Ciclistas
3 x 13. La condena no escrita de Chris Horner
La sonrisa de Chris Horner no disimula la persona que está de vuelta de todo. Horner tiene kilómetros, muchos, y no sólo de carretera. Su vida es un diente de sierra, arriba, abajo, arriba, abajo. Vuelta a empezar. Hastiado en sus años mozos de que nadie le ofreciera una oferta digna en su país, con viajes de ida y vuelta a Europa, la cotidianidad en una caravana, la familiaridad de las hamburgueserías. Un hippie de vida, corazón y apariencia difícil asustar pues el alambre es su hábitat.
Un alambre fino fino, como sus famélicas piernas que amenazan quebrar de delgadez. Ahora ese alambre anuncia romperse, a una semana de sentarse en la mesa de Navidad, la primera tras ganar una Vuelta a España y nada que llevarse a la boca con cara y ojos, algo que le recuerde en cifras lo que el caché de ganador de una gran vuelta merece. Se descuelgan rumores, se apunta la órbita del Vini Fantini, se borran candidatos, como el Lotto, pero nada, “nothing”, y uno ya no sabe qué pensar. Nadie afirma, nadie escribe, no hay documento que medie castigo, pero hay algo intangible, que no vemos, que impide que el corredor prosiga su normal trayectoria.
Hubo una carrera que rompió la mentalidad doméstica de este corredor. Fue en 1997, en el Grand Prix de Plouay. Finalizó tercero y se convenció de sus opciones. Hablamos de hace más de 16 años, un periodo que vale dos generaciones y que para Horner ha sido el purgar de un lado a otro. Nunca encontrando la estabilidad hasta que entró en el círculo de Lance Armsntrong, un círculo que es un estigma, un círculo que unido a su “singular” éxito le blande como espada al fuego.
Y quizá ahí resida el doble argumento, su doble verdad. Por un lado, la falta de estabilidad necesaria y el paso del tiempo le han hecho triunfar a una edad a todas luces antinatural, sin embargo el entorno, creciendo en el seno de un equipo cuyas figuras han acabado derrotadas por la espada del dopaje, le hunde cual losa. Malas compañías diríamos.
Horner definió su victoria en la Vuelta a España de esta manera:
“Para ser claros, lo que hice en la Vuelta es algo nunca visto. No miren lo que gané antes de la Vuelta, no es necesario, pues hablamos del logro más importante en mucho tiempo jamás visto. Con decirte que en cien años de historia de este deporte nadie lo había logrado, está todo dicho. Ya la edad lo hace épico, diría incluso que legendario y creo que la gente, a pesar de quienes no creen en mí, lo ha percibido así”
Estas declaraciones están sacadas del Procycling cuya portada le saca vestidito de “rojo Vuelta”. Sí esa biblia del ciclismo limpio, nuevo. Del “ciclismo Sky”, que viste blanco inmaculado, no roto, a sabiendas que el personaje no deja indiferente y el camino que se le adivina es complejo. Horner es un proscrito del ciclismo del siglo XXI, pero es que además no goza de prescriptor, de aquella figura que diga “yo pongo la mano por éste”. No hay padrinos, no se les espera. Su mentor en Radio Shack lo dijo clarito, ellos son los primeros en no mojarse por el ganador de la Vuelta. Esas declaraciones pesan.
Horner vive esa pesadilla que acompañó a corredores como Angel Casero o Juanjo Cobo tras ganar la Vuelta a España. Son los signos del tiempo. Hace quince años ganar una gran vuelta te granjeaba un futuro más o menos sólido, ahora todo depende en qué circunstancias rubriques el éxito. Si son proclives a sospecha te condenan, te clavan el cartelito de “no interesa por ser excesivamente sospechoso”. Horner no desesperará y posiblemente encuentre acomodo, pero el “efecto Vuelta”, ése que te pone en el mantel medio kilo de euros como mínimo, pasó por delante de él como pasan esos platos en plan carrusel en muchos japoneses. A Horner le tocó la más fea, pero que la más fea del baile.
#13×13 es el relato de perfiles, paisajes y momentos que describen el año que se nos escapa.
Foto tomada de www.eitb.com
Ciclistas
Así convence Morkov a Vingegaard para que esté en el Mundial
Podríamos tener otro Vingegaard vs Pogacar en el mismo Mundial de Ruanda
Entre los eventos singulares del año en marcha sin duda está el Mundial de Ciclismo en Ruta de 2025, a celebrar en Ruanda. Se da por descontado que Tadej Pogacar, el campeón vigente, participe, pero la opción de Jonas Vingegaard no la descartéis, así lo leemos de boca del seleccionador nacional de Dinamarca, el gran Michael Morkov, en una entrevista.
Morkov explicó que uno de sus primeros objetivos al asumir el cargo fue hablar con Vingegaard.
Para él, Jonas Vingegaard está listo para competir en el Mundial, con un buen plan de preparación, aunque los campeonatos no son su prioridad principal debido a su compromiso con el equipo Visma.
La responsabilidad del equipo es prepararlo para el Tour de Francia y otras competiciones, y los Mundiales suelen quedar en segundo plano.
Morkov añadió que la humildad de Vingegaard es clave, y aunque es un ciclista de élite, el foco de su equipo siempre es el Tour.
El técnico de Dinamarca mencionó que Vingegaard ha ganado el Tour de Francia y muchas otras carreras, pero aún no ha corrido un Mundial con su selección.
Centrado como se centra en vueltas por etapas, quizá el Mundial sería la mejor carrera de un día para el nórdico.
Morkov destacó que Vingegaard es el único que podría competir seriamente contra Pogacar, pero para eso necesita estar en su mejor forma y motivado, después de una temporada exitosa y un buen Tour de Francia.
Tras un cruce en Dauphiné, otro seguro en el Tour y posiblemente en la Vuelta ¿tendremos otro Vingegaard vs Pogacar en el Mundial de Ruanda?
Imagen: A.S.O.
Ciclistas
La primera primavera de Pidcock fuera de Ineos
El calendario italiano es clave en la primavera de Tom Pidcock
Tom Pidcock, ganador en el AlUla Tour con dos victorias de etapa, apunta a una primavera emocionante y llena de incertidumbre, pues es bien sabido que fuera de las grandes estructuras hace frio.
Q36.5 es un equipo que está creciendo, pero el trecho que le queda es importante para rivalizar con bloques establecidos, aunque con cierto tufo decadente, como Ineos .
Pidcock competirá primero en la Vuelta a Andalucía la próxima semana, y luego a la Het Nieuwsblad el primero de marzo, con la esperanza de verle en los adoquines, donde no se prodiga tanto como nos gustaría.
Y eso que no se le espera ni en De Ronde, ni Roubaix, a pesar de que su equipo ha sido invitado.
El británico se centrará en la Strade Bianche, donde ya logró la victoria hace dos años, el 8 de marzo, y ruta a la Tirreno-Adriático del 10 al 16 de marzo, con el objetivo de ganar en Pergola y prepararse para la Milano-Sanremo el 22 de marzo.
Tras la travesía italiana, Pidcock se tomará un descanso hasta el 17 de abril, cuando se presentará en la Flecha Brabanzona, ahí donde ganó al mismo Van Aert, como antesala de las mal llamadas clásicas de las Ardenas que comenzarán el 20 de abril con la Amstel Gold Race.
Posteriormente, correrá la Flecha Valona y la Lieja-Bastogne-Lieja.
Una de las grandes incógnitas es si Pidcock correrá por primera vez el Giro de Italia este año.
Esto dependerá de si su equipo, Q36.5, consigue una invitación para la 108ª edición de la carrera.
Si la recibe, sería un importante paso para el equipo y una gran oportunidad de verle armándola a diario con el mismo Van Aert.
Ciclistas
Con Van der Poel y Philipsen, Alpecin es una isla en el océano
Así reparte los caramelos del año el Alpecin entre Philipsen y Van der Poel
Qué bien suena la música en Alpecin-Deceuninck, uno de los equipos de clase media que no se priva de tener dos de los mejores ciclistas del mundo en lo suyo: Mathieu van der Poel y Jasper Philipsen.
Y que así sea por mucho tiempo, por el bien de una mínima igualdad en ciclismo.
Ambos ya tienen el calendario decidido.
Mathieu Van der Poel, tras un invierno de récord en ciclocross, comenzará su temporada con la Tirreno-Adriático, la mejor preparación para San Remo, una carrera que ganó en 2023.
Su objetivo en primavera será doblaren el Tour de Flandes y la París-Roubaix, donde defenderá su título.
También participará en el Tour de Francia, donde buscará ganar una etapa y apoyar a Philipsen en las llegadas masivas.
Luego, ojo cambio, dejará de lado el mundial de Ruanda y probará de nuevo en los Mundiales de BTT, para sumarle el arcoíris MTB a los que ya tiene en ciclocross, carretera y gravel.
Por su parte, Philipsen buscará repetir su éxito en las clásicas y recuperar el maillot verde en el Tour de Francia.
Su temporada comenzará en el UAE Tour y, aunque no participará en la Tirreno-Adriático ni en la París-Niza, para defender título en Milán-San Remo y seguir por las clásicas del norte como la Omloop Het Nieuwsblad, Gent-Wevelgem y la Scheldeprijs.
Después de la Roubaix, su objetivo será el Tour de Francia, donde contará con el apoyo de Van der Poel para conseguir otra victoria en la clasificación por puntos.
El equipo ha tenido un gran 2024, con victorias en tres monumentos, pero espera superar las 26 victorias del año pasado y seguir siendo una de las principales fuerzas en las carreras de un día y en las llegadas al sprint.
Imagen: A.S.O.
Ciclismo
Egan Bernal siempre vuelve
Egan Bernal no ganaba desde el Giro 2021
Campeón colombiano de contrarreloj, podría parecer un triunfo menor, pero cualquier éxito de Egan Bernal se celebra, se tiene que celebrar.
Tras un accidente brutal hace casi tres años, el colombiano vuelve a ser el protagonista en el ciclismo.
Si miramos atrás 2022 marcó el inicio de la tragedia: chocó contra un autobús mientras entrenaba y sufrió múltiples fracturas, entre ellas 20 huesos rotos, como costillas, fémur y vértebras.
A pesar de esto, Egan se mostró agradecido y decidió luchar por su recuperación, la cual fue larga y dura, pero con su carácter indomable, volvió a competir.
En 2023 ya demostró que su nivel seguía siendo respetable, aunque su papel fue de gregario, entre otros, de Carlos Rodríguez.
El año passdo, las mejoraron aún más.
Logró buenos resultados en varias competiciones, como el tercer lugar en O Gran Camiño y Volta, y un cuarto lugar en Suiza.
Pero lo más destacado acaba de suceder en Bucaramanga, donde ganó el Campeonato de Colombia de contrarreloj, 37 meses después de su accidente.
Su victoria, aunque ajustada por solo nueve segundos sobre Walter Vargas, fue un gran logro, especialmente tras lo vivido.
Para Egan Bernal, este triunfo se siente como uno de los más felices de su carrera.
Este triunfo tiene un valor extra porque lo consolida como uno de los líderes de su equipo, Ineos Grenadiers, con Geraint Thomas en retirada y Carlos Rodríguez, como el único gran líder.
A sus 26 años, Egan sigue con la mirada puesta en victorias más grandes , con la esperanza de optar a la Vuelta a España para cerrar la triple corona, cosa que ahora mismo, siendo realista, parece complicada.
Pero que le quiten lo bailado, este triunfo en Bucaramanga le sabe a gloria, seguir inspirando a tantas personas y agradecer la segunda oportunidad que la vida y el ciclismo le han dado.
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Sócrates
18 de diciembre, 2013 En 10:36
Qué buen artículo! ! Enhorabuena.
Qué pena que el fantasma del dopaje siga pesando tanto en el ciclismo.