Ciclistas
Oliver Naessen: ¿El tercer hombre?
En las clásicas, Oliver Naessen ocupa la tercera plaza sobre el papel
En menos de dos meses ya tendremos clásicas on fire.
Het Nieuwsblad, Het Volk de siempre, abre el ciclo, luego todas en fila y orden.
Y ahí, como en los buenos hipódromos empezará los favoritismos, las preferencias, las fobias saldrán a flote.
Esas cosas que a la afición nos gusta notar en el ambiente.
Nosotros por este mal anillado cuaderno siempre hemos tenido especial afinidad con Oliver Naessen.
Es uno de los ciclistas con más talento y mala suerte de la élite de carreras de un día.
“Si voy por la izquierda, la caída es por la izquierda. Si voy por el centro, el corte es por el centro” viene a decir el talentoso belga que espera un salto de calidad.
Un triunfo de esos que marque su carrera y tuerza su suerte.
Oliver Naessen lleva tiempo llamando a la puerta, pero no hay manera.
Le cabe el consuelo de verse cerca: cuarto en Harelbeke, sexto en Wevelgem y casi top ten en Flandes y Roubaix.
Aún nos duelen las costillas por la caída en la que Peter Sagan le involucró cuando perseguían a Philippe Gilbert.
Flandes, año 2017.
De esa estampa, de Oliver Naessen dolorido en el adoquín, nos llevamos la estampa de la mala suerte de este ciclista.
“Pido un día bueno, uno sólo, de esos dos o tres al año en los que me siento invencible y puedo con todo”
Lo viene a decir en esa entrevista en Cyclingnews en la que se define como “el tercer hombre”, tras Sagan y Van Avermaet y un paso por delante del resto.
Como Magni con Coppi y Bartali.
Si Naessen está donde se le requiere, en el estado que necesita, puede optar a todo.
Pero tiene una desgracia, él mismo lo ha dicho, convive con dos monstruos como otros tantos convivieron con otros gigantes.
Como los rivales de Cancellara y Boonen, encabezados quizá por Flecha, pero también por Devolder, Hoste y una ristra de buenos, buenísimos corredores que no vieron la luz porque sencillamente les empujaba hacia atrás la clase de los primeros.
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Como los rivales del Mapei de Museeuw, Ballerini, Bortolami y Tafi.
Son los signos de los tiempos y sobrevivir a monstruos es algo que, en palmarés, muy complicado de conseguir.
Otra cosa es en la memoria y el cariño de la afición, que te recuerda como lo que fuiste, y no lo que lograste.
Por eso Naessen siempre guarda un rinconcito en el corazón del buen aficionado ciclista.
Ciclistas
Tour: No hay nada escrito entre Pogacar y Vingegaard
Mucho ha de pasar entre Pogacar y Vingegaard en este Tour
A ver, una cosa es lo que está sucediendo, otra lo que sucederá, y al final lo que nosotros queramos. Lo digo por el Tour, su primer tercio, y la igualdad aún no contrastada entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar.
Ahora mismo, las cosas están con ese minuto largo entre los dos por la crono, donde el danés falló como no se podía esperar, o sí, porque seguirle a Pogacar, encajar esos golpes, por breves e intensos que sean, te debe romper por la mitad.
En todo caso, el Tour ha cumplido un tercio de recorrido con varias etapas complicadas y una crono como grandes filtros, nada más.
El terreno ha sido suficiente para demostrar que, cuando estos dos abren gas, el cielo se parte por la mitad. Se van solos, sin remisión, ante la frustración del resto, en especial de Remco, pura ambición aguada por el poderío de sus rivales.
A mí, a pesar de todo, el Tour no me parece decantado para nadie.
Pogacar lleva el dorsal uno, ejerce de capo, de favorito principal, lleva la iniciativa, también porque el terreno le favorecía más. Pero no abre hueco. Vingegaard se le solapa, parece que se va a quedar, pero se rehace, reconstrucción sobre la marcha, y le neutraliza, para bien del Tour.
Uno tiene el carisma y la moral; el otro crece en mentalidad y tiene el equipo.
Ojo a este aspecto, porque la fortaleza de Pogacar estos años se ha cimentado mucho en el poder de destrucción previo del UAE.
El lunes, con Sivakov KO y Almeida retirado, todo recayó en Politt, Soler y Wellens.
Narváez y Adam Yates fueron eliminados por los Visma, que ni siquiera tuvieron que activar a Van Aert y Simon para aislar a Pogacar y hacer menos poderoso su ataque.
No quiero pensar en lo que va a ser la aproximación a Hautacam el jueves: una jungla es quedarse corto.
Pogacar no compite en este Tour como en él es habitual. Farol o no, coincide que delante tiene a Vingegaard, el único capaz de seguirle y, llegado el momento, responderle.
Yo creo que, a más no tardar, UAE va a buscar golpe de efecto en Hautacam. Por su lado, Visma quiere mantener la situación hasta la semana final, pero al mismo tiempo necesita aislar al líder.
Qué maravilloso enredo, qué maravilloso Tour. Bienvenidos al segundo de los tres actos.
Imagen: ASO./Maxime Delobel
Ciclistas
¿Remco Evenepoel al Red Bull? Todo cuadraría
Aunque Remco Evenepoel fichara por Red Bull, el equipo no sería la clave
El gran bombazo del mercado ciclista está a punto de hacerse realidad: Remco Evenepoel dejaría el equipo Soudal Quick-Step para fichar por el Red Bull-Bora con un contrato de cuatro años a partir de 2026.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Ciclistas
Tour: Van der Poel quiere volar «demasiado» alto
Mathieu van der Poel, en el punto de mira por su acuerdo con una empresa de jets privados
Van der Poel vuelve a brillar en el Tour, cumple con lo que esperábamos -dos de dos en Alpecin-.
Yendo unos días antes, pensé en Icaro cuando leí esta noticia, en el momento de saber que Mathieu van der Poel es embajador de una compañía de jets privados.
Es tan inusual esto entre ciclistas que cualquier reacción que haya leído el neerlandés estos días era más que previsible.
Lo que me alucina es que se sorprenda, más cuando ya había oído murmullo cuando llegaba a los circuitos de ciclocross en un deportivo italiano de alta gama o llevaba esos relojes que patrocinan también el UAE.
Seguimos con el cliché del ciclista, como el deportista menos rico de la elite, y quizá sea cierto.
El tema es que al ciclista le ha venido la polémica a ver tras anunciar en Instagram que será embajador de Flying Group, una empresa de vuelos en jet privado.
El anuncio fue breve: “Encantado de compartir que soy embajador de Flying Group, orgulloso de representar a una empresa que está revolucionando la aviación privada”.
La respuesta del público no se hizo esperar: más de 1.100 comentarios, en su mayoría críticos, señalaban la contradicción entre el uso de jets privados y la necesidad urgente de reducir las emisiones contaminantes.
Algunos comentarios iban al grano: “Coge el tren, tío, y da ejemplo” o “¿El cambio climático te parece una broma?”.
Ante la avalancha de críticas, Van der Poel respondió defendiendo su elección: “Entiendo las preocupaciones medioambientales y respeto todas las opiniones, pero también tengo que cuidar mi tiempo, mi salud y mi tranquilidad. Viajar relajado, con menos estrés y menos exposición, me ayuda a rendir mejor y a mantenerme sano”.
Insistió en que el acuerdo no es por lujo sino por rendimiento deportivo: “Este acuerdo no va de lujo, sino de recuperación y de apoyo para rendir al 100%”.
El argumento, aunque pillado, no deja indiferente más cuando afirma que intenta tomar decisiones responsables con el medio ambiente siempre que puede, aunque reconoce que a veces prioriza sus objetivos profesionales.
A pesar de sus explicaciones, los datos no le ayudan mucho: un vuelo privado medio emite 3,6 toneladas de CO2, más de la mitad de lo que contamina en un año entero un ciudadano medio en Países Bajos.
Y un solo trayecto corto, como de Amberes a Alicante, puede emitir 6,29 toneladas de CO2, lo que supone más de 45 veces lo que emite un vuelo comercial por persona.
Mientras tanto, Flying Group se presenta como una empresa comprometida con la sostenibilidad, aunque no publica cifras concretas de emisiones.
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