Ciclistas
A Kloden ya no se le espera
Tipo angulado, largo, estrecho de cadera, semblante serio, excelente planta sobre la bicicleta. Andreas Kloden pareció soldado sobre la máquina en sus mejores días. Gregario, jefe de filas, discreto e investigado, el alemán cuelga la bicicleta muchos años después de explosionar discreto, sin ruido, lagunar. Lo ha hecho como lo ha hecho siempre. Ahora es historia, quizá el último resquicio vivo del T Mobile, una de las historias más negras del ciclismo en tiempos recientes.
Porque Andreas Kloden siempre fue un ciclista marcado. Primero por su increíble primavera de la temporada 2000. Ganó sin previo aviso las dos vueltas más importantes del ciclo: París-Niza y País Vasco. En ambas con su singular guión de no hacer nada que ofendiera hasta que sendas cronos le auparan al primer puesto. Su figura nos sonaba. Cuerpo recto, brazos en ángulo recto, extraordinaria sensación de poder,… sí era el hermano pequeño de Jan Ullrich, sólo que no arrastraba el demencial desarrollo del pelirrojo de Rosctock.
Kloden quemó etapas casi sin marcar los tiempos, porque en el fondo parecía estar siempre en la previa de algo grande. Fue un ciclista en stand by. Todos lo esperaban, todos le esperábamos, pero nunca llegaba. Su rendimiento era como el mejor queso de Gruyère, presentaba unos socavones de impresión.
Ante lo impredecible de su progresión el destino quiso situarle delante en el peor momento, justo cuando a Lance Armstrong no le parecía bien ni compartir las migajas. Aún resuenan esos puñetazos al aire del tejano humillando a un Kloden que se vio ganador en Le Grand Bornard. Armstrong no quería nada para nadie que no fuera él, y dado que el corral de ovejas que tenía por rivales no quiso cederle a su compañero Floid Landis el triunfo, tras una indescriptible exhibición alpina, dijo que esto se quedaba en el US Postal. Años de plomo. Años que nos siguen pesando.
Casi tan dolorosa como esa derrota como la de Armstrong fue aquella que le infringió Pieter Weening en los Vosgos un año después, en 2005. Se dice, no sé si sigue siendo así, que ese triunfo al sprint entre dos corredores fue el más ajustado de la centenaria historia del Tour. Lo que sí fue cierto es que Kloden y todos los demás vieron en apuros a Armstrong y su equipo ese día. Aquello no fue más que puro teatro.
Con los años y la creciente podredumbre que crecía alrededor de T Mobile, Kloden empezó a sentir el aliento de una presión muy visible. La sombra de la duda y el dopaje no pasó de largo y le puso en un brete en ese asunto de Friburgo y el inicio del Tour de 2006, sobre todo porque aquellas acusaciones se vertieron en un momento crítico para un deporte en estado shock por el Operación Puerto y sus consecuencias. Un Tour, ese de 2006, que muchos dijeron que era el de la improvisación tras la tiranía del US Postal pero que se resolvió en un indecente positivo de Landis y la segunda plaza para Kloden, sí tras Oscar Pereiro. Verlo para creerlo.
Y es que 2006 y su Tour fueron el último tren. A partir de entonces, vivió de su excelente talento para seguir delante aunque siempre en segunda línea. Se aprestó a ser gregario y hombre de reparto junto a Alberto Contador, Alexander Vinokourov, Lance Armstrong,… incluso hasta Chris Horner fue de su quinta. Terrible fue el ataque que le descabalgó de un podio, el tercero, en el Tour por parte del líder madrileño.
Hastiado por los muchos años que llevaba en la élite y en el objetivo de los “cazadores de dopados”, argumentando morriña familiar, cuelga la bicicleta un ciclista que era vestigio directo del pelotón surgido de la locura de los noventa. No creo, sinceramente, que el ciclismo esté más o menos limpio sin él, sin embargo sus rendimientos en diente de sierra no fueron nunca lo más recomendable para este deporte.
Foto tomada de www.zimbio.com
Ciclistas
Tirreno-Adriático: Juan Ayuso en hora y forma
Juan Ayuso puede añadir la Tirreno-Adriático a un inicio de 2025 inmejorable
No ganó de forma aplastante, quizá acostumbrados a ver exhibiciones brutales vestidas de UAE, pero la temporada de Juan Ayuso, hasta esta Tirreno-Adriático, está siendo de 10.
Los rivales los conocíamos, estaban marcados, incluso un Filippo Ganna, y eran buenos, Tom Pidcock, hiperactivo, Jai Hindley y el propio Mikel Landa.
Ninguno se lo puso fácil.
Pero Juan Ayuso, marcado desde la salida, vivo y con todas las opciones de cara a esta etapa reina, cumplió el pronóstico.
La etapa había arrancado muy movida, con Mathieu van der Poel atacando desde el kilómetro 0, lo que prometía emoción.
Después de un ritmo frenético, finalmente se escaparon ocho corredores: Gianni Vermeersch, Benjamin Thomas, Samuele Battistella, Jasper Stuyven, Chris Hamilton, Magnus Cort Nielsen, Andrea Vendrame y Andrea Pietrobon.
El pelotón no dejó que la fuga se distanciara demasiado, con equipos como Bahrain y UAE interesados en la etapa, ya que era la única montaña del Tirreno-Adriático.
La diferencia comenzó a reducirse en la subida final, donde primero Bahrain y luego UAE, excelso Del Todo, como el año pasado en esta misma carera, pusieron presión a Filippo Ganna.
Vendrame, que ya había ganado una etapa en esta carrera, se lanzó en solitario con 5 kilómetros para la meta. En esa misma subida, Ganna fue descolgado del grupo por Isaac del Toro, quien, como decimos, impuso un ritmo muy duro.
Poco después, Ayuso atacó y, tras él, se unieron Pidcock y Hindley.
Mikel Landa logró conectar con ellos, pero Ayuso no dejó de atacar. En los últimos 3 kilómetros, el español lanzó varios ataques hasta dejar atrás a sus rivales.
Fue una gran demostración de madurez de Ayuso, quien, pese a la presión y las expectativas sobre sus hombros, controló la situación y ganó con autoridad.
Pidcock fue segundo y Hindley tercero, y no se lo pusieron fácil.
Imagen: FB TirrenoAdriatico
Ciclismo
La caída y abandono de Vingegaard son una muy mala noticia
Ciclistas
La seguridad le quita el sueño a Vingegaard
La caída de Itzulia ha disparado los temores de Vingegaard sobre la seguridad
Para Jonas Vingegaard el accidente de la pasada Itzulia puede ser un antes y un después, lo admitió en su día y ahora lo refleja cada vez que habla de seguridad en el ciclismo.
Ciclistas
Jasper Philipsen va para MVP
Hay pocos ciclistas más valiosos que Jasper Philipsen
Podríamos decir que Jasper Philipsen aún no está en la mesa de los grandes, pero sin duda es uno de los ciclistas que más se acerca a reclamar su lugar.
Hoy en día, Philipsen es uno de los corredores más valiosos del pelotón, no solo porque tiene el nivel para competir y no desentonar al lado de ciclistas como Mathieu van der Poel, sino también porque ha demostrado ser capaz de asumir el mando en momentos cruciales y decidir las carreras a su favor cuando la situación lo requiere.
En las últimas temporadas, el belga ha dejado huella, especialmente con sus victorias en el Tour de Francia y en la Milano-San Remo.
Además, sus dos segundos puestos en el París-Roubaix resaltan la consistencia y el nivel de sus actuaciones.
Es impresionante la cantidad de victorias que ha logrado, muchas de ellas de gran calidad.
Su capacidad para adaptarse y brillar en diferentes escenarios lo ha consolidado como uno de los referentes del pelotón.
Es cierto que a veces se le ha señalado por su actitud algo «mafiosa», como aquella vez en el Tour de Francia, cuando mostró una ambición y control casi abusivos dentro del pelotón. Sin embargo, no se puede negar que Philipsen ha evolucionado hasta convertirse en un ciclista indispensable en la actualidad, un verdadero diferenciador en la carretera.
Su presencia, por ejemplo, ha elevado el nivel de su equipo, Alpecin, y le ha dado a la formación una dimensión competitiva que rivaliza con los grandes equipos.
Mientras que a Van der Poel no se le conoce tanto por sacrificarse por un compañero, Philipsen ha demostrado ser un corredor por quien Mathieu pone el equipo por delante cuando es necesario.
Además de su talento, Philipsen destaca por el buen ambiente que transmite en el pelotón, manteniendo una buena relación con otras grandes estrellas, como Tadej Pogacar y Michael Matthews.
A pesar de sus momentos de tensión, su carácter competitivo y su espíritu de equipo han sido clave para consolidarlo como uno de los ciclistas más completos.
En cuanto a su evolución como sprinter, Philipsen ha dejado atrás las críticas que alguna vez recibió, como cuando nuestro querido Adrián García lo apodaba «Jasper Disaster».
Hoy es uno de los sprinters más letales, habiendo superado las 50 victorias, muchas de ellas de gran nivel, como las nueve etapas del Tour de Francia y varias etapas en la Vuelta a España. Además, su victoria en Kuurne-Bruxelles-Kuurne este año ha sido una clara señal de su potencial, demostrando a Visma que en Alpecin tienen un rival formidable.
No solo es un hombre de victorias en el sprint, sino también un corredor versátil.
La victoria en el Gran Premio de Escalda de hace dos años, donde brilló rodando de manera sublime sobre los adoquines, lo consolidó como un gran especialista en terrenos difíciles, donde se mostró eficiente y competitivo, conectando con otros velocistas belgas que también dominaban las piedras.
Hoy, la presencia de Philipsen es uno de los principales alicientes para poner en aprietos a Pogacar en la Milan-San Remo.
Como es bien sabido, si Van der Poel no logra romper la carrera, Philipsen será uno de los hombres clave.
Este 2025 ya ha comenzado a demostrar cómo puede hacerle daño al mejor ciclista del mundo, reafirmando que está preparado para luchar por los títulos más prestigiosos.
Imagen: A.S.O.
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Esta Tirreno es muy importante para Juan Ayuso
Eddy Cannibale
28 de octubre, 2013 En 23:25
Viva Andreas Klöden, mi gran ídolo en este deporte. Suerte en la vida.