Opinión ciclista
La obra maestra de Marco Pantani fue en el peor ciclismo posible
La etapa del Galibier hace veinte años fue la gran obra de Marco Pantani en un Tour que se desmoronaba
No supe nunca quién capturó esta imagen, cuyos créditos son de la AFP, pero podría haberla logrado John Pierce, el fotógrafo que ha cubierto cincuenta ediciones del Tour de Francia y también se encontraba aquella tarde de 1998 chupando lluvia y viento helado en la cumbre del Col du Galibier.
La foto se usó como portada para el libro de Manuela Ronchi “Un hombre en fuga”, una biografía benévola de Marco Pantani, campeón del Giro de Italia y el Tour de Francia.
Marco Pantani, hombre pequeño que nació junto al mar aunque amaba las montañas, feroz escalador, tímido y frágil con sus amores, cantante aficionado, buen hijo, buen amigo.
Marco Pantani chocando con un gato negro en un descenso, pinchándo en la trepada final de una etapa del Giro, cayéndose a cola del pelotón, partiéndose la pierna en esta carrera, reventándose la calva en la siguiente, como si estuviera predestinado a estrellarse siempre contra el mundo.
Marco Pantani, con el hematocrito de un indígena de los altos Andes o el Himalaya, con la sangre hirviendo de eritropoyetina –según se dijo– pero sin ningún positivo probado a sus espaldas.
Marco Pantani, con el cretino de Lance Armstrong a su rueda, un americano fanfarrón humillándole e insultándole a él, al ídolo que revivió en Italia una popularidad sólo igualada por Coppi y Bartali.
Armstrong y Pantani, “tan parecidos” dirán algunos; tan diferentes, creería yo.
Marco Pantani, con la habitación del hotel revuelta, con tanta cocaína ahí dentro como para infartar con sobredosis a varios tipos, con un sartal de teorías conspiranoicas sobre su desdichado final, que si lo mató la mafia italiana, que si se suicidó, que si se le fue la mano con la fiesta.
El Marco Pantani del Galibier
Marco Pantani en el instante decisivo del Tour de Francia: 27 de julio de 1998, etapa 15 entre Grenoble y Les deux Alpes, col de Galibier a cinco kilómetros de la cima, a más de setenta del final de la etapa.
Hay quien sostiene que aquella fue la última jornada del ciclismo épico, ese de los arrancones imposibles y las gestas temerarias.
La fotografía capta el momento en que se produce el ataque definitivo que desencadenará en la posterior crisis del líder Jan Ulrich, quien cedió casi diez minutos de ventaja aquel día.
Pantani cabalgando con su atuendo de corsario y el rostro fruncido entre el dolor y la furia, como pegando un grito contra sí mismo, mientras atrás se desdibujan Jullich, Leblanc, Livingstone, el propio Ullrich, borrosos, indefinidos, como manchas que se derriten bajo la lluvia.
El único que afirma con decisión sus colores es el pirata que aquella tarde se hizo dueño de su fortuna por un instante.
Cuesta aceptarlo, pero ese ciclismo podrido de los noventa también nos dejó etapas como aquella, que fue una verdadera obra de arte.
Endura, para el invierno y rodar muy alto
La imagen resulta elocuente por lo que muestra pero también por lo que oculta.
¿Quién tomó la foto?
¿Qué había tras las figuras borrosas y los uniformes empapados?
¿Qué líquidos fluían entre las venas de aquellos ciclistas?
¿Acaso Pantani comenzaba a morir en ese instante?
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
Opinión ciclista
Faltan datos para valorar el convenio de Movistar con Arabia
El anuncio de colaboración de Movistar y Arabia es incompleto
Dinero e influencia árabe en el deporte occidental es algo tan corriente, que a veces no entiendo tanto revuelo como ayer, cuando supimos del acuerdo de colaboración entre el Movistar Team y Arabia Saudí, a través, tengo entendido, de su federación.
Lo cierto es que el anuncio de ayer entra el molde habitual de estos comunicados.
Hablan de colaboración, lo centran en personal técnico y métodos de entrenamiento, pero poco hablan de lo que todos queremos saber: la panoja.
Y es así, y así lo refleja, por ejemplo, Cyclingnews, que deja la duda en el ambiente, cosa que no he leído en otros sitios.
Hace unas semanas, durante la Vuelta, Eusebio Unzue habló de dinero fresco para la estructura, luego vinieron los efímeros rumores de Repsol y ahora esto.
¿Es Arabia el mecenas que va a incrementar el presupuesto del Movistar Team?
Esa es la madre del cordero y la pregunta para la que nadie tiene, ahora mismo, una respuesta, por mucho que nos podamos imaginar que así habría de ser.
Como decía al principio, dinero e influencia árabe en el carísimo deporte occidental es un hecho que ya sabemos no es exclusivo del ciclismo.
En el caso de Arabia Saudí, es obvia su relación con el fútbol español, además de invertir en otros deportes como Fórmula 1, golf y ciclismo, con el Saudi Tour que les organiza ASO, como uno de esos bolos de pretemporada en medio del desierto, antes que empiece la campaña trascendente.
Para los países de la zona, es capital sacarse de encima el yugo del petróleo activando acciones ajenas al mismo, bien asesorados desde occidente.
Empezaron entrando en marcas de lujo de moda, colonias y esas cosas, siguiendo por infraestructuras y llegaron deporte, viendo el ciclismo como algo muy occidental en lo que también les interesa estar presentes y de paso blanquear su imagen.
A nadie se le escapa que estos países no son paradigma de derechos humanos ni tde rato igualitario entre mujeres y hombres, pero eso no ha sido óbice para negar su dinero y que siga la fiesta.
Porque cuando aplaudimos a un corredor del Bahrain o el UAE, o a ver el año que viene el Movistar, nos desproveemos de todos los prejuicios que podamos tenerles.
Hay en este sentido una entrevista muy interesante a Gino Mäder, corredor que ha tenido cierto compromiso con temas como el medio ambiente, en la que se encoge de hombros cuando se le pregunta por el sueldo que percibe y su pagador, el estado de Bahrain.
Vengo a decir que sí, que no es estético, que no es edificante de primeras, pero que el tinglado necesita de pasta y ésta ahora mismo está en ese lado del hemisferio y aunque nos hagamos cruces, el que gestiona las estructuras no dudará en cogerlo si en ello le va el futuro.
No olvidemos que en breve veremos un mundial de fútbol sacado del verano por jugarse en Qatar y que todos acabaremos mirando para otro lado en estas cuestiones.
Como en todo, el diablo está en el detalle y no sabemos el 100% del contenido de ese acuerdo, cuánto le supone a las arcas del gestor del equipo y que contraprestaciones tendrá, por ejemplo, en el maillot.
Por eso practicar la autopsia antes de cualquier saber el precio de todo esto, me parece precipitado.
Opinión ciclista
La llegada de la Vuelta a Croacia es criminal
La cantidad de peligro de los finales de la Vuelta a Croacia supera muy por encima la media
No he visto la Vuelta a Croacia mucho, pero lo que he podido apreciar, me ha parecido un desastre.
No me gusta hablar así de las organizaciones ciclistas, sé lo que hay detrás, el cariño e ilusión que ponen, la necesidad de los países y ciudades por enseñar qué ofrecen.
Todo eso lo sé, y lo valoro, pero hay veces que se diseñan circuitos y llegadas que parecen tiros en el pie.
Mirad la llegada final del Tour de Croacia, y decidme si es medio normal.
La vuelta a Croacia ha tenido finales criminales. Éste es una fiesta https://t.co/m5Sfsm7fJW
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) October 3, 2022
La cantidad de cambios de sentido y rasante, diferentes superficies por la ruta, elementos en medio de la misma, hasta aceras separadas con mini bolardos (recordar la que se lio en una Itzulia con Pardilla) y ciclistas esquivándolos.
Me pareció increíble -por suerte- que no pasara nada, nada más serio y grave, una caída de esas que te quitan las ganas de comer y te dejan mal cuerpo para todo el día.
Había motivos para pensar que eso podía acabar así.
Es alucinante que haya asociaciones y entes como la UCI diciendo que hacen su trabajo y se cuelen cosas así.
Pusimos el grito en el cielo una de las llegadas en la Vuelta a Burgos y ahora esto.
Entiendo que haya mucho cachondeo con la UCI y la longitud permitida de los calcetines.
La norma, aunque nos parezca ridícula, tendrá sus motivos, como las muchas que el gran ente del ciclismo mundial aplica y mejoran este deporte -de esas no se habla- pero es que deja en bandeja el meme cuando se les cuela una llegada como ésta.
Que no es la primera que vemos recientemente, ni será la última que nos toque padecer.
Entre semana la Tour de Croacia ofreció otra llegada en mojado que tenía mil cambios de sentido, me parció increíble no se produjera una buena hostia, más allá de algún ciclista que se fue al suelo.
Todo esto nos hace pensar en los mecanismos de control en el ciclismo y si la precariedad que detectamos muchas veces no es más que la economía de este deporte, a nivel profesional, que no se puede permitir ciertos calendarios ni nivel de competiciones.
Lo curioso es que estas llegadas las vemos, nos lamentamos, se arma el pollo y poco después, aquí paz y después gloria.
No sé pues a qué tanta asociación, gremio e historias.
Imagen: @cro_race
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