Ciclistas
Si el ciclismo pierde la magia ¿qué le queda?
La tecnificación del ciclismo deja vendida la magia que le hizo tan querido
Un día, si tenéis posibilidad, acercaros a una de esas concentraciones de inicio de año que florecen por diferentes puntos de Levante.
Una rueda de ciclistas, mecánicos, directores, técnicos, responsables en rendimiento, estadísticos, patrocinadores, jefes de prensa… todo eso pulula por los lobbies de los hoteles del lugar.
Una danza en la que nada se deja al azar, una orquesta perfectamente afinada de rostros serios, concentrados y fieles al plan establecido donde el ciclismo, llegas a pensar, a veces es lo último.
Y sí, hasta le quita la gracia, en definitiva, es el ciclismo desprovisto de toda su magia.
La misma que puso a muchos de los que hoy se baten en carreteras de medio mundo en la senda de ser ciclista, el glamour del esfuerzo, la admiración del público, la posibilidad de desplegar toda la magia que un día vieron en la televisión y quieres para ti.
Me viene a la cabeza una entrega de la serie «The Crown», cuando el Duque de Edimburgo mira con tanta pasión la gesta del hombre en la luna, que en la visita de los tres astronautas a Buckingham Palace pide una audiencia exclusiva con ellos.
Está emocionado, extasiado por tener delante a tres tipos que dieron el primer paseo lunar de la historia del hombre.
Les pregunta cómo fue, qué sintieron y qué vieron, los astronautas se observan entre ellos y encogen los brazos: «Era tanto lo que había que hacer, anotar y controlar, que no recuerdo casi nada de ese paseo».
La decepción en el Duque fue mayúscula.
Pues bien, dejadnos recordar esa historia para explicar lo que a veces nos sugiere el ciclismo «super moderno» que nos hemos regalado.
Tenemos actuaciones mayúsculas sobre la bicicleta como la que nos regala Filippo Ganna en cada contrarreloj y nuestra lectura se hace… ¡en números!
Que bestia de croner ???? @GannaFilippo ???????? pic.twitter.com/B1F3CQk4O0
— El Farolillo Rojo (@Farolillo_Rouge) February 23, 2021
Cierto, es cierto, todo se mide, todo se cuantifica, pero se pierde la magia del ciclismo, esa misma que nos enamoró un día de él y nos pegó a la televisión, nos llevó a la cuneta e incluso, en el caso de algunos, les hizo pensar que un día ellos pudieran ser uno de esos tipos que enardece las masas de un puerto en los Alpes.
Luego los ciclistas crecen, ven lo que hay y la realidad está distante de aquello.
Y se nos olvida una cosa, como me contaba en un podcast que en breve verá la luz el responsable de la Fundación Euskadi, Jesús Ezkurdia: «El ciclista que entrena feliz, compite feliz, si compite feliz, conseguirá resultados y si logra resultados será feliz«.
Ni más ni menos, ante ese círculo virtuoso nos encontramos un ciclismo carente de magia, lleno de números, performances, vatios y toda la parafernalia que ha quitado a este deporte la esencia que lo hizo grande.
Todo se fía al resultado inmediato, a triunfar rápido y vemos que el goteo de chavales, y no tan chavales, que renuncian o medio renuncian sigue su curso.
Dice Marc Madiot que no quiere robots, que quiere creatividad en las carreteras, entendemos que el mecenas debe estar al corriente de lo que hacen los suyos, monitorizarlos, pero si no entiende que el corredor necesita cierto margen, nunca le sacará a este deporte el impacto que sin duda espera y desea.
Imagen: FB de UAE Tour
Ciclistas
Tirreno-Adriático: Juan Ayuso en hora y forma
Juan Ayuso puede añadir la Tirreno-Adriático a un inicio de 2025 inmejorable
No ganó de forma aplastante, quizá acostumbrados a ver exhibiciones brutales vestidas de UAE, pero la temporada de Juan Ayuso, hasta esta Tirreno-Adriático, está siendo de 10.
Los rivales los conocíamos, estaban marcados, incluso un Filippo Ganna, y eran buenos, Tom Pidcock, hiperactivo, Jai Hindley y el propio Mikel Landa.
Ninguno se lo puso fácil.
Pero Juan Ayuso, marcado desde la salida, vivo y con todas las opciones de cara a esta etapa reina, cumplió el pronóstico.
La etapa había arrancado muy movida, con Mathieu van der Poel atacando desde el kilómetro 0, lo que prometía emoción.
Después de un ritmo frenético, finalmente se escaparon ocho corredores: Gianni Vermeersch, Benjamin Thomas, Samuele Battistella, Jasper Stuyven, Chris Hamilton, Magnus Cort Nielsen, Andrea Vendrame y Andrea Pietrobon.
El pelotón no dejó que la fuga se distanciara demasiado, con equipos como Bahrain y UAE interesados en la etapa, ya que era la única montaña del Tirreno-Adriático.
La diferencia comenzó a reducirse en la subida final, donde primero Bahrain y luego UAE, excelso Del Todo, como el año pasado en esta misma carera, pusieron presión a Filippo Ganna.
Vendrame, que ya había ganado una etapa en esta carrera, se lanzó en solitario con 5 kilómetros para la meta. En esa misma subida, Ganna fue descolgado del grupo por Isaac del Toro, quien, como decimos, impuso un ritmo muy duro.
Poco después, Ayuso atacó y, tras él, se unieron Pidcock y Hindley.
Mikel Landa logró conectar con ellos, pero Ayuso no dejó de atacar. En los últimos 3 kilómetros, el español lanzó varios ataques hasta dejar atrás a sus rivales.
Fue una gran demostración de madurez de Ayuso, quien, pese a la presión y las expectativas sobre sus hombros, controló la situación y ganó con autoridad.
Pidcock fue segundo y Hindley tercero, y no se lo pusieron fácil.
Imagen: FB TirrenoAdriatico
Ciclismo
La caída y abandono de Vingegaard son una muy mala noticia
Ciclistas
La seguridad le quita el sueño a Vingegaard
La caída de Itzulia ha disparado los temores de Vingegaard sobre la seguridad
Para Jonas Vingegaard el accidente de la pasada Itzulia puede ser un antes y un después, lo admitió en su día y ahora lo refleja cada vez que habla de seguridad en el ciclismo.
Ciclistas
Jasper Philipsen va para MVP
Hay pocos ciclistas más valiosos que Jasper Philipsen
Podríamos decir que Jasper Philipsen aún no está en la mesa de los grandes, pero sin duda es uno de los ciclistas que más se acerca a reclamar su lugar.
Hoy en día, Philipsen es uno de los corredores más valiosos del pelotón, no solo porque tiene el nivel para competir y no desentonar al lado de ciclistas como Mathieu van der Poel, sino también porque ha demostrado ser capaz de asumir el mando en momentos cruciales y decidir las carreras a su favor cuando la situación lo requiere.
En las últimas temporadas, el belga ha dejado huella, especialmente con sus victorias en el Tour de Francia y en la Milano-San Remo.
Además, sus dos segundos puestos en el París-Roubaix resaltan la consistencia y el nivel de sus actuaciones.
Es impresionante la cantidad de victorias que ha logrado, muchas de ellas de gran calidad.
Su capacidad para adaptarse y brillar en diferentes escenarios lo ha consolidado como uno de los referentes del pelotón.
Es cierto que a veces se le ha señalado por su actitud algo «mafiosa», como aquella vez en el Tour de Francia, cuando mostró una ambición y control casi abusivos dentro del pelotón. Sin embargo, no se puede negar que Philipsen ha evolucionado hasta convertirse en un ciclista indispensable en la actualidad, un verdadero diferenciador en la carretera.
Su presencia, por ejemplo, ha elevado el nivel de su equipo, Alpecin, y le ha dado a la formación una dimensión competitiva que rivaliza con los grandes equipos.
Mientras que a Van der Poel no se le conoce tanto por sacrificarse por un compañero, Philipsen ha demostrado ser un corredor por quien Mathieu pone el equipo por delante cuando es necesario.
Además de su talento, Philipsen destaca por el buen ambiente que transmite en el pelotón, manteniendo una buena relación con otras grandes estrellas, como Tadej Pogacar y Michael Matthews.
A pesar de sus momentos de tensión, su carácter competitivo y su espíritu de equipo han sido clave para consolidarlo como uno de los ciclistas más completos.
En cuanto a su evolución como sprinter, Philipsen ha dejado atrás las críticas que alguna vez recibió, como cuando nuestro querido Adrián García lo apodaba «Jasper Disaster».
Hoy es uno de los sprinters más letales, habiendo superado las 50 victorias, muchas de ellas de gran nivel, como las nueve etapas del Tour de Francia y varias etapas en la Vuelta a España. Además, su victoria en Kuurne-Bruxelles-Kuurne este año ha sido una clara señal de su potencial, demostrando a Visma que en Alpecin tienen un rival formidable.
No solo es un hombre de victorias en el sprint, sino también un corredor versátil.
La victoria en el Gran Premio de Escalda de hace dos años, donde brilló rodando de manera sublime sobre los adoquines, lo consolidó como un gran especialista en terrenos difíciles, donde se mostró eficiente y competitivo, conectando con otros velocistas belgas que también dominaban las piedras.
Hoy, la presencia de Philipsen es uno de los principales alicientes para poner en aprietos a Pogacar en la Milan-San Remo.
Como es bien sabido, si Van der Poel no logra romper la carrera, Philipsen será uno de los hombres clave.
Este 2025 ya ha comenzado a demostrar cómo puede hacerle daño al mejor ciclista del mundo, reafirmando que está preparado para luchar por los títulos más prestigiosos.
Imagen: A.S.O.
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