Ciclistas
Kruijswijk se hizo grande en la derrota
Hoy hace una semana Alejandro Valverde ganaba su primera etapa en el Giro de Italia y Seteven Kruijswijk era un poco más líder. Un poco, o un mucho, porque en esos momentos, cuando la carrera más dura del país más bello entraba en su cuenta atrás, pocos éramos los que dudábamos sobre la victoria del holandés cuyas espaldas servirían de parapeto para el pelotón entero en un día ventoso.
Desde el inicio, marcamos al tulipán como un ciclista a seguir. El favoritismo de Kruijswijk en el presente Giro anidaba en el epílogo del anterior, cuando estuvo perenne en los pasajes clave d ella carrera, ahí en medio de Landa, Contador y Aru, marcando las distancias en perfil y estilo con los tres mejores de la carrera, pero colándose en el top ten merced a un final de competición que le hacía albergar esperanzas de cara al año siguiente.
Y en este Giro lo hizo todo bien, a conciencia. Partió, además, de casa, siempre delante, bien pertrechado y descargado del foco mediático de su equipo porque el otrora saltador de trampolines de invierno, Primoz Roglic, tomó todo el protagonismo. Sin embargo, su pose en el grupo no era la de convidado de piedra, una buena crono individual le puso en órbita, en la gran etapa de los Dolomitas, remató a Nibali y con Chaves se postuló como gran aspirante. Estuvo en un tris de ganar la cronoescalada, no lo hizo, y quizá ahora lamente esa ocasión porque le hubiera significado la etapa que ansiaba para adornar su liderato y no pudo ser.
Pero en el ciclismo las cosas no son matemática pura. En una misma subida las sensaciones que recorren el cuerpo del competidor son múltiples y muchas veces engañosas. Kruijswijk afrontó el díptico alpino con una confianza enorme, alimentada además por la sensación a su alrededor de que estaba que lo rompía. Es más, a su asegurada maglia rosa, con unas diferencias de final de carrera, quería ponerle una etapa para adornar la pieza. Así lo admitió, como dando por hecho que tenía en la mano la general final y lo otro serviría para aderezar el trofeo sin fin.
Aconteció lo del descenso del Agnello, un trompazo en toda regla, de esos que presumimos estarán en los zappings durante micho tiempo, porque además fue sobre un cochón de nieve a modo de pared. Podría parecer feo que no le esperaran, pero nada más lejos de la realidad, sus rivales le estaban forzando, obligándole en cada curva, a casa paso y consiguieron ponerle en aprietos.
Yo me quedo con lo que se dijo después. Nibali admitió haberle oído respirar fuerte al final de Agnello -a ver quién es el guapo que no lo hace en tal coloso- y el propio Kruijswijk reconoció sentirse forzado. Grande. En sus declaraciones ni una mala palabra, ni un mal gesto. Dijo que estaba tocado, que le llevaban obligado y que cometió un error. Eso se llama autocrítica, algo que no se prodiga. No preguntó porqué no le esperaron, no entró en la burda polémica que algunos despertaron y que murió por su peso.
Tenía el Giro ganado, con una ventaja cómoda y unos rivales inferiores y se le cayó todo de entre los dedos. Sinceramente, no nos gustaba el holandés para ganar el Giro, porque no ha pisado podios intermedios, a pesar de que la carrera italiana se le daba bien. Creo que el Giro le debe una, veremos si en la próxima se lo devuelve.
Imagen tomada de FB del Giro de Italia
Ciclistas
Tirreno-Adriático: Juan Ayuso en hora y forma
Juan Ayuso puede añadir la Tirreno-Adriático a un inicio de 2025 inmejorable
No ganó de forma aplastante, quizá acostumbrados a ver exhibiciones brutales vestidas de UAE, pero la temporada de Juan Ayuso, hasta esta Tirreno-Adriático, está siendo de 10.
Los rivales los conocíamos, estaban marcados, incluso un Filippo Ganna, y eran buenos, Tom Pidcock, hiperactivo, Jai Hindley y el propio Mikel Landa.
Ninguno se lo puso fácil.
Pero Juan Ayuso, marcado desde la salida, vivo y con todas las opciones de cara a esta etapa reina, cumplió el pronóstico.
La etapa había arrancado muy movida, con Mathieu van der Poel atacando desde el kilómetro 0, lo que prometía emoción.
Después de un ritmo frenético, finalmente se escaparon ocho corredores: Gianni Vermeersch, Benjamin Thomas, Samuele Battistella, Jasper Stuyven, Chris Hamilton, Magnus Cort Nielsen, Andrea Vendrame y Andrea Pietrobon.
El pelotón no dejó que la fuga se distanciara demasiado, con equipos como Bahrain y UAE interesados en la etapa, ya que era la única montaña del Tirreno-Adriático.
La diferencia comenzó a reducirse en la subida final, donde primero Bahrain y luego UAE, excelso Del Todo, como el año pasado en esta misma carera, pusieron presión a Filippo Ganna.
Vendrame, que ya había ganado una etapa en esta carrera, se lanzó en solitario con 5 kilómetros para la meta. En esa misma subida, Ganna fue descolgado del grupo por Isaac del Toro, quien, como decimos, impuso un ritmo muy duro.
Poco después, Ayuso atacó y, tras él, se unieron Pidcock y Hindley.
Mikel Landa logró conectar con ellos, pero Ayuso no dejó de atacar. En los últimos 3 kilómetros, el español lanzó varios ataques hasta dejar atrás a sus rivales.
Fue una gran demostración de madurez de Ayuso, quien, pese a la presión y las expectativas sobre sus hombros, controló la situación y ganó con autoridad.
Pidcock fue segundo y Hindley tercero, y no se lo pusieron fácil.
Imagen: FB TirrenoAdriatico
Ciclismo
La caída y abandono de Vingegaard son una muy mala noticia
Ciclistas
La seguridad le quita el sueño a Vingegaard
La caída de Itzulia ha disparado los temores de Vingegaard sobre la seguridad
Para Jonas Vingegaard el accidente de la pasada Itzulia puede ser un antes y un después, lo admitió en su día y ahora lo refleja cada vez que habla de seguridad en el ciclismo.
Ciclistas
Jasper Philipsen va para MVP
Hay pocos ciclistas más valiosos que Jasper Philipsen
Podríamos decir que Jasper Philipsen aún no está en la mesa de los grandes, pero sin duda es uno de los ciclistas que más se acerca a reclamar su lugar.
Hoy en día, Philipsen es uno de los corredores más valiosos del pelotón, no solo porque tiene el nivel para competir y no desentonar al lado de ciclistas como Mathieu van der Poel, sino también porque ha demostrado ser capaz de asumir el mando en momentos cruciales y decidir las carreras a su favor cuando la situación lo requiere.
En las últimas temporadas, el belga ha dejado huella, especialmente con sus victorias en el Tour de Francia y en la Milano-San Remo.
Además, sus dos segundos puestos en el París-Roubaix resaltan la consistencia y el nivel de sus actuaciones.
Es impresionante la cantidad de victorias que ha logrado, muchas de ellas de gran calidad.
Su capacidad para adaptarse y brillar en diferentes escenarios lo ha consolidado como uno de los referentes del pelotón.
Es cierto que a veces se le ha señalado por su actitud algo «mafiosa», como aquella vez en el Tour de Francia, cuando mostró una ambición y control casi abusivos dentro del pelotón. Sin embargo, no se puede negar que Philipsen ha evolucionado hasta convertirse en un ciclista indispensable en la actualidad, un verdadero diferenciador en la carretera.
Su presencia, por ejemplo, ha elevado el nivel de su equipo, Alpecin, y le ha dado a la formación una dimensión competitiva que rivaliza con los grandes equipos.
Mientras que a Van der Poel no se le conoce tanto por sacrificarse por un compañero, Philipsen ha demostrado ser un corredor por quien Mathieu pone el equipo por delante cuando es necesario.
Además de su talento, Philipsen destaca por el buen ambiente que transmite en el pelotón, manteniendo una buena relación con otras grandes estrellas, como Tadej Pogacar y Michael Matthews.
A pesar de sus momentos de tensión, su carácter competitivo y su espíritu de equipo han sido clave para consolidarlo como uno de los ciclistas más completos.
En cuanto a su evolución como sprinter, Philipsen ha dejado atrás las críticas que alguna vez recibió, como cuando nuestro querido Adrián García lo apodaba «Jasper Disaster».
Hoy es uno de los sprinters más letales, habiendo superado las 50 victorias, muchas de ellas de gran nivel, como las nueve etapas del Tour de Francia y varias etapas en la Vuelta a España. Además, su victoria en Kuurne-Bruxelles-Kuurne este año ha sido una clara señal de su potencial, demostrando a Visma que en Alpecin tienen un rival formidable.
No solo es un hombre de victorias en el sprint, sino también un corredor versátil.
La victoria en el Gran Premio de Escalda de hace dos años, donde brilló rodando de manera sublime sobre los adoquines, lo consolidó como un gran especialista en terrenos difíciles, donde se mostró eficiente y competitivo, conectando con otros velocistas belgas que también dominaban las piedras.
Hoy, la presencia de Philipsen es uno de los principales alicientes para poner en aprietos a Pogacar en la Milan-San Remo.
Como es bien sabido, si Van der Poel no logra romper la carrera, Philipsen será uno de los hombres clave.
Este 2025 ya ha comenzado a demostrar cómo puede hacerle daño al mejor ciclista del mundo, reafirmando que está preparado para luchar por los títulos más prestigiosos.
Imagen: A.S.O.
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Esta Tirreno es muy importante para Juan Ayuso