Opinión ciclista
Mínguez confundió cantidad con calidad
Con el regusto mundialista recorriendo el paladar conviene un balance somero de lo que ha sido la participación de la selección española en la cita de Richmond, un mundial por el que nadie daba un duro y que al final resultó, como viene siendo habitual, un espectáculo sublime.
Quiero antes de meternos en harina sacar estos tres entrecomillados de seleccionador y dos líderes del combinado hispano:
“Cuando hemos visto que no llovía, que era muy difícil hacer una selección, sabíamos que la única baza era Alejandro al sprint. He decidido ponerme a arrancar, era la única opción, intentar hacer la carrera más dura, hacer un corte pequeño y que se fuera hacia adelante” dijo Purito
“Los otros son más rápidos y ya está, no hay que poner excusas, aunque quizá he arrancado un poco atrás” añadió Alejandro Valverde.
“No era nuestro terreno y sí hay especialistas que dominan ese terreno. La selección ha estado en su sitio, ha guardado la ropa, ha nadado y hemos esperado a la parte final porque había dos carreras, si llovía o no. Al final ha aguantado mucha gente de lo normal y ha llegado mucha gente al sprint” concluyó el seleccionador Javier Mínguez.
Aunque lo sencillo ahora, sería hacer leña, no creo que aquí nos hayamos preciado de ser carroñeros, o no en la medida que muchas veces se nos cree, no estamos de acuerdo con las versiones que oímos. Sinceramente las palabras de los protagonistas españoles en el Mundial estadounidense no me convencen porque al final, y con Sagan regodeándose, quedó la sensación de que España corrió a ver qué pasaba y con la vaga expectativa de si llovía o no, escasa ambición para un equipo que ha pisado el podio en innombrables ocasiones en los últimos veinte años.
Por un lado se dice que la baza era Alejandro Valverde al sprint, pero al mismo tiempo éste admite que había otros más rápidos. El murciano no sprinta como antaño, tampoco Sagan, y se movió antes. Si Valverde iba fundido es otra historia, pero admitirlo no está de más. Paralelamente existe la confusa teoría de que en el Mundial mientras más ciclistas lleves en vanguardia hacia el final mejor, cuando lo que consigues es acabar la carrera con la sensación de que podrías haberlo hecho mejor o al menos haberte tomado la molestia de mover algo más tus peones, mucho más allá del salto de Dani Moreno en la penúltima vuelta.
España clasificó cinco corredores en el lapso del minuto respecto a Sagan. Valverde fue quinto, a tres segundos del nuevo campeón, pero acto seguido llegaron el mentado Dani Moreno, Luisle Sánchez, Juanjo Lobato y Jon Izagirre. Cantidad, sí, pero calidad, no. Sagan estaba solo y ganó.
Si miramos alrededor vemos que otras selecciones en lugar de bajar los brazos ante un circuito engañosamente fácil hicieron los deberes, no les resultó, pero dieron la talla. Holanda endureció la carrera llevando el grupo al borde de su elasticidad, Alemania quemó las naves cuando Degenkolb no pudo coger el corte bueno, Italia tiró en la última vuelta y los australianos, que colgaron la medalla en el cuello de Matthews, relevaron a los alemanes. Bélgica movió sus ciclistas en un recorrido que les era familiar, los daneses se movieron por Breschel e incluso Polonia volvió a exhibir autoridad defendiendo el título de Kiatkowski.
España quiso estar ahí, “nadando y guardando la ropa” como diría Mínguez, como si esto fuera una carrera por etapas en la que lo que pasa hoy se puede enmendar mañana, cuando fue una clásica con todas las letras, esa modalidad ciclista que algunos en este país ignoran por sistema. Hace diez años la baza era Freire y se actuaba en consecuencia, desde entonces hemos visto como un ciclista como Valverde ha quemado una década en el vacío objetivo de ganar un mundial.
El murciano quizá se consuele sabiendo que Laurent Jalabert y Sean Kelly fueron grandes sin corona… La quinta plaza del murciano es un buen puesto, pero escaso cuando queda la sensación de que se corrió con los brazos bajados, confundiendo cantidad con calidad. La cuarta posición de Castroviejo fue todo lo contrario, a un pasito del podio, unos maltidos segundos lo impidieron, pero el de Getxo lo dio todo, como siempre.
Foto tomada de FB de la UCI
INFO
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Opinión ciclista
Grandes vueltas: ¿Quién es el mejor de la historia?
También en grandes vueltas, nadie se puede medir a Eddy Merckx
Las grandes vueltas son al ciclismo lo que los contrafuertes a una catedral.
Podrán gustar más o menos que las grandes clásicas, ciclismo de un sorbo, cargado como un buen café, pero en las tres semanas de un Tour o Giro o Vuelta salen a flote las miserias y excelencias de los ciclistas.
Nosotros somos más de clásicas, ciertamente, pero el fuego lento también le sienta bien a este deporte.
Hemos visto este listado, este top ten en Facebook y no nos hemos podido resistir a opinar, un poquito sólo, sobre los grandes de siempre en esta historia de tres semanas y mil aventuras.
Y vemos que el primero, como en casi todo, porque superarle se antoja imposible en un largo tiempo es Eddy Merckx, el corredor que resume su carrera diciendo que lo ganó todo, todo lo importante, salvo la París-Tours.
Eddy Merckx instauró una especie de yugo sobre el ciclismo que conoció que no tuvo muchos más nombres salvo el suyo desde finales de los sesenta a mediatos de los setenta.
El control de Merckx fue tal que en esa lista sólo sale un contemporáneo suyo, el escurridizo Felice Gimondi, protagonista en aquella jornada de Pra-Loup que cantó el ocaso del belga.
Gimondi fue, como Alberto Contador, un ciclista que explotó pronto.
Pero se le cruzó Merckx, como a otros tantos.
A Alberto Contador se le cruzó Chris Froome, a quien pudo ganar netamente una vez, en la Vuelta del 2014.
Alberto Contador en este listado podría haber estado más arriba.
Pero…
Sin embargo, no se puede obviar ese legado de siete grandes vueltas, siendo además uno de los pocos con las tres.
La lista también contempla a Miguel Indurain: si esto fuera un medallero olímpico, el Tour sería la medalla de oro y eso le pone a la estela de los más grandes.
Es curioso porque el desempate de Merckx e Hinault lo provoca la Vuelta que el belga ganó.
El tejón sigue siendo, más de treinta años después, el último campeón de la vieja escuela, aunque Tadej Pogacar se ha empeñado en seguirle, con cantidad y calidad de éxitos.
Ambos son ciclistas que atacan de amarillo, rosa o lo que fuera, que amasan triunfos de etapa, que abren distancias de diez minutos sobre los rivales.
Miguel Indurain fue otra cosa, como Jacques Anquetil, un poder contenido, medido en la habilidad contra el reloj.
Luego están los italianos, auténticos pioneros.
Belle époque, inaugurada por Alfredo Binda, ciclista que recibía primas por no tomar parte en las carreras y abrir el pronóstico.
Fausto Coppi y Gino Bartali, cuya rivalidad despierta aún emociones.
¿El mejor de la historia?
Cada uno tuvo lo suyo: su tiempo, sus rivales, sus recorridos.
Medirlos en igualdad es imposible.
Si por algo hemos de fiarnos, más allá de los sentimientos que despertaron esos triunfos, es de la estadística.
Y ésta es inapelable: Eddy Merckx
Opinión ciclista
Tour: Estas etapas matan el ciclismo
La primera de las etapas en Francia ha sido un lastre para el Tour
En un ciclismo, en una sociedad de paciencia menguante, como leo a Ander Izagirre, etapas como la primera del Tour en Francia son un tiro en el pie de este deporte.
Llego ahora a casa y leo que os estáis aburrrrriendo con la etapa tostón del Tour. Aquí tenéis algunas decisiones brutas y cómicas que tomaban los organizadores de Giro, Tour y Vuelta contra el aburrrrrimiento. pic.twitter.com/HDRvFMGrRr
— Ander Izagirre (@anderiza) July 4, 2023
No hablamos del deportista, ni de su necesidad de tomarse un respiro en una jornada que conecta la salida vasca con los Pirineos, que puede ser tomada con más o menos calma, hablamos de imagen, de la percepción, de la sensación que, o eres un enfermo de esto, o es imposible tragarse semejante bodrio.
¿Lo mejor?
La retransmisión, como casi siempre, aunque para conocer las Landas, quizá mejor los documentales de La 2.
La imagen de recreo y asueto generalizados esta jornada de julio fue el mejor tarjetón de invitación a la siesta.
Ya veis, el mito de la siesta y el ciclismo, con la voz de Perico o Javier Ares de fondo, en el calor de julio, las jornadas intensivas en el trabajo.
El ciclismo no puede permitirse etapas así, el Tour, tampoco.
Es la etapa cuatro del Tour de Francia 2023, no estamos en ruta hacia los Campos Elíseos, de homenaje al ganador, ni tampoco en el día después de una gran batalla.
Las fuerzas están frescas y las etapas buscan ganadores y protagonistas en su desarrollo.
El hecho que lamentaba Antonio Alix, sobre los belgas atacando al unísono, como en una broma pactada con la moto de Philippe Gilbert, define un paisaje triste, indigno de la mejor carrera del mundo.
El comentario de Contador, sobre cómo suben los clicks de su marca de bicicletas cada vez que uno de los suyos va en fuga debería ser de conocimiento generalizado en el pelotón, a sabiendas que hay mucha gente mirándoles, pero también equipos de marketing calculando cada segundo que su marca tiene exposición en la televisión.
Jasper Philipsen repitió triunfo en una de las peores etapas que recuerdo del Tour, y eso que hay unas cuantas, pues fumadas suceden cada año, puntuales a la cita.
El ciclismo no se puede permitir días así, los ciclistas por intocables que crean, tampoco.
Seguro que vendrán grandes días de ciclismo, pero si a la larga estos trayectos decantan la balanza sucederá que igual no habrá dinero para todos.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
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Guillermo Juan Amador
28 de septiembre, 2015 En 16:20
Ibán, una vez más creo estar de acuerdo y subrayar lo que comentas. España, nos volvió a dejar con esa sensación de que podía haber hecho más.
Para sacar un quinto puesto con Alejandro, no nos hace falta llevar nombres. Alejandro estuvo sólo gran parte de la carrera y necesitó que alguien le ayudara a acercarse a los primeros puestos en la aproximación a Libby Hill, cosa que no se produjo. A partir de ahí ya fue imposible remontar, se acabó la historia.
Pero lo que no entiendo son los discursos finales, empezando por Mínguez, el cual creo que dio unos argumentos vagos y sin ningún análisis real de lo que ocurrió.
La verdad es que una vez más Alejandro esperó demasiado y Sagan fue el más listo, al igual que lo fue el año pasado Kwiatkowski.
Norbert
2 de octubre, 2015 En 0:01
Pues para no querer hacer leña… Aterriza Joan, españa solo tiene una baza y es Alejandro, con menos punch cada vez y sobre todo para este circuito. Quinto y muy digno. Ni Minguez ni historias en vinagre. No hay mas, y el año que viene menos. Tu articulo me parece criticar por criticar
Joan Seguidor
2 de octubre, 2015 En 8:13
lamento te parezca esto, pero llegar con cinco corredores al final y la sensación de no haber hecho nada, como otras selecciones, traslada la sensación de que se planteó la carrera como una competición a puntos. Por otro lado mover otras bazas no implica que Valverde siga siendo el líder, en todo caso lo descarga y le da oxígeno