Ciclistas
El karma de Mark Cavendish
Mark Cavendish conoce el karma???
Hay al mediodía en Neox una serie desternillante. “Me llamo Earl” se dice y si no la habéis visto, os la recomiendo, porque retrata al América profunda, ya sabéis que para un estadounidense, los EEUU es América, prescindiendo del resto del continente, inclusive Sudamérica. Y retrata la América profunda desde la historia de Earl, un caco bonachón y de medio pelo que trata de deshacer sus fechorías con un listado del karma en la mano, compensando todos los males que ha infringido a las personas que se han cruzado en su camino.
Yo no sé si Mark Cavendish debería hacer una lista similar, o si debería rebuscar en su karma para encontrar explicación a lo que le ocurrió a él en la llegada en Vittel, pero que ayer en muchos de los comentarios sobre lo sucedido entre el inglés y Sagan, el karma y su marrullero pasado salieron a flote, es un hecho.
Si hace un rato, ya dimos la clave sobre el plomo que le han puesto a Peter Sagan, en Cavendish encontramos uno de los principales motivos para que los riesgos que algunos toman en las llegadas tuvieran un tope, y quizá el tope más obvio sea el de la sanción, y en este caso, además, ejemplar.
Cavendish entra por donde puede porque está acostumbrado a que o le abran la puerta o le dejen pasar. Cav estaba, quizá ahora ya no tanto, acostumbrado a un grado de impunidad que le lleva a tomar esos huecos mínimos, por donde por ejemplo André Greipel no pasaría, pues el alemán, cuando ve el tema revuelto, no tiene problema en levantar el pie y salvaguardar su poderoso físico.
El historial de Cavendish está relleno de historias sórdidas, maniobras tenebrosas, peligros innecesarios y total impunidad, lo cual es aún peor para la competición, pues las cosas pueden acabar precipitándose como ocurrió en Vittel y acaba el tema como acaba.
Mark Cavendish no ha dejado muchos amigos en el camino, ha tenido clara que su ambición no era ganar una etapa, si no varias en cada carrera que tomaba parte, y por eso se codea con los grandes de siempre en el número de triunfos parciales en el Tour. Yo no digo que para triunfar haya que ser un hijo de puta, pero Cav esa máxima la ha aplicado, ha puesto el fin por delante y el medio, en un segundo escalón.
Quizá por ello, cuando se vio estampado en la valla más de uno esbozó una sonrisa, por devolverle el karma todo aquello que había sembrado, sin embargo esconder el gesto de Sagan en el pasado de Cav tampoco creo que sea justo. El martes vimos una cosa, que Sagan debía ser expulsado, y a la mañana siguiente cambiamos de opinión, que lo ocurrido es fruto de un lance en el que nadie piensa en los riesgos porque si lo hiciera fríamente, estas llegadas no tendrían lugar.
No sé si algún día Cavendish logrará coger a Eddy Merckx en el historia del Tour, le tiene a cuatro etapas, es seguro que este año no lo hará. Cavendish es un grande, nos guste o no, una leyenda en activo, pero eso no le da barra libre para lo que considere en cada momento. Hasta la fecha la ha tenido muchas veces. Ahora que se lo han calzado a él, estaría bien en que pensara en hacer esa lista del karma y enumerar a cuántos ha jodido.
Imagen tomada del FB de Team Dimension Data
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Richard Carapaz
Richard Carapaz, welcome back
El año que acaba ha escrito el retorno de Richard Carapaz
Cuando Richard Carapaz recupera la sonrisa, el ciclismo sonríe.
Suena así, quizá un poco ñoño, demodé, pero es el sentimiento que transmite uno de los corredores más carismáticos del pelotón.
Para Richard Carapaz, la Vuelta recién finalizada es el regreso a una elite que no había dejado pero que le estaba dando calabazas, demasiadas, en forma de caídas, percances y alguna mala suerte.
Lo cierto es que cuando el ecuatoriano hace dos años apuraba sus últimos días en Ineos, ganando tres etapas en la Vuelta, el 2023 pintaba a temporada prometedora, entrando en un equipo, el Education First, que le podía ir como anillo al dedo.
Pero el pasado año ni fue bueno, ni hubo progreso.
Al igual que Enric Mas, Carapaz se dejaba toda la preparación en una cuneta de Euskadi, en la jornada inaugural del Tour de Francia.
Una caída que le hipotecó la ronda francesa y la temporada.
Pero este tipo es un luchador inasequible que sabe leer las verdades de la carretera como nadie y meter toda la carne en el asador si ello es necesario.
Si el plan A no sale, está el B o si procede el C.
El año de Richard Carapaz no iguala sus grandes campañas de 2019 a 2021, pero se equipara y sobretodo le devuelve a los titulares.
Ojo el botín que se llevó del podio, completando el triple-triple, pues ha ganado etapa, vestido de líder y subido al podio en las tres grandes.
El Tour de Carapaz ya fue sintomático, vistió el amarillo en la misma jornada en la que quedó eliminado de la general, pero no fue problema, se reorientó a una etapa y la montaña.
Pasado el trago de no poder defender el oro olímpico, llegó a la Vuelta, empezó con mal pie, pero echó el resto en la gran etapa de Granada para volver a la lucha por la general.
No tiene el punch de antaño, tampoco el factor sorpresa que quizá le ayudó a ganar aquel Giro, pero mantiene el espíritu y el instinto, como cuando casi hace perder la Vuelta precipitadamente a Ben O´Connor en la Herrera, tras acabar con Mikel Landa.
No hay momento en el que no pienses que la puede liar y más con ese equipo que mueve fichas con una eficacia que acorta las distancias con los más grandes.
Esperamos que el «regreso» de Richard no quede aquí, está para el mundial, rodeado de una excelente selección, incluido Narváez.
Si lograra pisar el podio mundialista, pocos se equipararían a su colección de hitos, una mezcla talento y calidad a partes iguales pero sobretodo de instinto.
Imagen:Unipublic/Cxcling/Toni Baixauli
Ciclistas
Canadá es el «dorado» de Michael Matthews
Michael Matthews es el ciclista que nunca deja de sumar
Con la de ayer, Michael Matthews queda como el mejor ciclista de la historia del Grand Prix de Québec.
Marcando el número tres en la línea de meta, el australiano se ha destacado de Simon Gerrans y Peter Sagan como el más laureado de la primera de las dos clásicas canadienses de septiembre.
Lo hizo como acostumbra, saliendo en el momento final, el clave, dejando hacer al resto hasta la misma línea de meta.
En ese grupo iba «encerrado» Tadej Pogacar, quien estuvo en cabeza en los tramos finales pero se vio, como por arte de magia, en un corte y rodeado de tres Lottos y uno de ellos Arnaud De Lie.
Mal negocio, pensaría el mejor ciclista del mundo que quizá esperó demasiado a atacar.
Por cierto, qué mal desempeño de De Lie en ese final, o se vino abajo o no vio la increíble oportunidad que le significaba aquella situación.
En todo caso, las carrera de Canadá vuelven a ofrecer una excelente velada de ciclismo, en prime time europeo y con el regusto de estar viendo el preludio de un Mundial.
Volviendo sobre el ganador, qué ciclista tan interesante y minusvalorado es Michael Matthews.
Una carrera deportiva llena de buenos éxitos, etapas en las tres grandes, ganador de varias clásicas pero ningún monumento, el gran mérito de Michael Matthews ha sido saber mantenerse.
Y no es poco lo que lleva ahí.
Hace más de 10 años que forma parte del paisaje y nunca ha desaparecido, en mayor o menor medida ha estado siempre ahí en un ciclismo que, cuando hablas con los protas, nada tiene que ver diez años después.
Michael Mathews ha pasado de jugarse mundiales y San Remos con Kristoff, Sagan y Alaphilippe a hacerlo contra Van Aert, Pogacar y Van der Poel.
La forma de correr de unos y otros explican la profundidad del cambio y cómo el australiano de carismática sonrisa ha tenido arrestos de seguir ahí, siempre ahí
Así, que si valoramos las pequeñas cosas de la vida, valoremos a Michael Matthews y su proverbial presencia todos estos años, como uno de los ciclistas que supo entender y adaptarse a los grandes cambios de este deporte.
Imagen: FB Grand Prix Cyclistes
Ciclistas
Que Wout Van Aert se quede con lo mejor de la Vuelta
El final de Van Aert en la Vuelta no esconde una carrera excelente
Cuando Wout Van Aert se levantaba del suelo en ese descenso, recién estrellado contra una pared de montaña asturiana, era vigente líder del maillot verde y oficioso de la montaña de la Vuelta a España.
Así dejó la carrera Wout Van Aert, marcando estilo y dando que hablar, siendo protagonista hasta el segundo final de su primera Vuelta.
Un final que sí, es triste e injusto pero no por ello mil veces visto y sufrido, en Wout y en otros muchos ciclistas.
Hay que ser por eso justos, decir que el ciclismo le debe una a Wout sería exagerado, por esa regla de tres le debe mucho a otros muchos, pero ello no esconde que nos entristece verle ya fuera de una carrera a la que había acudido a buscar un poco de calor y ha acabado de la forma más abrupta.
La Vuelta a España de Wout Van Aert ha sido de excelencia, enfocada, como decía, para recuperar el gran ciclista que siempre ha sido y a contrapié desde marzo y la caída en Flandes.
Lo estaba siendo.
Protagonista desde el inicio, delante en la etapa uno, en una crono, no ha dejado palo por tocar, entrando en los sprints con Kaden Groves, entrando en cortes y fugas, haciendo trabajar al equipo -a Sepp Kuss, en especial- en Córdoba y buscando fortuna en etapas que sobre el papel no le iban.
Ha sido el Wout Van Aert de los grandes Tours, del 2020 a 2023, el ciclista excelso y total, capaz de brillar a diario, desde el kilómetro cero de etapa, como si fuera una clásica, como si al día siguiente no hubiera etapa.
Él ha sido garante de esta nueva forma de correr sin reservas y contra los manuales a la que nos hemos acostumbrado.
Con el estado de forma que arrastraba y la felicidad que exhibía, la mejor versión del belga había vuelto a primera plana, con Europeo y Mundial en el horizonte.
Ahora, en esta senda hacia Covadonga, los nubarrones vuelven a surgir alimentando las incertidumbres sobre si llegará a tiempo.
Sin duda no es la mejor manera de plantear objetivos así, con la gente que tendrá delante, además.
Decir que el ciclismo le debe una a Van Aert sería exagerado, pero al mismo tiempo me gustaría que le tuviera guardada una buena de aquí a final de año.
Imagen: Unipublic/Cxcling/Toni Baixauli
Ciclistas
Vuelta: Marc Soler siempre está
Tres etapas en la Vuelta son un gran premio para Marc Soler
Nos dijo una vez Marc Soler que su gran ilusión pasa por ganar una etapa del Tour de Francia, cosa que no es imposible, incluso corriendo para Pogacar, pues siempre surgen algunas opciones, pero mientras tanto, la Vuelta a España va premiando uno de los mejores talentos surgidos en este lado de los Pirineos.
Marc Soler es un lujo hecho ciclista, «especialista en meterse en charcos» como recordó Antonio Alix su acalorada Montonera, merece premios como el de los Lagos de Covadonga, como el que más.
Descartadas las generales finales, el premio de etapas como en la cima más legendaria de la Vuelta a mí al menos me sabe a gloria, pues le recompensa en la medida que otros corredores de su calibre nunca lo han sido.
Es un trotón que mil veces ha tirado para otros, para quien se tercie, desde Nairo a Landa, llegando a ser el mejor consuelo de Pogacar en el Col de la Loze.
Por sus piernas ha pasado parte del mejor ciclismo que hemos visto estos años, generando escenarios que nos han dado grandes momentos,
Ciclísticamente es indiscutible.
Recordaréis la Vuelta 2020, la de otoño y la pandemia, cuando cazó unas cuentas fugas, después de ganar el Lekumberri, encontrándose uno más fuerte, como el su hoy compañero Tim Wellens.
Este año Marc Soler llevaba más de 700 kilómetros en fuga con todo tipo de desenlaces, pero nunca proclives a su favor.
La etapa que perdió ante Wout Van Aert por bajar un momento al coche fue la más sintomática y dio que hablar.
Sin embargo nunca ha desistido y ha seguido cazando fugas, hasta llegar a los Lagos de Covadonga.
En un terreno que no le era el más proclive del mundo, se ha manejado a chepazos y zarandeos en la zona más dura hasta salir airoso y firmar un éxito en el que era difícil de creer a inicio de los Lagos de Covadonga, con ciclistas más livianos en la pugna.
Diana en muchas ocasiones, me alegra que hablemos de Marc no por los jardines en los que se mete y sí por pisar el podio, se lo merece, es un pedazo de ciclista que valoramos más hoy, cuando el ciclismo español no tiene tantos como él.
Imagen: Unipublic – @SprintCycling
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