Ciclismo antiguo
Miguel Indurain: El campeón que nunca levantaba los brazos
No fue corriente ver a Miguel Indurain levantando los dos brazos al mismo tiempo
Miguel Induráin era un campeón que nunca, o casi nunca, levantaba los brazos.
Todos lo recordamos así ¿verdad?
Bien fuera porque sus victorias casi siempre se fraguaban contra el reloj, con lo que, lógicamente, nos quedábamos sin la bonita imagen de ver alzar los brazos en señal de victoria al campeón navarro, o bien porque después de hacer una de sus innumerables exhibiciones en montaña, reventando a todos sus rivales con aquel asfixiante ritmo que les imponía, sin levantarse del sillín, con aquel gesto como diciendo “el que pueda, que me siga” -y qué pocos lo conseguían-, era habitual verlo entrar en meta en segunda posición, después de haber consentido alguna escapada, aunque es cierto que luego remontaba, recortando muchos minutos a los integrantes de aquellas aventuras, pero normalmente, al que solía ir en cabeza, pocas veces le daba alcance.
Quizás porque su señorío no le permitía castigar el enorme esfuerzo de aquel escapado, que se la había jugado, en busca de la gloria, y era incapaz de chafar la guitarra y birlar la victoria a alguien que, con todo merecimiento, sí iba a levantar los brazos en meta, o porque el tiempo permitido de escapada era demasiado amplio como para pensar en disputarle y ganarle la etapa.
Eso lo dejaba para los otros. Él iba a por a la general, que era lo que le interesaba.
Su máxima, ya lo sabéis, siempre fue la de «come y deja comer, que todos tenemos familia”.
Por eso siempre era tan respetado.
Foro de Ciclismo
A veces, comentaban que “regalaba” sus victorias, como en su épico duelo con Rominger en el Tour del 93, en que el hasta en dos ocasiones, y misteriosamente, en un par de puertos que ambos se jugaron al esprint, Induráin, en el último momento, dejaba de pedalear, permitiendo la victoria del suizo. Esto sucedió en Serre Chevalier y al día siguiente en Isola 2000, etapas 10ª y 11ª, respectivamente.
O como cuando en Hautacam, en el 94, no aceleró para arrebatarle la victoria de Luc Leblanc.
Pero eso él siempre lo disimulaba: “ha sido más rápido que yo”.
Por todos estos motivos, pocas veces vimos a Induráin levantar los brazos, aunque en el recuerdo sí quedan aquellos gestos con el brazo que hizo tanto en Val Louron en el 91 o en Duitama en el 95 que, a pesar de entrar en 2ª posición (detrás de Chiapucchi -otra etapa regalada- y Olano, respectivamente) Miguel con rabia inusitada, con aquel movimiento de abajo a arriba, casi haciendo un corte de mangas, era cuando mostraba su enfado y sacaba su genio a relucir, algo que apenas notamos nunca.
Y siempre pasaba lo mismo, sobre todo en el Tour, cuando Miguel Induráin no levantaba nunca los brazos al cruzar la última línea de meta de París, la más bella: la de los Campos Elíseos.
Eso desesperaba a los fotógrafos, que se quedaban sin “la imagen”.
El navarro, como quien no quería la cosa, hablaba durante los últimos metros con sus compañeros del Banesto, su fiel equipo que lo había acompañado a lo largo de casi 4.000 kilómetros, tanto en terreno llano como en la montaña.
Lo hacía pedaleando, tranquilamente.
Era todo, “pasión templada”…
Y compartía todos los premios con ellos, como ya es bien sabido, porque Miguel nunca ejerció como “jefe” en ese sentido, tal y como reconocían los integrantes del equipo “era un compañero fantástico y un orgullo correr para él”.
No sólo recompensaba a sus “gregarios” con el dinero del jersey amarillo.
Tenía detalles tan importantes con ellos como, por ejemplo, en la Ruta del Sol de la temporada 1993.
Aquel invierno, Julián Gorospe había entrenado fortísimo y se presentaba en la línea de salida en aquella Vuelta a Andalucía con la intención de ganarla. Era uno de los favoritos.
Miguel no tuvo ningún problema en ayudarle y convertirse en su fiel gregario para conseguir el liderato de la carrera.
Ya se sabe que el invierno no era para él, que prefería ser el Rey Sol del verano.
De esta forma se llegaba a la última etapa de aquella recordada ronda andaluza.
Así es el Campus Melcior Mauri
A falta de 10 kilómetros para meta, Induráin se bajó de la bici, abandonó y se fue para el hotel.
Según él mismo comentó: “salí de la prueba porque si llego a entrar con Gorospe hubiera acaparado toda la atención y no quería robarle para nada de protagonismo”.
Julián Gorospe se lo agradeció con mucha emoción.
Miguel Induráin, genio, figura… y mejor compañero
¡Cómo te añoramos!
Ciclismo antiguo
¿Veréis la película de Gino Bartali?
Leyendas como Gino Bartali tardan en tener una película
Siempre he pesando que el ciclismo es el deporte más literario, y por ende cinematográfico que existe, un deporte que se mueve por los sitios, que se escribe en historias increíbles y en circunstancias que no somos capaces de concebir.
Me sucedió cuando escribí la historia de Mariano Cañardo y todo lo que de su vida se desprende, y claro, cuando veo que va a salir una película de Gino Bartali empiezo a salivar.
Porque la vida de Gino Bartali, dos veces ganador del Tour de Francia y héroe de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, será llevada al cine en una nueva película biográfica titulada Bartali.
El actor Miles Teller será Gino Bartali en su película, para rememorar su éxito deportivo y su papel crucial en la resistencia italiana al transportar documentos secretos y ayudar a judíos a esconderse durante la invasión alemana.
La película será dirigida por E. Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, ganadores del Oscar en 2018 por el documental Free Solo.
La producción estará a cargo de su compañía, Little Monster Films.
Gino Bartali una leyenda, en lo deporgivo ganando múltiples títulos como el Giro de Italia y el Tour de Francia antes y después de la guerra.
En lo histórico demostrando su valentía durante la Segunda Guerra Mundial, transportando mensajes y papeles importantes escondidos en su bicicleta, le valió el reconocimiento de Justo entre las Naciones en 2013, por parte del Centro de Memoria del Holocausto en Jerusalén.
Miles Teller, conocido por sus papeles en Whiplash y Top Gun: Maverick, flipa por interpretar a Bartali, destacando el coraje y la humanidad del ciclista que arriesgó su vida por otros.
La historia de Bartali ya ha sido explorada en otras películas y libros, pero esta nueva versión promete ampliar la faceta heroica del ciclista mucho más allá de su legado deportivo, cosa muy importante en los tiempos de que corren.
Recordar a Gino Bartali es recordar la barbarie.
Lo aplaudo.
Ciclismo antiguo
Indurain: Amor por los Pirineos
Podemos decir que lo mejor de Indurain empezó y acabó en los Pirineos
Ya lo sabéis, Miguel Indurain es un navarro de Villaba, un pueblo cercano a Pamplona, situado en el Camino de Santiago, con los Pirineos a unos 40 kilómetros, por lo que no es raro que desde pequeño pudiera disfrutar de esos paisajes montañosos.
A solo un paso de su casa, tenía lugares como Roncesvalles y otras zonas para entrenar.
Cuando Miguel empezaba a formarse como ciclista, recorría rutas como Larrau, Ochagavía y Valcarlos.
Y esos Pirineos tan cercanos fueron clave para su desarrollo y también lo trataron muy bien. Desde sus primeras victorias en carreras como Cauterets y Luz Ardiden, quedó claro que iba en serio y que su objetivo era el Tour.
Ya en 1991, Miguel tuvo su primer gran golpe en el Tour, aunque las cosas no estaban siendo fáciles para los ciclistas españoles en general, ni para su equipo Banesto en particular, en especial por la etapa de Jaca.
Pero la gran jugada vino al día siguiente, en la etapa de Jaca a Val Louron, cuando Miguel aprovechó una jornada épica en los Pirineos para dejar huella.
En el Tourmalet, a mitad de etapa, se fue para adelante con el italiano Claudio Chiapucci, y al final, subió al podio con el maillot amarillo por primera vez.
Los Pirineos siempre fueron su terreno.
En Cauterets logró su primer triunfo en el Tour y en Luz Ardiden se perfiló como el ciclista imparable que llegó a ser, incluso dejando atrás a figuras como Greg Lemond.
Ya antes, en el Tour del Porvenir, se mostró como un gran talento en las montañas, que siempre fueron su zona de gloria y sufrimiento.
Y aunque en 1996 sufrió un golpe durísimo en Hautacam, cuando se despidió de su sexto Tour, Miguel siempre encontró más alegrías que decepciones en los Pirineos.
Esos mismos Pirineos que le dieron tanto y lo vieron brillar, también fueron testigos de sus inicios, pero su historia sigue siendo una de las más grandes del ciclismo.
Ciclismo antiguo
100 años de Bernardo Ruiz
Bernardo Ruiz fue el primer español en pisar el podio del Tour
Cuando Bernardo Ruiz nació, ayer hace 100 años, España en pleno periodo de la dictadura conducida por Miguel Primo de Rivera en conexión directa con el el rey Alfonso XIII, el último monarca antes de la irrupción de la segunda república.
En Orihuela, Bernardo Ruiz daba sus primeros pasos, los de un un pionero que abrió el camino para el ciclismo español en competiciones internacionales, primer podio en el Tour, en un contexto muy diferente al actual, puesto que en su época el ciclismo en España estaba en la prehistoria.
Desde joven, Ruiz demostró su talento.
Empezó a ganar competiciones importantes como la Vuelta a España en 1948 y la Volta a Catalunya en 1945, con 20 años. También ganó varias veces el Campeonato de España y la Vuelta a Valencia.
Pero lo más destacado de su carrera fue su participación en el Tour de Francia, el gran escaparate y restablecido tras el parón por la Segunda Guerra Mundial.
En 1951, Bernardo destacó en el Tour al ganar dos etapas y quedar en noveno lugar en la clasificación general, lo cual fue un gran logro para un ciclista español en esa época.
Al año siguiente, en 1952, logró el tercer puesto en la clasificación general del Tour, convirtiéndose en el primer español en subir al podio, fue el primero de una lista larga y fecunda en nombres que vienen hasta hace bien poco.
Este logro fue muy importante para el ciclismo español, que en ese entonces no tenía mucho reconocimiento internacional.
Además, Bernardo siempre destacó la figura de Fausto Coppi, el ciclista italiano que para él fue el mejor de todos, por su talento y versatilidad tanto en carretera como en pista.
Después de catorce años de carrera, Bernardo Ruiz decidió retirarse en 1958.
Su legado en el ciclismo español es enorme, pues fue el primero en lograr un podio en el Tour y abrió las puertas para que otros ciclistas españoles pudieran destacar en el ámbito internacional.
Por todo, Bernardo Ruiz fue un ciclista clave en la historia del ciclismo español, especialmente por su papel en el Tour de Francia, y su legado sigue muy vigente desde la expo que se le ha dedicado en su Orihuela natal.
Imagen: Córdoba Hoy
Ciclismo antiguo
DEP Emile Idée, el ganador de etapa del Tour de más edad
Fallecido a los 104 años, Emile Idée se hizo ciclista en plena Segunda Guerra Mundial
No hace mucho Federico Martín Bahamontes nos dejaba a los 95 años para dejar de ser el ganador de Tour vivo más viejo.
Estos días leemos que se ha ido Emile Idée, un exciclista francés de 104 años que con su etapa en el Tour de Francia a finales de la década de los 40, suponía el vínculo vivo más longevo con aquellos años de postguerra.
Como decimos, Emile Idée era el ciclista más veterano en ganar una etapa del Tour de Francia, y nos dejó a los 104 años en su casa, cerca de París.
Fue una figura destacada del ciclismo francés en los años 40, a pesar de que su carrera se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial.
Idée se convirtió en profesional en 1942 -en plena Segunda Guerra Mundial y los nazis ocupando Francia- y destacó como especialista en contrarreloj.
Ganó varios Campeonatos Nacionales y el desaparecido GP Nations, considerado en su época como el título no oficial de contrarreloj mundial.
Durante su carrera de 12 años, corrió para equipos como Alcyon-Dunlop, La Perle–Hutchinson y Peugeot-Dunlop. Además, compartió pelotón con leyendas francesas como Louison Bobet y corredores internacionales como Fausto Coppi y Briek Schotte.
Incluso quedó segundo en la París-Roubaix de 1948, detrás del belga Rik van Steenbergen.
Uno de sus mayores logros fue ganar cinco veces el Critérium Nacional, una de las carreras por etapas más prestigiosas de Francia. También fue el ciclista más longevo de la primera edición del Tour de Francia tras la guerra, en 1947.
El momento cumbre de su carrera llegó en 1949, cuando ganó la etapa 13 del Tour de Francia en un sprint final en Nimes. En una entrevista, Idée recordó haber intimidado a un rival italiano durante esa escapada, diciéndole: «Si intentas atacar, te doy una buena paliza«.
Aunque no se sabe si el italiano le tomó en serio, Idée demostró ser el más rápido y se llevó su única victoria en el Tour.
Se retiró en 1952 y luego abrió varias tiendas de bicicletas, viviendo el resto de su vida en Melun, cerca de París.
Emile Idée será recordado no solo como un gran ciclista, sino como un testimonio viviente de una era crucial del ciclismo.
Imagen: Journal L´Union
-
Ciclismo1 semana atrás
Que Visma no vaya a O Gran Camiño no es bueno
-
Ciclismo6 días atrás
Esta Vuelta Andalucía pinta bien
-
Ciclismo23 horas atrás
Mal plan en la crono del UAE Tour
-
Ciclismo1 semana atrás
La mejor Volta a la Comunitat Valenciana
-
Ciclismo3 días atrás
Pues ya tenemos un Vingegaard vs Roglic
-
Ciclismo1 semana atrás
Visma no quiere quemar a Uijtdebroeks ante Pogacar
-
Ciclismo1 semana atrás
Jorgen Nordhagen, la baza que Visma cuida
-
Ciclismo antiguo1 semana atrás
Indurain: Amor por los Pirineos
Galego mindoniense
24 de noviembre, 2023 En 0:07
Como que Miguel Induráin era bastante aficionado a visitar hoteles en medio de las carreras, no 😅?