Ciclistas
El «upgrade» de Geraint Thomas
El periodo de hibernación ciclista trae noticias de toda índole. Entre otras, las postulaciones para el año nuevo son habituales prácticas. No es raro declarar intenciones, abiertamente y sin remilgos de lo que se espera de la campaña mientras, en capilla, se empieza a quitar la carbonilla que surge del periodo vacacional.
Estos días ha sido protagonista Geraint Thomas, un ciclista que nos tiene prendados por muchos motivos. La irrupción de su libro, os aseguro que cualquier estantería de una librería londinense es un espectáculo para los que amamos este deporte, ha sido el hilo para que el risueño ciclista de Cardiff exprese directamente que se ve legitimado a optar al Tour de Francia, ahí es nada.
Testigo directo de la progresión que llevó a Wiggins de ser un pistard de leyenda a ganador de la mejor carrera, Thomas cree que él puede imitar ese camino -lo más parecido a ser un monje- y con el éxito que acompañó a su compañero de equipo y cuarteta de persecución durante muchos años se ha convencido. Es más si Wiggo no lo hubiera hecho, Thomas ni se lo plantearía.
De esta guisa, y con la experiencia del último Tour, donde el galés sacó y remató los córners para su compañero Chris Froome hasta que reventó en los Alpes, previa caída hacia Gap, manifiesta que se ve listo para ser, ojo al dato, el tercer inglés en cuatro años que gana en Francia. 98 ediciones de vacío y estas ultimas llevan tres y quieren la cuarta.
El problema para Thomas es primero que su físico esté aún por rendir al 100% en las condiciones más extremas para un potencial ganador. De George Hincapie se dijeron cosas similares y la experiencia resultó magra en resultados. Luego también está su calendario y polivalencia. No olvidemos que es un outsider en las clásicas, y que si en el Tour dio un paso adelante, posiblemente fuera el corredor más sólido de todo el bloque de primavera, brillando desde San Remo a Roubaix y cruzando incluso el “Rubicón” de la victoria en Harelbeke.
Dicho esto queda el escollo más notable, la capitanía del equipo. Aunque te creas capaz, Froome es biganador del Tour y esa aureola es complicada de sortear. Froome parece un tipo razonable, pero hay cosas que a ciertos niveles son innegociables y Dave Brailsford deberá enjabonar muy bien al inglés de raíces keniatas para convencerse del “upgrade” de Thomas.
Porque en el fondo, es lo de siempre, presenciamos grandes equipos que aúnan ciclistas que por separado serían un espectáculo y juntos se tienen que someter a la jerarquía impuesta y eso, todo eso, va en detrimento del espectáculo que algunos dicen buscar.
Ciclistas
Tour: No hay nada escrito entre Pogacar y Vingegaard
Mucho ha de pasar entre Pogacar y Vingegaard en este Tour
A ver, una cosa es lo que está sucediendo, otra lo que sucederá, y al final lo que nosotros queramos. Lo digo por el Tour, su primer tercio, y la igualdad aún no contrastada entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar.
Ahora mismo, las cosas están con ese minuto largo entre los dos por la crono, donde el danés falló como no se podía esperar, o sí, porque seguirle a Pogacar, encajar esos golpes, por breves e intensos que sean, te debe romper por la mitad.
En todo caso, el Tour ha cumplido un tercio de recorrido con varias etapas complicadas y una crono como grandes filtros, nada más.
El terreno ha sido suficiente para demostrar que, cuando estos dos abren gas, el cielo se parte por la mitad. Se van solos, sin remisión, ante la frustración del resto, en especial de Remco, pura ambición aguada por el poderío de sus rivales.
A mí, a pesar de todo, el Tour no me parece decantado para nadie.
Pogacar lleva el dorsal uno, ejerce de capo, de favorito principal, lleva la iniciativa, también porque el terreno le favorecía más. Pero no abre hueco. Vingegaard se le solapa, parece que se va a quedar, pero se rehace, reconstrucción sobre la marcha, y le neutraliza, para bien del Tour.
Uno tiene el carisma y la moral; el otro crece en mentalidad y tiene el equipo.
Ojo a este aspecto, porque la fortaleza de Pogacar estos años se ha cimentado mucho en el poder de destrucción previo del UAE.
El lunes, con Sivakov KO y Almeida retirado, todo recayó en Politt, Soler y Wellens.
Narváez y Adam Yates fueron eliminados por los Visma, que ni siquiera tuvieron que activar a Van Aert y Simon para aislar a Pogacar y hacer menos poderoso su ataque.
No quiero pensar en lo que va a ser la aproximación a Hautacam el jueves: una jungla es quedarse corto.
Pogacar no compite en este Tour como en él es habitual. Farol o no, coincide que delante tiene a Vingegaard, el único capaz de seguirle y, llegado el momento, responderle.
Yo creo que, a más no tardar, UAE va a buscar golpe de efecto en Hautacam. Por su lado, Visma quiere mantener la situación hasta la semana final, pero al mismo tiempo necesita aislar al líder.
Qué maravilloso enredo, qué maravilloso Tour. Bienvenidos al segundo de los tres actos.
Imagen: ASO./Maxime Delobel
Ciclistas
¿Remco Evenepoel al Red Bull? Todo cuadraría
Aunque Remco Evenepoel fichara por Red Bull, el equipo no sería la clave
El gran bombazo del mercado ciclista está a punto de hacerse realidad: Remco Evenepoel dejaría el equipo Soudal Quick-Step para fichar por el Red Bull-Bora con un contrato de cuatro años a partir de 2026.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Ciclistas
Tour: Van der Poel quiere volar «demasiado» alto
Mathieu van der Poel, en el punto de mira por su acuerdo con una empresa de jets privados
Van der Poel vuelve a brillar en el Tour, cumple con lo que esperábamos -dos de dos en Alpecin-.
Yendo unos días antes, pensé en Icaro cuando leí esta noticia, en el momento de saber que Mathieu van der Poel es embajador de una compañía de jets privados.
Es tan inusual esto entre ciclistas que cualquier reacción que haya leído el neerlandés estos días era más que previsible.
Lo que me alucina es que se sorprenda, más cuando ya había oído murmullo cuando llegaba a los circuitos de ciclocross en un deportivo italiano de alta gama o llevaba esos relojes que patrocinan también el UAE.
Seguimos con el cliché del ciclista, como el deportista menos rico de la elite, y quizá sea cierto.
El tema es que al ciclista le ha venido la polémica a ver tras anunciar en Instagram que será embajador de Flying Group, una empresa de vuelos en jet privado.
El anuncio fue breve: “Encantado de compartir que soy embajador de Flying Group, orgulloso de representar a una empresa que está revolucionando la aviación privada”.
La respuesta del público no se hizo esperar: más de 1.100 comentarios, en su mayoría críticos, señalaban la contradicción entre el uso de jets privados y la necesidad urgente de reducir las emisiones contaminantes.
Algunos comentarios iban al grano: “Coge el tren, tío, y da ejemplo” o “¿El cambio climático te parece una broma?”.
Ante la avalancha de críticas, Van der Poel respondió defendiendo su elección: “Entiendo las preocupaciones medioambientales y respeto todas las opiniones, pero también tengo que cuidar mi tiempo, mi salud y mi tranquilidad. Viajar relajado, con menos estrés y menos exposición, me ayuda a rendir mejor y a mantenerme sano”.
Insistió en que el acuerdo no es por lujo sino por rendimiento deportivo: “Este acuerdo no va de lujo, sino de recuperación y de apoyo para rendir al 100%”.
El argumento, aunque pillado, no deja indiferente más cuando afirma que intenta tomar decisiones responsables con el medio ambiente siempre que puede, aunque reconoce que a veces prioriza sus objetivos profesionales.
A pesar de sus explicaciones, los datos no le ayudan mucho: un vuelo privado medio emite 3,6 toneladas de CO2, más de la mitad de lo que contamina en un año entero un ciudadano medio en Países Bajos.
Y un solo trayecto corto, como de Amberes a Alicante, puede emitir 6,29 toneladas de CO2, lo que supone más de 45 veces lo que emite un vuelo comercial por persona.
Mientras tanto, Flying Group se presenta como una empresa comprometida con la sostenibilidad, aunque no publica cifras concretas de emisiones.
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