Opinión ciclista
Accidentes ciclistas: los asesinatos que no cesan
Un recuerdo para los afectados en Baleares en nuevos accidentes ciclistas
Hace justo un año vivimos un inicio de temporada cicloturista terrorífico por los accidentes ciclistas: durante casi dos meses nuestros corazones fueron golpeados con fuerza, fin de semana sí y fin de semana también, por varios accidentes mortales de ciclistas que dejaron truncadas sus vidas en las tristes y penosas cunetas que marginan algunas de nuestras lastimosas carreteras.
Así fue, y domingo tras domingo nuestra gran familia ciclista se vestía de duelo al contemplar con incredulidad, rabia, enojo, consternación y sobre todo mucho dolor, como muchos de nuestros compañeros y amigos de fatigas iban cayendo como moscas uno tras otro. Fueron tristes tardes de domingo en casa, pensando y lamentando. Fueron muchas.
En uno de aquellos días ya no pude más y escribí un artículo bajo el nombre “Yo te maldigo” que iba dirigido a una asesina. Sí, una asesina que de nuevo produjo un accidente mortal, porque aquello no fue un accidente.
Para nada. Lo que cometió fue un crimen. Por mucho que le amparara la ley no era una homicida involuntaria, era una criminal.
Accidentes ciclistas, el luto ahora en Mallorca
Sí, como el accidente de este pasado jueves cuando una mujer, y de nuevo en una carretera de Mallorca, conduciendo bajo los efectos de las drogas, lo ha vuelto a hacer.
Ha vuelto a suceder.
Han vuelto a arrollar a un grupo de cicloturistas alemanes.
Nada menos que a nueve integrantes de un pelotón de ciclistas, dejando a tres de ellos muy graves y a otro en estado crítico que, desgraciadamente, se ha confirmado su extrema gravedad y este viernes nos hemos levantado con la noticia del fatal desenlace.
Hoy, igual que durante aquella tarde, me han preguntado si tenía ganas de volver a escribir de nuevo un texto de denuncia, de queja, de desolación, de abatimiento, de desamparo.
Mi respuesta ha sido que en aquellos textos de amargura y angustia ya vomité todo lo que tenía que vomitar sobre estos tremendos episodios de desconsuelo.
Sin embargo, finalmente, no he podido evitar tener que reeditar y recordar lo que escribí durante aquellos días, porque sí, sigo maldiciendo-seguimos maldiciendo- a los culpables de las tragedias que sacuden al mundo del ciclismo y el cicloturismo: ciclistas, familia y amigos de las víctimas.
Como digo, han pasado muchos meses y parecía que por fin la lucha de Anna por una ley justa para que no hayan más muertes impunes cogía velocidad de crucero para que hechos como el de ayer no volvieran a pasar.
Nos la prometíamos muy felices, sí.
Incluso, afortunadamente, hemos vivido unos meses tranquilos en ese sentido, nos sentíamos confiados, más seguros.
Parecía que incluso los conductores nos respetaban más, respetando sobre todo la separación de seguridad de metro y medio, y no teníamos que pedalear mirando que no nos pasasen los coches rozándonos a medio metro de distancia de nosotros.
Pero de repente, todos nos hemos despertado de golpe para evidenciar que poco o nada han cambiado las cosas durante estos últimos meses.
Por eso ahora estoy nuevamente delante de mi ordenador, machacando este teclado en el que otro maldito día tenemos que lamentar el asesinato de uno de los nuestros, para intentar reflejar por escrito toda nuestra rabia sobre lo que de nuevo ha pasado.
Y como entonces, lo hago con el pulso acelerado para denunciar otra jornada que quedará, como muchas otras, en la crónica negra de una historia que parece no tener final, un largo túnel en el cual aún no vemos la salida, a pesar de las luces que en este largo trayecto han procurado iluminar nuestro pedaleo personas tan queridas como Anna.
Hoy tendría que estar escribiendo de otra cosa, pero de nuevo otro día -y sacando fuerzas donde ya casi no quedan-, y mientras redacto estas líneas lo hago con mis ojos a punto de desparramar lágrimas por el teclado, con las manos temblorosas, y esto es así porque los que me conocen lo saben, llorando en silencio la pena que me invade ante hechos como el de ayer, sin saber qué hacer, ni cómo actuar, viéndome impotente de cómo toda la lucha que se está llevando a cabo, tantas manifestaciones y discursos, tantas frases y opiniones acuñadas, en este país no sirven para nada y todo sigue igual.
La muerte, hoy, de uno de los nuestros y ocho accidentados más, es imputable a alguien muy concreto, pero amparada, esta persona, por la mirada inmovilista de los que nos gobiernan, los que tienen en su mano endurecer las leyes para que trágicos sucesos como éste no se vuelvan a repetir, que el “nunca más” y el “ni una víctima más” se hagan realidad y no sean sólo frases hechas y recurrentes.
Seguridad del ciclista: no somos conscientes de lo que hay en juego
Por eso hoy de nuevo yo te maldigo, a ti, que ibas borracha y drogada.
Eres culpable. Lo sabes, seguro que lo sabías, que ponerte al volante de tu máquina de matar, en esas condiciones, ponía en peligro tu vida y la de los demás, pero es igual seguro que no leerás estas líneas, aunque estés cómodamente sentada en el sillón de tu casa, mientras pienses quizás cuándo llevarás tu monstruoso coche a repararlo al taller, que vistas las imágenes parece que sea lo único que te importa.
Pero a ti… ¿no se te remueven las tripas de ver lo que has hecho? ¿Tienes conciencia, desgraciada? ¿Pero tú sabes lo qué has hecho? He visto cómo te pegaba bronca la Guardia Civil, si, a ti, que no tendrías que volver a conducir en tu vida.
¿Conducir? ¿De eso se trata? ¿Sólo de dejar de conducir? ¿De que te retiren el carnet?
No, no, tú eres una asesina y por ello tendrías que pagar con pena de prisión, pero mientras en este sufrido país sigan gobernando los que gobiernan y opositando los que están en la oposición, podrás seguir durmiendo tranquilamente, a no ser que tus pesadillas te corroan por dentro.
Por eso yo te maldigo. Te seguimos maldiciendo.
Por Jordi Escrihuela
Opinión ciclista
Grandes vueltas: ¿Quién es el mejor de la historia?
También en grandes vueltas, nadie se puede medir a Eddy Merckx
Las grandes vueltas son al ciclismo lo que los contrafuertes a una catedral.
Podrán gustar más o menos que las grandes clásicas, ciclismo de un sorbo, cargado como un buen café, pero en las tres semanas de un Tour o Giro o Vuelta salen a flote las miserias y excelencias de los ciclistas.
Nosotros somos más de clásicas, ciertamente, pero el fuego lento también le sienta bien a este deporte.
Hemos visto este listado, este top ten en Facebook y no nos hemos podido resistir a opinar, un poquito sólo, sobre los grandes de siempre en esta historia de tres semanas y mil aventuras.
Y vemos que el primero, como en casi todo, porque superarle se antoja imposible en un largo tiempo es Eddy Merckx, el corredor que resume su carrera diciendo que lo ganó todo, todo lo importante, salvo la París-Tours.
Eddy Merckx instauró una especie de yugo sobre el ciclismo que conoció que no tuvo muchos más nombres salvo el suyo desde finales de los sesenta a mediatos de los setenta.
El control de Merckx fue tal que en esa lista sólo sale un contemporáneo suyo, el escurridizo Felice Gimondi, protagonista en aquella jornada de Pra-Loup que cantó el ocaso del belga.
Gimondi fue, como Alberto Contador, un ciclista que explotó pronto.
Pero se le cruzó Merckx, como a otros tantos.
A Alberto Contador se le cruzó Chris Froome, a quien pudo ganar netamente una vez, en la Vuelta del 2014.
Alberto Contador en este listado podría haber estado más arriba.
Pero…
Sin embargo, no se puede obviar ese legado de siete grandes vueltas, siendo además uno de los pocos con las tres.
La lista también contempla a Miguel Indurain: si esto fuera un medallero olímpico, el Tour sería la medalla de oro y eso le pone a la estela de los más grandes.
Es curioso porque el desempate de Merckx e Hinault lo provoca la Vuelta que el belga ganó.
El tejón sigue siendo, más de treinta años después, el último campeón de la vieja escuela, aunque Tadej Pogacar se ha empeñado en seguirle, con cantidad y calidad de éxitos.
Ambos son ciclistas que atacan de amarillo, rosa o lo que fuera, que amasan triunfos de etapa, que abren distancias de diez minutos sobre los rivales.
Miguel Indurain fue otra cosa, como Jacques Anquetil, un poder contenido, medido en la habilidad contra el reloj.
Luego están los italianos, auténticos pioneros.
Belle époque, inaugurada por Alfredo Binda, ciclista que recibía primas por no tomar parte en las carreras y abrir el pronóstico.
Fausto Coppi y Gino Bartali, cuya rivalidad despierta aún emociones.
¿El mejor de la historia?
Cada uno tuvo lo suyo: su tiempo, sus rivales, sus recorridos.
Medirlos en igualdad es imposible.
Si por algo hemos de fiarnos, más allá de los sentimientos que despertaron esos triunfos, es de la estadística.
Y ésta es inapelable: Eddy Merckx
Opinión ciclista
Tour: Estas etapas matan el ciclismo
La primera de las etapas en Francia ha sido un lastre para el Tour
En un ciclismo, en una sociedad de paciencia menguante, como leo a Ander Izagirre, etapas como la primera del Tour en Francia son un tiro en el pie de este deporte.
Llego ahora a casa y leo que os estáis aburrrrriendo con la etapa tostón del Tour. Aquí tenéis algunas decisiones brutas y cómicas que tomaban los organizadores de Giro, Tour y Vuelta contra el aburrrrrimiento. pic.twitter.com/HDRvFMGrRr
— Ander Izagirre (@anderiza) July 4, 2023
No hablamos del deportista, ni de su necesidad de tomarse un respiro en una jornada que conecta la salida vasca con los Pirineos, que puede ser tomada con más o menos calma, hablamos de imagen, de la percepción, de la sensación que, o eres un enfermo de esto, o es imposible tragarse semejante bodrio.
¿Lo mejor?
La retransmisión, como casi siempre, aunque para conocer las Landas, quizá mejor los documentales de La 2.
La imagen de recreo y asueto generalizados esta jornada de julio fue el mejor tarjetón de invitación a la siesta.
Ya veis, el mito de la siesta y el ciclismo, con la voz de Perico o Javier Ares de fondo, en el calor de julio, las jornadas intensivas en el trabajo.
El ciclismo no puede permitirse etapas así, el Tour, tampoco.
Es la etapa cuatro del Tour de Francia 2023, no estamos en ruta hacia los Campos Elíseos, de homenaje al ganador, ni tampoco en el día después de una gran batalla.
Las fuerzas están frescas y las etapas buscan ganadores y protagonistas en su desarrollo.
El hecho que lamentaba Antonio Alix, sobre los belgas atacando al unísono, como en una broma pactada con la moto de Philippe Gilbert, define un paisaje triste, indigno de la mejor carrera del mundo.
El comentario de Contador, sobre cómo suben los clicks de su marca de bicicletas cada vez que uno de los suyos va en fuga debería ser de conocimiento generalizado en el pelotón, a sabiendas que hay mucha gente mirándoles, pero también equipos de marketing calculando cada segundo que su marca tiene exposición en la televisión.
Jasper Philipsen repitió triunfo en una de las peores etapas que recuerdo del Tour, y eso que hay unas cuantas, pues fumadas suceden cada año, puntuales a la cita.
El ciclismo no se puede permitir días así, los ciclistas por intocables que crean, tampoco.
Seguro que vendrán grandes días de ciclismo, pero si a la larga estos trayectos decantan la balanza sucederá que igual no habrá dinero para todos.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
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