Ciclistas
Thomas Voeckler meó fuera del tiesto
Rara vez la París-Tours decepciona. A pesar de ser una carrera que no está entre los cinco monumentos, bien podría moverse en esa horquilla por la tradición, historia, palmarés y paisaje que encierra esta más que centenaria competición. Siempre en los albores del otoño, con la temporada casi terminada, excelentes ciclistas le han poblado de prestigio y glamour el palmarés. Muchos de estos ciclistas responden al nombre y apellidos de buenos velocistas Minali, Zabael, Petacchi, Nijdam,… incluso Oscar Freire, ganador una vez y podio otras tres. Sin embargo también hay excelentes finiseurs como Gilbert, Tafi, Van Avermaet y Dekker sin obviar aventuras legendarias como la que culminó Richard Virenque en 2001 tras una fuga kilométrica.
Ese palmarés de Tours, el mismo que incluye a Jelle Wallays y no a Eddy Merckx –ésta es la única gran clásica que no figura en su bagaje-, abre la puerta a la sorpresa. En esta última edición lo vimos y nos prendó, más si cabe, con esa belleza de ciclismo pre-invernal y de primeros tabardos en las cunetas. Un camino rápido y veloz, cuesta abajo por el hexágono galo que traza itinerarios capciosos y enrevesados. Las dos cotas de cuarta no lejos de Tours, sin ser cuestas de cabras, estaban tan bien situadas que nos sacaron el corazón por la boca con uno de los desenlaces más bellos del año. Si a todo ello añades al anárquico y entrañable ciclista que es Thomas Voeckler –como Virenque hace trece años- tienes lo que tienes en el epílogo de esta carrera.
De Thomas Voeckler hemos dicho muchas cosas en este blog, casi todas buenas. Nos gusta su carácter, siempre luchador y aguerrido. Lo consideramos necesario para este deporte. Se arma del valor que otros escurren entre los dedos y logra triunfos extraordinarios. Su arrojo le ha llevado a las puertas del podio del Tour, a ser uno de los maillots amarillos más retratados de los últimos años y a ganar interesantes carreras.
También hay una cara B de este ciclista. Un compañero quizá no muy apreciado en el pelotón porque disputa hasta lo más insignificante. Podría definirse como el peor compañero de una escapada, Luis León Sánchez lo podría contar, te vapulea mentalmente, te invita a pasar, a desgastarte en el empeño y cuando menos lo esperas, zas, te suelta la galleta y se va. No siempre le ha salido. Este 2014 le ha resultado especialmente adverso. En la jornada de Balés en el último Tour Michael Rogers lo enrojeció. En Tours un belga prometedor –hay tantos por allí que se pierde la cuenta- lo dejó en evidencia. Toda la inteligencia emocional que Voeckler utiliza en las carreras vuelta en su contra.
En Tours, en la larga avenida de Grammont, cercada por árboles como centinelas de la ruta, Voeckler perdió los papeles. Lo hizo dos veces. Primero en competición, tras una fuga eterna, salvada in extremis por descomposición del pelotón en los momentos clave de la caza, Voeckler afrontó de la peor manera el sprint ante el aplomo de su rival. Una vez derrotado, y bien derrotado, Voeckler desapareció del mapa y ante el asombro del respetable y rivales, nadie subió al podio a recoger el premio del segundo puesto.
Entendiendo que a Voeckler le jodió mucho la derrota, pero no es de recibo este desplante y mucho menos ni siquiera dar explicaciones en ese canal oficial que para muchos es Facebook. Si pretenden que el World Tour sea algo serio esto debería tener sanciones ejemplares y no testimoniales en lo económico y un “él es así” por parte de los organizadores. Si el dopaje, un mamporro en plena competición o cualquier otra actitud es censurada por unanimidad, con Voeckler habría que ir más allá y dar ejemplo. Que un ciclista veterano, con tantos tiros dados, con tanto cariño recibido de la gente actúe así es indigno para su profesión y sus seguidores.
Imagen tomada de www.letour.fr – ASO/B.Bade
INFO
Algo que marque la diferencia puede ser “sencillo”
El guardabarros “sencillo” protege de las salpicaduras de la rueda trasera de la bicicleta sea cual sea la disciplina y se instala sin herramientas en la mayoría de sillines.Usado en todas las disciplinas, mountainbike, carretera y ciclismo urbano. Y cuando no se usa puede plegarse y llevarse cómodamente en el bolsillo. Con un peso apenas superior a 12 grms, se mantiene de forma consistente en el sillín gracias al diseño de sus formas y al material empleado. Sencillo parte de un sistema de anclaje simple, se instala sin herramientas, bajo el sillín en los railes de este, se mantiene firme, actuando como guardabarros de protección de salpicaduras de a rueda trasera de nuestra bicicleta .
Mira los tuyos aquí…
Ciclistas
Las lecciones de Héctor Álvarez en el Mundial
A pesar de caerse del podio, Héctor Álvarez puede estar muy orgulloso de lo hecho
Qué impresión ver a Héctor Álvarez a unos veintipico de meta escapado con Lorenzo Finn y Albert Philipsen, bajo el diluvio zuriqués en el mundial juvenil.
Estaba en el límite de todo, en la cima, con dos de los grandes favoritos y a punto de griparle el motor.
Leed esta crónica-literatura de Carlos Arribas para más detalle.
Ese trío saltaría por los aires fruto de una carrera durísima, Phlipsen, estampado en una curva, Héctor con problemas en la subida anterior, dejaría que Finn se fuera solo a por su medalla de oro.
Me encantaron las declaraciones de Héctor Álvarez pasado un rato de su desplome en meta.
Cuando Finn le dejó, algo me decía que por atrás le iban a meter mucha presión, y el corredor español iba vacío, ciego, aprendiendo que a estos niveles las cosas son complicadas no, lo siguiente.
Estamos aquí para aprender, que somos juveniles todavía https://t.co/yUsQic8SLy
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) September 27, 2024
La humildad con la que se explica es terrible, abrumadora, estaba flipando con sus compañeros de carrera, emocionado por el desarrollo de la misma, y se olvidó de comer y beber lo necesario.
Él, como dice Arribas, hijo de la preparación milimétrica, ejemplo del salto que los preparadores españoles se han visto obligados a experimentar en su trabajo, se había olvidado de llenar el tanque.
Acabó sexto, pero grande, muy grande, porque cayó de las plazas del podio en el tramo final, pero se lleva una experiencia mucho más valiosa que una medalla, siempre golosa pero que a estas alturas no es decisiva para el futuro.
Pues no han de pasarle cosas a Héctor y a todos sus rivales en lo que viene por delante.
El ciclismo español está brillando en Zúrich, además en categorías en las que históricamente poco o nada se había hecho, en juveniles y sub 23.
Lo avisábamos el otro día en el podcast, al título de Iván Romero en la crono sub 23, se le suma el subcampeonato mundial de Paula Oskiz en la carrera juvenil femenina.
Hablamos de gente muy joven, algunos ni mayores de edad, que brilla en un entorno hipercompetetivo, aprendiendo a hacer las cosas muy bien y sacrificarse un huevo desde muy pequeños.
Son máquinas, dignos de admiración y su irrupción, desde hace unos cinco años, no todos la comparten, los hay quienes prefieren darle aire, más margen, como cuando nos lo explicó José Luis Arrieta hace un tiempo.
«No quiero que me pregunten por juveniles» vino a decir.
Hérctor estuvo a punto de sumar una medalla mundial a su título europeo en omnium. hace pocas semanas.
Él, con los otros mentados, y otros que no salen en este artículo, es el motivo para que la RFEC se ponga las pilas realmente con la base, porque hay mimbres, muy buenos además, y vienen con todas las ganas del mundo.
Imagen: FB RFEC
Ciclistas
Mundial contrarreloj: Evenepoel, hasta en los días malos
Remco Evenepoel ya está entre los mejores de siempre en el Mundial contrarreloj
Cuando Remco Evenepoel cruzaba el cartel de kilómetro final del Mundial contrarreloj las cuentas salían ajustadas, pero a su favor.
Manteniendo el ritmo imposible de 60 por hora tenía su segunda corona mundialista.
Menos de un minuto después firmaba la que podemos considerar, y él mismo lo admite, la contrarreloj más loca de su joven historia, que sí, es joven, por edad, pero que ya empieza a acumular capítulos y capítulos.
Todo por ese giro hacia atrás del pedal y la cadena que saltaba, todo por un gesto automático, de puesta a punto, de descarga ante la gran explosión que ahora seguro que no hará igual pues le vendrán a la mente las emociones y los miedos de la rampa de salida de Zúrich.
Correr a este nivel, la medida de todo, la exactitud que se impone esta gente y que te suceda esto, siendo el vigente campeón, con el mundo pendiente, es un monstruo difícil de domar.
Pero este Remco puede con todo.
Es así, un hecho que se viene repitiendo en todas las situaciones que se le plantean, es un ciclista único que se reinventa en medio de la adversidad y los problemas, pero lo hace de una forma icónica, inspirando y logrando sacar siempre la cabeza.
No creímos que fuera a ser podio del Tour, ahí está, no creímos que ganara un monumento, tiene dos Liejas, y ayer le vimos en el filo, y ganó.
Además a ciegas, en este ciclismo actual de cruce de datos y números en la nube, por ese potenciómetro que se le «cayó» por una salida precipitada.
En la meta, leí que admitió correr a pelo, por sensaciones, algo que sin duda, para un fiel seguidor de este deporte hace más de 30 años, es una noticia que suena a música celestial, pues vuelve a poner al ciclista y la conexión con su cuerpo, en el centro de todo.
Quedamos por eso, pendientes de lo que haya que venir, más allá incluso del espectáculo que se anuncia para el domingo.
Hablo del Mundial de contrarreloj y su historia, pues Remco Evenepoel ya pone un pie cerca de los grandes nombres, se ha igualado con Pippo Ganna en la doble corona, igual que con Rohan Dennis y Jan Ullrich, se queda a un paso de coger a Michael Rogers y a dos de Fabian Cancellara y Tony Martin.
Al doblete olímpico, al hecho de haber sido con Abraham Olano, el único en tener los dos mundiales de carretera en el palmarés, le añade este segundo título el año de su doblete olímpico y podio en el Tour de Francia.
Ya quisiera yo tener los días malos de Remco Evenepoel.
Imagen: FB UCI Ed Sykes/SWpix.com
Ciclistas
El gran salto de Roger Adrià
La victoria en Valonia, la Vuelta… el termómetro de la progresión de Roger Adrià
Hace dos años por estas fechas charlábamos con Roger Adrià por estas fechas.
Integrado en la primera de Vuelta a España del Kern Pharma, vivió una situación muy dura para cualquier profesional que se precie, teniendo que dejar la carrera por culpa de un positivo del Covid sin notar síntoma alguno.
En aquel entonces, Roger sólo conocía el ciclismo profesional en época Covid, había dado el salto en 2020 y a las cuatro carreras: cerrojazo.
Eso fue entonces, hoy la realidad de Roger Adrià es la de un ciclista que empieza a dar sus mejores resultados con 26-27 años, algo que ahora mismo podríamos considerar excepcional, pero que demuestra que las cosas bien hechas, con tiento y despacio siguen funcionando.
Y lo evidencia él, que venía de un mundo competitivo y rápido como el fútbol, empezando algo más tarde que la media, primero en BTT y luego probando la carretera.
Esta mañana leía a Juanjo Oroz alegrase por la victoria de Roger Adrià en el Gran Premio de Valonia.
Es indirectamente una victoria del Kern Pharma, como las que puedan lograr Raúl García Pierna, muy bien en el Tour, Igor Arrieta o Pablo Castrillo.
Todos comparten ese elemento verde en común.
Nos comentaba en el último podcast, David García, que le había impresionado Roger Adrià ganando en el castillo de Namur delante de Alex Aranburu.
«Me lo esperaba más ardenero en su final» admitió, pero lo cierto es que si miramos su victoria hace dos años en la Ruta Occitaine fue capaz de batir a gente como Max Kanter, Julien Simon y Michael Valgren.
Es mu complicado encontrar un ciclista a este lado de los Pirineos con esa capacidad de remate en finales en los que el ciclismo español no acostumbra a moverse, pero el catalán tiene ese punch.
Pero no sólo eso, crece en todos los terrenos y crece bien.
Se ganó una plaza en el ocho de Red Bull en la Vuelta y ha sido uno de los mejores apoyos de Primoz Roglic en su cuarta victoria y no sólo por lo que hizo en Moncalvillo.
El equipo alemán tiene aquí un ciclista que hace equipo, que valora el equipo, pero que tiene mimbres para rematar como en Valonia, y seguro que sigue creciendo, porque en estos equipos muy mal se ha de dar para no seguir mejorando.
«Soy competitivo en diferentes carreras, pero nada en específico» se definió, incluso pareciendo un flaco escalador.
Se conoce bien y además le ha sentado bien el cambio, veremos qué tal le va a Oier Lazkano.
Imagen: © SprintCycling
Ciclistas
Mundial: El éxito de Pogacar pasa por la selección eslovena
Si Eslovenia se aproxima a UAE, Pogacar tendría mucho ganado en el Mundial
Pogacar de verde Eslovenia, esa es la imagen que todos queremos ver en el próximo mundial.
Delante o detrás, es indiferente, pero seguro que le veremos, seguro que tendrá tiro de cámara para él.
Es la estrella rutilante de este deporte, su embajador máximo, el foco de miradas y apuestas y tras lo de Montreal favorito top, al punto que sólo Remco Evenepoel puede mirarle en la mesa de igual a igual si la carrera se decide entre los más fuertes.
Pero sabéis que esta carrera, la más bonita del año, no es matemática y que, si bien nunca la gana un don nadie, siempre puede dar pie a sorpresas.
Por eso Pogacar va a depender mucho de la selección que presenta Eslovenia en el Mundial de Zúrich.
Sobre el papel no es un equipo grande, pero tiene una calidad infinita como para controlar y llevar la carrera a donde su líder necesita.
A día de hoy el equipo titular de Eslovenia para el Mundial está formado por Tadej Pogacar, Primoz Roglic -que dobla crono.y fondo- Matej Mohoric -quien este finde vemos en las UCI Gravel Series de Girona-, Domen Noval, Jan Tranik, Luca Mezgec y Matevz Govekar.
Nombres y hombres en esa selección y una estrategia que yo veo relativamente sencilla, si hay sintonía en las partes.
Sin entrar al trapo de lejos, lo suyo sería dejar hacer y a cierta distancia de meta empezar a poner el trantrán al que UAE se ha acostumbrado para que Pogacar remate en los tramos finales, preferiblemente a dos o más vueltas de meta, por si quedan flecos por solventar en el camino.
Novak y Tratnik en forma se basan y sobran para esa labor, eso sí Mohoric o Roglic no han cazado un corte bueno que deje sin obligaciones a los eslovenos y las cargue sobre terceros.
Eslovenia tiene una oportunidad histórica de tener su primer campeón del mundo, una opción que les va a exigir lo mejor de sí, en todos los aspectos además.
La relación entre las estrellas eslovenas parece cordial, desde fuera, pero los egos tienen que pesar cuando en el horizonte sale el arcoíris.
Lo que está claro es que para que Pogacar cumpla su favoritismo necesita de los compañeros más que otros de él, eso si no se lía la manta a la cabeza y convierte la carrera en un infierno a 100 de meta, como haría el mismísimo Mathieu Van der Poel.
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