Ciclismo en pista
¿Qué hay después de Albert Torres y Sebastián Mora?
El vacío que hay en la pista española tras Torres y Mora es un agujero negro
Estos días, con el personal en otras cosas, queríamos hacer alguna pequeña reflexión sobre lo que vimos en el Mundial de pista de Berlín, a donde Albert Torres llegó in extremis para la americana con Sebastián Mora.
Pero más allá del atribulado viaje del menorquín, lo que se constata es la desgracia que algunos han hecho del ciclismo en pista en España.
Recuerdo un post, en el primer año de este mal anillado cuaderno, cuando hablábamos de la tragedia que se avecinaba para la pista española en Londres 2012.
Hoy tenemos que decir que con sólo Torres y Mora el Tokio 2020 estamos ante la peor presencia española en un velódromo olímpico desde Los Ángeles 1984…
Y en estas que Luis Román desde su imprescindible TrackPiste nos hace este «taurino» retrato de un paisaje tristísimo…
No fue ciclista, ni mucho menos pistard. Pero Rafael Guerra Bejarano, ‘Guerrita’, uno de los grandes toreros de la historia, dijo muchísimas frases que han quedado para la posteridad. Y entre ellas, una en el momento de su retirada que puede valer, convenientemente adaptada y explicada, para resumir el estado de nuestro deporte en España.
Después de mí, ‘naide’ y después de ‘naide’, Fuentes.
Ese Guerrita hoy por hoy no es uno, sino dos, Sebastián Mora y Albert Torres. Después de ellos, el vacío. Y más atrás, ese Fuentes por descubrir.
Berlín, por razones obvias en forma de lesión hongkonesa y de odisea árabe, no nos ha dejado ver a los dos diestros, aunque la faena de Mora haya servido para que el castellonense recogiera dos orejas, en forma de medallas en scratch y puntuación.
Eso sí, que ‘naide’ se llame a engaño: el coso de Tokio tendrá cinqueños de bastante más trapío, y el cartel de espadas promete que será bastante más complicado salir como triunfador.
Después ‘naide’, y lo digo con el mayor de los respetos a los Peralta, Moreno, Calvo, Casas y compañía que, aunque van mejorando sus tiempos –y el reloj no engaña- cada vez están más lejos de esos puestos del escalafón que antaño ocupaban nuestros diestros. Y sinceramente me duele ver que el esfuerzo de los corredores no tiene esa recompensa. A ellos no se les puede echar nada en cara.
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Claro que el ‘naide’ tampoco es una metáfora cuando hablamos de la persecución individual y, sobre todo, por equipos, dos pruebas básicas en nuestro ruedo: el record nacional vigente -3:59.520-, que además es inalcanzable, nos dejaría aún a siete segundos de estar entre los ocho mejores de un Mundial.
¿Y Fuentes? Ni se le conoce, y, lo que es peor, ni se le espera. Muchos años de carencias, de falta de trabajo, de desinterés y de desidia, no se van a paliar en un par de años con plan cogido con pinzas y con muchos errores de base.
París 2024 no va a valer una misa porque no vamos a llegar a tiempo, por mucho que recemos, en un ciclo que se presenta muy diferente, con cierta sensación de retirada, como le pasó a ‘Guerrita’.
No sólo para nuestros primeros espadas, Mora y Torres, a los que veremos bastante menos en los anillos, sino para disciplinas como la velocidad por equipos femenina, que, en base de una supuesta igualdad, ha recibido un rejón de muerte. Y no sólo en España.
Imagen: FB de RFEC
Ciclismo en pista
El Mundial de Italia y España no tuvo nada que ver
Los españoles siguen sin tener el gen competitivo italiano en un Mundial
No sé el motivo, pero la selección italiana fue una de las últimas selecciones que anunció su alineación para el mundial.
Cuando lo hicieron, este tweet me llamó mucho la atención.
Hablamos mucho de la crisis del ciclismo español.
Pero este 8 es dramático.
(Ya tenemos campeón 😜) https://t.co/P6medbfKvQ
— Javi Amado (@Fontania_) August 1, 2023
Es cierto, la nazionale no vive sus mejores días, un equipo acostumbrado a traer casi tantos corredores como estrellas, a ser siempre protagonista y a llevar la manija de la carrera.
Tanto italianos como españoles, protagonistas en un porrón de mundiales, han traído lo mejor de lo que podían disponer para esta carrera y en pleno mes de agosto, dos semanas después del Tour y a tres de la Vuelta.
Así las cosas, sin embargo, la diferencia entre ambos bloques ha sido importante.
Italia ha corrido a lo grande, como siempre, tomando riesgos y asumiendo algún control sobre la carrera, sabedora que era inferior a daneses y belgas.
Matteo Trentin estuvo hasta que se cayó no sé muy bien cómo, entiendo que enganchado con la valla o alguien del público, y Alberto Bettiol sencillamente lo bordó.
Dijo que soñó en grade, y lo hizo.
#2023GlasgowScotland Décimo a 4 minutos. Totalmente extenuado Alberto Bettiol después de rodar en solitario durante tres vueltas y soñar incluso con el oro. pic.twitter.com/uJ1dGXTLkG
— Andrés Cánovas (@andrescanovas) August 6, 2023
Armó y disparó entre Van der Poel, Van Aert, Evenepoel, Pedersen, Pogacar y cia.
Rodó muchos kilómetros sólo, tuvo tiro de cámara y protagonismo en una carrera épica y consiguió acelerar la reacción de los grandes por detrás.
Su diferencia nunca superó el medio minuto, pero se vació incluso en medio del diluvio.
Puso el azul italiano donde siempre ha estado, entre las mejores del mundo.
Por contra España ha cuajado un mundial decepcionante, en el que no atisbo autocrítica alguna.
Pascual Momparler ha llevado lo mejor que podía llevar -no sé yo si a la vista de lo visto, Lazkano habría cambiado mucho el panorama- hasta ahí, nada que decir, pero una vez en carrera, el tsunami que se montó barrió el maillot español de vanguardia.
Ion Izagirre y Alex Aranburu fueron los últimos en aguantar, pero nunca se les vio con opciones ni siquiera de pillar un corte.
Iván García Cortina, que aquí tenía un buen terreno, ni asomó, en otra actuación muy lejana a lo que podríamos esperar de él.
La forma de caer de una y otra selección es a lo que vamos.
Ni Italia ni España llevaban equipos de relumbrón, pero unos decidieron dejar marca en la carrera mientras otros siguen, cinco años después de Valverde e Innsbruck, completamente ajenos a las mejores plazas de una carrera como el Mundial.
Imagen: Federciclismo
Ciclismo en pista
¿Por qué serían deseables más y mejores velódromos?
Un ciclista experimentado lo es más si pasa tiempo en los velódromos
La semana pasada recibí un wasap del periodista de TV3 Jordi Bentanachs avanzándome que aquella conversación que habíamos tenido en Horta antes de la pandemia, enero de 2022, sobre velódromos, iba a ver la luz, finalmente, el el Telenoticias del domingo por la noche.
Admito que la cosa quedó ahí, hasta que pude apreciar en persona el poder que sigue teniendo la televisión convencional, cuando el mismo domingo por la noche varias personas me escribieron diciéndome que me habían visto, que qué chulo y esas cosas.
Al margen de lo anecdótico, quiero felicitar a TV3, en concreto a Jordi, por acordarse de una realidad que un 99,9% de la gente ignora, pero que es cierta, y es que en los velódromos hubo un tiempo en el que era prestigioso estar y dejarse ver al albur de veladas de pista, en ambientes densos de humo y gritos.
?? Dels més de 40 velòdroms que van arribar a haver-hi a Catalunya només en queden sishttps://t.co/K35Jnwo763
— Esport3 (@esport3) March 7, 2022
Al mismo tiempo, lamento que mil cosas pasaran por delante, durante estos dos años, para sacar todo el material que Jordi ha desarrollado este tiempo, cierto que ha habido una pandemia, pero…
Aunque lo lamentaremos poco, pues hay cosas que no cambian, sea en Barcelona, Madrid o la China oriental, y el ciclismo en pista preocupa cero o casi cero.
Y es una pena, porque el reportaje mostró, primero el estado de los velódromos catalanes en la actualidad -el de Lleida necesita de una gravel más de una fixi de pista-, y luego que hay un núcleo duro, pequeñito, pero peleón que sigue ahí, en Mataró, Montroig y Tarragona dando lo mejor para meter el gusanillo a las nuevas generaciones -me hizo ilusión ver a Escobar, todo un doble medallista olímpico, Medina y Moreno, tanto tiempo después-.
Ni uno cubierto y habiendo ganado 3 medallas olímpicas no hay previsión, luego vienen todos a sacarse fotos… ?
Campos de césped artificial crecen como las setas…— sergi escobar (@losergiescobar) March 7, 2022
¿Por qué es importante un velódromo me preguntaréis?
Además de que algunos fueron testigo de grandes personajes e historias -Mataró con los Timoner- un velódromo bien utilizado sacaría a la calle cientos y miles de ciclistas experimentados a circular con mayor seguridad por los sitios.
Ciclistas que, si son pequeños, irían con la bicicleta en el ADN, porque la manejarían desde los inicios, pero además convencidos que la bicicleta sería una alternativa viable y eficaz en este mundo apretado por los sobrecostes de la energía.
En la pista, los niños y no tan niños aprenderían el manejo correcto de la bicicleta, potenciarían su estado físico, mejorarían reflejos y lo más importante, conocerían las sutilezas de una modalidad maravillosa que en el países que creemos referentes causa furor.
En definitiva abriríamos a puerta a una especialidad que merece más y mejor respeto que el apreciado en Tokio 2020, que está mucho más presente de lo que imaginamos, sin ir más lejos en las carreras del World Tour que tanto nos flipan, muchos pasan por la pista…
Lo hizo Flecha de joven, como nos cuenta en el podcast que hemos empezado a producir para Gobik, pero es que, como bien nos ha confirmado él mismo, Miguel Ángel López se pasó por el velódromo de BCN hace pocos días para mejorar lo que se pudiera mejorar sobre la cabra.
Dicho todo esto, y sumado a la posibilidad de generar eventos como el que pone huevo en Palma de Mallorca, la Champions League de pista, y por tanto generar riqueza, al margen de atraer selecciones y estrellas a entrenar, creo que tenemos un pequeño maná que deberíamos saber explotar y vender la necesidad de hacerlo.
Al menos ha salido en un telenoticias en hora punta con la confianza que no vuelva a tardar otros dos años en ver algo similar.
Ciclismo en pista
#PodcastJS Ciclismo en pista español: ¿Cómo salir de este pozo?
El ciclismo en pista español corre el peligro de caer en una depresión crónica
Cuánto hemos escrito ya del ciclismo en pista español, una desgracia mascullada hace años y ahora nos tiene en un desierto cuyo final no vemos y lo que es peor, ni siquiera intuimos, un barrizal sobre el peralte que nos impide avanzar…
Cuando se habla de la pista en este lado de los Pirineos hay dos opciones, empezar a repasar la horrenda gestión de la Real Federación Española de Ciclismo en los últimos veinte años o atisbar una solución que devuelva un brillo que costará mucho tiempo recuperar.
Si en Tokio 2020 ya vimos dónde estaba el ciclismo en pista español, con la sola presencia de Albert Torres y Sebastián Mora, el futuro inmediato no pinta nada halagüeño.
Dicho en otras palabras, el ciclismo en pista en España corre el peligro de caer en una depresión crónica en la que el consuelo de estar tocando fondo ni sirve ni servirá.
En este viaje de veinte años y pico, España ha sido una potencia mundial del ciclismo en pista en una apuesta que se demostró fructífera con las lejanas medallas de Atenas y Pekín.
Luis Román, desde Trackpiste y Jaume Mas, seleccionador nacional en Atenas 2004, son testigos directos del camino emprendido para llegar a la total desaparición del ciclismo en pista español del panorama internacional y nos han querido acompañar para intentar ver luz muy al final del túnel.
Imagen: Francisco Bandín – RFEC
Ciclismo
El ciclismo español sigue desconectado de la realidad
La pista como espejo del anacronismo en el que vive el ciclismo español
El otro día pudimos departir un buen rato con el seleccionador de carretera Pascual Momparler y Antonio Alix sobre una temporada en la que el ciclismo español ha transitado por la pista central del desierto
Incluso con la segunda plaza de Enric Mas en la Vuelta, a la que no le quitamos un ápice de valor, aunque el ciclista nos deje fríos, la campaña 2021 del ciclismo español ha sido muy mala y para muestra las tres grandes citas en las que se jugaban medallas en el terreno de países, Juegos, Europeo y Mundial.
La semana pasada se celebró el Europeo de ciclismo en pista que nos narraron el amigo Alix junto a Luis Román, una de las personas que más sabe de la materia en este lado de los Pirineos.
En la selección española compitió un barcelonés llamado Erik Martorell quien logró batir el récord de España de persecución, eso son 16 vueltas al velódromo, traducido rápido, cuatro kilómetros.
Martorell mejoró un registro que estaba vigente de ¡2004!, nada más y nada menos, 17 añazos después que Sergi Escobar lo marcara en el camino del podio de los Juegos de Atenas.
Ojo que entonces Sergi se la jugó con dos «Bradleys», Wiggins y Mc Gee, dos ciclistas que entonces, a diferencia del ilderdense, ya competían en equipos del máximo nivel.
Erik Martorell ha batido el récord de Sergi Escobar, y como el doble medallista olímpico, ve los días pasar sin entrar en un equipo del máximo nivel
Es decir, 17 años después el ciclismo español sigue sin evolucionar, lo que decíamos otras veces del concepto, de la necesidad de contemplar ciclistas que corran más de una modalidad, que mejoren en todas a bloque, que saquen lo mejor de una, para aplicarlo a otra, todo eso, no se valora.
Antes de seguir decir que los 4´14´´de Erik se miden con la barrera de los cuatro minutos que el americano Ashton Lambie se saltó no hace tanto, mejorando en un par de segundos el mejor registro de Filippo Ganna.
Sin querer despreciar lo que ha hecho Erik, que tiene un mérito enorme, mirad dónde está el ciclismo español y dónde el mundo en un registro que no es cualquier cosa, pues en la persecución individual se asienta la de por equipos que a su vez es el espejo del trabajo de un país con el ciclismo.
Erik Martorell compite en un equipo elite, es decir no profesional, y se juega los cuartos en un entorno cada vez más profesionalizado.
Su récord de España le dio para ser noveno en el Europeo de persecución.
A los pocos días debutó en la americana con Sebas Mora, no pudieron entrar en el top ten de una carrera llena de ciclistas World Tour.
Viendo la realidad de la pista en el ciclismo español, volvemos a la charla con Monparler, quien hablaba de la fobia que había en España por fichar ciclistas que alternaran velódromo y carretera.
Es increíble, pero cierto, a estas alturas sigue sucediendo que la pista continúa proscrita en el ciclismo español, hasta el seleccionador nos lo reconoció, en lo que significa un anacronismo aberrante, dada la profusión de pistards y otros especialistas en el ciclismo de carretera.
El Gran Piemonte lo ganó un inglés llamado Matthew Walls que viene de ser plata en el madison olímpico junto a Ethan Hayter, una de las grandes sensaciones del ciclismo británico.
En Tokio, por delante de ambos quedaron dos corredores del World Tour como Lasse Norman Hansen y Michael Morkov, fueron la pareja danesa, y por detrás Benjamin Thomas y Donovan Grondin, ciclistas de Groupama y Arkea, respectivamente.
Es decir Erik Martorell se juega y se jugará los cuartos con ciclistas que compiten en los mejores circuitos.
Esta es la realidad, y no queramos mirar más allá, por que el crecimiento de ciclistas con prestigio en otras modalidades en la carretera es exponencial y los casos de éxito se acumulan en la mesa.
Sebas Mora y Albert Torres fueron fichados in extremis por Movistar, no sabemos si los renovarán, pero ya hubo periodistas de la cuerda de los azules que saltaron: «El fichaje de los pistards me deja frío».
Cuando ves estos tics, cuando lees los hilos de Sergi Escobar y lo que rodea al ciclismo español tienes una parte sustancian de porqué las cosas están de esta manera y no podían estarlo de cualquier otra…
Imagen: RFEC
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