Ciclistas
Cadel Evans, en su versión más cómoda
Publicado
9 años atrásen
Por
Iban VegaNo es la primera vez que declaramos cierta admiración por Cadel Evans. Obviamente no es el ciclista más presto a dar espectáculo del pelotón. Su peculiar y agonístico estilo añadido a su perfil conservador en carrera le despierta muchas antipatías. No obstante su palmarés es pequeño pero rico, acorde con esa parquedad y motivación casi tibetanas que le mueven.
Sin embargo y pesar de lo dicho Cadel Evans construye su discurso ciclista desde la honradez. Lo que muestra es lo que hay. Ni trampa ni cartón. Con los años, y no es que tenga poco, no ha sido nunca vinculado a ninguna cosa rara e incluso en él podemos apreciar el ciclista que ha demostrado ir limpio pero que ha sido perjudicado por otros que hicieron pitar la maquinita. Miren por ejemplo el Tour de 2007 cuando el duelo Contador-Rasmussen le descolgó y le desposeyó de opciones para disputarle al madrileño la crono final con ciertas opciones.
En el palmarés de Cadel Evans brilla ese Tour de Francia que ganó con total merecimiento hace dos años. Ello no implica que lo lograra ante un par de inútiles al manillar: los Schleck. Cadel ganó ese Tour en la sombra, dispuesto en la retaguardia, sin ruido, con sigilo y discreción. Vino desde atrás, nadie le esperó, sobretodo porque años atrás erró en su gran objetivo, el Tour, e incluso cayó derrotado en la Vuelta por Valverde, fruto de una terrible desgracia en la cima de Monachil, y en el Giro por Basso, aquí el italiano le ganó por la mano, sin más.
Incluso en los años de mayor obsesión por la ronda gala, el australiano no perdió la cara por el resto de citas importantes y nobles de la temporada. De hecho ahí tiene un título mundial. Luego, cuando quizá ni él contaba, y con rivales en teoría mejor preparados, ganó un Tour que supo trabajarse con total justicia. Hete ahí la subida al Galibier y las responsabilidades que asumió ante el asombro general.
A ese Tour Cadel Evans llegó empequeñecido. El duelo servido era el de Alberto Contador y Andy Schleck, un pulso que se dijo sería perenne y que nunca más hemos vuelvo a ver. Evans estuvo ahí, tranquilo, silencioso, hormiguita. Los titulares y flashes eran para Voeckler, para Contador, para Andy. Al final emergió y se hizo con el triunfo. Sin embargo un análisis de la carrera demuestra que a pesar de su invisibilidad nunca perdió la cara a la misma. Estuvo donde le quería.
En este Giro la atención se la llevan Wiggins, Nibali, Uran, Hesjedal,… Evans está ahí, sumando. En las dos jornadas más enrevesadas estuvo ahí, entre los mejores del sprint, incluso bonificando para amortiguar la pésima crono por equipos del BMC. Cadel Evans está en el mejor de los escenarios. Nadie habla de él, nadie se fija, pero está, y no para rodar, su compromiso con este deporte le impide concebir entrenamientos con dorsal. Creo que en BMC lo tienen claro, Van Garderen se va al Tour a mejorar el maillot blanco del año pasado. Entretanto Cadel hace boca y nada menos que en el Giro.
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Ciclistas
David de la Cruz: «He crecido en el cambio»
Publicado
2 días atrásen
24 de junio, 2022Por
Iban Vega

David de la Cruz desgrana las enseñanzas de correr en 5 equipos durante 10 años
Podemos decir que conocemos a David de la Cruz desde hace mucho tiempo, desde categorías tempranas en ciclismo, y eso que él no pasó por todas porque empezó a competir más tarde.
En este tiempo, hemos visto al ciclista ilusionado con el debut y al corredor que fue cultivando resultados hasta lo que es hoy, un profesional del ciclismo con todas las palabras con el que da gusto mantener un rato de charla.
En su camino, David de la Cruz ha demostrado que si a una cosa no le tiene miedo es al cambio, en pocos años ha competido en varias estructuras con formas de ver el ciclismo muy diferentes entre ellas, pero complementarias.
Tanto que el salir ahí fuera le ha dado un bagaje que ahora mismo aprecian mucho en Astana, pues tienen un ciclista conocedor de sus servidumbres, objetivos e ilusiones.
Gracias a la marca de cascos Limar, hemos pasado media horita con él, para ver que en este ciclismo son tantos los detalles que entran en juego que a veces, cuando corremos para coronar un campeón precoz, nos estamos equivocando de cabo a rabo.
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Para Rohan Dennis el Tour se ha convertido en carrera maldita
Si hablamos de Rohan Dennis en el Tour tendremos que irnos unos años atrás.
Su debut no fue sencillo, aterrizó en el mismo jovencísimo, con un efímero maillot de líder en Dauphiné que había alimentado alguna esperanza de hacerlo bien.
Pero el joven Rohan no pudo estar donde quería y acabó abandonando aquella carrera, roto en una esquina de la salida, un periodista amigo de este mal anillado cuaderno nos habló de él en su momento.
De eso hace ocho años.
Por medio, tuvo días felices como la salida de Utrech en 2015, cuando fue el primer líder en una crono en la que se batía como gente como Tony Martin o Tom Dumoulin, siendo éste además el anfitrión de la jornada.
Recordaréis su extraña salida de la carrera hace tres años, cuando se debía a Bahrain y se negó a competir con la bicicleta del equipo en aquella crono que acabó en manos de Julian Alaphilippe.
Desde entonces, Rohan Dennis no ha vuelto al Tour, y desde entonces no han sido pocas las veces que nos ha hecho hablar.
El australiano es, directamente, un escándalo de corredor, un motor privilegiado.
Cuando asoma por la cabeza de cualquier pelotón, el goteo de ciclistas por detrás es brutal, uno a uno.
Rohan Dennis ha demostrado un poder de alinear el grupo que pocos atesoran, por eso esperábamos verle en este Tour, más cuando en carreras como París-Niza ya se le vio delante y bien alienado con Roglic y Van Aert.
Leo que tiene problemas físicos tras Dauphiné, otros apuntan directamente a su atribulada mentalidad.
Sea como fuere Jumbo ha prescindido de él para el Tour.
Nada queda del ciclista que un día dijo que le gustaría seguir los pasos de Bradley Wiggins y asaltar la victoria en una gran vuelta.
Lo intentó, yo creo, sin convencimiento y el resultado lo vimos todo.
Ha desistido de tal empeño, al tiempo que ha ganado un valor incalculable como trotón de lujo.
Ahí Dennis ha encontrado su vocación fuera de las cronos en las que sigue brillando como siempre.
Su ausencia en el Tour me llama mucho la atención, pues tratamos sobre un corredor perfecto para labores de control y tempo que tanto se estilan en los Tours de tiempos modernos.
Éste es capaz de zamparse dos puertos, él sólo manteniendo el ritmo alto, lo suficiente para que nadie se vaya del redil, como lo hacían Landa o Kiryenka en los plomizos años del Team Sky.
Si su ausencia sirve para librar un poco la carrera, dar margen a la emoción y los giros de guión, merecerá la pena.
Sobre el papel, no podemos otra cosa que lamentar que un talento así no entre en nuestra pantalla este verano.
Imagen: ASO
Romain Bardet
Mucho interés por ver a Bardet en el Tour
Publicado
4 días atrásen
22 de junio, 2022Por
Iban Vega

Sin optar a ganar el Tour, Bardet seguro que escribirá titulares en Francia
Ya sabéis que con Romain Bardet la objetividad no es norma de la casa y esta vez, al calor del Tour, tampoco a va ser una excepción.
A pocos días del Tour, leemos que Bardet será de la partida.
Hace unos años que el francés no es aspirante al trono que un día le discutió al propio Chris Froome..
De hecho creo, que nunca estuvo en disposición de ganar el Tour, por muchas ganas que hubiera en «la France» tuviera en verle suceder a Hinault.
El 2016, asaltó la segunda plaza en el tramo final con un ataque bajo la lluvia que fue de lo mejorcito de aquella edición.
Al año siguiente, tuvo a Froome siempre ha tiro, gozaba de un gran equipo, pero nunca inquietó al inglés, al extremo que casi le quita el podio Landa.
Esas dos opciones que tuvo Bardet de subir al cajón parisino se resumen rápido pues desde entonces nunca más ha estado en él.
La presión que Bardet debió gestionar los días de miel os la podéis imaginar.
Estaba entonces Francia buscando sucesor al tejón más de treinta años, y sobre Bardet y Pinot se depositaron grandes esperanzas de devolver el Tour a su anfitrión.
Ahora, que vamos camino de los cuarenta años del Tour de 1985, Bardet vuelve a Francia con ideas renovadas.
Hace tiempo que se percató que el Tour no entraba en su molde, pero descubrió que había más terreno para brillar.
Apostó al Giro, cosa que no le ha salido nada bien: en 2020 quería correrlo pero la pandemia removió el calendario, el año pasado estuvo cerca de ganar alguna etapa, pero nunca le vimos para la general y esta vez, dejó la carrera cuando estaba entre los que acabaría en el podio, lo hizo vomitando.
Luego están las clásicas, una opción poco divulgada para Bardet que ha sido podio en Lieja y Strade e incluso medalla de plata en un mundial, el que ganó Valverde.
Como veis, registros no le faltan y este corredor que un día optó a ganarlo, vuelve al Tour con idea, seguramente, de sacarle brillo a la pizarra de su equipo, un DSM que gana poco, pero que cuando lo hace lo logra en base a un buen trabajo colectivo y una estrategia brillante.
Bardet en el Tour ya no cuenta como ganador potencial -nos gustaría haber visto dónde habría llegado hace dos años- pero eso no le quita atractivo por ver cómo sabe reformularse y luchar por otras opciones que también embellecen una trayectoria deportiva.
Tras él y Pinot, no veo a nadie en Francia con hechuras de ganar el Tour a modo inmediato, pero ello no le va a quitar un ápice de ganas al bueno de Romain, el mismo que en 2015, tras descolgarse de la lucha por el podio, maravilló en el descubrimiento de los Lacets de Montvernier y nos obsequió con un descenso para enmarcar.
Porque este tipo tan flaco y repeinado siempre vuelve, es un tesoro, uno de esos ciclistas de clase top que echamos de menos en este lado de los Pirineos, un tipo que ademas protagoniza portadas porque en el albur de un terraplén es capaz de olvidarse de la carrera y ayudar a su compañero a volver a la carretera.
Tenemos interés por ver qué le depara el Tour…
Ciclistas
¿Carlos Rodríguez al Movistar? no por favor
Publicado
6 días atrásen
21 de junio, 2022Por
Iban Vega

La opción que Carlos Rodríguez vaya a Movistar es remota pero…
Bueno, bueno, bueno, de lo que se entera uno tras unos días desconectados, pues ¿no me comentan ayer en el podcast de Biciescapa que Carlos Rodríguez suena para Movistar?
Aunque hace tiempo que el nombre suena, como el de cualquier ciclista español que destaque y no este en el redil, la cosa no la veo nada sencilla.
En el entorno del ciclista, dicen que alguna posibilidad hay, si no este año, el próximo.
Fiarlo en Movistar a 2024 me parece mucho fiarlo, según están las cosas.
En todo caso, la situación no es sólo que Movistar fiche a Carlos Rodríguez, es que tiene que hacer una batida brutal y total de la plantilla.
Si hasta Max Kanter en Occitania se vio sorprendido por Roger Adrià, uno un ciclista World Tour cuyas bondades nos llevan vendiendo todo el año y el segundo, un corredor del Kern Pharma, que ahora mismo levanta más simpatía y curiosidad que los telefónicos.
Hace unos días hice el ejercicio de ver quién podría tomar el relevo de Valverde en Movistar y la respuesta la podéis imaginar: entre varios corredores y aún y así, sin garantía de éxito.
Es la realidad cruda de una plantilla que se ha ido empequeñeciendo y que no puede ilusionar con el fichaje de un nombre que genere expectación, porque lo que hay debajo lo estamos viendo.
No sé si Carlos Rodríguez acabará en Movistar, lo que es cierto es que ahora su posición negociadora en «chez Unzue» no es la del chavalín que hizo las maletas y se fue a Ineos.
Yo es que no veo sitio mejor para un ciclista como él, con progresión física evidente por delante, pero sobretodo con inquietudes que le hacen ser feliz en una estructura internacional.
Ineos seguro que no será la casa perfecta que nos venden, pero es una universidad impagable para Carlos, como lo fue para Enric Mas el Quick Step o para Ivan García Cortina, el Bahrain, por mucho que Lastras pueda decir lo contrario.
Para venir a Movistar siempre hay tiempo, para crecer en estructuras internacionales y perfectamente acomodadas en el ciclismo top no tanto, por eso todo lo que rasque un tipo encantador como Carlos de Ineos siempre será poco.
Luego está la mentalidad del equipo ¿qué hemos decir?
A sabiendas de lo que vimos en el documental y recordando la Strade, por ejemplo, nos podemos imaginar a Txente desincentivando la caza de Carlos Rodríguez por Pogacar camino de Siena.
Que ¿dónde vas? que si da el aire…
No lo logró, pero ahí estuvo, en una carrera mundial, mostrándose y exhibiendo un ciclismo que, aunque no te dé el resultado inmediato, te mejora, seguro.
Leo que Aranburu no está haciendo mala campaña, pero ni le hemos visto como cuando Astana, ni numéricamente se iguala a la del año pasado.
Lo mismo decir de Iván Garía Cortina, un ciclista que nos trata de puta madre en las previas de Roubaix pero que, lamentablemente no da más de sí.
De Enric Mas, los puestos en las grandes sí que le avalan, pero poco o nada queda de ese ciclista del Quick Step que hacía buenas cronos y atacaba en Arrate.
Son tres ejemplos que ponen la luz sobre el paso atrás que experimenta todo aquel que ficha por Movistar, una realidad que no quisiéramos ver nunca con Carlos.


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Es fruto de un trabajo cimentado en la humildad, la calidad y motoraco a partes iguales.
Ya vuelan solos y muy alto....
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7 de mayo, 2013 En 23:37
Tiene una forma muy particular de correr. Me gustaria que contra todo pronóstico ganara este Giro.