Opinión ciclista
Tour de Francia 2030: futuro distópico
Un ejercicio de ciclismo ficción… así será el Tour de Francia 2030
Vámonos al Tour de Francia 2030, estamos en octubre de 2029, en París.
Hoy se presenta una nueva edición del Tour de Francia, la única carrera que ha sobrevivido durante estos últimos años al declive del ciclismo profesional.
Y lo continuará haciendo un año más. Al menos hasta 2030, el año que viene.
Por el camino han ido desapareciendo todas las competiciones de ciclismo al aire libre.
Primero fueron las clásicas.
Luego, las carreras de una semana.
El efecto dominó se llevó por delante a otras grandes vueltas, como la corsa rosa o la ronda española.
No queda nada de aquello.
Sólo un triste recuerdo.
El Tour aún aguanta, aunque no sé por cuánto tiempo.
Mi obligación es hacerlo desaparecer lo antes posible.
Mi nombre es Naitsirhc Emmohdurp y soy el director del Tour de Francia.
Soy un infiltrado.
Todo empezó hace unos años, cuando el lobby del automóvil se impuso finalmente al uso de la bicicleta en las ciudades. El coche le había ganado la batalla.
Demasiados intereses, demasiado dinero.
Cuando las patronales internacionales de fabricantes de vehículos vieron cómo había crecido el número de usuarios que se desplazaban en bici para ir a trabajar, pegaron un puñetazo encima de la mesa.
Se había llegado hasta tal punto que veían peligrar sus negocios.
La venta de coches había descendido a mínimos históricos.
Las marcas de automóviles estaban al borde de la ruina.
Entonces fue cuando sucedió todo.
Lejos de parar la producción, la aumentaron y además empezaron a fabricar coches cada vez más grandes y cada vez más sofisticados.
Y, sobre todo, bajaron los precios. Reventaron los mercados poniendo a la venta automóviles de alta gama asequibles a mileuristas.
La reacción fue inmediata.
Se dispararon las ventas alcanzando cotas máximas. Todo el mundo quería un coche de esos que tan sólo costaban 6 mil euros.
Tuvieron que aumentar la producción a medida que también lo hacia la presencia de aquellos monstruos en las carreteras.
Llegó un momento en que las ciudades quedaron al borde del colapso.
El coche había borrado por completo la bici de nuestras calles.
Los gobiernos sucumbieron al poder de las multinacionales.
El parque automovilístico había crecido de tal manera que fue necesario crear nuevas y más grandes infraestructuras: más autopistas, con más carriles y más anchos, más túneles y más puentes… devorando carreteras, pistas y senderos.
Las ciudades se convirtieron en un infierno: humos, contaminación y retenciones continuas. Todo el mundo usaba su coche, en detrimento de la bicicleta.
Llegó un momento que era imposible salir ahí afuera, de ese modo, en bici: por seguridad, por salud.
Poco a poco fueron quedando en desuso, arrinconadas.
Ni siquiera a los niños se les regalaban ya bicicletas.
El único modo de dar pedales de forma segura era hacerlo bajo techo, en los gimnasios, conectados a una bonita carretera virtual.
Eso fue el final.
Lo más paradójico fue que la gente que iba a pedalear a estos centros deportivos se desplazaban en su coche particular.
¡Qué sin sentido!
Muchos, la mayoría, preferían quedar y salir de forma virtual con sus amigos conectados a esas máquinas.
Pronto, algunos, vieron en aquellos simuladores la posibilidad de organizar competiciones.
En muchas carreras al aire libre los ciclistas ya tenían que competir con mascarillas, debido a la alta y densa contaminación que se había alcanzado en muchos puntos del planeta.
Las carreras de toda la vida, poco a poco, se fueron sustituyendo por sus réplicas virtuales.
De esta manera fue como empezaron a desaparecer las históricas jornadas de ciclismo.
Bueno, todas menos una.
El Tour aún resiste, estamos en la previa del Tour de Francia de 2030.
Nacex te envía la bicicleta donde le digas
No puede ser de otra manera.
La mayor carrera del mundo, el mejor escaparate internacional para los grandes ciclistas, no podía desaparecer así como así.
El esfuerzo, el sacrificio y el gran trabajo de unos pocos aún hacen que el Tour “al aire libre” se siga celebrando año tras año.
Eso sí, cada vez con menos fuerza.
Los jóvenes corredores prefieren competir “bajo techo”.
Al Tour aún van los veteranos de toda la vida que no quieren perder la esencia de este deporte y la historia escrita a golpe de pedal en las piernas de estos valientes corredores.
También participan los que buscan la gloria, la épica, locos aventureros que se lanzan a la carretera como auténticos caza-tesoros, que no se rinden a seguir formando parte del Olimpo de los dioses del pedal.
Pero el Tour, para las multinacionales del automóvil, aún sigue siendo un peligro para sus intereses.
Temen que en cualquier momento la tortilla se pueda girar y que, gracias al misticismo y el romanticismo del Tour, haya un repunte entre sus fieles seguidores que pueda provocar un giro en la historia.
Esto es, que vuelvan las bicis a las calles.
Piensan que hay que aplastar el Tour.
Pero… ¿cómo?
Hundirlo pero que parezca un accidente, un hecho irreversible, abocado a seguir el sino de sus grandes vueltas hermanas.
Para eso me contrataron.
Sí, a mí.
Hace unos años se pusieron en contacto conmigo para este cometido.
No me pude negar.
Llegaron a amenazar incluso a mi familia.
Y aquí estoy, en la presentación de un nuevo Tour.
Un nuevo recorrido que, año tras año, he ido intentando empeorar para que los “mejores” desistan volver.
Así, de entrada, hace ya unos años que empecé en mi nuevo trabajo.
Fue en el año 2019.
Aquello fue el inicio, el origen.
Pensé que cuantos menos corredores especialistas vinieran mejor.
Mejor para mis intereses. Peor para los que se atrevieran a competir.
Empecé a diseñar etapas poco llanas y apenas planifiqué un par de ellas. Con esto casi me aseguraba que los esprinters se iban a quedar en casa.
También me cargué de un plumazo la épica contrarreloj larga y llana. Y, de paso, la de por equipos también.
De esta forma, los especialistas contra el crono tampoco iban a venir.
Recorté el kilometraje de las etapas. Casi las dejé para corredores juveniles. No más de 150 kilómetros de recorrido.
Ya no iba a ser un deporte de fondo y cuanto menos tiempo estuvieran los ciclistas en la carretera mejor.
Diseñé un Tour para olvidar: sin cimas míticas, ni Tourmalet, ni Alpe d’Huez, ni Mont Ventoux… nada.
Nada que pudiera recordar al aficionado la historia de los gigantes de la carretera.
Me olvidé hasta del infierno del Norte: nada de pavés ni adoquines, ni nada por el estilo.
Tampoco finales en alto en Pirineos, ni encadenados alpinos y sí muchas cuestas de cabras, a ver si así se aburrían hasta los escaladores.
En ese sentido, aprendí mucho de mis viejas reuniones con mis amigos organizadores de La Vuelta.
Este año vuelvo a la carga, con la presentación de la edición del 2030.
Y creo que me he superado.
Para el año que viene me he cargado todos los maillots originales del Tour y los he cambiado por los que me han ofrecido una marca de coches.
Así, ni amarillo, ni blanco con topos rojos, ni verde.
Ahora el de líder será de color rojo. Con un poco de suerte no se distinguirá del resto de corredores.
Y esto creará confusión.
Habrá polémica.
También me he cargado la última etapa tranquila con final en París.
A cambio, he colocado una cronoescalada a la Tour de Madeloc.
Nada, una tachuela con rampas de hasta el 24%.
Estoy deseando saber qué opinan prensa y aficionados.
Si con esto no me cargo el Tour, dimito.
Foto: Movistarteam
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
Opinión ciclista
Faltan datos para valorar el convenio de Movistar con Arabia
El anuncio de colaboración de Movistar y Arabia es incompleto
Dinero e influencia árabe en el deporte occidental es algo tan corriente, que a veces no entiendo tanto revuelo como ayer, cuando supimos del acuerdo de colaboración entre el Movistar Team y Arabia Saudí, a través, tengo entendido, de su federación.
Lo cierto es que el anuncio de ayer entra el molde habitual de estos comunicados.
Hablan de colaboración, lo centran en personal técnico y métodos de entrenamiento, pero poco hablan de lo que todos queremos saber: la panoja.
Y es así, y así lo refleja, por ejemplo, Cyclingnews, que deja la duda en el ambiente, cosa que no he leído en otros sitios.
Hace unas semanas, durante la Vuelta, Eusebio Unzue habló de dinero fresco para la estructura, luego vinieron los efímeros rumores de Repsol y ahora esto.
¿Es Arabia el mecenas que va a incrementar el presupuesto del Movistar Team?
Esa es la madre del cordero y la pregunta para la que nadie tiene, ahora mismo, una respuesta, por mucho que nos podamos imaginar que así habría de ser.
Como decía al principio, dinero e influencia árabe en el carísimo deporte occidental es un hecho que ya sabemos no es exclusivo del ciclismo.
En el caso de Arabia Saudí, es obvia su relación con el fútbol español, además de invertir en otros deportes como Fórmula 1, golf y ciclismo, con el Saudi Tour que les organiza ASO, como uno de esos bolos de pretemporada en medio del desierto, antes que empiece la campaña trascendente.
Para los países de la zona, es capital sacarse de encima el yugo del petróleo activando acciones ajenas al mismo, bien asesorados desde occidente.
Empezaron entrando en marcas de lujo de moda, colonias y esas cosas, siguiendo por infraestructuras y llegaron deporte, viendo el ciclismo como algo muy occidental en lo que también les interesa estar presentes y de paso blanquear su imagen.
A nadie se le escapa que estos países no son paradigma de derechos humanos ni tde rato igualitario entre mujeres y hombres, pero eso no ha sido óbice para negar su dinero y que siga la fiesta.
Porque cuando aplaudimos a un corredor del Bahrain o el UAE, o a ver el año que viene el Movistar, nos desproveemos de todos los prejuicios que podamos tenerles.
Hay en este sentido una entrevista muy interesante a Gino Mäder, corredor que ha tenido cierto compromiso con temas como el medio ambiente, en la que se encoge de hombros cuando se le pregunta por el sueldo que percibe y su pagador, el estado de Bahrain.
Vengo a decir que sí, que no es estético, que no es edificante de primeras, pero que el tinglado necesita de pasta y ésta ahora mismo está en ese lado del hemisferio y aunque nos hagamos cruces, el que gestiona las estructuras no dudará en cogerlo si en ello le va el futuro.
No olvidemos que en breve veremos un mundial de fútbol sacado del verano por jugarse en Qatar y que todos acabaremos mirando para otro lado en estas cuestiones.
Como en todo, el diablo está en el detalle y no sabemos el 100% del contenido de ese acuerdo, cuánto le supone a las arcas del gestor del equipo y que contraprestaciones tendrá, por ejemplo, en el maillot.
Por eso practicar la autopsia antes de cualquier saber el precio de todo esto, me parece precipitado.
Opinión ciclista
La llegada de la Vuelta a Croacia es criminal
La cantidad de peligro de los finales de la Vuelta a Croacia supera muy por encima la media
No he visto la Vuelta a Croacia mucho, pero lo que he podido apreciar, me ha parecido un desastre.
No me gusta hablar así de las organizaciones ciclistas, sé lo que hay detrás, el cariño e ilusión que ponen, la necesidad de los países y ciudades por enseñar qué ofrecen.
Todo eso lo sé, y lo valoro, pero hay veces que se diseñan circuitos y llegadas que parecen tiros en el pie.
Mirad la llegada final del Tour de Croacia, y decidme si es medio normal.
La vuelta a Croacia ha tenido finales criminales. Éste es una fiesta https://t.co/m5Sfsm7fJW
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) October 3, 2022
La cantidad de cambios de sentido y rasante, diferentes superficies por la ruta, elementos en medio de la misma, hasta aceras separadas con mini bolardos (recordar la que se lio en una Itzulia con Pardilla) y ciclistas esquivándolos.
Me pareció increíble -por suerte- que no pasara nada, nada más serio y grave, una caída de esas que te quitan las ganas de comer y te dejan mal cuerpo para todo el día.
Había motivos para pensar que eso podía acabar así.
Es alucinante que haya asociaciones y entes como la UCI diciendo que hacen su trabajo y se cuelen cosas así.
Pusimos el grito en el cielo una de las llegadas en la Vuelta a Burgos y ahora esto.
Entiendo que haya mucho cachondeo con la UCI y la longitud permitida de los calcetines.
La norma, aunque nos parezca ridícula, tendrá sus motivos, como las muchas que el gran ente del ciclismo mundial aplica y mejoran este deporte -de esas no se habla- pero es que deja en bandeja el meme cuando se les cuela una llegada como ésta.
Que no es la primera que vemos recientemente, ni será la última que nos toque padecer.
Entre semana la Tour de Croacia ofreció otra llegada en mojado que tenía mil cambios de sentido, me parció increíble no se produjera una buena hostia, más allá de algún ciclista que se fue al suelo.
Todo esto nos hace pensar en los mecanismos de control en el ciclismo y si la precariedad que detectamos muchas veces no es más que la economía de este deporte, a nivel profesional, que no se puede permitir ciertos calendarios ni nivel de competiciones.
Lo curioso es que estas llegadas las vemos, nos lamentamos, se arma el pollo y poco después, aquí paz y después gloria.
No sé pues a qué tanta asociación, gremio e historias.
Imagen: @cro_race
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