lógicamente, implicaba un cambio radical de planteamiento respecto a lo que debía ser inicialmente… ¡septiembre parecía el siglo pasado!
Asegurar distancias interpersonales, evitar la mínima aglomeración, higiene de manos, reducir cualquier actividad del village a lo estrictamente necesario, avituallamientos individualizados, control de temperatura… y la responsabilidad de todos los participantes de asistir única y exclusivamente si no tenía síntomas ni contacto con algún posible positivo de coronavirus en los últimos 15 días.
Era difícil, pero no imposible
Comenzamos a redactar el protocolo de actuación, a planificar cómo debía ser cada momento, desde la recogida de dorsales, la entrega de maillots, la salida, el límite de inscritos, etc.
La decisión más drástica fue eliminar el recorrido más largo, el Endurance, de 180km, para controlar avituallamientos y horarios.
Los inscritos en esta ruta entendieron la situación, si no se puede, no se puede… y mejor eso que nada después de meses sin normalidad sobre la bici.
Colaboración total
Las idas y venidas de textos, propuestas y sugerencias para acabar de aprobar un protocolo para la prueba han sido constantes, pero lo más destacable es que cuando estas modificaciones han sido incluso a 48h de la marcha, por fuerza mayor, el conjunto de los participantes ha aceptado las lógicas molestias con una enorme responsabilidad.
Era fácil enfadarse por cambios imprevistos, seguramente sí. No obstante, todos sabíamos que era cuestión de adaptarse a lo que se pedía desde el plan de emergencias de la Generalitat de Catalunya (PROCICAT) o aceptar la suspensión.
El protocolo aprobado estaba ahí y todos los permisos en regla.
Solo faltaba seguir el guión.
Y gracias al comportamiento de todos, se cumplió con éxito total. La recogida de dorsales y la bolsa del corredor, que incluía parte del avituallamiento para el día siguiente, con pasillos independientes según tramos de dorsales (bloques de 200), tres horarios de salidas (7.30h, 8.30h y 9.30h) para no superar los 300 ciclistas en cada salida.
Y dentro de cada una, parrillas de menos de 100 ciclistas con marcas en el suelo para mantener una distancia interpersonal de más de 2,5 m2 que salían cada 10 minutos.
Y una recomendación final, evitar crear pelotones
No hizo falta llamar la atención a nadie.
Todos sabíamos por qué era necesario cumplir con ello y el beneficio de ser responsables, disfrutar de una jornada ciclista que llevábamos muchos meses esperando.
Al acabar la marcha, nuevamente mascarilla, envase individual de comida para reponer fuerzas y vuelta a casa. Esta vez no pudo haber masaje, ducha, piscina y sobremesa con los compañeros. Ni carpas de patrocinadores y celebraciones con la familia. El público también entendió que en la distancia colaboraba también a hacer posible la marcha.
El ingente trabajo interno dio sus frutos, pero sin la predisposición de todos los participantes no hubiera sido posible de ninguna manera. Ser la primera marcha de la nueva normalidad tal vez ayude a que otras puedan seguir el camino.
Mientras se mantenga la consciencia que se vio el otro día en Alp, y si la situación general se mantiene controlada, no es imposible
Texto: Juanma Muraday
Foto principal: QuieroMisFotos.com
Opinión ciclista
Grandes vueltas: ¿Quién es el mejor de la historia?
También en grandes vueltas, nadie se puede medir a Eddy Merckx
Las grandes vueltas son al ciclismo lo que los contrafuertes a una catedral.
Podrán gustar más o menos que las grandes clásicas, ciclismo de un sorbo, cargado como un buen café, pero en las tres semanas de un Tour o Giro o Vuelta salen a flote las miserias y excelencias de los ciclistas.
Nosotros somos más de clásicas, ciertamente, pero el fuego lento también le sienta bien a este deporte.
Hemos visto este listado, este top ten en Facebook y no nos hemos podido resistir a opinar, un poquito sólo, sobre los grandes de siempre en esta historia de tres semanas y mil aventuras.
Y vemos que el primero, como en casi todo, porque superarle se antoja imposible en un largo tiempo es Eddy Merckx, el corredor que resume su carrera diciendo que lo ganó todo, todo lo importante, salvo la París-Tours.
Eddy Merckx instauró una especie de yugo sobre el ciclismo que conoció que no tuvo muchos más nombres salvo el suyo desde finales de los sesenta a mediatos de los setenta.
El control de Merckx fue tal que en esa lista sólo sale un contemporáneo suyo, el escurridizo Felice Gimondi, protagonista en aquella jornada de Pra-Loup que cantó el ocaso del belga.
Gimondi fue, como Alberto Contador, un ciclista que explotó pronto.
Pero se le cruzó Merckx, como a otros tantos.
A Alberto Contador se le cruzó Chris Froome, a quien pudo ganar netamente una vez, en la Vuelta del 2014.
Alberto Contador en este listado podría haber estado más arriba.
Pero…
Sin embargo, no se puede obviar ese legado de siete grandes vueltas, siendo además uno de los pocos con las tres.
La lista también contempla a Miguel Indurain: si esto fuera un medallero olímpico, el Tour sería la medalla de oro y eso le pone a la estela de los más grandes.
Es curioso porque el desempate de Merckx e Hinault lo provoca la Vuelta que el belga ganó.
El tejón sigue siendo, más de treinta años después, el último campeón de la vieja escuela, aunque Tadej Pogacar se ha empeñado en seguirle, con cantidad y calidad de éxitos.
Ambos son ciclistas que atacan de amarillo, rosa o lo que fuera, que amasan triunfos de etapa, que abren distancias de diez minutos sobre los rivales.
Miguel Indurain fue otra cosa, como Jacques Anquetil, un poder contenido, medido en la habilidad contra el reloj.
Luego están los italianos, auténticos pioneros.
Belle époque, inaugurada por Alfredo Binda, ciclista que recibía primas por no tomar parte en las carreras y abrir el pronóstico.
Fausto Coppi y Gino Bartali, cuya rivalidad despierta aún emociones.
¿El mejor de la historia?
Cada uno tuvo lo suyo: su tiempo, sus rivales, sus recorridos.
Medirlos en igualdad es imposible.
Si por algo hemos de fiarnos, más allá de los sentimientos que despertaron esos triunfos, es de la estadística.
Y ésta es inapelable: Eddy Merckx
Opinión ciclista
Tour: Estas etapas matan el ciclismo
La primera de las etapas en Francia ha sido un lastre para el Tour
En un ciclismo, en una sociedad de paciencia menguante, como leo a Ander Izagirre, etapas como la primera del Tour en Francia son un tiro en el pie de este deporte.
Llego ahora a casa y leo que os estáis aburrrrriendo con la etapa tostón del Tour. Aquí tenéis algunas decisiones brutas y cómicas que tomaban los organizadores de Giro, Tour y Vuelta contra el aburrrrrimiento. pic.twitter.com/HDRvFMGrRr
— Ander Izagirre (@anderiza) July 4, 2023
No hablamos del deportista, ni de su necesidad de tomarse un respiro en una jornada que conecta la salida vasca con los Pirineos, que puede ser tomada con más o menos calma, hablamos de imagen, de la percepción, de la sensación que, o eres un enfermo de esto, o es imposible tragarse semejante bodrio.
¿Lo mejor?
La retransmisión, como casi siempre, aunque para conocer las Landas, quizá mejor los documentales de La 2.
La imagen de recreo y asueto generalizados esta jornada de julio fue el mejor tarjetón de invitación a la siesta.
Ya veis, el mito de la siesta y el ciclismo, con la voz de Perico o Javier Ares de fondo, en el calor de julio, las jornadas intensivas en el trabajo.
El ciclismo no puede permitirse etapas así, el Tour, tampoco.
Es la etapa cuatro del Tour de Francia 2023, no estamos en ruta hacia los Campos Elíseos, de homenaje al ganador, ni tampoco en el día después de una gran batalla.
Las fuerzas están frescas y las etapas buscan ganadores y protagonistas en su desarrollo.
El hecho que lamentaba Antonio Alix, sobre los belgas atacando al unísono, como en una broma pactada con la moto de Philippe Gilbert, define un paisaje triste, indigno de la mejor carrera del mundo.
El comentario de Contador, sobre cómo suben los clicks de su marca de bicicletas cada vez que uno de los suyos va en fuga debería ser de conocimiento generalizado en el pelotón, a sabiendas que hay mucha gente mirándoles, pero también equipos de marketing calculando cada segundo que su marca tiene exposición en la televisión.
Jasper Philipsen repitió triunfo en una de las peores etapas que recuerdo del Tour, y eso que hay unas cuantas, pues fumadas suceden cada año, puntuales a la cita.
El ciclismo no se puede permitir días así, los ciclistas por intocables que crean, tampoco.
Seguro que vendrán grandes días de ciclismo, pero si a la larga estos trayectos decantan la balanza sucederá que igual no habrá dinero para todos.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
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