Ahora mismo el ciclismo en Eslovenia toca cielos que España ni sueña
Todos nos preguntamos qué hace Eslovenia con su ciclismo, y sobre todo lo comparamos con lo que sucede en este lado de los Pirineos y ésta es una historia con muchos matices.
Si en La Castellana el domingo, Roglic volvía a por un maillot rojo que le pertenece de pleno derecho, no olvidemos el doblete del Tour, con Pogacar-Roglic.
El día que más obvio fue ese dominio resultó en la meta del Boulevard d’Avroy, en el centro de Lieja, tres de los cinco primeros clasificados en esta clásica-monumento de 2020 tenían algo en común, a parte de los caracteres extraños en sus nombres.
Sí, los tres son ciclistas eslovenos: Primož Roglič (1º), Tadej Pogačar (3º) y Matej Mohorič (4º).
Los primeros españoles llegaron un poco más atrás: Gorka Izagirre (17º), Omar Fraile (19º) y Jesús Herrada (26º).
En el ranking de países, Eslovenia es segunda tras Francia en la clasificación por países y España, lejos de sus mejores días, es solamente novena.
¿Qué tiene Eslovenia que no tenga España, en ciclismo masculino profesional?
Veamos algunas diferencias.
Para empezar, Eslovenia tiene actualmente 34 ciclistas profesionales: 9 ciclistas en equipos World Tour, ninguno en Pro-Continentales y 25 en Continentales.
España, por su parte, tiene 150 profesionales: 38 ciclistas en World Tour, 52 en Pro-Continentales y 60 en Continentales.
No olvidemos un dato importante antes de hacer comparaciones sin más: la población de cada país.
Eslovenia es un país de apenas dos millones de habitantes, frente a los casi 47 millones de España.
Más de 20 veces mayor la población de España, pero menos de 5 veces en número de ciclistas profesionales.
Uno de los datos diferenciales, desde mi punto de vista, lo tenemos en el número de ciclistas en equipos continentales y en qué equipos continentales corren.
De los 60 ciclistas profesionales españoles en equipos continentales, solamente 21 corren en equipos con licencia española.
En cambio, 19 de los 25 corredores eslovenos en equipos continentales, tienen contrato con los dos únicos equipos profesionales eslovenos: Adria Mobil y Ljubljana Gusto Santic.
Adria Mobil, el equipo de la ciudad de Novo Mesto, fue fundado en 1972.
El equipo de la capital, Ljubljana tiene aún más tradición, desde 1949.
Ambos equipos se inscribieron en la tercera categoría ciclista, la de equipos continentales, cuando la UCI la estableció, allá por 2005.
Y ahí siguen.
Desde 2005, ha habido otros clubes ciclistas eslovenos que han tenido algún tiempo la licencia continental, como dos de la región de Gorenjska (el Sava de Kranj y el Motomat de Trzin) y otro de Pjuj (el Perutnina).
En ese mismo tiempo, desde 2005, en España no ha habido ningún equipo que haya permanecido con licencia continental las 16 temporadas.
¿Qué ha ocurrido con ellos?
O bien han sido equipos que han desaparecido de la categoría profesional (el Spiuk extremeño, el Grupo Nicolás Mateos murciano, el Andalucía-Paul Versan, el Murias vasco) o han subido a la segunda categoría (Burgos en 2018, Euskadi-Orbea en 2020 y Kern Pharma y Kometa lo harán en 2021).
Ninguno ha permanecido estos años en continental y es casi seguro que la próxima temporada no haya ningún equipo español en categoría continental: tendremos, eso sí, a Movistar en World Tour y hasta cinco equipos en la segunda división (Burgos-BH, Caja Rural-RGA, Euskaltel-Euskadi, Kern Pharma y EOLO-Kometa, este último no sabemos aún si con licencia española o italiana).
En tercera división, tal vez continúen dos equipos muy modestos con licencia extranjera, pero afincados en España: el venezolano-gallego Gios Kiwi Atlántico y el paraguayo-aranés Massi Vivo-Conecta.
Algunos medios de comunicación ven el paso a segunda categoría de los equipos españoles como un éxito, pero más bien hay que verlo como una obligación para no desaparecer.
En España cada vez quedan menos carreras del último nivel profesional, el 1.2. y 2.2., por lo que los equipos continentales deben competir por recibir invitaciones para pruebas de un nivel mayor o viajar a pruebas a otros países para tener un calendario competitivo razonable.
Eso supone en ambos casos seguramente unos gastos difíciles de asumir por parte de los patrocinadores si tenemos en cuenta que en ambos casos son pruebas que dan escasa visibilidad a quienes financian a los equipos.
Parece que el aficionado español y los medios de comunicación generalistas solamente tienen ojos para la Vuelta a España y no muchas pruebas más, ni siquiera se mira demasiado a carreras de un nivel alto como la Itzulia vasca o la veterana Volta a Catalunya.
Por el camino, muchas pruebas con enorme tradición han ido desapareciendo del calendario, sobre todo vueltas de una semana.
¿Y qué decir de las pruebas de un día en España?
La Prueba Villafranca-Ordiziako Klasika (1.1.), que se disputó este 12 de octubre, es de las pocas que sobrevive.
El paso a segunda categoría de los equipos españoles va a generar un problema a los organizadores de las pruebas de máximo nivel en España.
Si pensamos en la Vuelta, no todos los equipos españoles de esta categoría podrán tener invitación, como le ha pasado a Euskaltel-Euskadi en 2020.
Eso no va a contentar seguramente a muchos patrocinadores, por lo que se complicará que puedan mantenerse los patrocinios de equipos que requieren de un presupuesto bastante mayor que el de los de tercera división.
Así, los equipos españoles continentales se han visto en la encrucijada de tener que crecer para participar en pruebas relevantes para no desaparecer, sin que ese salto garantice esa presencia, lo que vuelve a poner en riesgo que continúen.
La alternativa exótica de seguir siendo continental pero con licencia extranjera, aparentemente más llevadera, tampoco está dando resultados: antes de Ordizia, GIOS Kiwi solo ha tenido 15 días de competición profesional en lo que llevamos de 2020 y Massi-Vivo aún ninguno.
Y volvemos a Eslovenia.
Solamente dos equipos profesionales, ambos de tercera categoría, y varios clubs que también participan en pruebas 1.2.-2.2. de la zona, con un calendario bastante estable desde 2005, la mayoría pruebas 1.1.-2.1 y 1.2.-2.2, en su propio país o en países cercanos.
Tampoco buscan victorias muy lejos ni asumen grandes gastos de desplazamiento a competiciones de los circuitos de Asia, América o África. Y les funciona. Han demostrado que pueden crear un ciclismo sostenible en la tercera categoría ciclista, con patrocinadores bastante estables.
Un escenario en el que pueden desarrollarse al ritmo que necesiten ciclistas como Primož Roglič (Adria Mobil, 1º en Lieja y ganador de la Vuelta a España 2019), Tadej Pogačar (Ljubljana, 3º en Lieja y ganador del Tour de Francia 2020) y Matej Mohorič (Sava KK Kranj, 4º en Lieja y con victorias de etapa en Vuelta y Tour).
Tres ciclistas que tuvieron uno o dos años de margen, con un contrato profesional en su país, para destacar en esas pruebas aparentemente menores para luego dar el salto directamente a equipos World Tour.
Equipos eslovenos que no tienen que rogar por una invitación y, por tanto, no tienen problemas para participar en las principales pruebas donde buscan visibilidad sus patrocinadores, como el Tour de Eslovenia, GP Kranj, GP Izola, GP Adria Mobil en Novo Mesto o la Croacia-Eslovenia.
Pruebas en las que tienen presencia asegurada y posibilidades reales de destacar.
Mientras, en España, los equipos de segunda y tercera división siguen peleando por tener un calendario decente y, aunque algunos lo logren, luego tienen muy pocas posibilidades de competir de tú a tú contra equipos World Tour que también participan con frecuencia en la mayoría de esas carreras.
Por todo esto, para mí un ciclista esloveno puede tener hoy por hoy incluso más posibilidades que uno español de empezar en un nivel profesional inicial, en un equipo continental, y competir en pruebas de un nivel razonable para seguir creciendo.
A partir de las 14:30, relatamos lo más destacado de la carrera
STRADE BIANCHE 2021
Estaremos actualizando en este blog lo mejor de esta carrera que es historia.
No te lo pierdas! síguenos en TWITTER con el Hastag #JoanseguidorLIVE, tendremos hilo de la carrera y comentarios técnicos.
El encanto de la Strade Bianche reside en romper el guión que ahoga otros ciclismos
Con la Strade Bianche el ciclismo entra en la dimensión de le leyenda, un libro de hojas en blanco que sólo admite gestas, sudor y polvo, por medio de aquellas rutas que, surcadas de cipreses, hicieron de la Toscana un paisaje de la humanidad.
En las carreteras blancas, en la casa de Bartal y Magni pero también los que vimos en directo, Cipollini y Bartoli, entre otros muchos, el ciclismo pierde el oremus de la modernidad para adentrarse en la oscuridad de lo inesperado, de lo inalterable, de lo que perdura.
Por que los doscientos kilómetros que conducen hacia Il Campo de Siena, esa plaza en forma de abanico coronada por una torre que es la torre del municipio, del pueblo, suponen para muchos el momento más singular de la temporada.
El cielo será protagonista, si amanece gris y descarga, puede ser la hecatombe, la Strade Bianche recupera parte del misticismo que el barro y la lluvia han quitado a estas primaveras actuales que, con el cambio climático, ya no ofrecen la adversidad de nuestros ancestros.
La #StradeBianche ha ganado en pocos años lo que a otras le ha costado décadas… ✔️ Ciclismo impredecible en medio de una modernidad insufrible ✔️ Tierra de grandes ciclistas ✔️ Paisaje mundialmente conocido ✔️ Meteorología influyente#previewpic.twitter.com/tvsHpLedaf
En el túnel de lo incierto, la Strade Bianche es el «monumento» moderno que pone en jaque el ciclismo contemporáneo.
En una ruta hacia San Remo se puede saber qué vatios mover para evitar el corte, por Flandes se conocen los rincones de memoria, los marcajes matan la carrera, Lieja ha revivido con la llegada al Boulevard, Lombardía, lo mismo, arribando a Como…
… sin embargo nadie sabe qué pasará en las alfombras adoquinadas de Roubaix, como nadie predice con certeza qué suerte se correrá en los caminos blancos de la Toscana.
Por eso y por los pocos grandes nombres que se la quieren perder.
En en casillero de salida poner esos tres cocos que tuvieron Flandes a sus pies, pues resulta complicado pensar que Wout Van Aert no haya trabajado sobre los «excesos» del ciclocross para pulir su figura y optar a la reválida del triunfo en la carrera que le abrió las puertas al nivel top en carretera hace ya tres años.
Con él se alinea el anterior ganador, Julian Alaphilippe, quien puede acabar rivalizando con Mathieu Van der Poel por quién lanza primero y más lejos de meta el ataque definitivo.
Un plan que bien podría ser el de Jakob Fuglsang, con agallas, como los citados, pero obligado a anticiparse por su perenne falta de velocidad en finales como el de la Strade Bianche.
No nos atrevemos a añadir muchos más, quizá Pidcock o Benoot, en terrenos favorables para ambos, quizá Kwiatkowski, ganador hace cuatro años, pero sí expresar especial predilección por el ciclista que honra su oficio como pocos, Bauke Mollema, en forma como hemos visto.
Ah, y dos ganadores de Tour en liza, los dos últimos, muy fan y muy pendiente de Tadej Pogacar y Egan Bernal, que hacen monumentos a su deporte cada vez que se ponen un dorsal.
El codo de Nairo va camino de convertirse en leyenda.
O bien, al menos, de ser tan famoso y reconocido como el talón de Aquiles, la oreja de Van Gogh o el brazo incorrupto de Santa Teresa de Jesús.
Es así porque el codo de Nairo empieza la temporada igual que la terminó: pidiendo un relevo.
De esta manera hemos visto a Nairo de nuevo enseñar su codo, según algunos -muchos- , muy pronto este año
Demasiado.
Y es que ha sido ver el primer resumen por televisión de las primeras pedaladas de Quintana este año y ya hemos podido comprobar como ha vuelto a sacar el codo tras un escaso relevo de 40 metros.
Entonces fue en la Vuelta a San Juan, esta vez cancelada por la pandemia, se ve que Nairo pidió el relevo a Alaphilippe y Benoot, les sacó el codo como manda el manual y la gente se volvió loca.
Como decía Jordi en esa pieza, pocos tienen el poder de despertar tanto con un gesto tan nimio.
En el arranque del calendario italiano, en el Trofeo Laigueglia, que se llevó un soberbio ciclista apellidado Mollema, tras una carrera trepidante, Nairo sacó el codo y la magia hizo el resto.
El movimiento del perro y el gato que Nairo mantuvo como Dumoulin y Nibali, sacando a pasear el codo, no queriendo dar una pedalada de más, incluso vestido de rosa y en desventaja, fue el origen de una leyenda que los brillantes inicios del ciclista colombiano no hacían presagiar.
Con el tiempo se labró fama, la gente estuvo atenta y cada vez que la imagen se ha repetido, la parroquia se lo ha echado en cara.
Entendemos que Nairo no tiene el poder de antaño, que los que llegan aprietan y todas esas cosas, pero sin ir más lejos, aquello que apreciamos del ganador del Laigueglia, Bauke Mollema, lo extrañamos en este colombiano que tiene alergia que le dé el aire.
Y Mollema no lleva dos días en el negocio.
En su camino no sólo están Dumoulin o Nibali, recordad el desquicio que provocó en Simon Yates en los Lagos de Covadonga.
Ser campeón no es algo que sólo quieras, también hay que parecerlo y en este ciclismo donde la singularidad y la valentía cotizan muy al alza, ciclistas que corren pendientes de que el esfuerzo ajeno les saque las castañas del fuego no pueden ser apreciados.
Dudo que sepamos qué pasó realmente con el manillar de Van der Poel o la bici de Tiberi
El desenlace de Le Samyn nos dejó la imagen de Mathieu Van der Poel cruzando la línea de meta con la maneta derecha de su manillar totalmente rota.
Aunque los motivos aún no han sido esclarecidos, desde Canyon hablan de «investigación en curso», como si fuera el VAR, lo cierto es que hay hipótesis sobre lo acontecido en el desenlace de la pequeña pero encantadora clásica valona.
La lectura de este artículo ahonda en lo que pudo pasar sobre Van der Poel y su manillar, una explicación que es el inicio de algo que entendemos será más profundo: saber las causas reales de ese roto.
Igual que no tenemos muy claro, qué sucedió con Antonio Tiberi en la meta de la crono del UAE Tour…
Aunque Pedrerol lo despache a modo de relleno, se acuerdan del ciclismo cuando hay hostias llamativas o dopaje, la imagen es una pasada y no sé hasta qué punto la bicicleta y el grupo tienen que ver en el incidente.
Es como si la máquina se rebelara.
Como ayer el manillar de Van der Poel…
Me decía un proveedor de equipo World Tour que el maltrato que recibe un material en competición es tan brutal que no nos lo podemos imaginar, que Van der Poel machaca su manillar está claro en cada curva que toma, en cada sector de pavé que surca… pero llegar con el manillar así no es de recibo.
la violencia del primer ataque de Van der Poel en #LeSamyn no le privó de pasar por el bordillo y hacernos creer que se iba contra la casa. La perfecta combinación de un físico privilegiado y una técnica excelente pic.twitter.com/IDKjk5yK7R
Ya sabemos la importancia que las marcas de bicicletas han adquirido en el ciclismo profesional, que ponen dinero, mucho dinero, pero también recursos y material al punto que dictan lo que se ha de sacar a la carretera y lo que no.
Hasta cierto punto se puede entender, sólo hay que ver la imposición casi generalizada, con excepciones, del freno de disco, aunque el pro medio siga pensando que mejor la zapata, pero cuando se suceden hechos que ponen en peligro a la persona -cabe valorar de dónde viene todo lo que se hace en carbono y si los controles son los adecuados- hay que tenerlo presente, bien sea lo de Van der Poel y su manillar o lo de la bicicleta encabritada de Tiberi, aquí no hemos leído explicación alguna, y nos cuesta creer que sea el ciclista que pierde el equilibrio al agachar la mirada.
Lo que los pros usan, la gente lo pide en tienda, y ésta se lo debe ofrecer, la marca también quiere y al final es el pez que se muerde la cola.
Entiendo que la UCI meta mano en muchas cosas, pero ésta debería estar también en su agenda.
Quinn Simmons vuelve al redil del Trek tras pasar un cursillos de buenas prácticas
A veces, cuando surge una cuestión de política entre amigos y no tan amigos, la mejor opción es imitar ese meme de Homer Simpson engullido por los arbustos o el famoso baile de Michael Jackson en la luna.
La actualidad es tan densa, por decirlo de forma suave, que cuando uno pisa ciertos terrenos, prefiere que ciertas cosas no salgan ni a relucir, ni siquiera se planteen.
Va todo esto relacionado con aquella famosa historia de Quinn Simmons declarándose seguidor de Donald Trump hace medio año, más o menos.
Quien fuera campeón del mundo juvenil en Yorkshire se metió en un buen jardín sin necesidad aparente, mostrándose a favor de una de las personas más nocivas que nos ha tocado padecer, y aquello le costó caro.
Trek apartó a Quinn Simmonds por sus reacciones a favor de Trump, tachando su actitud como una pésima imagen para una marca que no se le conoce ni color ni afiliación, más que nada por que su objetivo es vender bicicletas.
Simmonds nos impresionó a todos aquel día que ganó en Yorkshire, con una contundencia y un físico impropios de un juvenil, colgándose un oro que le significó el paso directo al World Tour.
Pero ya sabéis, una cosa es que físicamente estuviera a punto y otra mentalmente, como bien demostró metiéndose en un huerto que casi le cuesta algo más que un disgusto.
Como muchos no sabemos el intríngulis de la historia, sí que podemos suponer que a Quinn Simmons le habrán salvado sus números sobre la flaca, un tío con un potencial para ser ciclista a tal nivel que lo que dijera a favor de Trump le costó un disgusto, pero no el finiquito.
Hoy el corredor se presenta como limpio de sospechas, ávido por volver, tiene casi todas las clásicas en el calendario, las mismas que se quedó sin correr el otoño pasado por mear fuera del tiesto.
Dice que ha aprendido de que va la cosa, que no se gana la vida de comentarista político y que pasa de puntillas por las redes sociales, que si la gente quiere saber de él, que vayan a la web del equipo.
Mientras el equipo hace una cosa que debería ser, a la vista de lo sucedido, de obligado cumplimiento para todos: enseñar al chaval un mínimo en el manejo de redes y las consecuencias que tienen sus actos cuando no está compitiendo.
El dedo inquieto de Quinn Simonds deberá quedarse a un lado cuando salgan según qué temas, como otros embajadores de marca habrán de recibir el mínimo de formación sobre sus actuaciones y consecuencias, no hay que irse lejos cuando nos acordamos de Purito y Espargaró con Orbea.
Sostiene, por eso, Simmons, que no merecía ser apartado por aquella reacción a favor de Trump
Por la misma regla de tres, Trek estaba en su perfecto en prescindir de un trabajador con repercusión en redes que defendía a un personaje tan nefasto.
Pocos ciclistas demuestran las inquietudes de Íñigo Elósegui
En ocasiones la vida te depara premios no escritos e inesperados, uno de ellos fue la conversación que mantuvimos con Íñigo Elósegui, ciclista que este año debuta en el Movistar.
Todo surgió cuando vimos este tweet con el abuelo de Íñigo Elósegui, José Antonio Momeñe en el grupo del maillot amarillo…
A veces Twitter es maravilloso. Encontrarme esta foto en la que sale mi abuelo… Seguramente Tour de Francia de 1966, ya que el 1º es Lucien Aimar con el maillot amarillo. Mi abuelo, 4º en ese Tour. Cuántas puertas abrieron con aquel equipo KAS de leyenda… ¡cerca de 60 años ya! https://t.co/uRKb7jRkHu
Y a partir de ahí descubrimos un tipo sencillo, culto, con inquietudes, amante del pasado, arrogante para el futuro.
Lo iban a ser veinte minutos se convirtieron en casi una hora, una gozada que tocó no pocos temas y porque dijimos basta.
¿Qué sentimiento sobrevino a Iñigo Elósegui cuando vio la foto de su abuelo compitiendo en el Tour de 1966 en twitter?
«De bondad y cariño, es que era mi abuelo, ahí en la foto, mi espejo de pequeño en casa. Yo siempre quise seguir sus pasos. Hice fútbol un tiempo, sobretodo porque se podía practicar entre semana, con la cuadrilla y el ambiente era bonito»
¿Por qué lo dejaste?
«Por que vi que no había más recorrido»
¿Y en la bicicleta sí?
«Sí, me veia mucho mejor en la bicicleta y acerté»
¿Cuándo empezaste con ella?
«Con catorce años acabo el fútbol en mayo y pruebo la bicicleta en junio, para empezar a competir como infantil con el Automoción Trapagaran»
¿El ciclismo sí que te conquistó?
«Totalmente, quizá porque se desarrollaba en entornos que yo siempre he apreciado mucho, como entre la naturaleza y por el monte, poder ir a ver rincones que ya has visto por el Google Earth, ver tus límites. Los deportes de resistencia siempre me han gustado»
¿Te gusta machacarte?
«No sabría decirte, a veces estás por ahí en la carretera, deseando llegar a casa y luego cuando estás en el sofá por la tarde estás feliz por haberte exprimido. Estás vital y activo, con el tiempo ves que mejoras, y esas cosas motivan»
¿Estudias?
«Estoy dedicado cien por cien al ciclismo, pero aún en la universidad, si bien me he dado un pequeño respiro porque mentalmente a veces es muy complicado. Estudio asignaturas de Administración y dirección de empresas por mi cuenta»
Ciclista con inquietudes
«Me gusta estar al corriente de lo que pasa por el mundo»
¿E idiomas?
«Buen nivel de inglés, castellano y euskera, obviamente, alemán un poco oxidado y mucho interés por aprender japonés«
¿Japonés?
«Sí, en general me interesan los idiomas, pero es que Japón en especial me gusta mucho. Sigo el manga y ya viajé a Japón el año pasado. Además si aprendo japonés, tendría la base para el chino»
¿Te consideras un «rara avis»
«Quizá»
¿Otro como tú?
«En el pelotón cuesta encontrar ciclistas con estas inquietudes, pero no creo que sea una cosa exclusiva del pelotón»
Alguno habrá
«Sí claro, Tom Bohli es un ciclista del UAE que habla siete idiomas. Mi compañero Johan Jakobs me dijo que es un tipo muy inteligente, que le interesaba todo. Por ejemplo una pasión que tuve de niño fue tocar el piano, y me consta que Chad Haga también lo toca»
Volviendo con tu abuelo, ¿qué sabe Iñigo Elósegui de José Antonio Momeñe?
«De mi abuelo he leído muchísimo»
¿Cómo era?
«Muy sencillo, no le gustaba nada vanagloriarse de sus logros como ciclista. Sé muchas cosas de él gracias a un tío mío y a compañeros suyos que no viven lejos de mi casa como Gregorio San Miguel o Aurelio González»
¿Qué te han contado?
«Gregorio le contó a mi tío cómo fue el Tour de 1966 que mi abuelo acabó cuarto. A falta de tres etapas para el final iba escapado y estaba de líder virtual para ganar el Tour, pero en ese momento le mandaron parar porque el director de su equipo, Dalmacio Langarica en el Kas, quería asegurar la clasificación por equipos. Mi abuelo se paró y estuvo cerca de abandonar por la orden y San Miguel le convenció para que siguiera»
Pero no queremos ser malo, ni poner a Iñigo en un compromiso.
Sea como fuere, seguimos… ¿tu abuelo nunca te contó nada de ese Tour?
«Nada absolutamente, era muy humilde»
¿Cuándo falleció?
«Hace casi die años»
¿Pasaste mucho tiempo con él?
«Mucho, tengo grandes recuerdos, Todos los días iba a su casa al salir del cole, merendaba en su casa. El ciclismo nunca fue un tema de conversación»
¿Le gustaba verte en el fútbol?
«Sí»
¿Saliste con él en bicicleta alguna vez?
«Si, un día»
¿Por qué este pasar de puntillas por el ciclismo?
«Quizá porque era muy consciente de lo mal que se pasa. De hecho no quiso que mi tío Álvaro fuera ciclista»
Pero su ciclismo nada tiene que ver con el actual
«Nada, ha cambiado todo radicalmente, desde las carreteras al los kilometrajes, pero también las estrategias, antes te tenías que buscar la vida solo, hoy el equipo cobra importancia»
¿Cómo es Iñigo Elósegui?
«Es un diésel y de fondo»
¿Oigo muchos comentarios que eres de clásicas?
«La gente me sitúa en las clásicas, pero soy de vueltas y tiradas largas, y no muy explosivo»
¿Eres de recuperar bien?
«Así es»
Menudo año, por eso, para debutar…
«Todos lo estamos pasando mal, pero sinceramente peor sería que fuera un año de todo o nada para mí. la clave creo que está el relativizar las cosas, no cabe otra»
¿Qué pazos se da Íñigo Elósegui?
«No soy de marcar plazos, pero no quiero dejar escapar oportunidades. No sé cuánto tardaré en madurar, pero crezco a buen ritmo. Lo entrenamientos va saliendo y los números on buenos, poco a poco voy encadenando bien los esfuerzos, y eso ya es un cambio grande»
Vivimos en un ciclismo de niños prodigio…
«Las cosas son diferentes, ahora estamos muy controlados y la progresión es otra»
Por la mañana trabajamos en la carretera 🏔🚴🏼♂️ y por la tarde de puertas para adentro puliendo detalles 🔧!
«La gente no me presiona, pero yo me considero un perfeccionista. Si no doy aún el 100%, ya lo daré, cuando hablamos de ciertos corredores, lo hacemos de superdotados»
¿Les cogerás?
«Para eso trabajo. para cogerles y superarles algún día, pero paso a paso, me considero joven todavía»
¿Qué has hecho este año?
«San Juan, Almería, Murcia y el UAE Tour que ya sabemos cómo acabó»
Cómo Ion Izagirre se ha hecho camino en el ciclismo más exigente
En la terna de ciclistas que salieron hace unos años del Euskaltel, siempre tuvimos debilidad por Ion Izagirre.
En medio de un panorama complejo para el ciclismo en este lado de los Pirineos, Ion Izagirre es un lujo, en este caso casi asiático: tras su paso por Movistar ha encontrado acomodo en dos equipos que explican muy bien el ciclismo actual, el Bahrain y actualmente el Astana.
Un ciclista para quien los años han pasado volando entre los mejores del mundo y las carreras más codiciadas, un paisaje que no le ha impedido reunir un palmarés pequeño pero lujoso, donde destacan etapas en las tres grandes vueltas, no son tantos quienes lo tienen, pero también premios del tamaño de una Itzulia, firmada en Eibar, la casa de la bicicleta y puerta de Guipúzcoa, y una lejana Vuelta a Polonia.
Ion Izagirre nos conecta con la esencia del ciclismo de siempre, su apellido fue uno de los más pronunciados en las campas de Euskadi hace muchos años y hablar con él de lo que fue, es y será el ciclismo es un placer que nos pudimos dar.
Hoy ha sido Ion, esperemos en un tiempo saber de Gorka Izagirre, el ciclista que hace un tiempo nos describieron como uno de los más elegantes obre una bicicleta que corre por el pelotón del World Tour.
Con ambos, la cantidad de ciclismo que vamos a aprender no es pequeña.
Ver competir de esa manera al Deceuninck es una gozada
Hace unas semanas, Angel Edo, manager de entre otros ciclistas Iván García Cortina, le dijo a la gente de Universo Cycling que el fichaje del asturiano por Movistar respondía a una lógica de banderas, que no iba a irse al Deceuninck, pues siempre optarían por apoyar a un belga antes que «a un españolito».
ANGEL EDO nos cuenta como sucedió el fichaje de Ivan Garcia Cortina por @Movistar_Team
El por qué se decidió ir a Movistar!
Para conocer todas sus declaraciones sobre su representado en nuestro canal de #YouTube ▶️
No sabemos los pormenores de la negociación o si García Cortina siempre tuvo Movistar como prioridad, cosa que hasta cierto punto es comprensible, aunque no recomendable, como nos dijo en su día Javier Mínguez, pero una cosa sí que es obvia a nuestros ojos, y es que para Deceuninck la victoria es lo que cuenta y para ella da igual que el ariete sea italiano, irlandés, belga o francés.
Qué diferencia entre la Het Nieuwsblad de 2015 con la de 2021
Aquel era un equipo por y para Boonen, primera, segunda y tercera baza al mismo tiempo, sin contemplar otras opciones.
Aquella primavera la cumplieron de vacío.
El sábado, sacaron el córner con Alaphililppe y remataron con un Davide Ballerini que está de dulce: tres victorias en febrero, pero especialmente esta clásica de apertura.
El lombardo culminó un trabajo coral excelente que retrata muy bien lo que es este equipo: hoy por ti mañana por mí.
A Ballerini añadidle el éxito de Bagioli en la Drome Classic y las dos etapas de Sam Bennett en el UAE Tour para comprobar que en el Deceuninck aún no ha ganado un belga.
Eso ahora, por que los grandes objetivos del equipo incluyen Flandes y Árdenas con Alaphilippe, renovación del verde con el mentado Bennett, la progresión de Joao Almedia en el Giro, recuperar a Fabio Jakobsen para la causa, ver si Sénéchal y Cavagna pueden dar el tono que su clase invita a pensar…
En definitiva un equipo coral, donde el potencial no se queda en el poderoso núcleo belga y sí en el marasmo de nacionalidades que Lefevere ha reunido.
Es obvio que el centro belga pesa, que Evenpoel y Lampaert tienen sus cartuchos, pero reducir el poder de Deceuninck a su bandera de origen es simplificar el discurso.
Por que son la multinacional del triunfo, que tanto da quién les ponga el nombre, que siempre estarán en la pomada y generalmente dando exhibiciones colectivas complicadas de obviar en una escuela de ciclismo.
Ahora cabe esperar qué suerte correrá el «core» del equipo con una amplia mayoría de corredores pendientes de renovar y saber si esa cooperación seguirá vigente, entre tanto ese rodillo azul nos seguirá deleitando con ciclismo, buen ciclismo, sin importar de dónde sea la ficha.