Ciclismo antiguo
Las vainas inoxidables del Lampre
Los días que la luz del Euskaltel se apagaba, en una cabecera vasca, no recuerdo cuál, hablaban de lo inoxidable del patrocinio de Lampre, una empresa metida en el trabajo del metal que está involucrada en el ciclismo hasta tal punto que hablamos de unos de los patrocinadores de mayor peso histórico en la actualidad. Lampre se sitúa sin duda en ese estatus de histórico y quizá sólo superado por la firma belga del Lotto.
Lampre entró en el ciclismo con cierto posicionamiento en 1991. El entonces equipo Colnago de Pietro Algeri lucía las siglas de esta empresa en un proyecto que encumbró los primeros años profesionales de ciclistas interesantes como Jan Svorada, Davide Bramati y Gianluca Bortolami. El hombre importante en ese momento fue un polaco, Lech Piasecki, corredor de segundo orden con buen palmarés sobretodo en Italia.
Pero poco duró la aventura compartida pues al año, en 1992, Lampre ya era primer sponsor y por tanto patrocinador principal de una estructura ciclista. El llamativo maillot que combina el azul, fucsia, rosa, y otros colores de similar matiz ya estaba en medio de un pelotón que por aquel entonces poblaban marcas tan legendarias como el Ariostea, Del Tongo, Banesto u ONCE. Sólo mentarlas implica saber del poso histórico que maneja Lampre.
En 1993 el equipo contempla una de las mejores campañas que un ciclista ha rubricado en los tiempos modernos del excampeón del mundo Maurizio Fondriest que se pega un hartón de ganar con el nombre de Lampre en el pecho. Desde San Remo a la Volta a Catalunya, cuando ésta se celebraba en septiembre, pasando por un sobresaliente Giro de Italia, Fondriest fue, números en mano, el mejor ciclista de un año en el que Lampre sacaba adelante el que posiblemente fue su mejor corredor históricamente hablando: Pavel Tonkov.
Aquel ruso histriónico, serio pero de pedalada trabada, redonda y elegante le dio a esta casa gestionada por auténticos locos del ciclismo el Giro de Italia de 1996 como botín más preciado en una dura pugna con un Abraham Olano, entre otros, enjutado en el maillot de arco iris. También venido de más allá del telón de acero, Djamolidine Abdoujaparov aportaría buenos éxitos.
Panaria y Polti fueron compañeros de viaje, por esos controvertidos años. Compañeros que luego acabarían por volar solos. Luego vendría Daikin en el ciclo en el que Oskar Camenzind fue campeón del mundo, casi nada. Entrados en el siglo XXI un español aterrizó para traer pocas pero buenas victorias: Juanma Gárate. Lampre llegó a subir al podio del Tour, en 2002, con un ciclista que ofrecía muchísimas dudas como fue Raimundas Rumsas. Luego tuvieron otro que corrió como emblema de las ganas y el coraje: el belga Ludo Dierckxsens.
La italianización de Lampre pasó por varios nombres que vistieron esta elástica. Francesco Casagrande, uno de ellos, Gilberto Simoni, otro. El doble ganador del Giro se despidió del ciclismo en la arena veronesa con los colores de la histórica marca. Y ya que hablamos de Verona, hacerlo del príncipe de la zona, el ciclista que posiblemente más íntimamente se ha insertado en este equipo que vio como el paso de muchas de sus estrellas fue efímero, hablamos de Damiano Cunego, el pequeño veronés que ganó un Giro a muy tierna edad, no ha alcanzado el nivel que se le presumía pero sí al menos ha dado muy buenos momentos al equipo que le ha sido más fiel.
Con Cunego guardándole las espaldas, Alessandro Ballan se hizo campeón del mundo en Varese el día que ambos fueron oro y plata para goce de la hinchada. En 2011 la descalificación de Alberto Contador le dio al equipo otro Giro, éste de la mano de Michele Scarponi, segundo en la carretera pero aupado al primer lugar un tiempo después en una de esas victorias que si bien lucen en el palmarés no gustan como si las ganaras de primera mano.
Por que en una travesía tan larga los compañeros de maillot son cambiantes. Si del Lampre surgió el Panaria y el Polti, con Lampre también entró en ciclismo el Vini Farnese, hace tres años y con el anotador por antonomasia a su cobijo, el velocista Alessandro Petacchi más el talentoso Filippo Pozzato, acompañados de quien hace tiempo se señala como hombre importante en la estructura que en esta Vuelta dirige Matxin, es decir Diego Ulissi. Nacido los días que Lemond, Fignon y Perico luchaban por el Tour, el toscano es el último eslabón de una familia a la que deseamos otras dos décadas en el pelotón.
Ciclismo antiguo
Un viaje por los méritos de Bartali, Coppi y Magni
El trío Bartali, Coppi y Magni llenó de magia la Italia ciclista de postguerra
Recorrer el ciclismo italiano de los años cuarenta y cincuenta, incluso en parte los treinta, tiene tres apellidos fijos: Bartali, Coppi y Magni.
Ciclistas de todos los tiempos, muy presentes hoy en día con una pasión en la que se les sigue idolatrando casi como entonces.
Hemos hecho un recorrido deportivo por esos tres grandes, y aquí tenéis un pequeño sumario de la grandeza que se ganaron en la carretera.
Gino Bartali
Méritos en la carretera: dos Tours de Francia, tres Giros de Italia, cuatro Milán-Sanremo, tres Giros de Lombardía, 91 victorias en su haber y un largo etc.…
Méritos civiles: Grande ufficiale dell’Ordine al merito della Reppublica Italiana, Cavaliere di gran Croce dell’Ordine al Merito della Reppublica Italiana, Medaglia d’Oro al Merito Civile.
Sobran palabras al hablar de este Campeonissimo.
Si su palmarés asombra, más aún lo hace la historia en la que consiguió salvar nada más y nada menos que a 800 judíos italianos de ser deportados a campos de concentración en Alemania, lo que le valió ser declarado «Justo entre las naciones» por Yad Vashem, la Agencia Nacional de Memoria del Holocausto.
En el Giro que salió de Israel esta historia fue muy celebrada.
Hablamos de un ciclista y de una persona en mayúsculas.
En la clasificación de los 100 mejores ciclistas de todos los tiempos se encuentra sexto.
Sus duelos con Fausto Coppi serán recordados por siempre como los más bellos en la historia del Giro.
Una vez retirado fue director del equipo San Pellegrino con Coppi bajo sus órdenes y luego comentarista de la RAI.
Su hija Andrea Bartali dijo en una ocasión sobre lo que hizo su padre con los judíos:
«Mi padre era un católico ferviente. Casi nunca nos habló de lo que hizo durante la guerra. Decía tan solo que “en la vida, esas cosas se hacen y basta”.
Estas palabras nos dan una idea la clase de persona que era Bartali.
Un ataque al corazón lo dejó sin vida en Florencia en el año 2000.
Castellania, provincia de Alessandria, debería estar de fiesta siempre porque aquí nació otro de los Campeonissimos.
A los 8 años tiene su primera bicicleta que utiliza para trabajar de repartidor, en 1937 conoce a Biagio Cavanna, su descubridor.
Se hace difícil saber por dónde empezar con Fausto, si por el récord de la hora, sobre en ser el primer corredor de la historia en ganar en el mismo año Giro y Tour…
Para siempre se pueden admirar, estelas de honor en su memoria en el Stelvio, Pordoi y en el Col de Larche.
En 1965 la “Cima Coppi” aparece por primera vez en el Giro para designar la cima más alta de esa edición.
También hay un monumento en Turín a su memoria y en esa misma ciudad un estadio de ciclismo lleva su nombre.
Número tres en la clasificación de los 100 mejores ciclistas de la historia… su récord de la hora en el velódromo Vigorelli de Milán, 45.871km, duró 24 años hasta que Jacques Anquetil se lo arrebató.
Hablar de Coppi es hablar de Bianchi, diez años duró su unión.
En su primer año gana la Milán-Sanremo con una superioridad insultante, el segundo clasificado llegó a 14 min.
El periodista Nicolò Carosio lo narraba así:
“Primer clasificado, Fausto Coppi, en espera del segundo transmitimos música de baile”
En 1949 gana Milán-Sanremo, Giro d Lombardía y Giro de Italia.
En ese Giro cobra vida una de sus hazañas más célebres: 192 km de escapada y victoria de etapa. Mario Ferretti en su crónica del día pronunciaría una frase que pasaría a la posteridad:
“Un hombre solo al comando, su maillot es blanco y celeste. Su nombre, Fausto Coppi»
Es pentacampeón del Giro, doble vencedor del Tour, campeón del mundo de ciclismo en ruta, récord de la hora, campeón de Italia, campeón de la Paris-Roubaix, Flecha Valona y un largo etc.…
Con 40 años, víctima de la malaria, fallecía en Tortona.
Fiorenzo Magni
Considerado el tercer hombre al saberse por detrás de Coppi y Bartali. Nace en 1920 en Vaiano.
Tres Giros de Italia, otros Tours de Flanders, consecutivos ganando la denominación de “Leone delle Fiandre”, campeón de Italia, primer ciclista en ganar etapas en las tres grandes vueltas en diferentes años, segundo en el campeonato mundial en ruta.
Con 35 años es el ganador de un Giro con más edad.
En 1946 no puede competir por su adhesión al fascismo y por competir bajo un nombre falso.
También será recordado por correr la edición del Giro de 1956 con una fractura de hombro sosteniendo el manillar a través de un tubular entre los dientes.
En 2004 fue galardonado con el collar de oro al mérito deportivo.
En 2012 murió a causa de un aneurisma.
Ciclismo antiguo
Alfonsina Strada: La mujer ciclista que conquistó la luna
Alfonsina Strada puso a la mujer ciclista en la historia
Hay una historia, desconocida, tristemente obviada, no sé por qué no se divulga más, que realmente merece ser escuchada, la historia de una mujer ciclista que hizo algo singular. Es la leyenda de Alfonsina Strada, la primera y única mujer que engañó a propios y extraños para hacer el Giro de Italia masculino, algo increíble, impensable, inconcebible.
En la edición de 1924 había un nombre entre los inscritos que no levantó sospecha. Era el de Alfonsin Strada. Ataviada con lo necesario para pasar desapercibida, no tardó el respetable en conocer la verdad.
En la octava etapa, Alfonsina sufrió un rotura de manillar y tuvo que finalizar la etapa con un palo de escoba que un espectador le dejó.
Esa medida desesperada le impidió entrar en el plazo permitido, pero la misma valentía que le hizo emprender la aventura en ese ciclismo prehistórico le empujó a insistir hasta la saciedad para que los jueces la readmitieran.
Alfonsina, Alfonsin en la relación de participantes, llegó a Milán con un retraso acumulado de 28 horas respecto a Guiseppe Enrici, toda vez había cubierto los 3600 kilómetros. Su hazaña le valió una interesante gira por los velódromos de media Europa, demostrando una verdad que entonces pareció más obvia que ahora, y no es otra que el ciclismo femenino puede ser rentable y mucho.
Pero no todo fue sencillo para esta aguerrida piamontesa.
Mucho antes de competir tuvo que enfrentarse a su familia para desempeñar su trayectoria ciclista.
Se vio obligada poco menos que a dejar el hogar y contraer matrimonio a la edad de 14 años con un mecánico llamado Luigi Strada.
Enamorada de la bicicleta desde bien pequeña, meter un hombre de ciclismo en casa fue el veneno que le hacía falta. Su marido fue su mánager.
Posteriormente se casaría tras la segunda Guerra Mundial y con su nuevo marido abriría una tienda de bicicletas hasta que murió con 58 años.
Estos días, noventa años después de su singular logro, algo que nunca más sucedió y que entiendo muy complicado repetir, la localidad de San Salvatore de Monferrato la recuerda con una plaza con su nombre.
Alfonsina Strada, una mujer que bien podría haber sido astronauta.
Foto tomada paneroseacri.wordpress.com
Ciclismo antiguo
Constante Girardengo vivía para el Giro y competir
Si hubo un pionero, ese fue Constante Girardengo
Nacido en Novi Ligure en 1893, bien podríamos decir que Constante Girardengo fue el primer campionissino, cosa no menor en un ciclismo como el italiano que aún hoy llena las paredes que rodean el Giro con fotos de sus grades nombres de siempre.
Y no lo dijo un cualquiera, lo dejó por escrito uno padres del Giro de Italia, Eugenio Colombo.
Su palmarés habla por sí solo siendo pro desde 1912 hasta 1936 llegando a las 87 victorias.
Su primera victoria fue siendo un niño cuando Dorando Pietri, legendario corredor de maratón, ofreció 2 liras a quien le ganase completando dos vueltas a la plaza del mercado en bicicleta, mientras él daba una corriendo.
Esto, que no es más que una anécdota, fue suficiente para convertirle en un ídolo allá en su Novi Ligure natal.
Con casi 20 años, pasó a ser profesional tras un ciclo como amateur deslumbrante.
Ganar la etapa más larga de la historia del Giro con 430km en el año 1914 no fue nada, si tenemos que compararlo con todo lo que ganaría en su carrera profesional.
Nueve veces campeón de Italia, seis veces de la Milán-Sanremo, otras tres del Giro de Lombardía, otras tantas en el Tour del Piamonte más dos Giros de Italia.
Un palmarés increíble.
Ganó etapas por doquier, ganó diferentes pruebas hasta la saciedad hasta que, a sus 45 años, decidió retirarse tras varios años de rivalidad con Alfredo Binda y mucho más joven que él.
Un columnista del Corriere della Sera dijo de él…
«Ha corrido. No hecho otra cosa. Es decir, sí que ha hecho otra cosa más: ha vencido. Ha vencido permanentemente desde 1913. Tenía tantas competiciones para ganar, Girardengo que no pudo permitirse ninguna distracción. Algunos lujos sí, las dos villas, el campo, el coche. Pero diversiones, ninguna»
Una vez retirado se hizo entrenador ciclista y cedió su nombre a un fabricante de bicicletas entre los años 1951 y 1954.Un febrero de 1978, fallecía en Cassano Spinola.
Ciclismo antiguo
El Giro nació de la competencia entre Gazzetta dello Sport y el Corriere della Sera
La Gazzetta dello Sport siempre estuvo en la historia del Giro
Uno de los grandes placeres de la salida o llegada del Giro de Italia es tomar un café en medio de un ambiente ciclista a rabiar mientras hojeas el sugerente papel rosa de La Gazzetta dello Sport.
Ambas cosas, carrera y diario van de la mano, no se pueden entender por separado.
Vamos más de cien años atrás: La Gazzetta dello Sport mira recelosa a la competencia, el Corriere della Sera, organizadores del Giro de Italia en automóvil.
En el horizonte dibujan la posibilidad de hacerlo, pero en bicicleta
En estas que el periodista Tullo Morgagni habla con el director del periódico, Eugenio Camillo Costamagna, planteándole la posibilidad de crear una prueba ciclista a imagen y semejanza del Tour de Francia.La Gazzetta dello Sport no era nueva en estas lides, con sus páginas color rosa y dedicada íntegramente al mundo del deporte.El diario gozaba de experiencia ya probada en la organización de otras pruebas ciclistas, como “La clásica de las hojas muertas” es decir, el Giro de Lombardía que desde 1905 o “ La Classicissima” en otros términos, la Milán-San Remo, nacida en 1907.
Así se lanza a una aventura llamada Giro de Italia y lo hace con tres nombres en la palestra, Eugenio Camillo Costamagna, Armando Cougnet y Tullo Morgagni.
El ciclismo ese deporte que crearon los diarios…
El primero de ellos es un periodista italiano nacido en 1864.
Había fundado en 1895 el seminario La Tripletta en Turín y al año siguiente, junto a Eliso Rivera, la Gazzetta dello Sport, siendo uno de los coordinadores del Giro.
El segundo de ellos, Armando Cougnet también periodista, pero éste nacido en Francia, concretamente en Niza.
A los 18 años empieza a escribir sus primeros artículos en la Gazzetta.
En 1902 se hizo responsable de la gestión administrativa del periódico y siendo entre los años 1911/12 único propietario del mismo.
Su pasión por el ciclismo le lleva a ser uno de los organizadores de la Milán-San Remo, que él mismo bautizo en 1907.
Se dice que suya fue la idea de vestir de diferente color al líder de la prueba, por lo que en 1931 tenemos la maglia rosa dando un nuevo colorido a la prueba italiana.
Tullo Morgagni el tercero de ellos, nace en Forli, en la suculenta Emilia-Romagna, donde tiene un estadio con su nombre.
Desde 2009 el Club de Leones “Forlì-Valle del Bidente”, junto con la Facultad de Ciencias del motor de la Universidad de Bolonia, le recuerda con el premio nacional “Tullo Morgagni” para las tesis sobre la comunicación deportiva.
Su historia de cómo empezó a trabajar en la Gazzetta es de alturas, ya que ahí mismo, en las alturas, subido a bordo de un globo es donde conoció a Eugenio Camillo y empezó a trabajar para él, siendo editor jefe con sólo 23 años.
Luggi Ganna, el primero
Ciento veinte siete corredores se dieron cita el 13 de mayo de 1909 para disputar la que sería la primera edición del Giro de Italia.
La plaza de Loreto de Milán fue el lugar escogido para dar salida a la primera etapa, en el mismo sitio en el que años después, habría una masacre por parte de la Legión Autónoma Mobile Ettore Muti con la muerte de 15 antifascistas partisanos.
Aunque el lugar pasó a los anales por la exposición pública de Mussolini, junto a su amante Claretta Petacci, después de haber sido ejecutados.
Pero volviendo a lo que nos concierne, esa primera edición del Giro constaría de 8 etapas y 2.448 km en las que se corría cada dos o tres días, pues la Gazzetta era una publicación que aparecía tres veces por semana.
Con una clasificación por puntos según el orden de llegada en cada etapa, Luigi Ganna sería el primer vencedor del Giro de Italia.
Sólo cuarenta y nueve corredores pudieron finalizar esa primera edición, entre ellos, Giovanni Gerbi, Giovanni Rossignoli o Carlo Galetti, es decir, estamos hablando de los mejores ciclistas del momento.
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