Ciclistas
Wout Poels y la geografía del Team Sky
Cuando Wout Poels está muy bien no se diferencia mucho de su jefe
Allanadas del Santo no es un sitio cualquiera en la geografía del Team Sky. Wout Poels, el segundo, tercer o cuarto hombre de Chris Froome ha tomado el relevo de su jefe.
Allanadas del Santo, un monte en medio de un mar de olivos, alienados como si un peine gigante e invisible los aderezara, puede decir que ha sido el primer gran alto de la temporada europea.
Allanadas del Santo, su último tramo fue la rampa de lanzamiento de Wout Poels, que nos recordó aquel ciclista que tomaba rectas las herraduras del Angliru, ya sabéis el día que Contador se fue en olor de multitudes.
Recordaréis este lugar, recordaréis el duelo a pelo y sin anestesia que mantuvieron aquí mismo el citado Contador y el mentado Froome, quien ha traído hasta el lugar prensa de medio mundo.
Wout ganó en el sitio donde Froome y Contador se dieron a discreción
Aquella vez, el tema pareció personal, como ese amor odio que atrae y repele al mismo tiempo.
Contador en color rojo de líder y Froome en azul, remontando desde atrás. Golpe sin anestesia. Venían ambos de la Vuelta 2014, donde el madrileño había tomado la delantera.
En Andalucía Froome le dio la vuelta a la situación.
En este frío, y desapacible mes de febrero de 2018, las cosas han sido diferentes, ha habido más igualdad entre los grandes.
Tim Wellens siempre exponiendo, nadó hasta morir en la orilla del último kilómetro.
Mikel Landa no conoce la palabra especular, y a poco que se vea bien, ahí está. Le ha cundido el mal tiempo de Calpe, que, aun siendo malo, es mejor que el de su Álava, imagino que estos días blanca.
Los Astana van como tiros. Lo de Valencia y Murcia tiene continuidad en Andalucía, pero unos desniveles del 19% no son lo más propicios para Luisle.
No hay nada decidido, pero si conocemos las virtudes de Wout Poels, no olvidemos el primer Sky en ganar un monumento, no es complicado pensar que será difícil quitarlo de ahí.
La Vuelta a Andalucía es geografía del Team Sky, y punto de partida en el camino de Santiago de Chris Froome hacia su penitencia “cuasi” jacobea.
Nadie deja de opinar sobre la presencia de Froome en Andalucía
Está delante, cerca de los mejores, rodeados de chavalucos como Mikel Bizkarra. Al final son esas cosas que uno quizá nunca olvide, y Bizkarra podrá decir que entró junto a cuádruple ganador de Tour, tras una subida plagada de ataques de estrellas.
La Ruta del Sol es una carrera de enhorabuena, porque a una salud que desde fuera parece envidiable, luego la procesión irá por dentro de sus gestores, se le une una nómina que corresponde la tradición de una carrera con 64 años, mientras por medio mundo se celebran carreras advenedizas al calor del dinero.
Lo celebramos.
Imagen tomada del FB del Team Sky
INFO
De techo o bola de remolque, aquí tienes todos los portabicicletas de Cruz
Ciclistas
Las 3+1 caras de la crono del Dauphiné
El Tour pasa, más que nunca, por el Dauphiné y su crono
El camino hacia el Tour de Francia pasa este año, más que nunca, por el Dauphiné. Y en especial, por una contrarreloj que nos ha recordado que cualquier evento contra el reloj con esta generación es una auténtica maravilla.
La situación, aunque conocida, no deja de sorprendernos: en el primer parcial se establece una referencia clara para los favoritos y, de repente, aparece uno —digamos, Jorgenson— y revienta el crono. Al poco rato llega otro, por ejemplo Remco Evenepoel, y directamente salta la banca.
Precisamente con Remco comenzamos este repaso a lo que dejó la crono del Dauphiné. Hablamos de un ciclista que, en otros tiempos, habría sido una espada permanente sobre la cabeza de sus rivales.
Qué manera de rodar: como siempre, perfecto, acompasado. Parecía lento pero seguro en la subida, y completamente acoplado, como una máquina, en el llano y la bajada.
Transmite fuerza en cada pedalada. Es campeón del mundo, olímpico, y ganador de todo lo que compite bajo esta modalidad. Y hoy lo ha hecho frente a quienes serán sus verdaderos rivales en el Tour.
Llega de una lesión tremenda que casi le cuesta la carrera. Pero se ha rehecho, paso a paso, para firmar otro éxito estratosférico. Porque todo lo que pasa en esta edición del Dauphiné está resultando especial.
Está en su mejor momento en lo físico. Su forma crece día a día, y mira con ambición al final de la carrera. Sabe que el Tour empieza aquí.
Yo aún no lo veo al nivel de los dos mejores, pero por calidad y juventud, no es descabellado pensar que puede acercarse. Todo apunta en esa dirección.
Seguimos con quien, para mí, está siendo el gran ganador de lo que llevamos del Dauphiné: Jonas Vingegaard.
El danés está fortísimo, transmite una sensación de poder brutal. Además, el equipo le acompaña, con Matteo Jorgenson siempre cerca. Aunque, si la cosa se pone seria entre los dos grandes, el estadounidense aún no está para sentarse en esa mesa.
Veo a Vingegaard con hambre de ciclismo. Si no llega a ser por ese problema mecánico al final, le habría metido una buena dosis de segundos a Pogacar.
Y llegamos a Tadej Pogacar, la tercera cara de este retrato. El esloveno sale vivo de las cronos. Muy vivo, y gracias.
Tiene alguna victoria en la modalidad, porque es buenísimo, pero no es su terreno ideal. Es ese mismo terreno donde Ganna le dobló en un Mundial, o donde Vingegaard le ganó un Tour entero.
Eso no le quita valor de cara a las quinielas. Si algo tiene Pogacar es que siempre está ahí. Y, al menos, las cronos ya no le lastran.
Cerramos con Iván Romeo, en una crono en la que teníamos ilusión por ver hasta dónde podía llegar.
No fue su mejor día —él mismo lo reconoció—, pero el del Movistar venía con el subidón de la jornada anterior, en todos los sentidos. Está creciendo a su ritmo, de forma diferente a otros, como el propio Remco. Así que toca seguir dando pasos, con confianza, dentro de un pelotón donde ya se hace notar.
Imagen: A.S.O.
Ciclistas
Iván Romeo en el Dauphiné: El ciclismo es de los que no dudan
Lo que Iván Romeo ha logrado en el Dauphiné es algo poco habitual en el ciclismo español
Leía ayer por la tarde que el ciclismo español no tenía un líder en el Dauphiné desde los tiempos de Alberto Contador. Eso fue hace 15 años, antes de que apareciera Iván Romeo.
Claro que Alberto Contador nunca logró dominar el Dauphiné, ni siquiera aquel año en que vistió de amarillo de forma ocasional, porque el esloveno Janez Braijckovic estaba en un estado de forma excepcional, como nunca volvió a demostrar en el propio Tour.
En todo caso, volvamos al presente.
A un presente dulce, con un ciclista que sigue avanzando a base de resultados y que ya no tiene un palmarés vacío. Se pone a prueba entre los mejores del mundo en su especialidad favorita: la contrarreloj.
Decíamos que no hay que dudar al hablar de él porque lo vimos en primera persona.
Cuando Iván Romeo salió desde atrás en una fuga de altísimo nivel y atacó en un momento de parón, no dudó, no miró atrás. Lipowitz y Van der Poel vacilaron… y perdieron su oportunidad de ganar etapa en el Dauphiné.
Atacar con fe, con todo, sin desistir aunque la diferencia no aumente de inmediato… eso hizo el ciclista del Movistar en otra exhibición colectiva, una delicia verlo rodar.
Iván Romeo tiene 21 años, pero ya suma dos éxitos importantes, firmados con el convencimiento de quien sabe que está haciendo bien las cosas.
No parece un corredor de clasificaciones generales —al menos por ahora—, pero en jornadas como esta, el de Valladolid es un puñal, uno de los mejores del mundo. Y además, tiene una calidad como rodador que no se paga con dinero.
Queremos —yo quiero— verlo frente a Vingegaard, Pogacar y Remco en la contrarreloj.
Es su terreno, su zona de confort… y después, que sea lo que tenga que ser.
Lo intuimos, pero queremos verlo igualmente, porque hay algo que está claro: Iván Romeo no duda.
Y quien no duda se gana el favor del público, incluso perdiendo, porque frente a estos “monstruos” es lo más normal del mundo.
Pero que le quiten lo bailado…
Ciclistas
¿Quién puede hacer lo que hace Van Aert?
La versatilidad de Van Aert formará parte de su leyenda aunque no compute en el palmarés
A ver, vamos a hablar claro, y aunque haya pasado una semana: ¿Quién puede hacer lo que hace Van Aert? No muchos, la verdad.
En este Giro de Italia, mientras unos sufrían solo por aguantar, él estaba ayudando a su jefe de filas a ganar en alta montaña… y al día siguiente, lanzando el sprint en Roma como si fuera un velocista puro.
¿Pero esto qué es? ¿Un robot? ¿Un superhombre? No, es Van Aert.
El tipo llegó al Giro después de una primavera complicada, saliendo de una lesión, sin victorias ni su mejor forma.
Pero bastaron unos días para ir cogiendo ritmo y de repente… ¡pum! Gana una etapa marca Strade Bianche, se mete en fugas, tira del grupo en el Colle delle Finestre para reventar la carrera a favor de Simon Yates, y después pone el último tren para que Kooij levante los brazos en Roma.
¿Hola?
¿Eso no lo hacen ni dos ciclistas distintos en una misma carrera?
Éste lo logró en 24 horas.
Visma llegó al Giro con varios líderes, algo que suele ser receta para el caos, pero no con Van Aert en el equipo.
Porque no solo es un corredor todoterreno, es el pegamento humano que mantiene la armonía.
Cuando tienes a uno así, todo el mundo rema.
Ayuda, suma, y encima, gana. Es una especie de unicornio en el ciclismo moderno.
Y ojo, sin estar en su mejor nivel, como en aquel mítico día en Hautacam en 2022.
Ni falta que le hizo. Fue clave en montaña, decisivo en los sprints, y siempre ahí, sin egos, haciendo que todo funcione.
Lo de Van Aert no es solo talento, es mentalidad.
Y por eso, en la fiesta final de Roma, mientras todos celebraban, había uno que merecía una ovación aún más grande.
Porque sí, ganó Yates, ganó Kooij… pero sin Van Aert, este Giro no se entiende.
Ciclistas
Juan Ayuso: Tras el Giro ¿y ahora qúe?
Para Juan Ayuso una segunda grande, tras el Giro, sería una red de salvación
Si el Giro perfecto tomara forma para Juan Ayuso, pero al revés, habría resultado éste.
Entre la lluvia, las subidas durísimas y varias caídas, terminó derrumbándose en la etapa del Mortirolo para poner pie a tierra esta misma mañana.
Lo hacía sin ver casi del ojo dereco, eso comentó, por una picadura de avispa.
El aspecto de Juan Ayuso en la salida de la etapa del Giro de hoy era como aquel de Vinenzo Nibali hace unos años en la Vuelta a España, creo recordar, aunque para picaduras de avispa históricas ninguna como la de Jonathan Vaughters.
La segunda semana de Giro la pudo salvar porque no pasaron cosas trascendentes, incluso creo que rindió bien en la crono, pero ha ido a contrapié desde la jornada en Siena con dolores en la rodilla y sensaciones muy flojas.
Leemos que no quiere usarlo como excusa, pero reconoce que no ha vuelto a sentirse bien desde entonces.
Cada día ha sido una batalla, y aunque intentó mantenerse en pie, su cuerpo ya no respondía. A pesar de eso, quiere seguir peleando, intentar recuperar un poco —aunque con el Mortirolo por delante no es fácil— y ver si puede hacer algo grande en los últimos días.
Le hubiera gustado estar luchando por el Giro, y cree que con el nivel que mostró en la Tirreno-Adriático podría haber estado ahí, en la pomada.
Lo de la picadura de Juan Ayuso es la guinda a un Giro que no le ha dado tregua.
Yo no sé a dónde llegará en el futuro, pero es un gran ciclista que no merece el machaque que leo por los sitios. De hecho no se lo merece ni él ni nadie #Giro2025— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) May 29, 2025
No asegura que lo ganaría, eso no puede hacerlo, pero sí que al menos lo habría disputado.
En sus vueltas previas siempre mejoraba con el paso de los días, pero esta vez todo ha ido al revés.
Aun así, se consuela con haber ganado una etapa.
El día de San Valentino lo dejó tocado, iba tan mal que hasta le pedía a Igor Arrieta que bajara el ritmo… y ya iban casi parados.
Cuando ves que te pasan los coches de equipo y no puedes seguir, te pega duro.
Aquí no lo comentamos pero ese par de situaciones polémicas con INEOS, que se puso a tirar justo después de caídas o paradas del pelotón, contribuyó un poco más en el desastre
Y ¿ahora qué?
En el plan el Giro lo era todo este año, todo el 2025, no tiene claro si podrá hacer otra gran vuelta este año, no estaba en la hoja de ruta.
El Tour está descartado, y si no va a la Vuelta, el calendario se le queda flojo.
La cuadratura del círculo, eso es lo que tiene UAE ahora con el calendario de Juan Ayuso, aunque en el equipo emiratí ahora mismo ocupa y preocupa sólo una cosa, que Isaac del Toro gane el Giro.
Tal vez apueste todo al Mundial, aunque jugarse tanto en una sola carrera también es arriesgado.
-
Ciclismo1 semana atrás
Pogačar y Vingegaard, eclipse en el Dauphiné
-
Ciclismo1 semana atrás
Giro: La subida de Van Aert a Finestre fue de récord
-
Ciclismo1 semana atrás
Giro: Si Movistar no hubiera corrido, no se hubiera notado
-
Ciclismo4 días atrás
¿Qué carreras le quedan a Juan Ayuso?
-
Ciclismo7 días atrás
Pogačar eleva un listón que Vingegaard y Evenepoel no renuncian
-
Ciclismo1 semana atrás
Giro: Nairo y el ciclismo colombiano necesitan pasar página
-
Ciclistas5 días atrás
¿Quién puede hacer lo que hace Van Aert?
-
Ciclismo1 semana atrás
Isaac del Toro en la competencia interna del UAE