Mundo Bicicleta
Tour #13- El día de la verdad
La decimotercera etapa del Tour, celebrada bajo la exigente modalidad individual de contrarreloj con llegada a la localidad Valle de Pont d´Arc, que cuenta con apenas 2.000 habitantes, acabó de situar las cosas más en su sitio por lo que se refiere concretamente al rendimiento que nos va ofreciendo el corredor Christopher Froome, día tras día, el actual líder, tras la disputa de este sector de configuración más bien intrincada con dos cuestas incómodas que se dejaron sentir a lo largo de su recorrido.
Por ahora, si las cosas no cambian sensiblemente en el curso de las etapas alpinas que se avecinan, la conclusión que entresacamos es que el ciclista británico nos está demostrando que posee casi todas las cartas a su favor para adjudicarse con holgura la actual ronda francesa, cosa que reafirmamos a estas alturas con cierta contundencia a pesar de que quedan por delante todavía ocho etapas por disputar, algunas de las cuales ofrecen evidente dificultad con sus consiguientes puertos de alta montaña. Cabe señalar que los 37 kilómetros en liza bajo las manecillas del cronómetro en un itinerario más o menos sinuoso y con dureza, Froome, salvo un accidente inesperado, nos demostró que está en órbita para adjudicarse esta prueba de todas a todas. No hemos visto hasta la fecha alguien que pudiera hacerle sombra, incluyendo su oponente más directo, el colombiano Nairo Alexander Quintana.
La influencia de la etapa de contrarreloj
Por lo demás, en la jornada de contrarreloj, rubricó de manera espectacular la actuación este ciclista oriundo de Maastricht, llamado Tom Dumoulin (25 años), un consumado contrarrelojista que ahora últimamente, además, ha mejorado su rendimiento cuando aparece el terreno empinado. La montaña se ha convertido en su aliado predilecto y complementario. Cabe recordar el triunfo de Dumoulin en el transcurso de la novena etapa de este Tour, que finalizó en la cima de Arcalís (Andorra). No sonó precisamente la flauta por casualidad con ese antecedente.
La gran novedad del día -comentamos la decimotercera etapa- fue que el holandés Bauke Mollema superó al inglés Adam Yates en la clasificación general, mientras que el murciano Alejandro Valverde, descollante, pasó a ocupar la quinta plaza en la tabla, siendo el español mejor clasificado. Joaquim Rodríguez perdió fuelle en el esfuerzo individual frente al reloj, una modalidad que nunca le ha aportado satisfacciones a lo largo de su bien reconfortante historial deportivo. Actualmente el ciclista catalán ocupa el décimo tercer lugar, a casi seis minutos del líder Froome, que constituye nuestro punto de referencia. Tampoco el irlandés Daniel Martin ha dado de sí de lo que de él se esperaba. Va perdiendo posiciones y empuje. En cambio nos sube algunos puestos el australiano Richie Porte, que parece que ha encontrado su camino hacia el éxito, hacia la esperanza. Con paciencia podría conseguirlo en esa semana y media que aún resta de Tour.
¿Quiénes ocuparán las plazas de honor del Tour?
La gran incógnita que encierra la ronda francesa es saber quiénes podrán copar los lugares de honor, lugares que transparentan por ahora una marcada incertidumbre, en especial dejando aparte el primer puesto bastante asegurado a favor Chris Froome. Tras esta decimotercera etapa que hemos expuesto, se vislumbran a varios aspirantes que pueden optar a la conquista de tan codiciados puestos. A primera vista, pasada la jornada de contrarreloj, se evidencia la consiguiente relación de ciclistas que son portadores del protagonismo desde la fecha en que este Tour inició su periplo al pie del conocido y atractivo Santuario de Saint-Michel, con su silueta a todas luces inolvidable, inconfundible.
A continuación esbozamos tal como está hoy la tabla de la clasificación, que encabeza invariablemente de días el británico Chris Froome (1º) y al que siguen, según un orden establecido de méritos, el holandés Bauke Mollema (2º), que constituye toda una sorpresa, que veremos si será capaz de resistir a manos de sus otros contrincantes. En un orden específico, se sitúa después el ciclista Adam Yates (3º), a dos minutos con 45 segundos; el colombiano Nairo Quintana (4º), a dos minutos con 59 segundos; el español Alejandro Valverde (5º), a tres minutos con 17 segundos; el estadounidense Tejay Van Garderen (6º), a tres minutos con 19 segundos; el francés Romain Bardet (7º), a cuatro minutos con 4 segundos, y el australiano Richie Porte (8º), a cuatro minutos con 27 segundos. No deja de ser un gran aliciente cara a lo que podrá suceder en este periodo de Tour que queda por correr.
Punto final
En Francia es conocida la región denominada de Ardèche, por donde circula el río del mismo nombre en un terreno sumamente laberíntico e intrincado, acompañado por una vegetación de aspecto agresivo y hasta asilvestrado, en la parte sur de nuestro país vecino. Se da la circunstancia de que en la época veraniega la población crece y se multiplica por diez. Tiene un gran atractivo turístico. En aquel lugar se erigen las cuevas del Valle de Pont d´Arc, cuya fama se debe a unas muy antiguas y famosas pinturas rupestres, descubiertas por pura casualidad por unos expertos en la materia en las proximidades del año 1994. Se encuentran medio escondidas en un acantilado de piedra caliza sobre el antiguo caudal de agua aportado por el río Ardèche.
Si se quiere por difundir o por propagar las excelencias turísticas del país galo a las gentes, los organizadores del Tour han considerado oportuno visitar este rincón de mundo al objeto de revalorizar un patrimonio casi ignorado, pero que constituye una gloria artística del pasado que convenía poner abiertamente a la luz de las gentes. De ahí que la ronda gala haya rendido visita a este lugar como homenaje al tesoro que allí se encierra. Por vez primera, la caravana multicolor ciclista se ha aventurado en aquellos contrafuertes un tanto inéditos.
Por Gerardo Fuster
Imagen tomada del FB del Tour de Francia
INFO
Mundo Bicicleta
Cambribike 2024: Cambrils en el mapa del ciclismo
Ya llega una nueva edición del Cambribike
El tiempo pasado en este trabajo, pero también la colaboración público-privada han ayudado a que Cambrils y el ciclismo sean un binomio indisoluble y para muestra la Cambribike.
De hecho el municipio fue pionero trazar rutas hacia todas las direcciones, alrededor del mismo pero también hacia las montañas del interior, de la mano de ex ciclistas profesionales como Raimund Dietzen.
El fin de semana del 3, 4 y 5 de mayo Cambrils acoge una nueva edición del Cambribike…
…la gran fiesta del ciclismo en una localidad perfecta para disfrutar de la bicicleta.
Como siempre la Cambribike será un encuentro de ciclistas, pero también de actores, empresas y entidades ciclistas de la localidad.
Cada una pone su granito de arena.
El Club Esquirols ha recuperado una manga de la Copa de España de trial para la Cambribike, además de proponer un circuito de habilidad a los asistentes.
Nature vuelve a hacerse cargo de la pedalada, esperando mejorar la afluencia de ciclistas respecto al año pasado, mientras que Mariné Bicicletes montará una expo de bicicletas antiguas, cursos de taller de la bicicleta y volverá a promover la «Festa de la Bicicleta» para todos los públicos.
Desde la Penya Cicloturista se ha anunciado la celebración de una brevet, fenómeno único en ciclismo de ultradistancia que esta vez tendrá la salida el sábado 4 a las seis de la mañana.
Sobre el papel 400 kilómetros a completar en 27 horas.
La gente de Rodabike montará una Copa Catalunya de promoción más una prueba que recaudará fondos para la asociación Aspercamp.
Volveremos a tener marcha cicloturista y salida BTT para conocer los alrededores de Cambrils.
Todo enmarcado en la estrategia que el municipio lleva a cabo desde hace casi 20 años, apostando por el ciclismo como motor de turismo de calidad para Cambrils.
Unas palabras escritas desde Cambrils
En muy pocos kilómetros el ciclista pasa de pedalear por el paseo marítimo, a subir puertos con una preciosas vistas del interior de la Costa Daurada.
Porque el turismo deportivo y concretamente el cicloturismo nos permite promocionar Cambrils fuera de la temporalidad estival.
Además el ciclista es un visitante muy respetuoso con el medio ambiente, que le gusta disfrutar de la dieta mediterránea, por lo que va muy acorde también con el posicionamiento de Cambrils como plaza gastronómica de calidad.
Nos permite, en definitiva, dirigirnos a un segmento y un target distinto pero muy complementario al turismo familiar, que es el más importante de nuestro destino.
El balance ciclista de Cambrils
En esta oferta también van empresas de alquiler de bicicletas y agencias especializadas también en ciclismo, preparadas para ofrecer todos los servicios especializados: bicicletas, rutas… y empresas organizadoras de eventos ciclistas, son prueba de la especialización del destino.
Cambrils: dos tipos de ciclistas
Destacar que cada vez son más las mujeres que vienen a hacer ciclismo.
Mundo Bicicleta
Del alma de Flandes a la grandeza de Roubaix, por Eduardo Chozas
Vamos de Flandes a Roubaix a través de la experiencia en primera persona
El otro día preguntamos en el podcast una pregunta que sonó a ¿papá o mamá? sobre Flandes y Roubaix…
Qué prefieres❓
Y por qué ❓— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) March 29, 2024
Sobre estas dos clásicas, Eduardo Chozas nos dejó unas líneas de sus vivencias hace más de 30 años, cuando estas carreras eran algo así como ese castigo que te infligían…
Hay cinco clásicas consideradas como monumentos del ciclismo: la Milán-San Remo, el Tour de Flandes, la París-Roubaix, la Lieja-Bastogne-Lieja y el Giro de Lombardía. De estas cinco, son especiales por la dificultad añadida que entrañan sus tramos extremadamente estrechos y adoquinados: Flandes y Roubaix. Estás dos clásicas no son aptas para cualquier ciclista, sólo hay unos pocos que pueden destacar en este tipo de pruebas.
En la París-Roubaix, Roger De Vlaeminck (1972, 1974, 1975, 1977) y Tom Boonen (2005, 2008, 2009, 2012), con cuatro victorias cada uno, son los ciclistas que más veces han conquistado el “Infierno del Norte”. Y Fabian Cancellara con tres victorias (2006, 2010, 2013) se ha acercado.
Los “Leones de Flandes” más recientes son Johan Museeuw con triunfos en 1993, 1995 y 1998; Tom Boonen 2005, 2006 y 2012 y Fabian Cancellara 2010, 2013 y 2014.
Es un espectáculo ver a Fabian “Sapartacus” Cancellara. En 2013 ganó las dos clásicas del pavé por excelencia, Flandes y Roubaix. En Flandes lo hizo por su centenario y la Roubaix en su 117º edición. Hablamos de la clásica por excelencia, del infierno del norte, la creó en 1896 Paul Rousseau con el apoyo del diario Le Veló. Sin saberlo configuraron esta carrera de tal forma que la convirtieron en un grandioso monumento, una carrera cuya característica principal es que no suele haber ningún ciclista que no tenga ninguna avería o caída a lo largo de todo el recorrido.
La historia sigue y 17 años después, en 1913, Karel Van Wijnendaeleque, un ciclista mediocre, que después fue periodista, creó otra carrera especial: el Tour de Flandes. Otra auténtica obra de arte que apasiona cien años después de su creación a todos los aficionados del mundo, una prueba que se ha convertido en una religión para el ciclismo de los Países Bajos, llenando de banderas de Flandes los muros adoquinados. Hablamos de un espectáculo para los sentidos y un verdadero reto para los ciclistas. Algunos de sus muros adoquinados como el Koppenberg, con rampas del 20% no quieren saber nada con la tecnología, incluso los cambios electrónicos, súper sensibles al tacto, no son buenos compañeros de viaje en estas carreras.
Van Wijnendaeleque quiso hacer una gran carrera como la París-Bruselas y la París-Roubaix ya famosas en la época. ¡Vaya si lo consiguió! el año de su muerte, en 1961 dijo: “En 1913 el Tour de Flandes era una carrera pequeña y miserable y se ha convertido en un titán” y 100 años después “De Ronde van Vlaanderen” su nombre en Flamenco, es un auténtico monumento del ciclismo.
En 1919, después de la 1ª Guerra Mundial se creó un nuevo recorrido más o menos similar al que conocemos hoy en día, incorporando los muros, como el famoso Oude Kwaremont. La carrera comenzó a crecer, en 1923, el suizo Sutter Heiri fue el primer extranjero en ganarla.
En las dos últimas ediciones se ha quitado el Kapelmuur, ubicado en Geraardsbergen, localidad que queda lejos del eje central de la zona de los muros más famosos cercanos a Oudernarde, donde está ubicado nuevo final de la prueba y el Museo del Tour de Flandes. El Kapelmuur ha sido el escenario del desenlace final de muchas ediciones y existe un sentimiento de frustración para muchos aficionados con su ausencia, aunque el nuevo diseño con varios pasos por el Oude Kwaremont y el Paterberg hace que los aficionados se concentren en esa zona y vean los 3 pasos al principio, mitad y final de carrera, la prueba no pierde en dificultad y gana en otros aspectos organizativos y de eficiencia.
Este ciclismo en Bélgica y Holanda es más que un deporte, es parte de su cultura. Es impensable que en España se pague por ver en situ este tipo de carreras, de momento habría que diseñar alguna prueba de un día similar, las que hay se quedan muy lejos de ellas, el aficionado belga y holandés paga incluso por ver los critérium de después del Tour, van a ver los Seis Días en pista y las pruebas de ciclocross en invierno pagando: su cultura ciclista es impresionante. Tanto es así que la leyenda se sigue forjando cada año, en 2012 pudimos ver a un niño belga clamando al cielo con el triunfo de Boonen en 2012. Y para el recuerdo fue la exhibición de Cancellara dejando clavado a Peter Sagan en el Paterberg en 2013.
Corrí Flandes los dos mismos años que Roubaix. Creo incluso que en 1990 fui el primer corredor español en acabarla, no estoy seguro de este dato que me comentó un amigo mío. La anécdota es que me ayudó el uzbeko Adujaparov, quien me vio más perdido que un burro en un garaje y entre muro y muro, por esos tramos estrechos de hormigón en los que íbamos al límite, se abría y me dejaba ponerme a su rueda, no nos entendíamos mucho con palabras pero si con los gestos y con los hechos, desde entonces no llevamos muy bien. Conseguí acabar entorno al puesto 50 en un tercer grupo los años 90 y 91 con la ONCE. Acabar en nuestras circunstancias, esos años, ya era un logro.
Por Eduardo Chozas
Imagen: A.S.O./Pauline Ballet
Destacado
De Landa a Izagirre, los juveniles de oro en el podio de la Itzulia
Ver a Landa e Izagirre en el podio de la Itzulia tanto tiempo después
La Itzulia que acabó en las manos del vigente ganador del Tour de Francia fue un espectáculo de menos a más que tuvo a dos vascos en el podio, Mikel Landa y Ion Izagirre, una estadística singular, tremenda, ¿cuántos ciclistas del lugar quedan en el podio de su carrera World Tour?
Tras verles en el cajón de la Itzulia he querido recuperar este escrito que Unai Yus nos obsequió hace casi seis años, cuando Mikel Landa se quedó a las puertas del podio del Tour tras ayudar a Chris Froome….
Cuando Mikel Landa se queda a un solo segundo del podio en París, después de hacer el Giro de Italia, resulta que todo el mundo lo conoce, todo el mundo sabe y de él y, por supuesto, señores, esto es España, todo el mundo opina y sienta cátedra sobre él.
Al igual que Landa, muchos, muchísimos niños jugaban a ser ciclistas e incluso algunos soñaban con serlo. Personalmente conozco a bastantes corredores vascos que, allá por 2006 y 2007, eran juniors, unos juniors con una ilusión tremenda, con los que tuve la suerte de trabajar.
Algunos de ellos, muchos teniendo en cuenta los tiempos que corren, son ahora profesionales. Me dejaré alguno, seguro, pero recuerdo al citado Landa a Ion Izagirre, Peio Bilbao, Garikoitz Bravo, Igor Merino y Jon Aberasturi en ruta más Jonathan Lastra y Omar Fraile, como corredores de BTT.
Ya entonces tenían algo, se les veía calidad, pero, para sorpresa de muchos, no eran dominadores de la categoría ni mucho menos. Como ejemplo, Landa e Izagirre fueron los dos últimos corredores de la selección de Euskadi en el campeonato junior que se celebró en Onda y que ganó el navarro Enrique Sanz. Esto es sólo un detalle, pero da pistas sobre cómo son estos corredores actualmente, buenos compañeros, sacrificados y conocedores del oficio.
Recuerdo a Mikel Landa como lo veo ahora, un tío con una clase descomunal, no como el corredor más autodisciplinado, no era un chico al que le encantara entrenar, pero tenía un don. Un don, una chispa que a día de hoy ha pulido con trabajo.
Mikel Landa es lo que era, un tío al que no le importaba sacrificarse por sus compañeros pero, ojo, tirado para adelante como pocos y que le gustaba ser líder cuando se sentía bien. Un tío con carácter, un líder en el grupo con sus chistes, sus gracias, un crío que no se callaba ni debajo del agua, que a veces se pasaba de la raya, que resultaba irrespetuoso, pero que generalmente lo hacía con un sentido, con un fin. Un tío, que podrá equivocarse o no, pero que no da puntada sin hilo.
Izagirre era otro talento natural, el del pedaleo fácil, al que le daba lo mismo una carrera de carretera que una de ciclocross, un chaval al que le veías pedalear y decías: “¡Qué clase tiene!”.
Al igual que Landa y que todos los corredores vascos, un junior de maduración lenta que todavía jugaba a ser ciclista era Peio Bilbao, un año más joven, el diamante, el niño flaco, desmadejado, con perfil de escalador y callado pero que lo mismo se te metía en una escapada por el llano y te la liaba.
Jon Aberasturi, un velocista que nació en el lugar equivocado, triunfando en Asia, ahora. Este ya era de los míos, como fui yo, un currante, un chaval con algo menos de talento natural pero con una capacidad de trabajo y sacrificio fuera de toda duda.
En este grupo metería a Jonathan Lastra, también a Omar Fraile, el niño que se hizo atleta remando en la ría de Bilbao, a Igor Merino…. Otros muchos, tan talentosos y trabajadores como estos, y hablo sólo de los nacidos en Euskadi, se quedaron por el camino, entre ellos Aitor Ocampos, medalla en aquel campeonato de España de Onda.
Por tanto, está claro que a la cumbre del ciclismo profesional se llega por varios caminos, pero, los dioses del Olimpo, los cracks, sólo son aquellos que tiene un brillo especial, un duende, un don….para hacer magia en bicicleta.
Por Unai Yus
Imagen tomada del FB del Team Sky y Team Baharain
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Las gran fondo by Rose Bikes…
Mundo Bicicleta
Col de Turini, del motor al Tour
El Col de Turini estará en el cierre del Tour en la Costa Azul
En el cierre del Tour 2024, la jornada penúltima, con entrada y salida por el mapa de los Alpes Marítimos, hará alto en varios puertos y entre otros el Col de Turini
Los puertos de la Provenza y la Costa Azul, situados estratégicamente en la entrada de los Alpes marítimos, o en la salida, según cómo se miren o dependiendo de la carrera y de cómo los afronten, siempre han sido respetados y admirados, y siempre han sido sinónimo de batalla en sus cuestas, aportando su sal y su pimienta a competiciones como el propio Tour.
Podemos hablar del arco de Sospel y su trilogía de Niza: puertos como Braus (1002 m), Castillon (706 m) y La Turbie (480 m), continuando por otros como el Espigoulier (728 m), el Esterel (314 m) y sobre todo el gran Turini (a 1607 m), que han sido escenarios donde los adversarios continuamente se han tanteado y en muchos de ellos han habido luchas decisivas, llegando incluso algunos corredores a hacerse con el maillot de líder en estas cuestas en las que sus cunetas suelen estar abarrotadas de gente.
Citar los puertos provenzales es evocar lugares donde las rampas se retuercen y giran sobre sí mismas, donde las curvas las marcan los arbustos, donde los ángulos agudos se muestran sin contemplaciones, mientras los corredores caracolean, girando sus cabezas buscando la carretera y siempre intentando seguir los muros de contención para evitar el precipicio.
Por eso estos cols siempre provocan muecas entre los participantes, algo, por otro lado, bastante normal en Niza, la capital del Carnaval galo.
Y llegamos al Col de Turini…
Como Turini, que vuelve a la competición, sobre dos ruedas sin motor, nada menos que después de 46 años de haberlo hecho por última vez, en 1973 y en el Tour, con victoria para de uno de los nuestros que supo «encarrilar» muy bien su pedaleo dirección a su cima.
Estamos hablando, en efecto, del recordado Vicente López Carril, un histórico del ciclismo español.
Así, podemos decir que el corredor gallego fue el último ciclista en coronar el puerto en primera posición, en una edición en la que quedó 5º de la general, después de haber hecho podio el año anterior.
De esta manera, Turini, más reconocido y popular en el mundo del rally porque en él se disputa uno de los más famosos del mundo como es el mítico Rallye de Montecarlo, cambia el motor por los pedales y en el que los ciclistas, ese próximo 16 de marzo, habrán de acometer más de 30 lacets, horquilla sobre horquilla, curvas cerradas, giros de 180º, en una exigente ascensión de 15 km con una pendiente media del 7,3% y donde probablemente se decida el ganador de esta edición de la París-Niza.
Una espectacular subida y en la que, por esas fechas, suele ser habitual que haya presencia de nieve.
Ya veremos.
Los aficionados, ese día, descubriremos un puerto para el ciclismo de ensueño, una de las carreteras serpenteantes más escénicas que existen, para disfrutar mientras contemplemos un paisaje de fantasía, ascendiendo por la ladera de la montaña y con hermosas vistas al mar Mediterráneo.
Un puerto de cine.
El Turini fue, cómo no, todo un descubrimiento de Jacques Goddet, «una sensacional novedad» como él mismo exclamó cuando lo dio a conocer como primicia en el Tour de 1948 «con su interminable pendiente».
A pesar de haber entrado muy poco en las competiciones de ciclismo (Tour del 48 con victoria para Louison Bobet, del 50 para Jean Robic y la recordada del 73 de López Carril), en sus curvas se han escrito épicas páginas de la historia de la ronda gala, como en aquella etapa de la edición del 48, cuando Louison Bobet, que había abandonado el año anterior, estuvo a punto de hacer lo propio el día antes en San Remo, ya que se encontraba enfermo, pero durante aquella jornada, provocado por un ataque de Roger Lambrecht, que era nada menos que su delfín, Louison resucitó.
Acompañado y ayudado por un gran Apo Lazarides que protegió eficazmente el maillot amarillo de su líder y amigo, y además alumno de Vietto, se escaparon a siete kilómetros de la cima para lanzarse después a tumba abierta a pesar de los cuatro kilómetros de descenso pedregoso.
Louison Bobet triunfó finalmente en Cannes recuperando siete minutos a Bartali.
El italiano, su adversario más peligroso, se encontraba en ese momento a 21 minutos.
Como curiosidad, el prestigioso L’Equipe, al dar la novedosa noticia de la inclusión de este bonito puerto en la París-Niza de 2019, publicó una foto errónea del Turini en sus páginas, confundiéndolo con el no menos bello y escénico Col de Braus, conocido como el «alambique», el «tirabuzón», «kriss malayo» o simplemente «cric», algo que para ser el célebre diario no deja de ser algo bastante imperdonable.
¡Ay! Si el pobre René Vietto levantara la cabeza…
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