Ciclismo antiguo
Amis de París-Roubaix: los ángeles del infierno
Así son «les Amis de París-Roubaix», los cuidadores del camino hacia el norte
«Sans pavés, pas de course…» (sin pavés, no hay carrera…), así de claro es el lema de estos amigos de la París-Roubaix -les Amis de París-Roubaix-, una asociación de románticos que llevan más de 25 años trabajando para conservar los tramos adoquinados del Infierno del Norte para que esta centenaria carrera se siga desarrollando como hasta ahora, y el asfalto no acabe devorando los míticos caminos de pavés que han encumbrado a la Reina como patrimonio mundial del deporte.
Pero la historia de estos amigos se remonta todavía bastante más atrás en el tiempo, cuando Albert Bouvet, responsable del recorrido de la carrera en el diario L’Equipe el año 1968, y a petición de Jacques Goddet, debe rehacer el trayecto de la prueba, y así, buscando otras alternativas por carreteras secundarias y caminos municipales y con la ayuda de Jean Stablinski, es cuando descubren para el ciclismo el “Bosque de Arenberg” y piensan qué bello sería que pasara la prueba por allí.
Pero desgraciadamente, se ven obligados a cambiar el recorrido constantemente, año tras año, debido a la pavimentación de muchos tramos, sobre todo en épocas de elecciones municipales. Los organizadores ponen el grito en el cielo y avisan que este monumento del ciclismo está en peligro de muerte por culpa del asfalto y se lanzan a una campaña informativa masiva para concienciar a los amantes y seguidores de este deporte.
En 1972 crean la París-Roubaix Cycloturiste que reunirá a más de siete mil participantes en 1980. Y no pararán aquí en las movilizaciones pues ese mismo año, y dentro del itinerario de la Clásica, recogen más de 10 mil firmas de adhesión a la campaña en defensa del adoquín, algo que lógicamente no pasa inadvertido a los medios de comunicación e incluso a los políticos, que se reúnen para estudiar el caso.
Fue una gran victoria, y visto el éxito, estos amigos tuvieron que sentar las bases de la asociación, creando los primeros estatutos de “Les Amis de Paris-Roubaix” el año 1982, siendo miembros fundadores Jean-Claude Vallaeys del Vélo.Club de Roubaix –creadores también de la carrera para amateurs en 1966- y Jean-François Pescheux, responsable del actual recorrido.
40 años desde los primeros estatutos de los «Amis de París-Roubaix»…
Estos apasionados de la París-Roubaix lucharon tanto por ella y por sus adoquines que incluso mejoró la imagen de la región, una zona devastada por la 1ª Gran Guerra y que dio lugar a la famosa frase de un periodista de l’Auto cuando dijo que “es el infierno”. Pero ahora todo el mundo sabía que los adoquines formaban ya parte indisoluble del paisaje y del relieve de esta parte del Norte de Francia y que vencerlos daban épica a la prueba.
Ese mismo año de 1982, la asociación organiza una exposición de fotos en la Maison du Nord – Pas-de-Calais en París y personajes mediáticos empiezan a apoyarles como es el caso de Jean-Marie Leblanc que escribe su primer libro “Les Pavés du Nord” y que él mismo reconocerá ser otro apasionado por la prueba. Por otra parte, el escritor René Fallet dedica su libro “La sopa de repollo” a Jean-Claude Vallaeys y le cambia un ejemplar por un adoquín y le comenta «sin pavés, el Norte perderá la cabeza para siempre».
Y los acontecimientos se seguirán precipitando: en 1989 organizan la primera París-Roubaix en BTT y el Vélo-Club publica también el primer libro sobre la carrera y el velódromo de Roubaix. Se había logrado la apuesta.
Hoy en día la asociación, presidida por Alain Bernard, está compuesta por más de 200 socios de toda Europa que trabajan para mantener estos caminos de leyenda bien con la ayuda de las escuelas hortícolas de la región, en duras faenas que pueden durar días, semanas, e incluso meses, de limpiar, quitar las hierbas, allanar y tapar agujeros, empedrando nuevos tramos, con toneladas y toneladas de nuevos adoquines, o bien con los poderes públicos como la sociedad ASO (ex Sociedad del Tour de Francia), Diputación provincial, el Consejo Regional y el Ministerio de la Juventud y de los Deportes, permanentemente movilizados y aguijoneados por la asociación, para obtener la financiación, o los materiales adecuados, para llevar a cabo estas tareas, como por ejemplo, una de las más importantes, la renovación de la “Chaussé des Géants” (calzada de los gigantes) en Roubaix, con más de cinco toneladas de pavés y la inscripción de todos los vencedores para conmemorar la edición nº 100 de la prueba.
Y tal es la perfecta organización de la entidad que incluso disponen de planes trienales para reparar los tramos más degradados. Así que ya saben lo que van a hacer en los próximos tres años.
Pero no sólo sus esfuerzos se ciñen estrictamente al “trabajo de campo”, si no que también buscan revalorizar, más si cabe, la carrera con acciones tales como la constitución de un impresionante fondo documental de la prueba, acompañado de exposiciones, homenajes a los antiguos vencedores, fiestas populares los días de inauguración de nuevos tramos restaurados, el proyecto de museo, entre otras muchas más actividades.
Pero como ellos mismos dicen, y con tal de no bajar la guardia nunca, la París-Roubaix todavía no está a salvo del todo, porque desearían la firma de un convenio de protección patrimonial, aunque lo ideal sería que fuera declarada monumento histórico, pero esto es algo demasiado largo y complicado, y por eso, si vosotros también sois unos apasionados de la “Reina de las Clásicas” haceros cómplices y embajadores de los “Amigos de París-Roubaix”, uniéndose a sus numerosos afiliados, y sensibilizando a todos vuestros amigos a esta buena causa.
Por Jordi Escrihuela
Imagen: Trouw
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx: 5 motivos
En ciclismo y en el deporte general, Eddy Merckx es símbolo de excelencia
Cuando se habla de ciclismo, pero yo creo que de cualquier deporte, hay un nombre que siempre sale primero: Eddy Merckx.
80 años recién cumplidos, nacido el 17 de junio de 1945, no quería pasar de puntillas sobre una efeméride tan singular.
Y quiero hacerlo justificando por qué muchos consideran el mejor de todos los tiempos, con cinco razones que lo explican muy bien.
1. Ganó más que nadie, en todos los terrenos
Merckx acumuló la increíble cifra de 445 victorias como profesional, además de más de 80 cuando era amateur.
11 + 19: Ganó 11 Grandes Vueltas (cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España), además de 19 Clásicas Monumento, incluyendo 7 veces la Milán-Sanremo.
También fue tres veces campeón del mundo y ganó en pista, en ciclocross, y hasta hizo historia con el récord de la hora. Literalmente, lo ganó todo.
2. El récord de la hora fue su obra maestra
En 1972, después de ganar de todo esa temporada (Giro, Tour, clásicas…), viajó a Ciudad de México sin entrenar en pista ni adaptarse a la altitud, y rompió el récord de la hora, pedaleando 49,431 km.
Al terminar, bajó de la bici y dijo “nunca más”.
Y no hizo falta repetir: su marca duró 12 años, hasta Francesco Moser.
3. Tenía una ambición sin límites: era “El Caníbal”
No dejaba ganar a nadie, ni en las etapas pequeñas.
Una niña, hija de un ciclista rival, lo apodó “el caníbal” porque no dejaba ni las migas.
Aunque sufrió lesiones, como una grave caída en 1969, nunca perdió el hambre de victoria.
4. Perdía, pero volvía más fuerte
Aunque parecía invencible, también fue derrotado por grandes como Ocaña o Gimondi.
Pero siempre volvía con fuerza. Incluso cuando Ocaña lo superó por 8 minutos en el Tour, Merckx remontó con ataques épicos y terminó ganando.
5. Nadie ha repetido lo que él logró
Muchos han ganado Giro, Tour y Vuelta, pero muy pocos dos de ellas el mismo año.
Algunos ganaron las cinco clásicas monumento, pero nadie las ganó todas dos veces y además dominó las grandes vueltas como él.
Su récord sigue intacto.
Por todo eso, Eddy Merckx no fue solo el más fuerte, fue el más completo y hace poco disfrutamos de esta entrevista con él de mano de su hijo Axel.
Y eso, hasta hoy, nadie lo ha igualado.
Ciclismo antiguo
Eddy Merckx en el Giro: cinco triunfos y enormes polémicas
La corona de Merckx en el Giro tiene cinco joyas
Eddy Merckx, para muchos el mejor ciclista de la historia y del Giro, por ende, nació en 1945 en Meensel-Kiezegem, Bélgica.
Dicen que desde los ocho años ya andaba en bici y tenía como ídolo a Stan Ockers, una figura del Tour de Francia.
“El Tour lo era todo para mí”, diría años después.
Su verdadero nombre es Edouard Louis Joseph Merckx y fue ciclista profesional entre 1961 y 1978.
Durante esos años se ganó el apodo de “El Caníbal” porque quería ganarlo todo, y casi lo logró: 525 victorias en su carrera, incluyendo cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España.
También ganó tres mundiales, casi todas las clásicas (menos la París-Tours) y batió el récord de la hora.
Un monstruo en vida.
Merckx y e Giro, binomio lleno de aristas
Su relación con el Giro fue especial: lo ganó cinco veces y dejó huella en cada participación.
En Italia lo adoran casi tanto como en Bélgica.
Eso sí, su carrera no estuvo libre de polémicas.
En tres ocasiones dio positivo en controles antidopaje (fencamfamina, norefedrina y pemolina), aunque él siempre defendió su inocencia.
A pesar de eso, su legado sigue siendo enorme.
Se retiró en 1978 y desde entonces ha recibido todos los honores:
Barón en Bélgica, Comandante de la Legión de Honor en Francia, y el trofeo UCI al mejor ciclista del siglo XX.
Hay velódromos, calles, estatuas, libros, cómics y hasta una marca de bicicletas con su nombre.
De vez en cuando, aún aparece como comentarista en carreras o sólo se deja ver para revuelo del personal.
“El Ogro de Tervueren” no solo está en lo más alto de la lista de los mejores ciclistas de todos los tiempos: es una leyenda viva.