Ciclismo antiguo
¿Y si la Vuelta a España la hubieran parido los catalanes?
La historia dice que la Volta fue la antesala de la Vuelta
Puestos sacar de las catacumbas de la historia episodios y personajes de nuestra maltratada historia ciclista, estas fechas resultan especialmente indicadas para hablar de una aparente y poco conocida paradoja sobre la Vuelta.
La Vuelta Ciclista a España estuvo a punto de ver la luz en 1913, y no en 1935, como finalmente sucedió. Y aquella Vuelta non nata tenía que ser cosa de catalanes. Sí, de catalanes de Barcelona, aunque algunos habían nacido en otros sitios, como el propio Artemán, o el cerebro gris detrás de todo: Narciso Masferrer, catalán como el que más… nacido en pleno Foro.
La Vuelta nacional de España, cosa de catalanes. ¿Se imaginan?
[elementor-template id=»35526″]
La Vuelta del siglo XXI está sólidamente anclada en el imaginario colectivo como un asunto que, pase por donde pase y vaya adonde vaya, siempre acaba en Madrid.
El Paseo de la Castellana es a la ronda española lo que los Campos Elíseos a la Grande Boucle. Más español que un botijo.
Obvio, ¿no? Francia-París.
El Tour acaba siempre en París. Italia-Roma.
El Giro acaba siempre en… ¡un momento! ¡El Giro acaba siempre y desde siempre en Milán! A ver si resultará que no todas las vueltas nacionales tienen el mismo ADN jacobino…
Y a ver si resultará que la propia Vuelta nacional de España no siempre ha tenido tanto apego por el oso y el madroño.
Repasando las ciudades que acogieron los finales de las Vueltas de 1955 a 1979 las cuentas son las siguientes: Bilbao, 13 veces; San Sebastián, 6 veces; Madrid, 5 veces. Hay trampa claro, porque tanto en el caso italiano como en el español durante el periodo mencionado el periódico organizador era (es) de la ciudad donde más veces suele acabar la ronda en cuestión. Pero lo significativo es precisamente que sea un periódico de Milán, y no de Roma, el promotor y organizador de la vuelta nacional italiana. Y todavía más interesante es que durante gran parte del franquismo la Vuelta fuera un asunto… de vascos.
Recuerdo que en la presentación del libro del malogrado Xavi Tondo que tuvo lugar en Valls, el autor, Rafael Vallbona, afirmó que hoy en día la Volta es la vuelta nacional de Catalunya.
No entraremos a valorar si esta afirmación es esencialmente cierta o si se trata de un desideratum más o menos candoroso.
Lo que sí que es impepinable es que quienes la parieron, allá por 1911, no pensaron ni por un segundo en clave nacional catalana, sino todo lo contrario, en clave española y españolista.
Solo hay que repasar los encendidos artículos patrióticos (españolistas, se entiende) que publicó en abundancia Narciso Masferrer, otra figura casi olvidada que está pidiendo a gritos desde el más allá que alguien le escriba una biografía, en una de sus criaturas favoritas, El Mundo Deportivo. Y digo una, porque el hombre tuvo familia numerosa: la Volta a Catalunya (con permiso de mi amigo Iván: Artemán fue el ejecutor, pero Masferrer fue el cerebro), el Salón del Automóvil, la Federación Española de Ciclismo, de la que fue presidente hasta en cinco ocasiones, el estadio olímpico de Montjuïc… Masferrer fue el gran inseminador de la cultura deportiva de este país, y todavía espera desde el más allá que algún alcalde le dedique una triste calle.
No, la Volta no nació como vuelta nacional catalana, sino como embrión de la que tenía que ser la primera Vuelta a España de la historia, en 1913.
La promovían un grupo de burgueses de Barcelona, encabezados por el catalán-madrileño Masferrer desde su doble cuadro de mandos de la presidencia de la Unión Velocipédica Española (la actual RFEC, que tuvo sede en Barcelona hasta 1939) y de la dirección de El Mundo Deportivo.
Durante el verano de 1912 la campaña pro-creación de la Vuelta España emprendida por Masferrer llega a su punto álgido.
E inmediatamente decae. El proyecto nunca verá la luz, para amargura de su padre ideológico. ¿Dónde se encalló el barco? Pues por lo que parece, en plena meseta castellana.
La culpa fue, al menos según el padre frustrado de la criatura, de la frialdad e indiferencia con que el proyecto fue acogido en la capital española. El 24 de octubre de 1912 El Mundo Deportivo informa de que los enviados del comité organizador a Madrid (entre los cuales figura… Miguel Artemán) regresan con impresiones “nada positivas” respecto a la viabilidad del proyecto. La Vanguardia, diario en el cual Masferrer ejerce por entonces de redactor jefe de deportes, anuncia finalmente el entierro del proyecto de una Vuelta a España catalana:
“Esta noche celebrará sesión el Comité Central de la U. V. E. para acordar la línea de conducta que ha de seguir, ante el fracasado propósito de verificar la Carrera Vuelta à (sic) España (…) Las dimisiones de todo el Comité se confirmarán esta noche y que para enero próximo se reunirá un nuevo Congreso para la elección de cargos y quien sabe si para tratar de un cambio de capitalidad, puede que necesario para la buena marcha de la U. V. E. (La Vanguardia, 12 de noviembre de 1912).
Seguramente en el fracaso del proyecto intervinieron otras causas de peso, aparte del pasotismo madrileño. Dejémoslo correr. Pero no deja de ser sugerente pensar en lo que hubiera podido ser una Vuelta Ciclista a España creada tan solo diez años después que el Tour de Francia (y no 32, como acabó pasando), con salida y llegada en Barcelona, y parida y gestionada por catalanes.
Una Vuelta más española que un botijo, seguramente, porque no parece que Masferrer ni ninguno de sus hombres tuvieran nunca la más mínima veleidad catalanista. Pero eso sí, un botijo con aires de càntir.
[elementor-template id=»35535″]
Para saber más: López, Bernat (2010): “The Failed Vuelta Ciclista a España of 1913 and the Launching of the Volta a Catalunya (1911–1913): Centre Versus Periphery in the Struggle for the Governance of Cycling in Early Twentieth-Century Spain”. Sport in history vol. 30, n. 4.
Por Bernat López, profesor de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Rovira i Virgili y promotor de la editorial Cultura Ciclista
Ciclismo antiguo
Alfredo Binda fue al ciclismo lo que «La Gioconda» al arte
El legado de Alfredo Binda pervive casi un siglo después
A Alfredo Binda, le llamaron «La Gioconda» por la elegancia y sonrisa que nunca le abandonarían.
Nació el 11 de agosto de 1902 en Cittiglio, pero creció en Niza.
Es, y con razón, el primer gran campeón de la historia del ciclismo.
En 1924 se inscribe en el Giro de Lombardía, atraído por las 500 liras de premio al mejor escalador en la subida al Ghisallo, quedó cuarto en esa edición pero el premio fue para él.
En ese momento le ofrecían su primer contrato.
1925: decanta a su favor los giros de Italia y de Lombardía. Luego vendrían cuatro Giros más y otros tres de Lombardía.
Añadidle 41 etapas en la Corsa rosa, tres veces el Campeonato del mundo, otros tantos campeonatos de Italia y dos ediciones de la Milán-Sanremo.
Al ganar su tercer campeonato del mundo, la gente empezó a apreciarlo y su popularidad se disparó, a causa, en parte, de su rivalidad con Girardengo, quien no era santo de devoción de los aficionados italianos.
En la historia clásica es uno de los campeonísimos de siempre junto a Learco Guerra, Constante Girardengo, Gino Bartali y Fausto Coppi.
En su honor se creó el Trofeo Alfredo Binda-Comune di Cittiglio. Tiene un museo en esa misma ciudad.
Según su palmarés está entre los mejores ciclistas de la historia, incluso diría más, en suelo italiano creo que pocos se igualan con él, habiendo ganado el Giro, San Remo y Lombardía, o lo que es lo mismo tocar el cielo en la bota itálica.
Una vez retirado, dirigió el equipo ciclista nacional italiano
Fausto Coppi, Gino Bartali y Gastone Nencini ganaron el Tour de Francia a sus órdenes con ediciones legendarias como aquellas en las que le tocó mediar entre las dos grandes estrellas del ciclismo italiano.
El señor de la montaña como era conocido falleció en 1986.
Ciclismo antiguo
Un viaje por los méritos de Bartali, Coppi y Magni
El trío Bartali, Coppi y Magni llenó de magia la Italia ciclista de postguerra
Recorrer el ciclismo italiano de los años cuarenta y cincuenta, incluso en parte los treinta, tiene tres apellidos fijos: Bartali, Coppi y Magni.
Ciclistas de todos los tiempos, muy presentes hoy en día con una pasión en la que se les sigue idolatrando casi como entonces.
Hemos hecho un recorrido deportivo por esos tres grandes, y aquí tenéis un pequeño sumario de la grandeza que se ganaron en la carretera.
Gino Bartali
Méritos en la carretera: dos Tours de Francia, tres Giros de Italia, cuatro Milán-Sanremo, tres Giros de Lombardía, 91 victorias en su haber y un largo etc.…
Méritos civiles: Grande ufficiale dell’Ordine al merito della Reppublica Italiana, Cavaliere di gran Croce dell’Ordine al Merito della Reppublica Italiana, Medaglia d’Oro al Merito Civile.
Sobran palabras al hablar de este Campeonissimo.
Si su palmarés asombra, más aún lo hace la historia en la que consiguió salvar nada más y nada menos que a 800 judíos italianos de ser deportados a campos de concentración en Alemania, lo que le valió ser declarado «Justo entre las naciones» por Yad Vashem, la Agencia Nacional de Memoria del Holocausto.
En el Giro que salió de Israel esta historia fue muy celebrada.
Hablamos de un ciclista y de una persona en mayúsculas.
En la clasificación de los 100 mejores ciclistas de todos los tiempos se encuentra sexto.
Sus duelos con Fausto Coppi serán recordados por siempre como los más bellos en la historia del Giro.
Una vez retirado fue director del equipo San Pellegrino con Coppi bajo sus órdenes y luego comentarista de la RAI.
Su hija Andrea Bartali dijo en una ocasión sobre lo que hizo su padre con los judíos:
«Mi padre era un católico ferviente. Casi nunca nos habló de lo que hizo durante la guerra. Decía tan solo que “en la vida, esas cosas se hacen y basta”.
Estas palabras nos dan una idea la clase de persona que era Bartali.
Un ataque al corazón lo dejó sin vida en Florencia en el año 2000.
Castellania, provincia de Alessandria, debería estar de fiesta siempre porque aquí nació otro de los Campeonissimos.
A los 8 años tiene su primera bicicleta que utiliza para trabajar de repartidor, en 1937 conoce a Biagio Cavanna, su descubridor.
Se hace difícil saber por dónde empezar con Fausto, si por el récord de la hora, sobre en ser el primer corredor de la historia en ganar en el mismo año Giro y Tour…
Para siempre se pueden admirar, estelas de honor en su memoria en el Stelvio, Pordoi y en el Col de Larche.
En 1965 la “Cima Coppi” aparece por primera vez en el Giro para designar la cima más alta de esa edición.
También hay un monumento en Turín a su memoria y en esa misma ciudad un estadio de ciclismo lleva su nombre.
Número tres en la clasificación de los 100 mejores ciclistas de la historia… su récord de la hora en el velódromo Vigorelli de Milán, 45.871km, duró 24 años hasta que Jacques Anquetil se lo arrebató.
Hablar de Coppi es hablar de Bianchi, diez años duró su unión.
En su primer año gana la Milán-Sanremo con una superioridad insultante, el segundo clasificado llegó a 14 min.
El periodista Nicolò Carosio lo narraba así:
“Primer clasificado, Fausto Coppi, en espera del segundo transmitimos música de baile”
En 1949 gana Milán-Sanremo, Giro d Lombardía y Giro de Italia.
En ese Giro cobra vida una de sus hazañas más célebres: 192 km de escapada y victoria de etapa. Mario Ferretti en su crónica del día pronunciaría una frase que pasaría a la posteridad:
“Un hombre solo al comando, su maillot es blanco y celeste. Su nombre, Fausto Coppi»
Es pentacampeón del Giro, doble vencedor del Tour, campeón del mundo de ciclismo en ruta, récord de la hora, campeón de Italia, campeón de la Paris-Roubaix, Flecha Valona y un largo etc.…
Con 40 años, víctima de la malaria, fallecía en Tortona.
Fiorenzo Magni
Considerado el tercer hombre al saberse por detrás de Coppi y Bartali. Nace en 1920 en Vaiano.
Tres Giros de Italia, otros Tours de Flanders, consecutivos ganando la denominación de “Leone delle Fiandre”, campeón de Italia, primer ciclista en ganar etapas en las tres grandes vueltas en diferentes años, segundo en el campeonato mundial en ruta.
Con 35 años es el ganador de un Giro con más edad.
En 1946 no puede competir por su adhesión al fascismo y por competir bajo un nombre falso.
También será recordado por correr la edición del Giro de 1956 con una fractura de hombro sosteniendo el manillar a través de un tubular entre los dientes.
En 2004 fue galardonado con el collar de oro al mérito deportivo.
En 2012 murió a causa de un aneurisma.
Ciclismo antiguo
Alfonsina Strada: La mujer ciclista que conquistó la luna
Alfonsina Strada puso a la mujer ciclista en la historia
Hay una historia, desconocida, tristemente obviada, no sé por qué no se divulga más, que realmente merece ser escuchada, la historia de una mujer ciclista que hizo algo singular. Es la leyenda de Alfonsina Strada, la primera y única mujer que engañó a propios y extraños para hacer el Giro de Italia masculino, algo increíble, impensable, inconcebible.
En la edición de 1924 había un nombre entre los inscritos que no levantó sospecha. Era el de Alfonsin Strada. Ataviada con lo necesario para pasar desapercibida, no tardó el respetable en conocer la verdad.
En la octava etapa, Alfonsina sufrió un rotura de manillar y tuvo que finalizar la etapa con un palo de escoba que un espectador le dejó.
Esa medida desesperada le impidió entrar en el plazo permitido, pero la misma valentía que le hizo emprender la aventura en ese ciclismo prehistórico le empujó a insistir hasta la saciedad para que los jueces la readmitieran.
Alfonsina, Alfonsin en la relación de participantes, llegó a Milán con un retraso acumulado de 28 horas respecto a Guiseppe Enrici, toda vez había cubierto los 3600 kilómetros. Su hazaña le valió una interesante gira por los velódromos de media Europa, demostrando una verdad que entonces pareció más obvia que ahora, y no es otra que el ciclismo femenino puede ser rentable y mucho.
Pero no todo fue sencillo para esta aguerrida piamontesa.
Mucho antes de competir tuvo que enfrentarse a su familia para desempeñar su trayectoria ciclista.
Se vio obligada poco menos que a dejar el hogar y contraer matrimonio a la edad de 14 años con un mecánico llamado Luigi Strada.
Enamorada de la bicicleta desde bien pequeña, meter un hombre de ciclismo en casa fue el veneno que le hacía falta. Su marido fue su mánager.
Posteriormente se casaría tras la segunda Guerra Mundial y con su nuevo marido abriría una tienda de bicicletas hasta que murió con 58 años.
Estos días, noventa años después de su singular logro, algo que nunca más sucedió y que entiendo muy complicado repetir, la localidad de San Salvatore de Monferrato la recuerda con una plaza con su nombre.
Alfonsina Strada, una mujer que bien podría haber sido astronauta.
Foto tomada paneroseacri.wordpress.com
Ciclismo antiguo
Constante Girardengo vivía para el Giro y competir
Si hubo un pionero, ese fue Constante Girardengo
Nacido en Novi Ligure en 1893, bien podríamos decir que Constante Girardengo fue el primer campionissino, cosa no menor en un ciclismo como el italiano que aún hoy llena las paredes que rodean el Giro con fotos de sus grades nombres de siempre.
Y no lo dijo un cualquiera, lo dejó por escrito uno padres del Giro de Italia, Eugenio Colombo.
Su palmarés habla por sí solo siendo pro desde 1912 hasta 1936 llegando a las 87 victorias.
Su primera victoria fue siendo un niño cuando Dorando Pietri, legendario corredor de maratón, ofreció 2 liras a quien le ganase completando dos vueltas a la plaza del mercado en bicicleta, mientras él daba una corriendo.
Esto, que no es más que una anécdota, fue suficiente para convertirle en un ídolo allá en su Novi Ligure natal.
Con casi 20 años, pasó a ser profesional tras un ciclo como amateur deslumbrante.
Ganar la etapa más larga de la historia del Giro con 430km en el año 1914 no fue nada, si tenemos que compararlo con todo lo que ganaría en su carrera profesional.
Nueve veces campeón de Italia, seis veces de la Milán-Sanremo, otras tres del Giro de Lombardía, otras tantas en el Tour del Piamonte más dos Giros de Italia.
Un palmarés increíble.
Ganó etapas por doquier, ganó diferentes pruebas hasta la saciedad hasta que, a sus 45 años, decidió retirarse tras varios años de rivalidad con Alfredo Binda y mucho más joven que él.
Un columnista del Corriere della Sera dijo de él…
«Ha corrido. No hecho otra cosa. Es decir, sí que ha hecho otra cosa más: ha vencido. Ha vencido permanentemente desde 1913. Tenía tantas competiciones para ganar, Girardengo que no pudo permitirse ninguna distracción. Algunos lujos sí, las dos villas, el campo, el coche. Pero diversiones, ninguna»
Una vez retirado se hizo entrenador ciclista y cedió su nombre a un fabricante de bicicletas entre los años 1951 y 1954.Un febrero de 1978, fallecía en Cassano Spinola.
-
Ciclismo5 días atrás
El Indurain más apabullante estuvo en el Dauphiné
-
Noticias de ciclismo1 semana atrás
Geraint Thomas es el competidor perfecto
-
Primoz Roglic5 días atrás
¿Roglic al Tour? No sé yo
-
Ciclismo3 días atrás
Siete ciclistas que quieren entrar en el «big 6»
-
Ciclismo6 días atrás
La generosidad de la familia de Estela Domínguez
-
Primoz Roglic1 día atrás
Roglic podría hacer historia en la Vuelta a Suiza
-
Ciclistas1 semana atrás
Giro: Lennard Kämna sacrifica instinto por un puesto en la general
-
Primoz Roglic1 semana atrás
El Giro que mejor define a Primoz Roglic