Chris Froome
Vuelta: Chris Froome no quiere esperar
Hambre. Hambre voraz, nunca suficiente, siempre algo más. Por primera vez en todo el año vemos un ataque limpio, nítido de Chris Froome, un ataque que hizo daño, un ataque que abrió hueco, no el definitivo porque es la tercera etapa, la subida era corta y se acompañaba de un descenso, pero sí marca de la casa.
Es como si ese punto invisible, pero muy tangible, que es el punto máximo de forma, le llegara al inglés de raíz keniata en los albores de la Vuelta. Como si todo ese Excel que cruza y cuadra el Sky para cada corredor marcara un pico justo en este arranque de la Vuelta. El golpe, la contundencia de Froome en el Tour, el pasado Tour, no ha sido la de Andorra.
Porque lo de la Comella, y previo, ha sido más similar a Pierre de Saint Martin, un pelotón cocido por el «treno», otra vez negro, hasta que el capo dio el mazazo. Es la tercera etapa y Froome no quiso esperar, quiso el rojo ya.
Su grande tiene seis semanas, camina ahora por la cuarta en ese itinerario ficticio, resultante de sumar dos grandes vueltas. Está en el ecuador. La jornada tuvo, como dijimos, el ceremonial del Sky, grandísimo ritmo, con un único nombre del ultimo mes de julio, Mikel Nieve.
El resto cambia: Diego Rosa, Wouter Poels, Gianni Moscon,… si es que da igual, tienen los ingleses para dar y para aburrir, e incluso para el año que viene contarán con otro del grupo de cabeza, David de la Cruz, el único resquicio patrio en la numantina defensa del terreno de la Vuelta.
David no estuvo en la cima pero sí en el posterior descenso. Pudo haber disputado la etapa, sobre el papel era de los veloces, pero no le dio el tiro porque en esta Vuelta hay gente que corre con piernas y otros con experiencia y tino.
Es Vincenzo Nibali, que no es el de antaño, pero suple carencias físicas con esa experiencia que comentamos. Purito, el embajador del Bahrain, ha visto la victoria de uno de los suyos por las calles que le ven pasear a diario. La jornada redonda y algo de ánimo para Javi Moreno, en su campaña más aciaga. Ni siete días le han durado las dos grandes en las que ha tomado parte.
Volviedo la principio, sin querer redundar, Froome es líder y creo que será firme, no quiere sorpresas, todo lo que sume le vale. Es el primer candidato al triunfo, pero que no se relaje, tiene gente buenísima detrás, a Chaves y Nibali, añadidle Aru y Bardet, que afortunadamente no han venido a pasear.
Hay Vuelta…
Imagen tomada del Team Sky
La Vuelta en @JoanSeguidor es gentileza de Endura
Chris Froome
Froome sin Tour, la realidad se acabó imponiendo
No creo que la bici sea la culpable de que Froome no esté en el Tour
Me cae bien Chris Froome, siempre me ha caído bien, me ha parecido un tipo correctísimo en el ciclismo de insultos e insinuaciones en el que logró triunfar en cuatro ediciones del Tour de Francia.
Desde la cuenta le hicieron pagador de errores de otros y, aunque en más de una ocasión se arrogó una autoridad moral muy cuestionable, nunca le recuerdo un mal gesto, una palabra más alta que otra ante nadie, fuera rival o compañero.
Leo que en el ocho del Israel para el Tour, Chris Froome está fuera de la lista.
La noticia, que no sorprende a cualquiera que siga este deporte con regularidad, le ha pillado con el pie cambiado al inglés.
No hemos visto la mejor versión de Froome en estas declaraciones.
Dice que estaba listo, que su condición era buena pero que las bicicletas le jugaron una mala pasada en momentos clave para la elección del ocho del Tour.
Me cuesta creer que todo fuera por la bicicleta, marca Focus, donde, si no voy equivocado, él es inversor.
Desde que pisara el podio en 2018, Froome no ha vuelto a estar delante en el Tour, y mejor momento fue meterse en la escapada de Alpe d´Huez el año pasado, quedando como un juvenil al lado de Pidcock en el descenso del Galibier.
Es el único momento, si no me equivoco, que se le cita en los ocho episodios de Netflix.
Israel el año pasado ganó un par de etapas en el Tour, y para el año en marcha ha juntado un buen equipo, lleno de cazadores.
Sin embargo, un Froome a nivel aceptable podría entrar perfectamente en ese ocho.
Otra cosa es que la realidad, tanto tiempo después, se haya acabado imponiendo.
Recuerdo a Oscar Guerrero, técnico del Israel, contando en nuestro podcast, hace dos años y medio, que no descartáramos a Froome en su empeño de volver a disputar el Tour, el que sería su quinto Tour.
Todos quisimos creer en la historia de Froome, pero la realidad, como digo, ha sido terca.
Chris Froome ha sido una sombra de sus mejores años, a tal extremo que nos cuestionamos si le rentaba esa imagen después de ganar tanto y tan grande.
Él, evidentemente, se puede retirar cuando le plazca, y pegar os butrones que le vengan dados, como tanto he leído por ahí, pero las lesiones que se hizo en su día dejaron servido este final.
Chris Froome va a pasar a a historia como el primer corredor que se quedó en cuatro Tours, ojo cuatro, lo que le convierte en leyenda absoluta de este deporte, una realidad tan real como que el Tour dejó de estar en su radar aquella tarde de junio cuando se estrelló en calentamiento de una crono del Dauphiné.
Chris Froome
¿Qué haces corriendo Chris Froome?
Para Froome volver a montar en bici y competir es suficiente motivo para ser feliz
Dice Chris Froome que la gente le pregunta qué hace corriendo aún.
Dice que es cuestión que más veces le hacen, extrañados, al verle tan lejos de los puestos que frecuentaba allá por 2018.
Ojo que Chris Froome no gana desde su soberbia victoria en la etapa reina del Giro de Italia de 2018, a los dos días de aquella gesta ganaría su primer Giro de Italia.
Primero y único, pero suficiente para desmarcar a Chris Froome como el mejor vueltómano en activo del pelotón, ahora más si cabe con la retirada de Vincenzo Nibali.
Muy posiblemente, el inglés quede como el único ciclista de la historia, hasta este momento, en haber ganado cuatro veces el Tour de Francia.
No entrará en el club de los más grandes por una victoria que bien podría haber sido en 2018, pero prefirió irse al Giro y hacer más rico su palmarés.
Froome comenta en esta entrevista que tardó un año en caminar sin cojear tras el hostión que se pegó en aquella previa de la crono del Dauphiné de 2019.
Días curiosos aquellos, tuvo un accidente bestial, pero al mismo tiempo se le proclamó ganador de la Vuelta 2011 por descalificación de Juanjo Cobo, casi ocho años después.
Desde entonces, Froome ha retomado un camino lleno de unos sacrificios brutales para seguir montando en bici y ser «pro» en toda su acepción.
Fue triste verle en la primera etapa de la Vuelta a España de 2020, quedándose de los primeros aquellos días en los que se nos prohibía salir de casa a ver los ciclistas.
Luego en el Tour 2021 se estrenó con el Israel y el año pasado tuvo a bien pillar la escapada buena de Alpe d´Huez, cosa que tenemos bien presente gracias al descenso del Galibier que nos regaló Tom Pidcock poniéndole en el filo.
Entrar en esa escapada es el clavo ardiendo en el que se agarra Froome para, al menos, volver a ganar algo, objetivo ambicioso en este ciclismo en el que nada se regala, pero que me gustaría fuera una realidad porque Chris Froome es uno de los ciclistas más importantes del pelotón, por antigüedad y jerarquía, aunque no ejerza como tal.
Es un tipo normal, sencillo, que sonríe y se para a firmar una camiseta si se le solicita con educación, que está demostrando que con lo más sencillo del mundo se puede ser feliz.
Y para él, montar en bicicleta como lo hacía antes del accidente, aunque en partes más anónimas del pelotón, ya es un objetivo cumplido.
Y no, no le ha pegado el butrón que muchos le atribuyen al Israel, cobra bien, pero no los cinco kilos que se ha dicho, aunque con sólo su presencia, con sólo su sonrisa, esté blanqueando un nombre que sin duda no pasa desapercibido por los tristes motivos que todos sabemos.
Chris Froome
El Tour 2022 le dio la razón a Chris Froome
El Tour 2022 ha devuelto el crédito que Chris Froome buscaba
Chris Froome ha anunciado en la víspera de la etapa de Hautacam que deja el Tour 2022, el Tour que le ha devuelto parte de lo que el ciclismo le debe.
En este tiempo, desde su horrible caída hace más de tres años en un calentamiento de crono para el Dauphiné, nos hemos preguntado de todas las maneras posibles por la vuelta de Froome.
Hemos analizado sus heridas y posibles secuelas, hemos comentado sobre su recuperación, hemos hablado con Oscar Guerrero, en el staff del Israel y la conclusión siempre era la misma: es muy improbable que consiga ser quien fue.
Pero una cosa es lo que nosotros, aficionados, pensemos y otra lo que Froome perseguía con esta empresa.
No es la primera vez que digo, con respeto, eso siempre, que este tío es un profesional, que no entendía qué diantres hacía Froome sobre una bicicleta, por medio mundo con una jubilación perfectamente ganada.
Hasta hace bien poco, cada carrera en la que Froome concurría era un poema, un ciclista con un nombre monstruoso quedándose a las primeras cambio, cuando la carretera se complicaba.
Él, sin embargo, ha seguido haciendo, disfrutando del regalo que le implica seguir compitiendo.
Incluso diciendo que sí, que seguro que volvería a ser el de otras veces, cosa que creo ni él mismo nunca se creyó.
Pero hay matices, existen grises, entre ser el que era y el que salió de aquella desastrosa caída hay muchas versiones que queríamos ver y la del Tour 2022 ha sido interesante, bonita, incluso diría que le ha dado la razón, en parte, a Chris Froome.
Ha estado presente en la carrera, se ha dejado ver en días puntuales y de hecho formó parte de la escapada buena de Alpe d´Huez, una cima que, si miramos la historia, nunca se la ha dado muy bien, pues en ella ha vivido malos momentos vestido de amarillo.
Froome ha sido el alma de su equipo cuando peor lo tenían
En una puja sin cuartel por mantenerse en el World Tour, Israel ha puesto leña con dos victorias etapa y una actuación colectiva muy interesante, con gran presencia en gran parte de los días.
Una actuación coral en la que Froome ha brillado y contribuido como uno más entre nombres consolidados y veteranos.
Una vuelta a los orígenes que dibuja el perfil de este ciclista, un grande de su tiempo y de siempre, que seguramente se quede en la historia como el único, ahora mismo, con cuatro Tour de Francia, a caballo de nombres como Lemond, Bobet, Hinault, Anquetil e Indurain, entre otros.
Esa es la dimensión de Chris Froome, y sólo con lograr lo que ha logrado en el Tour 2022, partiendo desde cero, merece toda nuestra admiración.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Chris Froome
La «indecente» jubilación de Chris Froome
Es imposible pensar que vuelva el gran Chris Froome
Cierto, lo sabemos y lo estamos viendo, cada carrera en la que concurre Chris Froome es la misma historia, sólo le vemos en la parte trasera del paquete, luchando por no quedarse, eso cuando el molinillo no le da para más y se descuelga.
Sus etapas en línea son lo que estamos viendo, en las cronos y montaña otro tanto de lo mismo.
Desde esa caída hace casi tres años, entrenando en Dauphiné, al huesudo británico ni se le ve, ni se le espera por cabeza de carrera.
Él, al mismo tiempo, vende una realidad que no acabamos de identificar, como que su planificación para el Tour va por lo establecido y que todo está bien.
O nos perdemos en los detalles o no le encontramos explicación.
La parte de ciclista en activo que muestra Chris Froome cada vez que compite es más pequeña según pasan los años.
Dijo un día inspirarse en Valverde, para alargar su trayectoria, pero es complicado verlo
Ahora mismo Chris Froome no entra en pronóstico alguno para el Tour de Francia.
Es más, ni siquiera acercándose al que fue le sería suficiente con los monstruos que están velando armas para la mejor carrera del mundo.
Él sigue con un discurso sostenido en el año largo que lleva en un equipo cuya finalidad, más allá del blanqueo, no adivinamos.
Nos duele y lo admitimos.
Mientras algunos se desmoronan en público porque aspiran a ser quienes fueron, pero las cosas no les sale, a Pinot me refiero, Chris Froome se pasea por las carreras con una complacencia que no creo se aplicara mucho cuando ganó todo lo que ganó.
Que hablamos del corredor en activo con el palmarés más valioso, al menos en grandes vueltas, pues en la historia como él se cuentan con los dedos de la mano.
La tristeza que produce un tipo de su trayectoria dando continuamente la misma imagen es indescriptible y da juego a quienes hablan de «butrón» por la nómina que le cae del equipo.
Muchos preguntan ¿cómo es posible que Froome cobre ese dinero?
La respuesta es sencilla, gana cuatro Tours, y todo lo demás, y luego podrás acceder, aunque sea por un tiempo, a ciertos contratos.
El problema es que Froome no es consciente de que la gente le recordará por lo que vemos hoy, pues es lo más reciente, que por lo que fue anteriormente.
Desconozco si le preocupan estas percepciones o no de la gente, pero en ellas va en juego su recuerdo y en el mismo su legado.
Cada uno es muy libre de alargar lo que le plazca, pero hacerlo tiene consecuencias y tengo la impresión que Froome está dilapidando todo lo que construyó durante ocho años.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
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