El mal tiempo, el frío, la lluvia… quedan fuera si hay un Bkool en casa
Cuando monto mi Bkool Pro en la salita de casa, me atavío como si fuéramos a salir a la carretera.
Vestido de corto, empezamos a sondear sesiones.
Nos colamos en un velódromo para rodar suave y calentar una media hora, un rato en el que entra y sale gente de todos los lados.
Como pistard ocasional durante muchos años, me ha gustado el echo de rodar todos juntos aunque sea de manera virtual.
El concepto mola, es bastante ameno.
Bkool: Rodar por el velódromo
Sí que es verdad que alguno va a su bola rodando y no esta por la labor, pero puedes controlar la cadencia, los vatios y el pulso perfectamente sin pasarte lo mas mínimo.
La compañía aunque no dé conversación, te fija todos los parámetros.
Después de acabar de rodar por el velódromo de Galapagar desde mi salón en Barcelona, nos hemos puesto serios!!!
Bkool: el desafío a medida
Entrados en calor, llega el momento de exprimirse.
Bkool lo pone fácil porque se puede elegir infinidad de retos y subir monumentos ciclistas.
Solo o acompañado por colegas que te animan a no desfallecer.
Y así nos hemos animado con el Col d’Aspin, un mítico del Tour: doce kilómetros, con una media del 6% y una máxima del 10%.
Aparentemente duro.
Hay que tener cuidado con las «ruedas amigas», porque según con quien te juntes te van a sacar los ojos.
Me he dado cuenta que desde el primer momento iban casi todos «picados».
Era el Tour en vivo, en mi propio salón.
La gente se paraba y se ponían a rueda, controlando el tiempo que le sacaba el de delante.
Han habido un par que se han metido en la sesión, han empezado a muerte y en un kilómetro han abandonado.
Ya veis, «fanfarrones» hay en todos sitios.
Sin embargo el resto ha ido subiendo a su ritmo, como si fuera la misma realidad, incluso esperándose para coger rueda.
Sin darte cuenta te has pegado un buen rato.
A mí personalmente me costaba quedarme en el rodillo más de 45 minutos.
Siempre he sido de los de salir a rodar por encima de todo.
Pero las cosas cambian, la vida, también, y ahora que no dispongo de mucho tiempo para entrenar, que los días son cortos, que tenemos un invierno plomizo de lluvia y viendo, en este Bkool tenemos una salida.
Entrando en el Bkool, veo que no soy el único motivado que se conecta a las once de la noche mientras sus hijos y la mujer están dormidos.
La ilusión es lo último que se pierde.
Bkool, la aplicación premium
Con la aplicación en modo premium te puedes meter donde quieras, con monitores virtuales, grandes clásicas, entrenos específicos.
La aplicación se renueva bastante rápido.
Ojo con exprimir el rodillo fuera de horas, a partir de los 400 vatios no es muy silencioso.
El concepto de sprints y series hay que programarlos para horas más decentes o al menos poner una esterilla para que el vecino no suba a pedir explicaciones.
Apasionado del ciclismo, y co-fundador en JoanSeguidor. Editor de los contenidos tecnológicos y revisión del material. Practicante de bicicleta en todas sus variantes. Responsable de la web de joanseguidor y de la segunda plataforma www.elvelodromo.es dedicada a contar historias de ciclismo.