Romain Bardet
Tour: ¿Sigue estando al alcance de Romain Bardet?
Si este Tour no le es propicio, Bardet quizá mire por otros objetivos
Es complicado no apreciar un ciclista como Romain Bardet.
Lo es por varios motivos, esa cara de no haber roto nunca un plato, esa finura en el pedaleo, esa delgadez que roza la ternura, la entrega que trasmite en cada zarandeo sobre la bicicleta, saber que no se ha ceñido sólo al ciclismo, que ha mirado fuera, más allá.
Romain Bardet podría ser considerado el campeón moderno, culto, con cierto don de gentes, altivo a veces, nos cuentan, pero un corredor que conecta con la gente y un palmarés escaso en cantidad, pero interesante en calidad.
Uno de los más críticos con el dopaje, que ha tenido que lidiar contra corredores señalados y encajar derrotas que supongo no le habrán sentado nada bien.
La cara en el mundial de Innsbruck, en el podio, hablaba por sí sola.
Pero Romain Bardet tiene una obsesión, la misma que persigue su país desde hace ya, ojo, casi 35 años…
Romain Bardet quiere ganar el Tour de Francia
Es el objetivo, el motor de su carrera deportiva, no creemos que nada le motive por igual, y eso que el largo corredor francés se prodiga, no poco, durante toda la campaña.
El año pasado cerró una temporada sin grandes victorias pero con notables resultados, accediendo al podio de Strade Bianche y Lieja, extremos de sus registros.
Así las cosas, en Francia ya hemos leído quién se pregunta si Romain Bardet se debería seguir centrando sólo en el Tour de Francia.
Pregunta que también nos hacemos nosotros.
Los trenes en la vida pasan una o dos veces, y Romain Bardet, con dos podios, conviene no olvidar, ya ha quemado varios cartuchos en el Tour.
Romain Bardet no subió al cajón hace cinco años, pero estuvo cerca, luego le vendrían otros dos cajones.
Es perenne en la pomada, no desiste y dejarle implica esfuerzos ímprobos, pero esto no le es suficiente.
Hace un par de años, pudo haber tocado el cielo aquella famosa jornada del Macizo Central, ese Tour el AG2R iba como un tiro, que Chris Froome pinchó.
De hecho Bardet tuvo a Froome casi todo el Tour a menos de un minuto, lo tuvo a tocar, incluso Fabio Aru sería líder esa edición, pero Romain Bardet no, no pudo ser líder y salvó el podio por los pelos en aquella crono nefasta de Marsella frente a Mikel Landa.
Así suena la bicicleta por La Cerdanya
En 2017 fue tercero, un año antes había sido segundo con una victoria de esas de manual, aquel viernes tarde, en medio del diluvio, moviéndose a las mil maravillas por un terreno por el que muchos acabaron resbalando y casi fuera de carrera.
Romain Bardet es desde luego, a día de hoy, la baza francesa más sólida para ganar el Tour, pero a nadie se le escapa que, como un Tour implica, no es nada sencillo.
El apellido Bardet suena cuando escrutamos una lista de la que se han caído Froome y Dumoulin, pero la lista para este Tour es larga y crece cada vez que los favoritos top se caen de la partida.
La presión francesa para ver uno de los suyos volver a ganar es grande, Bardet ha demostrado gestionarla, al menos de puertas hacia afuera y posiblemente mejor que Thibaut Pinot.
El recorrido premia a corredores de su condición.
Eso está en su haber, porque en su debe figura el hecho que si este Tour no le resulta quizá tenga que escuchar esas voces, algunas incluso del ámbito doméstico, que le abren los ojos ante otras posibilidades.
Roman Bardet tiene cultura ciclista suficiente para saber que fuera del Tour también ha prestigio y poso en el corazón del buen aficionado.
Romain Bardet
Lieja: Romain Bardet sobrevive a los tiempos y los monstruos
La segunda plaza en Lieja nos recuerda el excelente ciclista que es Romain Bardet
En este mal anillado cuaderno cada éxito o buen resultado, como la plaza de plata en la Lieja, de Romain Bardet, se celebra.
Siempre.
Ayer, mientras Pogacar, muy cansado en meta, celebraba los primeros instantes de su segundo victoria en la decana, la televisión pinchó un momento a Romain Bardet, quien miró a la cámara, sonrió y agitó el puño derecho, creo.
Fue un gesto natural, sin aspavientos ni nada similar, estaba celebrando una segunda plaza, pero que segunda plaza
Co esa segunda plaza, el primero de los «humanos» podríamos decir, Romain Bardet recordaba en Lieja que su ciclismo de sentimiento y sensaciones sigue vivo y vigente, no sin dificultades, pero vivo al fin
Era un nuevo top ten para Romain Bardet en la capital valona.
Como es de esperar sus mejores resultados clasicómanos se producen en Lieja y Lombardia, pero en especial en la primera, en la que Romain Bardet ya ha sido dos veces podio.
No ha ganado nunca un monumento, pero ha estado ahí, no lejos de los mejores.
Pero si hasta fue subcampeón en el mundial que corona a Alejandro Valverde.
Porque Romain Bardet lleva años en el negocio, hace diez fue cuando explotó en el Tour, el de Nibali, y toda Francia se emocionó con lo que podría llegar hacer.
Pisó dos veces el podio, pero nunca hizo de menos el resto del calendario, ni siquiera en sus años de prime con la Grand Boucle, y así ha granjeado un palmarés pequeño, sólo 10 victorias, pero muy potente en calidad y aprecio de la gente, pues se le quiere, esa es la verdad.
Cuando el año pasado Remco Evenepoel el ganó la etapa de Pirineos en la Vuelta, todos asintieron ante la entrega y honestidad de este ciclista que admite que las cosas han cambiado mucho para su gusto, pero que tuvo arrestos para salir del grupo que Pogacar acababa de destrozar y firmar una posición de plata que tiene un mérito brutal.
Cuando tengáis dudas de a dónde va este deporte, cuando veais cosas que no os emocionan, hay tirar de los clásicos, tirad de Romain Bardet.
Imagen: A.S.O./Gaëtan Flamme
Ciclistas
Romain Bardet ante el ciclismo cada vez más frío e igual
Las críticas de Bardet a la gelidez del ciclismo actual están bien justificadas
«Somos rendimiento y más rendimiento, pero se está perdiendo su lado humano» así, tan simple, lo ha explicado Roman Bardet.
Ya sabéis que en este cuaderno al francés se le tiene un justificado cariño, y digo justificado, porque cada vez que habla, lo clava.
Romain Bardet lleva en esto más de diez años y ha presenciado ese vuelco que ha experimentando el ciclismo en primera persona,
Un cambio que en nuestro podcast ya han expresado ciclistas como Luisle, Amador o Ion Izagirre.
Sólo tenéis que pasaros por cualquier hotel de la provincia de Alicante, por ejemplo, y tomar un café en el lobby del mismo si hay un equipo ciclista concentrado.
El factor humano existe entre los ciclistas y el staff, es obvio, pero fista mucho de lo que fue.
Todo son pantallas, excels y responsables de rendimiento analizando datos más allá de la persona, números que chafan sensaciones, que no hablan de la moral ni del ánimo.
Sucede que esto ya es una realidad hace unos años y ¿qué pasa?
Pues que como bien dice Romain Bardet, el ciclismo se nutre de piezas clónicas e iguales, omitiendo la singularidad y neutralizando la iniciativa individual
«Nos perdemos un Thibaut Pinot» viene a decir en lo que considero un acto de justicia de su persona hacia quien ha sido su gran rival en el corazón de franceses durante esta década.
Con este paisaje es de recibo que elementos que se atreven a marcar la diferencia, dígase Pogacar o Evenepoel, de la nueva generación, se hayan ganado el favor del público, claro que para ello hay que tener el motor de privilegiados que sacan en cada carrera.
Romain Bardet
Mucho interés por ver a Bardet en el Tour
Sin optar a ganar el Tour, Bardet seguro que escribirá titulares en Francia
Ya sabéis que con Romain Bardet la objetividad no es norma de la casa y esta vez, al calor del Tour, tampoco a va ser una excepción.
A pocos días del Tour, leemos que Bardet será de la partida.
Hace unos años que el francés no es aspirante al trono que un día le discutió al propio Chris Froome..
De hecho creo, que nunca estuvo en disposición de ganar el Tour, por muchas ganas que hubiera en «la France» tuviera en verle suceder a Hinault.
El 2016, asaltó la segunda plaza en el tramo final con un ataque bajo la lluvia que fue de lo mejorcito de aquella edición.
Al año siguiente, tuvo a Froome siempre ha tiro, gozaba de un gran equipo, pero nunca inquietó al inglés, al extremo que casi le quita el podio Landa.
Esas dos opciones que tuvo Bardet de subir al cajón parisino se resumen rápido pues desde entonces nunca más ha estado en él.
La presión que Bardet debió gestionar los días de miel os la podéis imaginar.
Estaba entonces Francia buscando sucesor al tejón más de treinta años, y sobre Bardet y Pinot se depositaron grandes esperanzas de devolver el Tour a su anfitrión.
Ahora, que vamos camino de los cuarenta años del Tour de 1985, Bardet vuelve a Francia con ideas renovadas.
Hace tiempo que se percató que el Tour no entraba en su molde, pero descubrió que había más terreno para brillar.
Apostó al Giro, cosa que no le ha salido nada bien: en 2020 quería correrlo pero la pandemia removió el calendario, el año pasado estuvo cerca de ganar alguna etapa, pero nunca le vimos para la general y esta vez, dejó la carrera cuando estaba entre los que acabaría en el podio, lo hizo vomitando.
Luego están las clásicas, una opción poco divulgada para Bardet que ha sido podio en Lieja y Strade e incluso medalla de plata en un mundial, el que ganó Valverde.
Como veis, registros no le faltan y este corredor que un día optó a ganarlo, vuelve al Tour con idea, seguramente, de sacarle brillo a la pizarra de su equipo, un DSM que gana poco, pero que cuando lo hace lo logra en base a un buen trabajo colectivo y una estrategia brillante.
Bardet en el Tour ya no cuenta como ganador potencial -nos gustaría haber visto dónde habría llegado hace dos años- pero eso no le quita atractivo por ver cómo sabe reformularse y luchar por otras opciones que también embellecen una trayectoria deportiva.
Tras él y Pinot, no veo a nadie en Francia con hechuras de ganar el Tour a modo inmediato, pero ello no le va a quitar un ápice de ganas al bueno de Romain, el mismo que en 2015, tras descolgarse de la lucha por el podio, maravilló en el descubrimiento de los Lacets de Montvernier y nos obsequió con un descenso para enmarcar.
Porque este tipo tan flaco y repeinado siempre vuelve, es un tesoro, uno de esos ciclistas de clase top que echamos de menos en este lado de los Pirineos, un tipo que ademas protagoniza portadas porque en el albur de un terraplén es capaz de olvidarse de la carrera y ayudar a su compañero a volver a la carretera.
Tenemos interés por ver qué le depara el Tour…
Romain Bardet
Así supe de los estudios Romain Bardet
Los ciclistas con estudios como Bardet siempre me llamaron la atención
Hace ya unos años que leí y guardé un recorte de L´ Equipe en el que salía una entrevista a Romain Bardet.
La pieza data del momento que el ciclista nacido en los confines de la Auvernia tenía 23 años, justo cuando acabó el Tour 2013.
Entre los balances de Froome, la explosión de Nairo y el podio de Purito, nos llamó la atención un artículo que hablaba de un ciclista- estudiante que firmaba interesantes lecciones:
“No sé si tengo un perfil raro, pero sí que despierta interés. Soy una persona etiquetada como corredor-estudiante, algo que nunca busqué. Sin embargo no me presento como un ciclista cuando estoy en la universidad ni como estudiante cuando compito. Ahora bien, si mi historia puede servir a los jóvenes, perfecto”
“Yo digo que es posible hacer las dos cosas, competir y estudiar, al máximo nivel. Muchas veces me vienen chavales que dicen interrumpir los estudios porque quieren ser profesionales. Perfecto, les respondo, pero ojo, porque la bicicleta no debe ser exclusiva en tu vida para hacerlo bien”
Romain Bardet no fue el primer ciclista que en su equipaje se lleva libros de texto, si bien a mi entender son pocos los que prueban a compaginar.
La extenuación que rodea este deporte provoca una conciliación difícil, pero no imposible tal y como aquí vemos.
Bardet manejaba una teoría que podría titular “mantener un pie en la realidad” y no es otra que el vínculo entre la facultad y el ciclista y el mundo real, algo que para muchos es un muro más complicado que los empedrados flamencos.
Él lo llama aterrizaje y lo pone en la edad ficticia, aunque probable, de 35 años, ese periodo en el que muchos ponen o están a punto de colgar la bicicleta.
El francés acabó décimoquinto ese Tour, con el tiempo llegaría a ser podio.
No le dedicaba tiempo a la Playstation ni estudiaba tumbado.
Cursaba entonces administración de empresas en la Escuela de Comercio de Grenoble a través de correspondencia y formación continua.
“La bicicleta es mi pasión, en ella vuelo, me realizo como persona, pero si un día, por lo que sea, tengo que parar, no seré un desconocido, habré preparado un camino que podrá abrirme nuevas posibilidades”
Foto tomada de www.mon43.fr
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