Ciclistas
La dimensión no ciclista de Bradley Wiggins
Cómo han cambiado los tiempos, aquellos en los que veíamos estrellas de brillo imperecedero arrastrarse por las rutas de medio mundo, intentando alargar lo “inalargable”, haciendo testigos de su declive por donde pasaba su tubular. Figuras que no admitieron que la llama de la juventud se apaga, que con ella se va el fragor de la lucha y el acierto en la carrera. Figuras que no entendieron que el telón debía bajar y que empequeñecieron su leyenda como nunca hubieran merecido.
Hoy vemos que casi todas las estrellas lo dejan con buen sabor de boca y exhibiendo el tono que los distinguió. A nadie le extrañaría que Fabian Cancellara hubiera seguido una campaña más, si se ha ido como campeón olímpico y desde el podio de Flandes, lo mismo podemos pensar de Purito Rodríguez o de su verdugo en el Giro, Ryder Hesjedal. Todos cuelgan la bicicleta con la sensación de que tenían algo más y todos lo dejan en un mar de dudas, cuestionándose si hacen bien y si es de recibo alargar lo que un día dijeron que tenía que acabar.
Entiendo que Bradley Wiggins ha estado en esta tesitura estos días. No me extraña, es una vedette, el auténtico “llena velódromos” del momento. Hace medio siglo cuando Miquel Poblet aparecía en los carteles, el público acudía en manada. Como el “noi de Montcada” hubo unos cuantos, estos días ha sido Wiggo, con Cavendish, quien ha hecho de Londres y Gante una fiesta bajo techo con gente brindando en la pelousse, brindando con ciclismo.
Dicen en la cuenta del British Cycling que se cierra una era con el adiós de Wiggins, yo creo que se cierra algo más. Al corredor lo conocemos bien, su trayectoria, sus méritos, sus defectos,… lo tenemos por la mano. Incluso tenemos constancia del proceso que hay abierto en su país respecto al famoso paquete que un día recibió, el tema de las excepciones terapéuticas y las sombras que angulan al personaje.
Todo eso es sabido, pero en el caso del corredor londinense nacido en Gante, la lectura va un poco más allá, y tiene que ver con el ciclismo que no es ciclismo, pero que vende ciclismo, destila ciclismo y habla de ciclismo. Tiene que ver con la tendencia que hoy vemos en no pocas ciudades, de cafés ciclistas, de libros ciclistas, de ropa de vestir con hechuras ciclistas, revistas ciclistas de culto,… de cultura ciclista en definitiva.
Tiene que ver con eso y creo que Wiggins es culpable en su parcela de que ese reguero de conocimiento haya pasado de mano en mano y ahora nos veamos en locales en los que cuelgan bicis y hay un póster de Eddy Merckx. Wiggins, en su poliédrica personalidad, ha contribuido, no sé si queriendo, a esa nueva dimensión que en el caso de este deporte le ha hecho mucho bien pues lo ha sacado de su estigma de dopaje y siempre culpable en el que reculaba hace no tanto tiempo.
Está claro que esa labor ha sido facilitada por los éxitos deportivos que en un principio fueron de pista, pero lo que en otros países no se ha logrado hacer, que el ciclista como tal cause tendencia y sea referente en algo que no sea sólo la bicicleta, Wiggins ha demostrado que es posible lograrlo.
Veremos ahora lo que se prodiga fuera del circuito, lejos de la presión de ser profesional, acentuando esas muecas poco convencionales, como saboreando una cerveza a medio afeitar o vestir esos jerseys de punto grueso que parecían sólo para tenistas o dando que hablar en los consejos de redacción por una imagen poco afortunada. Yo creo que no será consciente, pero aquello que haga tendrá que ver con la percepción que hay sobre este deporte que necesitaría más ciclistas que excedieran su papel en el pelotón.
INFO
365 días al año de bicicleta por parajes de ensueño
Ciclistas
Tirreno-Adriático: Juan Ayuso en hora y forma
Juan Ayuso puede añadir la Tirreno-Adriático a un inicio de 2025 inmejorable
No ganó de forma aplastante, quizá acostumbrados a ver exhibiciones brutales vestidas de UAE, pero la temporada de Juan Ayuso, hasta esta Tirreno-Adriático, está siendo de 10.
Los rivales los conocíamos, estaban marcados, incluso un Filippo Ganna, y eran buenos, Tom Pidcock, hiperactivo, Jai Hindley y el propio Mikel Landa.
Ninguno se lo puso fácil.
Pero Juan Ayuso, marcado desde la salida, vivo y con todas las opciones de cara a esta etapa reina, cumplió el pronóstico.
La etapa había arrancado muy movida, con Mathieu van der Poel atacando desde el kilómetro 0, lo que prometía emoción.
Después de un ritmo frenético, finalmente se escaparon ocho corredores: Gianni Vermeersch, Benjamin Thomas, Samuele Battistella, Jasper Stuyven, Chris Hamilton, Magnus Cort Nielsen, Andrea Vendrame y Andrea Pietrobon.
El pelotón no dejó que la fuga se distanciara demasiado, con equipos como Bahrain y UAE interesados en la etapa, ya que era la única montaña del Tirreno-Adriático.
La diferencia comenzó a reducirse en la subida final, donde primero Bahrain y luego UAE, excelso Del Todo, como el año pasado en esta misma carera, pusieron presión a Filippo Ganna.
Vendrame, que ya había ganado una etapa en esta carrera, se lanzó en solitario con 5 kilómetros para la meta. En esa misma subida, Ganna fue descolgado del grupo por Isaac del Toro, quien, como decimos, impuso un ritmo muy duro.
Poco después, Ayuso atacó y, tras él, se unieron Pidcock y Hindley.
Mikel Landa logró conectar con ellos, pero Ayuso no dejó de atacar. En los últimos 3 kilómetros, el español lanzó varios ataques hasta dejar atrás a sus rivales.
Fue una gran demostración de madurez de Ayuso, quien, pese a la presión y las expectativas sobre sus hombros, controló la situación y ganó con autoridad.
Pidcock fue segundo y Hindley tercero, y no se lo pusieron fácil.
Imagen: FB TirrenoAdriatico
Ciclismo
La caída y abandono de Vingegaard son una muy mala noticia
Ciclistas
La seguridad le quita el sueño a Vingegaard
La caída de Itzulia ha disparado los temores de Vingegaard sobre la seguridad
Para Jonas Vingegaard el accidente de la pasada Itzulia puede ser un antes y un después, lo admitió en su día y ahora lo refleja cada vez que habla de seguridad en el ciclismo.
Ciclistas
Jasper Philipsen va para MVP
Hay pocos ciclistas más valiosos que Jasper Philipsen
Podríamos decir que Jasper Philipsen aún no está en la mesa de los grandes, pero sin duda es uno de los ciclistas que más se acerca a reclamar su lugar.
Hoy en día, Philipsen es uno de los corredores más valiosos del pelotón, no solo porque tiene el nivel para competir y no desentonar al lado de ciclistas como Mathieu van der Poel, sino también porque ha demostrado ser capaz de asumir el mando en momentos cruciales y decidir las carreras a su favor cuando la situación lo requiere.
En las últimas temporadas, el belga ha dejado huella, especialmente con sus victorias en el Tour de Francia y en la Milano-San Remo.
Además, sus dos segundos puestos en el París-Roubaix resaltan la consistencia y el nivel de sus actuaciones.
Es impresionante la cantidad de victorias que ha logrado, muchas de ellas de gran calidad.
Su capacidad para adaptarse y brillar en diferentes escenarios lo ha consolidado como uno de los referentes del pelotón.
Es cierto que a veces se le ha señalado por su actitud algo «mafiosa», como aquella vez en el Tour de Francia, cuando mostró una ambición y control casi abusivos dentro del pelotón. Sin embargo, no se puede negar que Philipsen ha evolucionado hasta convertirse en un ciclista indispensable en la actualidad, un verdadero diferenciador en la carretera.
Su presencia, por ejemplo, ha elevado el nivel de su equipo, Alpecin, y le ha dado a la formación una dimensión competitiva que rivaliza con los grandes equipos.
Mientras que a Van der Poel no se le conoce tanto por sacrificarse por un compañero, Philipsen ha demostrado ser un corredor por quien Mathieu pone el equipo por delante cuando es necesario.
Además de su talento, Philipsen destaca por el buen ambiente que transmite en el pelotón, manteniendo una buena relación con otras grandes estrellas, como Tadej Pogacar y Michael Matthews.
A pesar de sus momentos de tensión, su carácter competitivo y su espíritu de equipo han sido clave para consolidarlo como uno de los ciclistas más completos.
En cuanto a su evolución como sprinter, Philipsen ha dejado atrás las críticas que alguna vez recibió, como cuando nuestro querido Adrián García lo apodaba «Jasper Disaster».
Hoy es uno de los sprinters más letales, habiendo superado las 50 victorias, muchas de ellas de gran nivel, como las nueve etapas del Tour de Francia y varias etapas en la Vuelta a España. Además, su victoria en Kuurne-Bruxelles-Kuurne este año ha sido una clara señal de su potencial, demostrando a Visma que en Alpecin tienen un rival formidable.
No solo es un hombre de victorias en el sprint, sino también un corredor versátil.
La victoria en el Gran Premio de Escalda de hace dos años, donde brilló rodando de manera sublime sobre los adoquines, lo consolidó como un gran especialista en terrenos difíciles, donde se mostró eficiente y competitivo, conectando con otros velocistas belgas que también dominaban las piedras.
Hoy, la presencia de Philipsen es uno de los principales alicientes para poner en aprietos a Pogacar en la Milan-San Remo.
Como es bien sabido, si Van der Poel no logra romper la carrera, Philipsen será uno de los hombres clave.
Este 2025 ya ha comenzado a demostrar cómo puede hacerle daño al mejor ciclista del mundo, reafirmando que está preparado para luchar por los títulos más prestigiosos.
Imagen: A.S.O.
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