Ciclismo
Roglic lleva la Volta a su terreno
Poco a poco, Roglic va conquistando lo que podría ser su segunda Volta.
La Volta está siendo realmente emocionante, con un duelo en pleno sol de primavera entre Primoz Roglic y Juan Ayuso. Ambos se lanzan golpes y parece que el español está atrapado en la estrategia del esloveno.
Es bien sabido que Roglic es un auténtico maestro en este tipo de carreras, un «killer» de las pruebas por etapas de una semana. Su palmarés cuenta con una «major» pendiente: la Vuelta a Suiza, que, seguro, algún día querrá conquistar.
El esquema mental y táctico de Roglic es ya conocido: va llevando la carrera hacia el final, desgastando la moral y las fuerzas de sus rivales con ese devastador sprint en las cuestas, y acaba colgándose la medalla de oro.
Lo ha hecho tantas veces que lo que vemos en esta Volta es más de lo mismo. No porque Juan Ayuso siga su juego a rajatabla, ya que en Montserrat intentó escapar desde lejos, sino porque Roglic es un experto en manejar bonificaciones y arreones finales.
Nos gustaría que fuera de otra manera, recordando aquella Itzulia en la que Roglic derrotó a Pogacar atacando desde lejos. Pero no, el exsaltador de trampolín de invierno es así, y no cambiará.
Dicho esto, la etapa del Berguedà, con su desnivel y el cansancio acumulado, debería cambiar el curso de la carrera. Porque, por ahora, la Volta está en el terreno de Roglic, y ahí Ayuso no lo tendrá nada fácil, aunque se haya impuesto en La Molina.
Esta edición me recuerda mucho a la de hace dos años: el gran maestro junto al joven saltamontes, inquieto, yendo y viniendo, pero sin la certeza de tener todo atado frente al especialista definitivo en este tipo de carreras.
La Volta está emocionante, como decía al principio, pero eso no significa que nos estemos divirtiendo una barbaridad, que son dos cosas muy diferentes. Incluso Javier Ares lamenta que todo sea tan lineal y predecible, y tiene razón. No porque haya más llegadas en alto la carrera abre diferencias; al contrario, se fomenta la igualdad, lo que genera un bloqueo.
Para el organizador, tener a dos titanes tan cerca, separados por unos pocos segundos, es un dulce de leche. Pero para el aficionado, la resignación de saber que todo se decidirá al final, muy al final, es lo que queda.
Espero que el Berguedà cambie el paisaje.
Ciclismo
Top2025 Mads Pedersen es el que no se amilana, nunca
Mads Pedersen, el valor de correr sin miedo
En tiempos de ciclismo descomunal, cuando el foco lo acaparan los todopoderosos Pogacar y Van der Poel, emerge Mads Pedersen, el danés que corre como piensa: sin esconderse, sin calcular, con una mezcla de orgullo y descaro que le ha hecho ganarse el respeto de todos.
No es el más fuerte ni el más dotado, pero es, sin duda, uno de los más valientes.
Lo demostró en la Vuelta a España, donde tras días de intentos y desgaste, firmó en Monforte de Lemos una victoria de manual: una jornada de más de 3.000 metros de desnivel, con final al sprint, cuando nadie apostaba por un velocista.
Ahí estuvo Mads, atento, fiel a su estilo, rematando con potencia y clase, dejando claro que no necesita que el guion le favorezca para escribir su historia.
Esa victoria, como tantas suyas, fue un acto de insistencia.
Porque Pedersen no solo corre para ganar: corre para dignificar el oficio.
Lo mismo en las grandes vueltas que en las clásicas del norte, donde esta primavera volvió a codearse con los monstruos.
Segundo en Flandes, protagonista en Roubaix, imperial en Gante-Wevelgem, donde firmó su tercer triunfo y se igualó a Boonen, Sagan o Merckx.
Y lo hizo a lo grande, atacando de lejos, rodando solo, conquistando la carrera con una naturalidad pasmosa.
Con casi una década en el Lidl-Trek, su fidelidad explica parte de su éxito.
Nunca ha necesitado cambiar de maillot para crecer: lo ha hecho desde dentro, paso a paso, hasta ser el alma de un equipo que hoy se refleja en su carácter.
En él conviven la humildad y la ambición, la disciplina nórdica y la pasión de los viejos rodadores flamencos.
A sus casi treinta años, Pedersen es el ejemplo perfecto de lo que significa competir en la era de los colosos sin resignarse a ser secundario.
Ha ganado etapas en las tres grandes, un Mundial bajo la lluvia inglesa y algunas de las clásicas más duras.
Pero más allá de los números, lo que queda es su forma de correr: frontal, honesta, atrevida.
Mads Pedersen no necesita ser el más grande para ser único.
Y en este ciclismo de titanes, está escribiendo un palmarés paralelo, hecho de autenticidad, constancia y puro corazón.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Ciclismo
10 momentos de 2025: Pogačar pierde el tren de Remco
El mundial CRI ha sido el peor momento de Pogačar en su mágico 2025
Hay días en los que ni el sol te da bien en la cara y nadie está exento de ello, ni Tadej Pogačar. En Kigali, Tadej Pogačar cumplía 27 y el regalo fue un bofetón envuelto en arcoíris.
Desde la rampa ya vio que las piernas no estaban, que cada pedalada pesaba más que la anterior.
Y cuando el cuerpo no acompaña, la crono se convierte en tortura: ni ruedas, ni excusas, ni compis que tapen el viento.
Solo tú, tu casco y un reloj que no perdona.
En cada punto intermedio, los segundos se le escapaban como agua entre los dedos.
La sensación era la de remar en seco, hasta que el golpe llegó con nombre y apellido: Remco Evenepoel.
El belga, dos minutos y medio detrás, lo alcanzó en la última subida empedrada, en plan estampita cruel.
Pogačar intentó agarrarse, pero nada.
Remco siguió volando y Tadej se quedó pedaleando en su propio silencio, cuarto a un segundo del bronce. “Si lo llego a saber…”, dijo luego. Claro, si lo llegas a saber.
Y todo, el día de su cumpleaños.
Ironías del destino: la tarta se la comió Remco, tricampeón del mundo contra el crono.
El chico de Aalst no solo gana, ejecuta. Va acoplado, sin un gesto de más, sin pestañear, como si cada pedalada la hubiera calculado en Excel.
La crono tiene eso: te desnuda. Sin táctica, sin rebufo, sin romanticismo. Solo verdad pura.
Dicen que la especialidad nació con Anquetil, aquel Monsieur Chrono que convirtió el sufrimiento en ballet mecánico.
Antes había pasado Coppi, y después llegaron Merckx, Hinault, Moser, Kelly, Olano, Indurain… el rodillo navarro que dejaba los Tours liquidados en dos tardes de 70 kilómetros.
Luego vino el laboratorio británico con Wiggins, el motor suizo de Cancellara y el martillo alemán de Tony Martin.
Hoy el turno es de Remco. Su pedaleo no tiene poesía, pero sí precisión quirúrgica.
Cada vez que se pone el mono de crono, el resto parece ir cuesta arriba.
Y mientras tanto, Pogačar, que todo lo gana y todo lo ilumina, sigue buscando su gran día contra el reloj.
Quizá lo logre. O quizá no. Pero, seamos sinceros: el ciclismo también necesita derrotas así.
Porque si hasta Tadej sufre, el resto podemos seguir soñando.
Ciclismo
Bike Week Gran Canaria: La magia de pedalear bajo el cielo grancanario
Hay algo en el aire de la Gran Canaria Bike Week que no se encuentra en cualquier maratón de bicicletas: quizá sea el aroma salino del Atlántico acariciando los pulmones. O quizás esa luz particular que adopta la isla al amanecer cuando la flota de cascos empieza a rugir cuesta arriba. Este evento, que en su edición de 2025 se desarrollará del 30 de noviembre al 7 de diciembre, recorrerá carreteras costeras, cumbres volcánicas y pueblos tradicionales.
Para cualquier ciclista aficionado o amante de la aventura sobre dos ruedas, es una llamada a vivir algo más que fitness: es una experiencia de inmersión. Imagina rodar por senderos con vistas al mar, el sol pintando de dorado los riscos, el viento marino soplando fuerte justo cuando arrancas la cuesta. Se respira ilusión, sudor y, también, un impulso de escapada que rompe la rutina.
Una semana de etapas que prometen (y cumplen)
La organización ha preparado una serie de rutas que parecen salidas de un guión cinematográfico: largas distancias, desniveles que ponen a prueba las piernas y panoramas que te recompensan cuando crees que ya no puedes dar un pedal más. Por ejemplo, la primera etapa, que comienza en Telde, asciende hasta el pico de Las Nieves, un desafío que separa al ciclista de domingo del verdaderamente apasionado.
Más adelante, rutas como Arucas, Gran Canaria Verde muestran la versatilidad del terreno: bosque, montaña, verde intenso, una combinación que cualquier amante del asfalto y el paisaje valorará. Pero como bien saben los que han participado en eventos similares, no es sólo la ruta. Es la atmósfera. Es el café previo a la salida, la charla en la meta, la bici aparcada junto al camión de asistencia mientras baja la luz del día.
Y es precisamente esa atmósfera la que ha convertido a Gran Canaria en un destino que trasciende el deporte. Los hoteles adaptados a ciclistas, los bares que sirven desayunos energéticos a las seis de la mañana y hasta los pequeños negocios locales que aprovechan el tirón de la semana para ofrecer promociones o experiencias paralelas. En ese mismo contexto el interés por saber quién será el ganador se dispara y con ello las visitas a las mejores casas de apuestas, donde los especialistas analizan el rendimiento de los ciclistas y opinan sobre quién podría alzarse con la victoria. Este acontecimiento en Gran Canaria mueve a muchos usuarios no solo físicamente, sino también en la red, con un mismo motivo, saber quién será el ganador de la Bike Week.
¿Por qué Gran Canaria se ha vuelto un imán para ciclistas?
El que haya rodado alguna vez por la isla lo sabe, no es casualidad. La isla es reconocida como el destino de ciclismo todo el año gracias a su clima templado, sus carreteras bien mantenidas y su red de rutas para todos los niveles. Por eso eventos como este tienen ya una tradición asentada: el ciclista no sólo compite, sino que se deja llevar por un entorno que invita a descubrir, detenerse, observar. La convivencia entre deporte y turismo se da con una naturalidad que pocas regiones logran.
Cómo aprovechar al máximo la Bike Week
Si estás pensando en apuntarte o simplemente en pasar por allí como espectador o acompañante, te sugiero algunas ideas que no siempre aparecen en las guías oficiales:
- Elige la etapa según tu forma física: No es lo mismo una ruta de 138 km con más de 3.500 m de desnivel que otra más tranquila de 75 km. Lo inteligente muchas veces es optar por un fin de semana y no por toda la semana.
- Aclimatarse antes de la salida: La altitud, el viento y el sol pueden jugar una mala pasada. Pasear por Maspalomas el día anterior ayuda más de lo que parece.
- Disfruta también fuera de la bici: No todo es pedalear. Subir al mirador, callejear por Teror, sentarte en una terraza con vistas al Atlántico.
- Conecta con otros participantes: Este tipo de pruebas crean comunidad. Ese café tras la etapa se convierte en intercambio de historias, rutas y futuras aventuras.
- Verifica bien tu registro, equipamiento y logística: La organización ofrece asistencia, puntos de control y transporte. Pero revisa siempre la letra pequeña.
Un cierre con sabor a rueda y brisa
Cuando la última etapa llegue y el sol se esconda detrás de los riscos, te quedarás con algo más que kilómetros en las piernas. Te quedará la sensación de haber estado en un lugar donde el ciclismo se mezcla con el paisaje, con un soplo de libertad y con la certeza de que, en Gran Canaria, siempre habrá una nueva cuesta esperándote.
La Gran Canaria Bike Week no es sólo una carrera, es una celebración del movimiento, del paisaje y del alma que empuja a seguir rodando.
Imagen: Pexels
Ciclismo
Vingegaard pierde rueda de Pogacar, Visma de UAE
Visma se desinfla: cuando el talento no basta y el dinero marca la diferencia
La imagen es representativa: camino de Guijuelo, en la Vuelta, dos Visma al frente compitiendo como si los UAE fueran el triple en carrera, surgiendo por los lados.
Durante años, Team Visma fue el modelo perfecto del ciclismo moderno: planificación, innovación y un bloque sólido capaz de doblegar incluso al todopoderoso UAE de Pogacar.
No digo que estén tres puntos por debajo, han ganado Giro y Vuelta el mismo año, pero está claro que han perdido la rueda del equipo emiratí en el Tour.
En silencio, casi sin titulares, los neerlandeses están perdiendo fuelle… no sólo en la carretera, sino en los despachos.
Bjarne Riis, personaje infame, pero viejo zorro del pelotón, lo ha dicho sin rodeos en Feltet.dk: “Visma no tiene el dinero para competir con los grandes».
Una sentencia dura, pero probablemente cierta.
Según el danés, el equipo que dirige Richard Plugge ya no está ni cerca del top 3 en presupuesto.
Por delante, con diferencia, aparecen UAE, Lidl-Trek y el emergente Red Bull, que viene de un año muy mediocre.
Y no es solo cuestión de cifras.
Riis subraya que las estructuras más poderosas no solo gastan más: gastan mejor.
UAE, por ejemplo, combina un presupuesto casi ilimitado con una gestión inteligente, fichajes quirúrgicos y una cantera que parece no agotarse nunca.
Lo dijo Matxin, salvo Yates y Almeida, el resto de estrellas del equipo están casi de inicio con ellos.
En cambio, Visma se ve forzado a elegir: mantener a sus estrellas, como Vingegaard o Van Aert, a costa de perder la profundidad que antes le daba ventaja táctica.
Las bajas recientes son el síntoma más visible de esa anemia financiera: Olav Kooij, Dylan van Baarle o Tiesj Benoot —piezas clave en el engranaje del equipo.
Los tres se han marchado buscando contratos imposibles de igualar.
A cambio, llegan jóvenes prometedores y fichajes discretos, valiosos pero insuficientes para sostener la hegemonía.
Riis también apunta a una fragilidad estructural: buena parte del patrocinio procede del mismo grupo empresarial, Pon.Bike, dueño tanto de Lease a Bike como de Cervélo.
Menos diversificación, menos aire.
Y en un WorldTour donde los presupuestos superan los 30 millones, depender de un solo paraguas puede ser peligroso.
El diagnóstico es claro: Visma sigue siendo un referente deportivo, pero su músculo económico se está atrofiando justo cuando los rivales levantan pesas.
Mala noticia para quienes queremos un Tour vibrante, con Vingegaard mirando de tú a tú a Pogacar.
Porque sin equilibrio financiero, la batalla por París corre el riesgo de volverse previsible… y el ciclismo, menos emocionante.
Imagen: Unipublic / Cxcling / Antonio Baixauli
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