Chris Froome
Una visión sobre lo que hizo Chris Froome en el Giro
Queríamos compartir este extenso análisis y conclusión sobre la «performance» de Chris Froome en la etapa reina del Giro de Italia
Poco antes de arrancar el Tour, el Team Sky ha proporcionado los detalles de la victoria de Froome en el Giro a la BBC, buscando transparencia.
No han sido pocas las opiniones sobre el rendimiento del británico en el pasado Giro, unas tachándolo de inhumano -y, por lo tanto, inalcanzable sin el uso de substancias dopantes-, otras de admiración.
Sobre el Giro de Froome se ha dicho de todo
Los datos publicados pueden arrojar algo de luz, además de aclarar dudas al compararlos con los rendimientos de años precedentes.
Los archivos proporcionados corresponden al plan de seguimiento de peso de Froome en las dos últimas semanas de la ronda italiana, a la alimentación de dos días de la prueba -entre ellos el día en el que se hizo con el liderato-, a conversaciones entre Chris y su preparador, Tim Kerrison, y entre el staff del equipo discutiendo el plan de la etapa 19, y, finalmente, al análisis de la etapa de Finestre, tanto análisis previo desarrollando un protocolo nutricional y análisis posterior de la potencia desarrollada por el keniata.
El peso de Chris Froome
La tabla de seguimiento de peso de Froome muestra los objetivos del Sky: buscar una bajada de peso gradual para las etapas montañosas de los días finales.
No es una estrategia fácil, ya que perder peso en una prueba tan exigente puede acarrear una bajada de rendimiento, causada por una recuperación inadecuada, falta de glucógeno…
Aún así, no es un riesgo extremo, ya que medio kilo en una semana es una pérdida razonable.
Se puede imaginar que inició el Giro con unos 69,5kg.
La nutrición de Chris Froome
Los datos proporcionados por el medio británico corresponden, únicamente, a las etapas 11 y 19, a pesar de haber recibido el de todas las etapas.
Según ellos, son buenas proyecciones del Giro, pues la 11ª etapa se incluye entre las relativamente fáciles, y la 19ª muestra los datos de la etapa en la que se decidió la carrera.
La ingesta del día “fácil” llama la atención.
Ese día Froome pesaba 69,3kg por la mañana, y tuvo un gasto energético de 3635kj durante la etapa, a lo que habría que añadirle el metabolismo basal, lo que supone un total de más de 5000kcal para todo el día.
Sin embargo, el consumo fue de tan solo unas 2500kcal, lo que supone un déficit calórico enorme.
Los macronutrientes desglosados quedan en: 407g de carbohidratos (5,8g/kg); 139g de proteína (2g/kg); y 32g de lípidos (0,5g/kg).
La ingesta de proteína es alta, lo que remedia el déficit calórico y ayuda a mantener la masa muscular en dicho déficit.
El consumo de grasas es muy bajo, y el consumo de carbohidratos medio, pero, considerablemente bajo para un día de más de cuatro horas encima del sillín.
Esta ingesta va en línea con el plan de seguimiento de peso, ya que buscan una pequeña perdida para los días más quebrados.
A pesar de un bajo consumo de carbohidratos, la ingesta de estos encima de la bici es considerable: 229g o 57g/h.
En la etapa reina del pasado Giro las cosas fueron diferentes
Consumió 6663kcal, algo más normal teniendo en cuenta las exigencias de la prueba (6180kj).
El peso esa mañana fue de 68,9kg, algo por encima del objetivo (difícil de creer visto el déficit de la etapa 11…).
El desayuno contenía 2,5 veces la cantidad de carbohidratos del día fácil, buscando que los depósitos estuviesen llenos frente al exigente día que tenían por delante.
La cantidad de carbohidratos que consumió durante la etapa fue increíblemente alta: 502g o 96g/h.
Esto se sitúa justo por encima del límite de absorción del organismo: 90g cada hora haciendo una correcta mezcla de carbohidratos de transporte múltiple (glucosa, maltodextrina, fructosa…).
Tal aporte exógeno de carbohidratos buscaba limitar la depleción de glucógeno en el músculo, aportando glucosa por vía sanguínea.
En la comida post-etapa y en la cena 9g/kg de carbohidratos fue lo que comió, intentando rellenar los depósitos para el último día decisivo de la prueba.
La etapa, su desarrollo, los consumos…
La potencia británica no dejó nada al azar para el día decisivo.
Calcularon las demandas de la etapa y, acorde a ellas, desarrollaron un plan para que al espigado ciclista no le faltase de nada en su andadura.
Planificaron diferentes avituallamientos, con estrictas indicaciones nutricionales.
Todo ello, para que no se le escapase la “maglia” y pudiera llegar a la última ascensión en condiciones para producir una potencia alta.
Predijeron una primera parte hasta la cima del primer puerto a 300w (45’ a 250w y 45’ a 350w) con un gasto de 270g de carbohidratos, transiciones entre puertos que costarían 200g de carbohidratos totales, la subida a Finestre a 400w durante hora y cinco minutos con un gasto de 330g de carbohidratos, Sestriere a 375w durante 26 minutos (115g) y, por último, Bardonecchia a 450w durante 24 minutos (155g).
Diferenciaron las partes de ascensión en las que Froome no podría reponer el gasto, y las partes de transición en las que intentaría compensar las partes más exigentes.
Esto da para un total de unos 1000g de carbohidratos, lo que supone una demanda energética brutal, solo posible de afrontar con depósitos de glucógeno llenos y una ingesta de carbohidratos elevada durante la etapa, tal como la que hizo Chris.
Mirando los datos post-etapa, la predicción es muy acertada.
La fase inicial fue a 321w, Finestre a 407w durante una hora y cuatro minutos y Sestriere a 376w (pero durante 31 minutos).
Eso sí, a partir de Sestriere la predicción no es tan certera.
La escapada en solitario le supuso una intensidad mucho mayor entre Sestriere y Bardonnechia, a 306w durante 42 minutos, lo que, inevitablemente, disminuye la potencia que pudo producir en la última cima, que se quedó en 392w durante 25 minutos, bastante por debajo de los 450w predichos, demasiado optimistas teniendo en cuenta que llevaban 18 etapas en las piernas y 6 horas de sillín en esa etapa.
Por lo tanto, es muy probable que las previsiones de gasto de carbohidratos fuesen correctas, ya que, a pesar de haber producido menos potencia en la Bardonnechia, la aproximación fue a mayor intensidad.
Probablemente, el gasto fue incluso mayor al predicho.
Es realmente llamativo el pulso de Froome.
Las pulsaciones de Chris Froome
En Finestre promedió 145ppm con una máxima de 155ppm (alcanzados tras el ataque de 16 segundos a 603w).
En Sestriere la media y la máxima fueron 142ppm y 152ppm respectivamente, y en Bardonnechia 151ppm y 159ppm.
Esa media y máxima alta en el último puerto muestran que llego con reservas y que pudo producir una buena potencia, algo inalcanzable en estado de crisis energética.
Pero, cuando aparecieron los datos de la ascensión al Mont Ventoux en el Tour de 2013 se pudo apreciar el mismo detalle.
Eso significa que las pulsaciones del keniata son más bajas que las de la población general, lo que supone un enorme volumen de eyección (a menos pulsaciones y misma intensidad se requiere mayor volumen de eyección por cada pulsación, para poder administrar la misma sangre y oxígeno que a pulsaciones más elevadas).
El equipo advierte que la potencia está inflada, ya que el uso de los platos ovalados Osymetric sobreestima la potencia, en un 6%.
Por lo tanto, hay que aplicar ese factor corrector a los datos expuestos aquí arriba.
Las conclusiones de la machada de Chris Froome
Uno de los puntos más importantes de estos datos es que el Sky no dejó nada al azar.
Analizó cuidadosamente la prueba, y trazó un plan para poder afrontar las demandas de ésta.
Siempre se ha descrito al equipo británico como un equipo calculador, que analiza cada detalle.
Esta es una muestre de ello, una muestra de un trabajo bien hecho, la muestra del avance que ha habido en las últimas dos décadas.
A lo que el rendimiento de Froome se refiere, no es un rendimiento que, necesariamente, tenga que levantar sospechas y hacer sonar las alarmas.
Produjo 5,9w/kg durante poco más de una hora.
Aún así, no hay que olvidar que es la decimonovena etapa del Giro, y que la cima se situaba a 2200 metros de altitud (una bajada de rendimiento entorno al 1-2%, según un clásico artículo de Basset et al.), lo que supone un rendimiento mayor a baja altura y en condiciones de poca fatiga.
Con todo esto, lo más probable es que su umbral se sitúe entorno a los 6,3w/kg, como mucho.
Si, además, se le aplica el factor corrector mencionado antes, no supera los 6w/kg (5,94w/kg).
La VAM (Velocidad de ascensión media, propuesta por primera vez por el Dr. Ferrari) fue de 1514 metros por hora.
Si se comparan estos datos con los de los años en los que el dopaje estaba a la orden del día, son unos datos discretos.
Era raro encontrar una VAM por debajo de los 1700m/h en ascensiones entorno a los 40 minutos, incluso si eran al final de la etapa (esta vez fue al principio).
Por poner un ejemplo, Contador subió Verbier en 2009 a una VAM de 1850-1900m/h, con lo que se puede estimar -según la fórmula de Ferrari- una potencia relativa de 6,75w/kg aproximadamente.
Aquella subida duró poco más de 20 minutos, y fue al inicio de la segunda semana del Tour, lo que supone la posibilidad de desarrollar mas potencia que en una subida de más de una hora los últimos días del Tour, pero, aún así, el rendimiento de Froome es relativamente más bajo.
Más exigente que esa ascensión es haber mantenido de media 395w en las tres subidas durante dos horas, además del esfuerzo del inicio de etapa y de la transición entre Sestriere y Bardonecchia.
Eso muestra la gran capacidad aeróbica del corredor, junto con un “fondo” digno de envidiar. Pero, las ganancias en este aspecto con el entrenamiento son mayores que las ganancias posibles en potencias máximas en cortos periodos de tiempo (desde 5 minutos a 1 hora).
Todo esto hace pensar que más que no fueron necesarias ayudas ilegales para hacer lo que hizo el keniata, un programa de entrenamiento bueno junto a una planificación en carrera óptima, como la que hizo el Sky, fueron herramientas suficientes para ganar el Giro 2018.
Un texto de Aitor Altuna
INFO
Os presentamos la equipación de los domingos de Gobik
Chris Froome
¿Qué mueve a Chris Froome?
La insistencia sin resultados de Froome le está haciendo daño
¿En quién se mira Chris Froome?
Por edad y trayectoria quizá en Alejandro Valverde que lo dejó, oficialmente, a los 40 y con resultados que recordaban que seguía entre los mejores.
Por cercanía, posiblemente en Mark Cavendish, cuyas idas y venidas han sido constantes pero que, a día de hoy, le sitúan a puertas de un registro histórico en el Tour de Francia, superar al mismo Merckx.
El año pasado, cuando el inglés dejó el Tour, acababa de firmar una segunda plaza tras Philipsen y por delante de tantos y tantos velocistas más jóvenes que él.
Hace unos días leí unas declaraciones del mismo Geraint Thomas admitiendo que no entendía qué hacía Froome aún en el pelotón, no lo entendía, pero conociendo al personaje, sabía que le movía algo potente de su interior.
Eso posiblemente sea que, tras su accidente de hace ya cuatro años y medio, quiera demostrar que puede acercarse al que fue.
Evidentemente no va a estar entre los favoritos del Tour nunca más, pero otros premios cree que son posibles, esa etapa en el Tour de Francia en cuya selección no fue capaz de entrar con Israel en la última edición.
Yo querría verle celebrando una etapa del Tour, como cerca estuvo en aquella que ganó Pidcock en Alpe d´Huez, pero este ciclismo le ha pasado por encima.
Froome no ha recuperado ni el 70% de forma que tenía en 2019, cuando la caída calentando en la crono del Dauphiné.
Su jefe en Israel ya se ha quedado de lo cara que le está saliendo la broma, como si le pudiera pilla de sorpresa que este ciclista nunca más iba a ser lo que fue, y como hemos visto, ni una sombra.
El Froome de Israel es más próximo al del Barloworld que al del Team Sky.
Un ciclista que sería anónimo si no fuera por ese apellido que nos apena ver entre los primeros que se descuelgan cuando la cosa se pone seria.
Entiendo que en su fuero interno quiera demostrar que ha sido capaz de volver a ser alguien, pero a los 38 años, con la vida solventada por delante, me cuesta creer que ese deseo supere todos los obstáculos que se está encontrando.
Chris Froome
Froome sin Tour, la realidad se acabó imponiendo
No creo que la bici sea la culpable de que Froome no esté en el Tour
Me cae bien Chris Froome, siempre me ha caído bien, me ha parecido un tipo correctísimo en el ciclismo de insultos e insinuaciones en el que logró triunfar en cuatro ediciones del Tour de Francia.
Desde la cuenta le hicieron pagador de errores de otros y, aunque en más de una ocasión se arrogó una autoridad moral muy cuestionable, nunca le recuerdo un mal gesto, una palabra más alta que otra ante nadie, fuera rival o compañero.
Leo que en el ocho del Israel para el Tour, Chris Froome está fuera de la lista.
La noticia, que no sorprende a cualquiera que siga este deporte con regularidad, le ha pillado con el pie cambiado al inglés.
No hemos visto la mejor versión de Froome en estas declaraciones.
Dice que estaba listo, que su condición era buena pero que las bicicletas le jugaron una mala pasada en momentos clave para la elección del ocho del Tour.
Me cuesta creer que todo fuera por la bicicleta, marca Focus, donde, si no voy equivocado, él es inversor.
Desde que pisara el podio en 2018, Froome no ha vuelto a estar delante en el Tour, y mejor momento fue meterse en la escapada de Alpe d´Huez el año pasado, quedando como un juvenil al lado de Pidcock en el descenso del Galibier.
Es el único momento, si no me equivoco, que se le cita en los ocho episodios de Netflix.
Israel el año pasado ganó un par de etapas en el Tour, y para el año en marcha ha juntado un buen equipo, lleno de cazadores.
Sin embargo, un Froome a nivel aceptable podría entrar perfectamente en ese ocho.
Otra cosa es que la realidad, tanto tiempo después, se haya acabado imponiendo.
Recuerdo a Oscar Guerrero, técnico del Israel, contando en nuestro podcast, hace dos años y medio, que no descartáramos a Froome en su empeño de volver a disputar el Tour, el que sería su quinto Tour.
Todos quisimos creer en la historia de Froome, pero la realidad, como digo, ha sido terca.
Chris Froome ha sido una sombra de sus mejores años, a tal extremo que nos cuestionamos si le rentaba esa imagen después de ganar tanto y tan grande.
Él, evidentemente, se puede retirar cuando le plazca, y pegar os butrones que le vengan dados, como tanto he leído por ahí, pero las lesiones que se hizo en su día dejaron servido este final.
Chris Froome va a pasar a a historia como el primer corredor que se quedó en cuatro Tours, ojo cuatro, lo que le convierte en leyenda absoluta de este deporte, una realidad tan real como que el Tour dejó de estar en su radar aquella tarde de junio cuando se estrelló en calentamiento de una crono del Dauphiné.
Chris Froome
¿Qué haces corriendo Chris Froome?
Para Froome volver a montar en bici y competir es suficiente motivo para ser feliz
Dice Chris Froome que la gente le pregunta qué hace corriendo aún.
Dice que es cuestión que más veces le hacen, extrañados, al verle tan lejos de los puestos que frecuentaba allá por 2018.
Ojo que Chris Froome no gana desde su soberbia victoria en la etapa reina del Giro de Italia de 2018, a los dos días de aquella gesta ganaría su primer Giro de Italia.
Primero y único, pero suficiente para desmarcar a Chris Froome como el mejor vueltómano en activo del pelotón, ahora más si cabe con la retirada de Vincenzo Nibali.
Muy posiblemente, el inglés quede como el único ciclista de la historia, hasta este momento, en haber ganado cuatro veces el Tour de Francia.
No entrará en el club de los más grandes por una victoria que bien podría haber sido en 2018, pero prefirió irse al Giro y hacer más rico su palmarés.
Froome comenta en esta entrevista que tardó un año en caminar sin cojear tras el hostión que se pegó en aquella previa de la crono del Dauphiné de 2019.
Días curiosos aquellos, tuvo un accidente bestial, pero al mismo tiempo se le proclamó ganador de la Vuelta 2011 por descalificación de Juanjo Cobo, casi ocho años después.
Desde entonces, Froome ha retomado un camino lleno de unos sacrificios brutales para seguir montando en bici y ser «pro» en toda su acepción.
Fue triste verle en la primera etapa de la Vuelta a España de 2020, quedándose de los primeros aquellos días en los que se nos prohibía salir de casa a ver los ciclistas.
Luego en el Tour 2021 se estrenó con el Israel y el año pasado tuvo a bien pillar la escapada buena de Alpe d´Huez, cosa que tenemos bien presente gracias al descenso del Galibier que nos regaló Tom Pidcock poniéndole en el filo.
Entrar en esa escapada es el clavo ardiendo en el que se agarra Froome para, al menos, volver a ganar algo, objetivo ambicioso en este ciclismo en el que nada se regala, pero que me gustaría fuera una realidad porque Chris Froome es uno de los ciclistas más importantes del pelotón, por antigüedad y jerarquía, aunque no ejerza como tal.
Es un tipo normal, sencillo, que sonríe y se para a firmar una camiseta si se le solicita con educación, que está demostrando que con lo más sencillo del mundo se puede ser feliz.
Y para él, montar en bicicleta como lo hacía antes del accidente, aunque en partes más anónimas del pelotón, ya es un objetivo cumplido.
Y no, no le ha pegado el butrón que muchos le atribuyen al Israel, cobra bien, pero no los cinco kilos que se ha dicho, aunque con sólo su presencia, con sólo su sonrisa, esté blanqueando un nombre que sin duda no pasa desapercibido por los tristes motivos que todos sabemos.
Chris Froome
El Tour 2022 le dio la razón a Chris Froome
El Tour 2022 ha devuelto el crédito que Chris Froome buscaba
Chris Froome ha anunciado en la víspera de la etapa de Hautacam que deja el Tour 2022, el Tour que le ha devuelto parte de lo que el ciclismo le debe.
En este tiempo, desde su horrible caída hace más de tres años en un calentamiento de crono para el Dauphiné, nos hemos preguntado de todas las maneras posibles por la vuelta de Froome.
Hemos analizado sus heridas y posibles secuelas, hemos comentado sobre su recuperación, hemos hablado con Oscar Guerrero, en el staff del Israel y la conclusión siempre era la misma: es muy improbable que consiga ser quien fue.
Pero una cosa es lo que nosotros, aficionados, pensemos y otra lo que Froome perseguía con esta empresa.
No es la primera vez que digo, con respeto, eso siempre, que este tío es un profesional, que no entendía qué diantres hacía Froome sobre una bicicleta, por medio mundo con una jubilación perfectamente ganada.
Hasta hace bien poco, cada carrera en la que Froome concurría era un poema, un ciclista con un nombre monstruoso quedándose a las primeras cambio, cuando la carretera se complicaba.
Él, sin embargo, ha seguido haciendo, disfrutando del regalo que le implica seguir compitiendo.
Incluso diciendo que sí, que seguro que volvería a ser el de otras veces, cosa que creo ni él mismo nunca se creyó.
Pero hay matices, existen grises, entre ser el que era y el que salió de aquella desastrosa caída hay muchas versiones que queríamos ver y la del Tour 2022 ha sido interesante, bonita, incluso diría que le ha dado la razón, en parte, a Chris Froome.
Ha estado presente en la carrera, se ha dejado ver en días puntuales y de hecho formó parte de la escapada buena de Alpe d´Huez, una cima que, si miramos la historia, nunca se la ha dado muy bien, pues en ella ha vivido malos momentos vestido de amarillo.
Froome ha sido el alma de su equipo cuando peor lo tenían
En una puja sin cuartel por mantenerse en el World Tour, Israel ha puesto leña con dos victorias etapa y una actuación colectiva muy interesante, con gran presencia en gran parte de los días.
Una actuación coral en la que Froome ha brillado y contribuido como uno más entre nombres consolidados y veteranos.
Una vuelta a los orígenes que dibuja el perfil de este ciclista, un grande de su tiempo y de siempre, que seguramente se quede en la historia como el único, ahora mismo, con cuatro Tour de Francia, a caballo de nombres como Lemond, Bobet, Hinault, Anquetil e Indurain, entre otros.
Esa es la dimensión de Chris Froome, y sólo con lograr lo que ha logrado en el Tour 2022, partiendo desde cero, merece toda nuestra admiración.
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
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13 de julio, 2018 En 10:54
No puede ser que les meta distáncia al grupo de Tom iendo solo. Tras 60 km solo en Sestriere clavó el tiempo de Tom. No se lo cree nadie. Como tampoco que sus pulsacionas máximas sean tan bajas. Es imposible, sencillamente. Resulta que todos van a 180ppm y él a 155ppm. De risa