Opinión ciclista
La bicicleta: abierta las 24 horas y los 365 días del año
¿Qué tiempo mínimo exigible le dedicáis a vuestras salidas en bicicleta? ¿No menos de una hora? ¿Valen tan solo 20 minutos?
Hace un tiempo, bastantes años, estuve hablando con un buen amigo, ciclista como yo, de cuándo entrenar, qué días eran mejores o qué horas las más idóneas para salir en bicicleta.
Después de charlar un largo rato sobre el tema, me dijo -a modo de sentencia final- que lo suyo era hacerlo siempre que pudiéramos, porque lo importante era salir y no quedarse en casa.
Y aunque dispusiéramos de poco tiempo, ni que fuera media hora, o tan sólo 20 minutos, daba igual: lo suyo era coger la bici y pedalear, lo que fuera.
En efecto, todo cuenta, todo suma: 20 kilómetros por aquí, 40 por allá, 1 hora bien aprovechada un día, y otro, y así, casi sin darnos cuenta, seguimos adelante, seguimos sumando.
El caso es pillar un pequeño circuito cerca de casa -no es preciso ir muy lejos-, dar algunas vueltas, las veces que queramos.
No es necesario que hagamos series, ni puñetera falta que nos hace, se trata sólo de movernos, de poner en marcha nuestro cuerpo.
También de no perder los beneficios acumulados en los entrenos digamos “convencionales”, esos que efectuamos junto a nuestros colegas los fines de semana, esas kilometradas que nos metemos entre pecho y espalda, todas esas horas encima del sillín que nos pasamos sentando las bases de nuestra forma y fondo.
Los días de cada día, con sus pequeños paréntesis, también cuentan.
Los tenemos ahí.
Sólo se trata de colgar la pereza detrás de la puerta de nuestra habitación, despojarnos de las sábanas que pesan mucho más de lo que parece y salir.
En nuestro caso, los cicloturistas, lo tenemos fácil: nuestra bicicleta no cierra nunca, la tenemos ahí disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.
Es así de agradecida.
Siempre preparada.
Salir y pedalear.
Cualquier momento es bueno, por el simple amor a la bici y apta para todos los públicos.
Conozco gente que me comenta que ellos no salen si no disponen al menos de más de hora y media de tiempo.
Craso error.
Hemos de saber ser ciclista en cada instante, que sea nuestro modo de vida, porque la bici nos hace sentir bien y nos hace sonreír, por eso hemos de aprovechar cualquier ocasión para repetir la experiencia y la aventura de montar en bicicleta una y otra vez.
Toda esta perorata para muchos, seguro, pueda ser muy obvia.
Adivina sobre los orígenes de DT Swiss
Pero la idea que queremos trasladar es la de mirar a nuestra bicicleta con placer, como una compañera “cuatro estaciones”, siempre dispuesta a salir con nosotros.
Habrán días buenos, regulares, malos y hasta imposibles, pero rodar siempre es una opción.
Cada uno es libre de organizar su propio viaje.
Podemos ser protagonistas de nuestro propio destino: desde salir a la calle para ir a trabajar o dar un paseo, sensibilizando conciencias ante los atentados a los que están sometidas nuestras ciudades, o bien dejándonos llevar por nuestro único esfuerzo cuando nos decidimos a pedalear buscando valles, bosques o pueblos apartados.
O ascender cimas de puertos de montaña, mientras nuestra respiración entrecortada nos hace sentir vivos y libres.
La elección es nuestra e independiente y nuestra llegada en bici a cualquier lugar, por muy apartado que esté, siempre llama la atención, porque su estética alimenta e invita al saludo inmediato y a charlar con las gentes del lugar.
Somos un ejemplo y son muchos los que seguramente con cierta envidia sana, al vernos desplazar en nuestra bici o bien al verla equipada con alforjas, aparcada fuera de un albergue, se preguntan si ellos lo podrían hacer también.
Viajar en bici hace que sus habitantes vean nuestra presencia como una muestra de amistad y concienciación ecológica para su entorno.
Por eso desde aquí reclamamos, de nuevo, este tipo de cicloturismo que nos permita llevar un ritmo más sosegado para poder disfrutar plenamente del entorno que nos rodea, huyendo de ese espíritu competitivo que aún arrastran muchos, que pedalean en bici para intentar rivalizar en la primera subida que afrontemos.
Queremos pasarlo bien juntos, disfrutando y compartiendo nuestra forma de vida, de ver y amar el mundo del ciclismo turista.
Apostar en nuestras salidas por dejar el reloj en casa, sin mirar el tiempo (bueno, el que hace sí), sin cronos ni potenciómetros, ni falta que nos hace.
Lo que sí se mira (y admira) son los paisajes.
Esperar a todo el mundo.
En caso de avería o pinchazo parar y luego seguir todos juntos.
No importa lo que tardemos.
Tenemos todo el día por delante.
Queremos pedalear disfrutando en los sitios donde vamos, aunque para eso, como a todos nos gusta, hacerlo sufriendo un poquito, pero con buen desarrollo, tranquilidad y compañerismo se sube todo.
Si tenemos que tardar 10 horas para hacer 100 km por las montañas… ¡no pasa nada!
Además, no es ninguna deshonra, si un día estamos cansados, el echar pie a tierra, que no significa abandonar, para nada.
En cualquier momento podemos retomar nuestra bici y seguir pedaleando por parajes de ensueño.
Sin piques.
Y si los hay delante, peor para ellos, más nos tendrán que esperar arriba.
Desde estas líneas seguiremos -intentando- trasladaros nuestra visión del ciclismo no sólo como deporte, sino también como un estilo de vida.
Si hemos de pedalear bajo la lluvia, cogeremos nuestros impermeables y saldremos ahí afuera mientras nos dejamos empapar nuestros sentidos.
Pedaleando firmes atravesando charcos y alzando los pies al aire como niños, bajo la atenta mirada de muchos, bajo sus paraguas, que nos observarán perplejos pero a la vez con envidia de vernos más vivos que nunca.
Mientras tanto, desde estas líneas, seguiremos hablando de ir en bici… los 365 días al año.
Opinión ciclista
Grandes vueltas: ¿Quién es el mejor de la historia?
También en grandes vueltas, nadie se puede medir a Eddy Merckx
Las grandes vueltas son al ciclismo lo que los contrafuertes a una catedral.
Podrán gustar más o menos que las grandes clásicas, ciclismo de un sorbo, cargado como un buen café, pero en las tres semanas de un Tour o Giro o Vuelta salen a flote las miserias y excelencias de los ciclistas.
Nosotros somos más de clásicas, ciertamente, pero el fuego lento también le sienta bien a este deporte.
Hemos visto este listado, este top ten en Facebook y no nos hemos podido resistir a opinar, un poquito sólo, sobre los grandes de siempre en esta historia de tres semanas y mil aventuras.
Y vemos que el primero, como en casi todo, porque superarle se antoja imposible en un largo tiempo es Eddy Merckx, el corredor que resume su carrera diciendo que lo ganó todo, todo lo importante, salvo la París-Tours.
Eddy Merckx instauró una especie de yugo sobre el ciclismo que conoció que no tuvo muchos más nombres salvo el suyo desde finales de los sesenta a mediatos de los setenta.
El control de Merckx fue tal que en esa lista sólo sale un contemporáneo suyo, el escurridizo Felice Gimondi, protagonista en aquella jornada de Pra-Loup que cantó el ocaso del belga.
Gimondi fue, como Alberto Contador, un ciclista que explotó pronto.
Pero se le cruzó Merckx, como a otros tantos.
A Alberto Contador se le cruzó Chris Froome, a quien pudo ganar netamente una vez, en la Vuelta del 2014.
Alberto Contador en este listado podría haber estado más arriba.
Pero…
Sin embargo, no se puede obviar ese legado de siete grandes vueltas, siendo además uno de los pocos con las tres.
La lista también contempla a Miguel Indurain: si esto fuera un medallero olímpico, el Tour sería la medalla de oro y eso le pone a la estela de los más grandes.
Es curioso porque el desempate de Merckx e Hinault lo provoca la Vuelta que el belga ganó.
El tejón sigue siendo, más de treinta años después, el último campeón de la vieja escuela, aunque Tadej Pogacar se ha empeñado en seguirle, con cantidad y calidad de éxitos.
Ambos son ciclistas que atacan de amarillo, rosa o lo que fuera, que amasan triunfos de etapa, que abren distancias de diez minutos sobre los rivales.
Miguel Indurain fue otra cosa, como Jacques Anquetil, un poder contenido, medido en la habilidad contra el reloj.
Luego están los italianos, auténticos pioneros.
Belle époque, inaugurada por Alfredo Binda, ciclista que recibía primas por no tomar parte en las carreras y abrir el pronóstico.
Fausto Coppi y Gino Bartali, cuya rivalidad despierta aún emociones.
¿El mejor de la historia?
Cada uno tuvo lo suyo: su tiempo, sus rivales, sus recorridos.
Medirlos en igualdad es imposible.
Si por algo hemos de fiarnos, más allá de los sentimientos que despertaron esos triunfos, es de la estadística.
Y ésta es inapelable: Eddy Merckx
Opinión ciclista
Tour: Estas etapas matan el ciclismo
La primera de las etapas en Francia ha sido un lastre para el Tour
En un ciclismo, en una sociedad de paciencia menguante, como leo a Ander Izagirre, etapas como la primera del Tour en Francia son un tiro en el pie de este deporte.
Llego ahora a casa y leo que os estáis aburrrrriendo con la etapa tostón del Tour. Aquí tenéis algunas decisiones brutas y cómicas que tomaban los organizadores de Giro, Tour y Vuelta contra el aburrrrrimiento. pic.twitter.com/HDRvFMGrRr
— Ander Izagirre (@anderiza) July 4, 2023
No hablamos del deportista, ni de su necesidad de tomarse un respiro en una jornada que conecta la salida vasca con los Pirineos, que puede ser tomada con más o menos calma, hablamos de imagen, de la percepción, de la sensación que, o eres un enfermo de esto, o es imposible tragarse semejante bodrio.
¿Lo mejor?
La retransmisión, como casi siempre, aunque para conocer las Landas, quizá mejor los documentales de La 2.
La imagen de recreo y asueto generalizados esta jornada de julio fue el mejor tarjetón de invitación a la siesta.
Ya veis, el mito de la siesta y el ciclismo, con la voz de Perico o Javier Ares de fondo, en el calor de julio, las jornadas intensivas en el trabajo.
El ciclismo no puede permitirse etapas así, el Tour, tampoco.
Es la etapa cuatro del Tour de Francia 2023, no estamos en ruta hacia los Campos Elíseos, de homenaje al ganador, ni tampoco en el día después de una gran batalla.
Las fuerzas están frescas y las etapas buscan ganadores y protagonistas en su desarrollo.
El hecho que lamentaba Antonio Alix, sobre los belgas atacando al unísono, como en una broma pactada con la moto de Philippe Gilbert, define un paisaje triste, indigno de la mejor carrera del mundo.
El comentario de Contador, sobre cómo suben los clicks de su marca de bicicletas cada vez que uno de los suyos va en fuga debería ser de conocimiento generalizado en el pelotón, a sabiendas que hay mucha gente mirándoles, pero también equipos de marketing calculando cada segundo que su marca tiene exposición en la televisión.
Jasper Philipsen repitió triunfo en una de las peores etapas que recuerdo del Tour, y eso que hay unas cuantas, pues fumadas suceden cada año, puntuales a la cita.
El ciclismo no se puede permitir días así, los ciclistas por intocables que crean, tampoco.
Seguro que vendrán grandes días de ciclismo, pero si a la larga estos trayectos decantan la balanza sucederá que igual no habrá dinero para todos.
Imagen: A.S.O./Charly Lopez
Noticias de ciclismo
Qué poco sabemos sobre el Tramadol
Ahora mismo sólo el ciclismo ha prohibido el Tramadol
Cierto es que no es dopaje, no al menos sobre el papel y en la norma, pero a mí que me lo expliquen ¿qué cojones pasa con el tramadol?
En otras palabras, no se puede dejar de golpe https://t.co/34sQQ5uT7n
— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) December 10, 2022
Su nombre corre por los mentideros hace tiempo, no da beneficio alguno en el rendimiento, sobre el papel, pero pitar con esto, o similar, te puede valer la ruina.
En ciclismo ya está prohibido, en otros deportes habrá que esperar, como si se necesitara un tiempo de transición para dejarlo estar.
La sensación, si no fuera porque la hemos visto mil veces en el deporte, sería fea, extraña, casi nauseabunda.
La cosa es sencilla, es matar la sensibilidad del deportista para que éste se centre en el rendimiento sin que nada moleste, si quiera eso tan humano que es el dolor por el esfuerzo fuera norma que esta gente practica.
Ver su gestión denota que hay que poner tanta gente, tan diversa, de acuerdo que parece hasta siniestro que a nadie se le hubiera ocurrido antes.
Otra muesca más en quienes dicen mirar por la salud del deportista
Pillaron en Catar, en puertas del mundial de fútbol a un tipo con 2000 pastillas de Tramadol, como aquel auxiliar de Festina cargado de mierda que cazaron en la frontera entre Bélgica y Francia camino de la salida del Tour en Dublín.
No sé si adujo «consumo privado» en su defensa.
En aquel caso, ya sabemos lo que pasó, en este caso es un argumento más para quienes abogan por el tramadol fuera del deporte, no sólo del ciclismo.
Como me decían en twitter este finde ¿qué no sabrá la WADA sobre el tramadol para hacer esto?
Y lo más tétrico: ¿Qué se habría evitado de haberle puesto coto antes?
El Tramadol no es dopaje, insisten, y escribo constantemente aquí, pero todo lo que toca lo pudre y estigmatiza.
Se utilizó como arma arrojadiza para los irresponsables que iban a saco en algunas llegadas, sin miedo ni complejos, y ahora pesa como una losa sobre una de las grandes estrellas del pelotón, el amigo Nairo, que sigue sin equipo, oficialmente reconocido a puertas de Navidad.
Lo lamentable de todo esto es que, como muchas veces digo, es que estamos ante la punta del iceberg… ¿cuánta parte del cuento nos estamos perdiendo?
Opinión ciclista
Luis Enrique y la mal llamada prensa deportiva
Lo que está sucediendo con Luis Enrique es el termómetro de la prensa que se llama deportiva
Este es un tema que cuando empecé este mal anillado cuaderno solía tratar, pero con el tiempo dejé de lado, por ser imposible sacar nada bueno. Hablo de eso que llaman prensa deportiva.
Admito que me gusta el mundial de fútbol, me gusta mucho, desde siempre, su historia, las leyendas, las sedes… es una mística que sólo los Juegos Olímpicos y ciertas carreras ciclistas, diferentes cada año, según resulten, pueden igualar.
Antes del evento en Qatar, ya sabíamos que el ambiente alrededor de la selección española iba a estar condicionado por la figura del seleccionador, un gran aficionado al ciclismo además, Luis Enrique.
Pues bien, no ha hecho más que empezar el evento y tenemos llamas en las redes contra Paco González, en representación de la camarilla, por su diatriba ante el seleccionador.
Al margen que me parezca que tenga o no razón, el fútbol es algo tan apasionante como espectáculo colectivo, que esto, para mí es una menudencia, lo que me alucina es el ensañamiento gratuito contra una persona que podrá caerte mejor o peor pero que si está será por haber demostrado méritos suficientes para ejercer.
Es la bronca política, el negarle toda cualidad al adversario, llevada a la prensa que se dice deportiva.
Para la gente del ciclismo, la verdad, lo que tenga que decir esta gente poco o nada nos va a sorprender.
Con los años nos han regalado análisis sesudos como aquel que decía que el ciclismo es un deporte fácil porque van sentados o los mismos que medían la salud del ciclismo español por la cantidad de corredores que iban al Tour.
No entremos en cuando hablaban de dopaje.
Ahora, parece que a muchos se les ha caído la careta de esta camarilla.
España, lo siento, no tiene prensa deportiva, tiene una banda de malos actores, aireando lo peor de algo tan hermoso como el fútbol, para sacarse el sueldo a final de mes.
Lo triste es cuando se acuerdan de otros deportes, tipo ciclismo, y sale a flote toda su desconexión con la realidad del deporte.
A mí personalmente Luis Enrique me cae bien, sé que no es políticamente correcto pero al menos lo ves venir.
Y como repiten muchos, por cualquier cosa, hay que bancarle: que en sus famosos streams diga que está pendiente de la campaña de ciclocross me parece genial.
Tenemos aquí un buen embajador, un ciclista de papear kilómetros y sacarle todo el partido a la flaca.
Sólo por eso, y por destapar el disparate que algunos ejercen cada día en nombre de la prensa deportiva, le tenemos que querer.
Nosotros somos modestos, hablamos de nuestro deporte, nos equivocamos mil veces, pero somos directos y transparentes en nuestra opinión, pero sobretodo hablamos de algo que nos apasiona y lo hacemos con cariño infinito.
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