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Mundo Bicicleta

Suiza & Ruta del Sur, el doblete colombiano

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World Fondo WT – Epic

El Tour de Francia, la prueba más atractiva y popular con que cuenta el calendario internacional, está ya cercano para iniciar nada menos su 103ª edición, que tendrá como escenario de salida, esta vez, la región de Normandía, concretamente a la sombra de la abadía del célebre Mont de Saint-Michel, un atractivo lugar que no desmerece y que acapara nuestro más vivo elogio por lo que representa su pasado histórico y la magnificencia de su paisaje, un paisaje extremadamente singular. Aquellas tierras, somos sinceros en manifestarlo, nos traen cierta nostalgia. Nos quedan por delante tan sólo trece días para que la caravana multicolor rodante empiece su periplo.
Hará una semana que comentábamos aquí las incidencias del Critérium del Dauphiné, conocida competición, que se adjudicó en última instancia el británico Chris Froome, un ciclista que viene resonando con insistencia en los medios informativos. Tal noticia no sirvió de orientación cara a lo que nos podrá deparar el inminente Tour, y más concretamente para ir aclarando la ruleta de los que pasarán a ser señalados favoritos.
Por otra parte, esta semana, hemos podido valorar en cierta manera lo acontecido en la tradicional Vuelta a Suiza, que ha registrado el triunfo del colombiano Miguel Ángel López, y lo acontecido también en otra carrera: la Ruta del Sur, celebrada en el departamento Mediodía-Pirineos, en donde se ha impuesto el no menos nombrado Nairo Alexander Quintana, otro colombiano y paladín del ciclismo actual, que tiene sus esperanzas depositadas en torno a la ronda francesa. No es nuestro deseo adentrarnos en muchas consideraciones al respecto. Tan sólo afirmar que con la celebración de estas pruebas que hemos citado nos acomodamos a unas referencias que han de tenerse muy en cuenta cara al Tour que se nos avecina, o que se nos cae encima.
López no es un ciclista cualquiera

En realidad poco imaginábamos que la 80ª edición de la Vuelta a Suiza terminara tal como ha terminado, con el triunfo a todas luces inesperado del colombiano Miguel Ángel López, que con sus tan sólo 22 años sobre sus espaldas, ha sabido imponerse siquiera por el estrecho margen de una docena de segundos de ventaja sobre el ciclista vasco de Ormaiztegi, Ion Izagirre, que ha tenido una actuación sobresaliente, en especial al vencer en la etapa de contrarreloj individual de 16,8 kilómetros, corrida alrededor de la población de Davos. De López recordábamos que hace un par de años tuvo la feliz oportunidad de adjudicarse la Vuelta al Porvenir, lo cual para los que seguimos de cerca el deporte ciclista constituye toda una garantía ante un eventual futuro. Por ejemplo, Miguel Induráin, encontró en esta competición mencionada un triunfo a la par que no podemos silenciar, concretamente en el año 1986.
Tras unas primeras etapas de tanteo, con varios líderes diversos día tras día: léase el suizo Fabian Cancellara, el esloveno Peter Sagan, el francés Pierre-Roger Latour, el holandés Wilke Kelderman y el otro francés Warren Barguil, fueron las dos últimas y comprometidas etapas en donde el sudamericano López mostró su arma favorita en el terreno que le va: la montaña. Allí asestó el golpe decisivo y victorioso. Es corredor profesional desde hace poco. Pertenece al equipo kazajo Astana Pro Team y sus paisanos, que sienten verdadero delirio por él, le suelen llamar “El superman”, un apodo que revaloriza sus aptitudes sobre las dos ruedas. Sólo el tiempo y los años nos deberán dictar el veredicto real de este ciclista nacido en la localidad de Pesca, en Bocayá, que es uno de los 32 departamentos que posee Colombia. Se encuentra en el centro oriental del país.
La representación española ha sido escasa. Al pie de la salida, en la ciudad de Baar, se alinearon once animosos ciclistas, lo cual suponía un porcentaje del orden del 6,3% sobre la totalidad de participantes que se alinearon, que sumaron 176 unidades. El norteño Ion Izagirre (2º), repetimos, nos sacó del atolladero, sin querer desmerecer a los restantes compatriotas que le acompañaron.
Datos para la historia

Para la historia de esta prueba cabe afirmar que el italiano Pasquale Fornara sigue en posesión de cuatro victorias absolutas (1952, 1954, 1957 y 1958); siguiéndole los corredores helvéticos Ferdinand Kubler (1942, 1948 y 1951) y Hugo Koblet (1950, 1953 y 1955) y el luso Rui Costa (2012, 2013 y 2014). Hubo tres españoles que lograron vencer en esta carrera por etapas. Fueron José Manuel Fuente (1973), Aitor González (2005) y Koldo Gil (2006). Por naciones, se lleva la palma Suiza, con 23 primeros puestos, mientras que Italia, lo hace con 19, y Bélgica, con 6. Con estos números damos por concluida esta exposición puramente estadística que contribuyen a refrescar nuestras mentes.
Quintana da la voz en la Ruta del Sur

Hacemos eco, aunque brevemente, al triunfo absoluto conseguido por el colombiano Nairo Alexander Quintana en la denominada Ruta del Sur, que cumplía con su 40ª edición, una prueba que se instauró en el año 1977, con un primer vencedor: el francés Jacques Esclassan, un ciclista que no sonó mucho en los medios informativos de la época. Por naciones es Francia la que se lleva la palma, con 18 victorias.
Centrándonos en la edición actual del 2016, hemos de confirmar que Quintana quiso demostrar pronto que estaba en condiciones de volver a vencer en esta competición que ya había ganado hacía cuatro años. A partir del tercer día de carrera, se situó como líder, con su elástica de color naranja, a raíz de su demostración dada en el sector de contrarreloj que constaba de una distancia de 13,4 kilómetros.
Ni el galo Chavanel ni el vasco Erviti pudieron arrebatarle la victoria en aquella jornada marcada por el cronómetro. Las dos últimas etapas, que poseían cierta dificultad por la aparición de las montañas, sirvieron para afianzar la posición conquistada por el corredor colombiano, y, además, mostrarnos la furia desplegada por corredor catalán Marc Soler (22 años), oriundo de Vilanova i la Geltrú, que entró a las filas como profesional en la pasada temporada. Pertenece al equipo Movistar Team, el mismo de Quintana, que contribuyó a que venciera en la etapa reina, la cuarta, como compensación a la ayuda que prestó al colombiano en las etapas previas.
Soler, al final, se ha clasificado segundo en la tabla de la general, delante de los franceses Nicolas Edet (3º) y Thomas Voeckler (4º), y el español Sergio Pardilla (5º), lo cual no deja de ser unas actuaciones dignas para ser puntualizadas aquí. Pardilla, nunca está de más decirlo, es oriundo de la localidad de Membrilla, ubicada en la provincia de Ciudad Real, encuadrado en el equipo Caja Rural-Seguros RGA, ubicado en Pamplona.
Por Gerardo Fuster
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Vive una etapa de la Vuelta por el corazón de Somiedo

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Ciclismo antiguo

Mende siempre será la cima Jalabert

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World Fondo WT – Epic

Aquel día en Mende, Jalabert puso en jaque el quinto Tour de Indurain

Ese año 1995 estaba siendo el año de Jalabert, la brutalidad más grande jamás vista y Mende entraría en la geografía del éxito del francés.
Cuando hablamos con él durante el confinamiento, la verdad es que le daba bastante igual que le llamaran «cima Jalabert

Mende, dia D ¿qué te parece que llamen al lugar Montée Laurent Jalabert?

«Si te soy sincero me da bastante igual, quizá hubiera tenido sentido llamarle así al año siguiente pero…»

Mende es un lugar insertado en el Macizo Central francés que sea como fuere para los siglos quedará como la cima Laurent Jalabert.
La inequívoca figura del mejor ciclista galo de los últimos 20 años fue aquel día de julio del 95 el cuchillo que resquebrajó la resistencia de Miguel Indurain y los suyos en una de las jornadas que quedaron grabadas a fuego en nuestra conciencia.
La pizarra del entonces rosáceo equipo de la ONCE echó humo en aquella travesía por los montes de Lorèze ataviando el mejor ataque que jamás sufriría Miguel. Con la sapiencia de que cerca de meta era tarea imposible importunar al titular del maillot jaune, la cosa quedó en mover la carrera desde lejos, tanto que 200 kilómetros se hicieron cortos.
La fuga que hizo temblar los cimientos del Tour la integraron tres ONCE más otros tantos italianos.

 

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A Jalabert, aquel día hacia Mende, le secundaba el mejor Melchor Mauri jamás visto junto al australiano Neil Stephens.

Con ellos Massimo Podenzana, Dario Bottaro y Andre Peron. Los seis habrían de abrir un hueco más allá de los nueve minutos.

En Banesto no daban crédito.

Las piernas de los gregarios de Indurain al unísono no enjuagaban el desperfecto. Surgieron entonces varias tesis. A cola del pelotón se fraguaba la ayuda de otros equipos. El manejo de José Miguel Echávarri dio frutos apetecidos para mantener a raya la afrenta de Jalabert.

En la subida final Jaja se deshacía de todos sus rivales.
En la recta del aeródromo, un 14 de julio, al cielo, el de Mazamet sumaba una victoria antológica, algo no visto desde que Chiapucci se armara de valor hacia Sestriere.
A aquellos que nos empañaron la mirada aquel día.
Muchas gracias.
Imagen: Graham Watson

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Mundo Bicicleta

En el Galibier somos como un pálido y vulgar animalillo

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World Fondo WT – Epic

«En el Galibier somos como un pálido y vulgar animalillo; ante este gigante, sólo podemos quitarnos el sombrero y saludar con modestia»

La frase de Henry Desgrange, el padre del Tour, exclamada en 1911, define a la perfección lo que el ciclista siente cuando se tiene que enfrentar al gigante alpino en un terreno grandioso, inexpugnable hasta aquel entonces, donde incluso los más grandes campeones empequeñecen ascendiendo por su carretera ganada a los hielos, que cubren tres cuartas partes del año alcanzando los siete metros de manto blanco bajo las órdenes del general Invierno.

Territorio hostil, en su cumbre a 2645 metros sobre el nivel del mar reina el silencio y solo nos queda admirar. Y meditar. Por encima de la cota 2000 hay poca vida en sus laderas, quizás alguna marmota que se despereza del letargo hibernal, pero la actividad humana es prácticamente nula. Es el triunfo de la naturaleza sobre el hombre, en toda su expresión, un monumento hecho montaña donde solo llegar hasta allí arriba supone una victoria y ganar, la gloria, tocando el cielo con las manos.

Así debió sentirse Émile Georget -igual que Neil Armstrong cuando pisó la Luna-, al ser el primer hombre en pedalear por el túnel abierto en su cima, porque el francés, a diferencia del norteamericano, no puso pie durante las 2 h y 38 minutos que invirtió en toda su ascensión, «una gesta sin precedentes en los anales del ciclismo», tal y como tituló L’Auto en su portada del 11 de julio de 1911.

Siguiendo con la analogía, el mismo diario aquella fecha podría haber definido la épica etapa como un pequeño paso para el ciclista pero un gran salto para el ciclismo mundial y el Tour, que con aquella montaña adquiría una nueva dimensión.

Itzulia

El túnel que la mayoría de vosotros conocéis ya estaba abierto en aquellos años, ya que fue nada menos que en 1891 cuando se construyó para comunicar a los vecinos de la Saboya con los de la Provenza, bajo 90 metros de piedra y roca y 365 de largo, tantos como días tiene el año. Poco se podían imaginar que 20 años más tarde alguien montado en aquel invento reciente sería capaz de semejante hazaña.

Le habrían tachado de loco, de lunático, pero así fue para asombro de los aficionados a este increíble deporte que se engancharon a un espectáculo sin igual en el que los ciclistas «fueron capaces de ser alados y elevarse hasta unas alturas donde ni siquiera llegan las águilas», como también pronunció en su día el propio patrón de la Grand Boucle.

Por aquí volaron Fausto Coppi en el Tour del 52 «escalando como un teleférico deslizándose por su cable de acero» (Goddet), Charly Gaul en 1955, Bahamontes en el 64 o Anquetil dos años más tarde en una de sus mejores vuelos.

El Galibier es un paso de montaña casi tan viejo como la propia Humanidad. Se dice que esta ruta se fue trazando siguiendo los pasos de contrabandistas y vendedores ambulantes que desafiaban el frío y las ventiscas de nieve incluso en verano. Acceder a uno de los otros valles era como hacerlo a la cara oculta de la Luna, a un territorio desconocido, otro mundo.

Sin embargo no fue hasta 1979 cuando el coloso da su estirón definitivo y crece nada menos que 89 metros, alcanzando los 2645 actuales. En efecto, el viejo túnel se resintió de una sus bóvedas y amenazaba con desplomarse de un momento a otro.

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Se cerraron sus grandes portalones de madera durante 25 años y se construyó una nueva carretera para cruzar el paso en forma de curvas diseñadas «a la mula», mil metros más de escalada al 10%, convirtiéndose en el tramo más duro de toda la ascensión, siendo Lucien Van Impe, aquel mismo año, el primero en estrenarlo pasando en solitario en cabeza.

Aunque las puertas del túnel fueron abiertas de nuevo en el año 2003, después de las reformas que ya permitían el paso incluso de autocares, el Tour prescinde de él y prefiere el nuevo tramo que lleva a la cima, para disfrute de los aficionados que sienten en aquellas nuevas rampas toda la épica de los esforzados de la ruta que se convierten en gigantes cuando hollan su cumbre, igual que lo seréis vosotros si superáis el miedo escénico del cartel «Col du Galibier: 35 km», saliendo de St Michel de Maurienne. Más que un fuera categoría, un puerto de otro planeta.

Por Jordi Escrihuela

Imagen: Ciclismo Épico

 

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Mundo Bicicleta

Mi querido Miguel Delibes

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La bicicleta y el ciclismo ocuparon grandes ratos de la vida de Miguel Delibes

Cuenta El País que Miguel Delibes tuvo siete hijos, dieciocho nietos y dos bisnietos.

Nosotros sabemos que Miguel Delibes fue un genio de la arquitectura dela letra y un apasionado, un fiel seguidor de la bicicleta y el ciclismo que hace unos meses nos describió Angel María de Pablos en compañía de Peio Ruiz Cabestany 

No fue por eso extraño que aquí nos hiciéramos eco de la primera pieza que La Biciteca publica en su renglón “Re-ciclados” que no es otra que “Mi querida bicicleta” firmada por el literaro como testimonio y pieza de que esta máquina fluye y construye los sueños en la vida de muchas personas.

Itzulia

Porque Delibes no crece con los años, ni evoluciona con el tiempo, se hace, se construye a través de la bicicleta.

Así lo dejó escribo en este manual. Su vida son capítulos en forma de eslabones, los eslabones de la cadena que mueve su bicicleta.

Aprendió a ir en ella, en círculos, sin apoyarse, hasta que el sol cayó, sin saber cómo aterrizar. Con ella supo disimular la debilidad, conoció el amor, consumó ese amor y tuvo hijos y nietos que se envenenaron de tal cariño.

Delibes siempre dijo que el oscuro deseo de cualquier persona era coronar primero el Tourmalet, como si en el gen hispano existiera ese componente de escalador, de sufridor de la vida.

Como decimos La Biciteca se apresuró en reeditar esta pequeña joyita que viene ilustrada por Luis Horna en un todo, un círculo, donde letras y trazos saben hilar una narración sencillamente prodigiosa por su sinceridad.

Un cuadro íntimo, en el que la bicicleta desnuda a uno de los grandes de las letras castellanas.

Imagen: Rutas Pangea

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El ciclista del Xorret de Catí

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En la cumbre de Xorret del Catí espera un ciclista como en el Tourmalet

Xorret de Catí, «la cima de los Jiménez». Un puerto chiquito pero matón, como lo denominan los que han osado a enfrentarse a sus duros 4 km de ascensión desde la población alicantina de Castalla, sin desmerecer de modo alguno su otra vertiente, la de Petrer, uniendo ambos pueblos salvando el magnífico medio natural de la Sierra del Maigmó.

Nos trasladamos al año 1998 y la Diputación de Alicante decide promocionar el Hotel de su propiedad que hay después de coronar el puerto por su vertiente más dura. Por tanto, la aparición de esta montaña en el mundo del ciclismo y más concretamente en la Vuelta a España, inédita hasta aquel momento, respondía más bien a un motivo comercial, más que deportivo o geográfico, pero no deslució estos dos últimos dos conceptos, ya que la ascensión fue una sorpresa mayúscula para todo el pelotón.

En septiembre de aquel mismo año, días antes de correr aquella etapa marcada en rojo en el calendario, el pánico se apoderaba de los corredores. Sólo los Kelme, que habían estado concentrados en dicho hotel,  lo conocían, asegurando que se habían retorcido en sus breves pero brutales rampas al 18, 22 y hasta el 23% de desnivel. Datos que lo hacían muy temible.

Itzulia

Hasta Álvaro Pino tuvo que responder ante los medios informativos sobre la gran dureza de la subida: «Es dura, ciertamente, pero tiene 3 km. No vayamos a hacer un Tourmalet del Xorret de Catí».

El primero en dignificar este puerto ganando aquí, después de coronar y bajar los 3.400 m de distancia que le separaban de meta, fue el añorado «Chaba» Jiménez. Después, casualidades de la vida, fue otro Jiménez, Eladio Jiménez, quien recogía el testigo de su tocayo de apellido ganando nada menos que en dos ocasiones, en el año 2000 y 2004. Aún recuerdo sus declaraciones después de ganar su primera etapa: «Es un puerto que si lo entras pasado, al poco rato parece que no avanzas».

Chaba Jiménez ganando en Xorret de Catí

Anteriormente a su segundo triunfo, el 26 de febrero del 2003, el entonces presidente de la Diputación de Alicante, Julio de España, tuvo el honor de inaugurar el Monumento al Ciclista en una jornada festiva en la que participaron niños de 40 colegios, para homenajear a ambos ciclistas. Sus nombres quedaron grabados en una placa en la propia piedra que soporta la escultura.

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Situada a unos 300 m de la meta, cerca del Área Recreativa y justo delante del parking del Hotel, el monumento fundido en bronce y con unas medidas de 5x3x2 se ha convertido por derecho propio en lugar de visita obligada para todo aquel cicloturista que afronte sus endiabladas rampas y se fotografíe junto a este «Monumento al Valor», como lo definieron en su día los amigos Ander y Juanto, porque valor, y mucho, hay que tener para ascender hasta aquí.

El Ciclista, prácticamente de tamaño natural, nos recuerda a otro gran Ciclista: el Gigante del Tourmalet. La obra pertenece al escultor alicantino Vicente Ferrero Molina nacido en el año 1944 y toda una eminencia en Bellas Artes: catedrático, doctor, ex-director del Museo de Bellas Artes de Alicante y miembro del Consell Valencià de Cultura.

El lugar volvió al mapa de la Vuelta a España, en año 2009, ganando el gallego Gustavo César Veloso, de momento el último español en inscribir su nombre en la placa homenaje a los ciclistas, pues le siguieron dos franceses, David Moncoutié y Julian Alaphilippe.

En 2023 tendremos un nuevo nombre en la cima de los Jiménez…

Por Jordi Escrihuela

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DESTACADO: Volta a Catalunya 2023

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