Ciclistas
Cuando habla Samuel sube el pan
Uno de los post que quise sacar tras la Vuelta a España estaba relacionado con Samuel Sánchez. Al final por esas cosas llamamos “día a día” no pudo ser, y esa opción quedó en el olvido. Refrescando lo que fue la roda hispana, lo cierto es que Samuel Sánchez ofreció un rendimiento que, a mí, me sorprendió gratamente. Entró holgadamente en el top ten de una carrera en que no faltaron grandes nombres, estuvo sólido y aunque su actuación no tuviera un momento destacable sí que sirvió para mostrar que aquí aún hay ciclista, un buen ciclista.
Que opina Samuel de Javier Minguez
Quizá ensimismado por su estado de forma, quizá porque se considera imprescindible, Samuel dio por hecho que estaría en el Mundial de Ponferrada. Javier Mínguez, el seleccionador no lo consideró así. La reacción del asturiano muestra que pocas personas estuvieron más encantadas de conocerse. Miren lo que dijo:
“Acabé muy bien la Vuelta. Si no estuviera en forma lo entendería, pero dejar a un tío en casa con las piernas que tengo yo ahora mismo no lo entiendo”
“Creo que no se mira mucho por el equipo. El equipo pierde potencial sin mí. Por nombre y por piernas”
Dice Samuel que Mínguez no le llamó para decirle que se quedaba fuera, que “le faltó tacto”. Lo mismo podrían decir los cientos de chavales que han tenido que pagar para correr y no han sido ni siquiera despedidos oficialmente por sus directores. Él ha sido, y es, un privilegiado. Se lo ha ganado, pero lo es.
No es la primera vez que Samuel hace estos ejercicios de vanidad. El año pasado, nervioso por la falta de resultados, acució a los compañeros de Euskaltel para que lograran resultados que le descargaran de presión en el Giro, carrera en la que fracasó estrepitosamente. No contento con ello, hizo un feo al equipo de su vida cuando, fichado por el BCM, dijo lo siguiente:
El equipo BMC de ciclismo
“El BMC es hoy por hoy comparado a la Fórmula 1 o al fútbol como un Ferrari o un Real Madrid, un equipo puntero con un presupuesto muy grande con gente detrás muy entendida. Es todo a lo grande, con unas posibilidades a todos los niveles. Allí tienen grandes estrellas y ahora voy yo. Que esté yo ahí también quiere decir que es un equipo grande”
Que el BMC es un grande, es obvio, como también que logra unos resultados muy lejanos al presupuesto que mueve. Dicho esto, y dado el espíritu crítico que desenvaina cuando le conviene, convendría opinara del proyecto de Fernando Alonso, asturiano como él, del que poco o nada se sabe pues el celo que ponen en su configuración nos hace temer lo peor.
Selección española de ciclismo
Sobre la no convocatoria de Samuel para Ponferrada pues ya lo dijo Mínguez, pesa más la ausencia de Alberto Contador, otro que tal, y hacer una selección no consiste en atiborrarla de estrellas sino de darle un sentido de equipo. Saldrá mal o bien, pero mundiales buenos a Samuel sólo le recuerdo aquel que reventó la llegada en 2006, desde entonces poco o nada. Además si ha de trabajar como para Cadel Evans en el Giro, a quien reventó en una subida, mejor no, gracias.
Con todo Samuel debería preguntarse por qué el ciclismo español ha pasado por el mejor ciclo de triunfos de su historia y muchos de los componentes de tan dorada generación no han calado como otras. Hablo por ejemplo de las del Tarangu, de Ocaña, Alberto Fernández o las anteriores de Berrendero y Trueba. Quizá en esta visión cortoplacista y ególatra encontremos algunos motivos.
Imagen tomada de
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Ciclistas
La Amstel Gold Race de Mattias Skjelmose, de ningún otro
Esta Amstel Gold Race recupera la sensación que Skjelmose está en la antesala de los grandes
Existe y existirá debate: ¿cuál es la mejor carrera de las Árdenas? Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastogne-Lieja… y no nos pondremos de acuerdo.
Porque las carreras no son solo las carreras: son el contexto, los corredores y las circunstancias.
Y en esta primavera de 2025, todo ha confluido.
La Amstel Gold Race volvía al trazado de antaño, el de los finales «patapúm» de Philippe Gilbert. Un paso atrás, podríamos pensar.
Pero es que hoy, en la ruta, había gigantes, guerreros de piel gruesa que nos han regalado otra carrera para el recuerdo, una más en estos tiempos recientes.
Para los muy cafeteros quedará aquella de Van der Poel antes de la pandemia. Para los amantes de la competitividad y la igualdad, queda esta edición: un golpe encima de la mesa de una plebe que acepta la tiranía de Tadej Pogačar.
Seguro que Remco Evenepoel debe llevar un mosqueo mayúsculo en el cuerpo; seguro que el calambre de la tercera plaza le debe recorrer de abajo arriba y de arriba abajo.
Pero las cosas están donde él quería: demostrando que, si algo necesita Pogačar, son rivales. Como Ganna y Van der Poel en San Remo, como el neerlandés en el resto, como Remco Evenepoel y un soberbio Mattias Skjelmose hoy, en la gran clásica neerlandesa.
Una fiesta cubierta de gloria, como canto a esta generación que nos regala un carrerón por fecha en el calendario, con desenlaces que, por muy descontados que los tengamos, nadie puede dar por seguros.
¿Quién no pensó que la carrera se finiquitaba cuando Pogačar le daba “matarile” a Julian Alaphilippe a 45 de meta?
Nadie imaginaba un desenlace como el que sucedió en esos instantes.
Cuando uno de los mejores de la historia pierde es histórico #AGR25
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) April 20, 2025
Pero sucedió. Y Tadej Pogačar vio que por detrás había vida: sólida, eficaz, con capacidad de respuesta.
La persecución que lideró Remco, con Skjelmose como el Lidl de turno en una carrera colectivamente excepcional, fue brutal.
Una caza y captura que nos tuvo más pendientes del GPS que de las sensaciones que descubrían los protagonistas, sensaciones que, en el caso del esloveno, no eran las mejores.
Pero no solo eso. Cazado el campeón del mundo, entre gestos de desaprobación y cansancio, vino un juego de movimientos que resultó increíble, poniendo esta Amstel al nivel de Flandes, Roubaix y San Remo.
Ciclismo a pelo, que explota en un final que, sí, descubre el gran día de Mattias Skjelmose. Para muchos, hasta ahora, uno de los aspirantes a entrar en la mesa de los grandes.
Y que, ahora sí, se sienta en medio de todos ellos.
Nenes, nenas… ¡qué carrera, qué final!
Esta generación ha sido capaz de rescatar a la misma Amstel del ostracismo de los años de Gilbert, Kwiatkowski y compañía, cuando ganaban, sí, pero al precio del tedio total… hasta el mismo desenlace.
Ciclistas
Itzulia: «Team Ben Healy»
Lo poco que gana Ben Healy sabe doblemente bien
Ya me permitiréis usar una expresión de Antonio Alix esta tarde, durante la retransmisión de la Itzulia, para explicar lo que significa Ben Healy.
Irlandés, desaliñado, con ese perfil de tipo al que sacarías a tomar unas cervezas, va camino de convertirse en otro ciclista de culto, como algunos del EF: el ex Uran, Carapaz, Chaves o Rui Costa.
Lo ha vuelto a hacer. Casi dos años después de ganar su etapa en el Giro, Ben Healy suma otro botín World Tour en la Itzulia.
Y lo ha hecho casi de la misma forma que entonces: saliendo de la fuga… de la fuga.
Esta vez, acompañado de nombres del calibre de Alaphilippe, Barguil y Pello Bilbao, que corría en casa.
Cuando los rivales explican el valor de tu triunfo, poco más se puede añadir.
El del trébol es un ciclista que sólo se puede admirar. Y lo curioso es que se le admira de forma inversamente proporcional a su palmarés, que es modesto si se compara con el valor real que muestra en carrera: coraje, agallas y un motor brutal.
¿Su problema?
Que siempre caza a lo grande. Y claro, cuando cazas en ciertos cotos, te cruzas con monstruos: con Pogacar en las Ardenas, con Remco en los Juegos Olímpicos… Quizás ahí encontremos la explicación a su palmarés pequeño pero brillante.
En esta Itzulia dijo que venía a por la general, pero se descolgó casi desde la primera subida seria. Y ahora, esto.
Por suerte, sin duda. Y hoy, en la belleza del Urdaibai, lo hemos visto.
Esto ha sido un cambio de planes sobre la marcha. Un cambio de paso como el que hacen los ciclistas que saben que este negocio rara vez va como uno lo imagina al principio.
Ahora apunta a las Ardenas. Seguro que volverá a colisionar con el coco esloveno del maillot arcoíris. Pero también es seguro que no se quedará quieto: anticipará, jugará a ganar… y probablemente no gane, porque compite contra gigantes. Pero eso no amilana a este cuerpecillo de 65 kilos y metro setenta y pico.
Aquí somos de gente con el casco torcido como Healy y Kristoff, que olvida la estética porque la belleza está en la gesta y la emoción. Ben Healy siempre en nuestro equipo. Nunca dejó de estarlo.
Imagen: Sprintcycling- Itzulia
Ciclistas
Top 10 en Flandes de García Cortina ¿Mejor o peor que el año pasado?
Bastante desapercibido, Iván García Cortina logra por fin un top 10
Iván García Cortina ha tenido una trayectoria en el Tour de Flandes bastante parecida a la de Mads Pedersen, al menos en cuanto a tiempos.
Ambos empezaron a destacar allá por 2018, y desde entonces Cortina ha estado tocando la puerta de algo grande, algo que finalmente llegó este año.
Si Pedersen ya se ha colado entre Pogacar y Van der Poel, Iván García Cortina logró meterse por fin en su primer top 10 en el Tour de Flandes.
De hecho es su primer top 10 de los monumentos.
Lejos de la batalla entre los grandes, sin buscar protagonismo como otras veces, el de Movistar apareció de manera fugaz en alguna escena del Kwaremont, en el grupo perseguidor.
Se le vio fuera de la pelea principal, algo que él mismo dijo, porque aunque los de adelante volaban, estar ahí requiere estar en un estado de gracia.
Y Cortina lo tuvo. Jugó todo a un sprint que lo llevó al top 10, algo simbólico para un ciclista tan ligado a estas carreras.
Es cierto que al principio de su carrera recibió mucho bombo, pero él mismo ha hecho un ejercicio de realismo, sabiendo el nivel que hay, y este top 10 le sabe a gloria.
Es curioso, porque el año pasado tuvo más protagonismo, especialmente en ese pie a tierra en el Koppenberg, justo cuando Van der Poel despegó, pero no logró acabar tan arriba.
La pregunta está en el aire: ¿Qué vale más la pena? ¿Un buen puesto o tener presencia en los tramos clave de la carrera?
Yo me quedo con lo segundo, pero desde fuera. Para el corredor, este resultado es un Rubicón, y me alegro por él porque Iván García Cortina es un buen tipo y un gran ciclista.
No es el nuevo Flecha, como algunos querían vendernos, y no olvidemos que para acabar noveno en Flandes hay que ser muy top.
Ahora viene Roubaix, que me parece una carrera más adecuada para su morfología. El punto de forma lo tiene, la experiencia también, así que veremos qué pasa.
Imagen: Movistar Team
Ciclistas
A Través de Flandes ahonda en la herida de Van Aert
Las sensaciones de Wout van Aert para el Tour de Flandes se confirman malas
Qué mal recuerdo, qué agrio recuerdo le han dejado las dos últimas ediciones de A Través de Flandes a Wout van Aert.
La caída del año pasado, que lo lastró todo, y una segunda plaza muy dolorosa, a la vista del contexto, que creo que certifica que las sensaciones sobre el astro belga son una realidad: no encuentra el golpe de pedal.
Claro que en cualquier otro contexto, este Wout van Aert sería aspirante al Tour de Flandes, pero, a la vista de los rivales que tendrá el domingo, más los outsiders y la sensación de que Visma camina pero no vuela, no va a ser nada sencillo.
El desenlace de A Través de Flandes pintaba a tarde de terapia para Visma, con muchos de sus activos como si se les hubiera olvidado ir en bici al mismo tiempo. Desde el momento en que los amarillos tomaron el mando muy de lejos y rompieron la carrera para dejar a Benoot, Jorgenson y Van Aert solos delante con Neilson Powless, un muy buen ciclista, pero para nada el rival más peligroso que se podían cruzar.
Powless venía de la escapada.
La carrera, según evolucionó, nos iba recordando a la famosa Het Nieuwsblad que Stannard ganó delante de tres Quick Step.
Diez años habían pasado de aquello y hemos visto una reedición de aquella tarde negra para Lefevere, con un Visma cometiendo los mismos errores que los belgas aquella vez.
Solo una vez pusieron a prueba a Powless, cuando Benoot lo corta y le obliga a un sobreesfuerzo para coger a los dos de adelante. A partir de los diez de meta, como dijo Jorgenson, vino el desastre.
Powless fue inteligente en todo, hasta en pasarles al relevo para amansar las fieras y no ser cosido a ataques.
El sprint final sobre Van Aert es un bombazo para el americano, demostrándose que en estas carreras el guion establecido es algo muy relativo, pues los desenlaces pueden distar mucho de lo esperado.
El golpe para Van Aert es fuerte, sucede cerca de Flandes, no gana un sprint contra un rival sobre el papel muy inferior y con otros dos compañeros en una escapada de cuatro. Además, pierde la confianza de sus compañeros, como demostró Jorgenson en la meta.
Cosas mejores hemos visto, pero lo de Harelbeke, lo del Opening Weekend, lo del ciclocross… sigue su curso, y creer que Van Aert puede estar delante el domingo es muy optimista.
Imagen: FB Dwars door Vlaanderen
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