Ciclistas
Los dos caminos de Rui Costa
¿Grandes vueltas o clásicas? La cuestión se impone en el camino del portugués Rui Costa, campeón del mundo hace más de dos años, con una notable carrera de dimensión nacional e internacional. Hasta la fecha sus hechos reflejan una madurez deportiva, calidad por encima de la media y determinación por alcanzar todo a lo que se propone.
Tricampeón del Tour de Suiza, algo nunca alcanzado por un ciclista en la historia, Rui Costa apunta el Tour de Francia como la carrera donde le gustaría llegar más lejos. De las tres grandes vueltas, el Tour ejerce una magia sobre el portugués del Lampre-Merida, al que se unió en 2014 para intentar alcanzar su lugar en los Campos Elíseos. Enel Tour ya cuenta con tres victorias en etapas: Super-besse Sancy, Gap y Le Grand Bornand. Su mejor puesto en la general fue el 18º en 2012.
Siempre presente en el Tour, desde 2009, fue en 2014 la primera vez que portó el dorsal de líder de su equipo con vista en el top ten. Sin embargo, la suerte no ha sido su compañera y en esos últimos dos años ha sido forzado a abandonar tras sendas caídas. El destino parece alejar Rui Costa del Tour, llevándolo hacia otras carreras como las clásicas y cortas vueltas en las que sí demuestra tener la chispa necesaria, pues en el fondo le son un terreno más favorable.
En las clásicas más prestigiosas, logró un tercer puesto en Il Lombardia de 2014, solamente superado por Alejandro Valverde y Daniel Martin, más dos cuartos puestos en la Liège-Bastogne-Liège y Amstel Gold Race de 2015. Inolvidable fue su gran éxito: el Mundial de 2013, delante de uno de los mejores ciclistas del pelotón, Purito Rodríguez, tras superar con brutal inteligencia el recorrido de 272,2 km por Florencia. Y a todo ello le añade grandes desempeños en el Tour de Suiza, Critérium du Dauphiné, 4 Días de Dunkerque, Tour de Romandía y la lusitana Volta ao Algarve.
El actual campeón nacional expresa gran facilidad para destacar en carreras de un día o vueltas de una semana, por eso emerge la pregunta: ¿Debería poner fin al objetivo de llegar al podio de una gran vuelta para apostar por las clásicas?
A los 29 años nos parece poder pedalear hacia las dos metas, uno no excluye la otra. Apostar por ganar una clásica, sin dejar de lado el señalado talento para estar en una gran vuelta, en su caso el Tour, no nos parece incoherente para sus características. Se cuestiona su capacidad para ganar una gran vuelta, pero recordamos otros casos en los que se dudó y el ciclista salió adelante, por ejemplo Ryder Hesjedal, quién acabó por llevarse el Giro contra todas las expectativas. ¿Por qué Rui no?
Las circunstancias de carrera y la condición de sus rivales pueden dictar la suerte o no de la lucha de Rui Costa por una gran vuelta, sin embargo a priori le vemos como un corredor que tiene en sus pedales calidad y en la mente la fuerza de un campeón para ir a por ello.
Por Helena Dias
Ciclistas
Las 3+1 caras de la crono del Dauphiné
El Tour pasa, más que nunca, por el Dauphiné y su crono
El camino hacia el Tour de Francia pasa este año, más que nunca, por el Dauphiné. Y en especial, por una contrarreloj que nos ha recordado que cualquier evento contra el reloj con esta generación es una auténtica maravilla.
La situación, aunque conocida, no deja de sorprendernos: en el primer parcial se establece una referencia clara para los favoritos y, de repente, aparece uno —digamos, Jorgenson— y revienta el crono. Al poco rato llega otro, por ejemplo Remco Evenepoel, y directamente salta la banca.
Precisamente con Remco comenzamos este repaso a lo que dejó la crono del Dauphiné. Hablamos de un ciclista que, en otros tiempos, habría sido una espada permanente sobre la cabeza de sus rivales.
Qué manera de rodar: como siempre, perfecto, acompasado. Parecía lento pero seguro en la subida, y completamente acoplado, como una máquina, en el llano y la bajada.
Transmite fuerza en cada pedalada. Es campeón del mundo, olímpico, y ganador de todo lo que compite bajo esta modalidad. Y hoy lo ha hecho frente a quienes serán sus verdaderos rivales en el Tour.
Llega de una lesión tremenda que casi le cuesta la carrera. Pero se ha rehecho, paso a paso, para firmar otro éxito estratosférico. Porque todo lo que pasa en esta edición del Dauphiné está resultando especial.
Está en su mejor momento en lo físico. Su forma crece día a día, y mira con ambición al final de la carrera. Sabe que el Tour empieza aquí.
Yo aún no lo veo al nivel de los dos mejores, pero por calidad y juventud, no es descabellado pensar que puede acercarse. Todo apunta en esa dirección.
Seguimos con quien, para mí, está siendo el gran ganador de lo que llevamos del Dauphiné: Jonas Vingegaard.
El danés está fortísimo, transmite una sensación de poder brutal. Además, el equipo le acompaña, con Matteo Jorgenson siempre cerca. Aunque, si la cosa se pone seria entre los dos grandes, el estadounidense aún no está para sentarse en esa mesa.
Veo a Vingegaard con hambre de ciclismo. Si no llega a ser por ese problema mecánico al final, le habría metido una buena dosis de segundos a Pogacar.
Y llegamos a Tadej Pogacar, la tercera cara de este retrato. El esloveno sale vivo de las cronos. Muy vivo, y gracias.
Tiene alguna victoria en la modalidad, porque es buenísimo, pero no es su terreno ideal. Es ese mismo terreno donde Ganna le dobló en un Mundial, o donde Vingegaard le ganó un Tour entero.
Eso no le quita valor de cara a las quinielas. Si algo tiene Pogacar es que siempre está ahí. Y, al menos, las cronos ya no le lastran.
Cerramos con Iván Romeo, en una crono en la que teníamos ilusión por ver hasta dónde podía llegar.
No fue su mejor día —él mismo lo reconoció—, pero el del Movistar venía con el subidón de la jornada anterior, en todos los sentidos. Está creciendo a su ritmo, de forma diferente a otros, como el propio Remco. Así que toca seguir dando pasos, con confianza, dentro de un pelotón donde ya se hace notar.
Imagen: A.S.O.
Ciclistas
Iván Romeo en el Dauphiné: El ciclismo es de los que no dudan
Lo que Iván Romeo ha logrado en el Dauphiné es algo poco habitual en el ciclismo español
Leía ayer por la tarde que el ciclismo español no tenía un líder en el Dauphiné desde los tiempos de Alberto Contador. Eso fue hace 15 años, antes de que apareciera Iván Romeo.
Claro que Alberto Contador nunca logró dominar el Dauphiné, ni siquiera aquel año en que vistió de amarillo de forma ocasional, porque el esloveno Janez Braijckovic estaba en un estado de forma excepcional, como nunca volvió a demostrar en el propio Tour.
En todo caso, volvamos al presente.
A un presente dulce, con un ciclista que sigue avanzando a base de resultados y que ya no tiene un palmarés vacío. Se pone a prueba entre los mejores del mundo en su especialidad favorita: la contrarreloj.
Decíamos que no hay que dudar al hablar de él porque lo vimos en primera persona.
Cuando Iván Romeo salió desde atrás en una fuga de altísimo nivel y atacó en un momento de parón, no dudó, no miró atrás. Lipowitz y Van der Poel vacilaron… y perdieron su oportunidad de ganar etapa en el Dauphiné.
Atacar con fe, con todo, sin desistir aunque la diferencia no aumente de inmediato… eso hizo el ciclista del Movistar en otra exhibición colectiva, una delicia verlo rodar.
Iván Romeo tiene 21 años, pero ya suma dos éxitos importantes, firmados con el convencimiento de quien sabe que está haciendo bien las cosas.
No parece un corredor de clasificaciones generales —al menos por ahora—, pero en jornadas como esta, el de Valladolid es un puñal, uno de los mejores del mundo. Y además, tiene una calidad como rodador que no se paga con dinero.
Queremos —yo quiero— verlo frente a Vingegaard, Pogacar y Remco en la contrarreloj.
Es su terreno, su zona de confort… y después, que sea lo que tenga que ser.
Lo intuimos, pero queremos verlo igualmente, porque hay algo que está claro: Iván Romeo no duda.
Y quien no duda se gana el favor del público, incluso perdiendo, porque frente a estos “monstruos” es lo más normal del mundo.
Pero que le quiten lo bailado…
Ciclistas
¿Quién puede hacer lo que hace Van Aert?
La versatilidad de Van Aert formará parte de su leyenda aunque no compute en el palmarés
A ver, vamos a hablar claro, y aunque haya pasado una semana: ¿Quién puede hacer lo que hace Van Aert? No muchos, la verdad.
En este Giro de Italia, mientras unos sufrían solo por aguantar, él estaba ayudando a su jefe de filas a ganar en alta montaña… y al día siguiente, lanzando el sprint en Roma como si fuera un velocista puro.
¿Pero esto qué es? ¿Un robot? ¿Un superhombre? No, es Van Aert.
El tipo llegó al Giro después de una primavera complicada, saliendo de una lesión, sin victorias ni su mejor forma.
Pero bastaron unos días para ir cogiendo ritmo y de repente… ¡pum! Gana una etapa marca Strade Bianche, se mete en fugas, tira del grupo en el Colle delle Finestre para reventar la carrera a favor de Simon Yates, y después pone el último tren para que Kooij levante los brazos en Roma.
¿Hola?
¿Eso no lo hacen ni dos ciclistas distintos en una misma carrera?
Éste lo logró en 24 horas.
Visma llegó al Giro con varios líderes, algo que suele ser receta para el caos, pero no con Van Aert en el equipo.
Porque no solo es un corredor todoterreno, es el pegamento humano que mantiene la armonía.
Cuando tienes a uno así, todo el mundo rema.
Ayuda, suma, y encima, gana. Es una especie de unicornio en el ciclismo moderno.
Y ojo, sin estar en su mejor nivel, como en aquel mítico día en Hautacam en 2022.
Ni falta que le hizo. Fue clave en montaña, decisivo en los sprints, y siempre ahí, sin egos, haciendo que todo funcione.
Lo de Van Aert no es solo talento, es mentalidad.
Y por eso, en la fiesta final de Roma, mientras todos celebraban, había uno que merecía una ovación aún más grande.
Porque sí, ganó Yates, ganó Kooij… pero sin Van Aert, este Giro no se entiende.
Ciclistas
Juan Ayuso: Tras el Giro ¿y ahora qúe?
Para Juan Ayuso una segunda grande, tras el Giro, sería una red de salvación
Si el Giro perfecto tomara forma para Juan Ayuso, pero al revés, habría resultado éste.
Entre la lluvia, las subidas durísimas y varias caídas, terminó derrumbándose en la etapa del Mortirolo para poner pie a tierra esta misma mañana.
Lo hacía sin ver casi del ojo dereco, eso comentó, por una picadura de avispa.
El aspecto de Juan Ayuso en la salida de la etapa del Giro de hoy era como aquel de Vinenzo Nibali hace unos años en la Vuelta a España, creo recordar, aunque para picaduras de avispa históricas ninguna como la de Jonathan Vaughters.
La segunda semana de Giro la pudo salvar porque no pasaron cosas trascendentes, incluso creo que rindió bien en la crono, pero ha ido a contrapié desde la jornada en Siena con dolores en la rodilla y sensaciones muy flojas.
Leemos que no quiere usarlo como excusa, pero reconoce que no ha vuelto a sentirse bien desde entonces.
Cada día ha sido una batalla, y aunque intentó mantenerse en pie, su cuerpo ya no respondía. A pesar de eso, quiere seguir peleando, intentar recuperar un poco —aunque con el Mortirolo por delante no es fácil— y ver si puede hacer algo grande en los últimos días.
Le hubiera gustado estar luchando por el Giro, y cree que con el nivel que mostró en la Tirreno-Adriático podría haber estado ahí, en la pomada.
Lo de la picadura de Juan Ayuso es la guinda a un Giro que no le ha dado tregua.
Yo no sé a dónde llegará en el futuro, pero es un gran ciclista que no merece el machaque que leo por los sitios. De hecho no se lo merece ni él ni nadie #Giro2025— JoanSeguidor (@JoanSeguidor) May 29, 2025
No asegura que lo ganaría, eso no puede hacerlo, pero sí que al menos lo habría disputado.
En sus vueltas previas siempre mejoraba con el paso de los días, pero esta vez todo ha ido al revés.
Aun así, se consuela con haber ganado una etapa.
El día de San Valentino lo dejó tocado, iba tan mal que hasta le pedía a Igor Arrieta que bajara el ritmo… y ya iban casi parados.
Cuando ves que te pasan los coches de equipo y no puedes seguir, te pega duro.
Aquí no lo comentamos pero ese par de situaciones polémicas con INEOS, que se puso a tirar justo después de caídas o paradas del pelotón, contribuyó un poco más en el desastre
Y ¿ahora qué?
En el plan el Giro lo era todo este año, todo el 2025, no tiene claro si podrá hacer otra gran vuelta este año, no estaba en la hoja de ruta.
El Tour está descartado, y si no va a la Vuelta, el calendario se le queda flojo.
La cuadratura del círculo, eso es lo que tiene UAE ahora con el calendario de Juan Ayuso, aunque en el equipo emiratí ahora mismo ocupa y preocupa sólo una cosa, que Isaac del Toro gane el Giro.
Tal vez apueste todo al Mundial, aunque jugarse tanto en una sola carrera también es arriesgado.
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