En la la historia del ciclismo, en la que vemos, no vemos, y a veces percibimos, hay matices, caminos no resueltos y finales inesperados que en el caso de Ion Izagirre muestran lo diferente que se ven las cosas dependiendo cómo te apellides.
Porque éste no es un post contra Alejandro Valverde, ni mucho menos, lo que el murciano culminó hace medio año en Innsbruck es una historia de éxito y superación como no se ha visto.
El manual que debería proferir por escuelas de psicología con el título: Torres más altas han caído.
Pero esa lluvia de verano alemán, remojó el asfalto y arruinó el primer Tour de Ion Izagirre con Bahrain.
Si Alejandro Valverde tuvo que pasar por un túnel de todos los colores para volver donde siempre estuvo, a Ion Izagirre el destrozo también le hizo daño.
Omnipresente todo el año, no sé el nivel de merma que le implicó esa caída a Ion Izagirre, pero es obvio que el camino le ha venido virado.
No ha seguido en el equipo árabe porque sencillamente no podían pagarle la nómina que sí pagarán a algunos como Rohan Dennis y quizá el cambio de aires sea bueno.
Por el momento lo está siendo.
Ion y su hermano Gorka fueron protagonistas de un tremendo golpe compitiendo en ciclocross, por suerte el tema no fue a más y está a full.
Ion Izagirre gana la Vuelta a la Comunidad Valenciana como ganó la de Polonia, pero en su palmarés lucen éxitos en Romandía, Suiza y otros grandes foros.
Es un ciclista de exquisiteces que cincela un bagaje de culto.
Ahora en el Astana tiene mimbres para seguir creciendo, con treinta recién cumplidos y con su hermano Gorka, campeón de España, ciclista de una solidez envidiable.
Además en Astana ciclistas españoles lo han hecho históricamente bien, desde Peio Bilbao, tercero en Valencia, a Luisle, por quien no pasan los años, sin olvidar que el mejor Mikel Landa estuvo aquí y si vamos más lejos hablaríamos de Alberto Contador.
Dos temporadas «en blanco» en Bahrain han tocado a su fin, que esto sea el partido de vuelta en la vida de Ion Izagirre.