Ciclismo antiguo
La desconocida historia de Enric Armengol
Publicado
2 años atrásen
Por
Iban Vega

Fallecido muy joven Enric Armengol fue un prometedor y fugaz ciclista
Enric Armengol fue un joven ciclista muy prometedor que murió en un accidente en carrera a la edad de 21 años cuando todavía tenía toda su vida por delante.
A pesar de su juventud, Armengol ya se había consolidado como una de las grandes promesas del panorama ciclista español en los años 40, con victorias de prestigio como un triunfo de etapa a la Volta Ciclista a Catalunya o el Trofeo Masferrer.
Su sobrino, Endika Armengol Pérez, ha recogido en un libro documentación, artículos y fotografías sobre su trayectoria a modo de homenaje de un ciclista que tuvo una breve carrera pero intensa. Bajo el título de “Una estrella fugaz” (Editorial Hebras de Tinta) se puede redescubrir la figura de Armengol.
Su gran momento como ciclista llegó precisamente a la Volta Ciclista a Catalunya de 1945, en la etapa inaugural de la 25a edición, cuando obtuvo el triunfo de etapa al Circuito de Montjuic, protagonizando una escapada triunfadora con Bernardo Ruiz.
En aquella misma edición tuvo que abandonar por una caída.
Pocas semanas después, el 7 de octubre de 1945, Armengol sufrió el trágico accidente en una prueba social organizada por la UD Las Corts, donde perdió la vida días después a consecuencia de las heridas por el choque frontal con un vehículo.
La Volta Ciclista a Catalunya organiza anualmente -en los últimos años dentro de las carreras de la Fiesta Mayor de Sants- el Trofeo Enric Armengol, de la categoría de Júniors, en memoria del ciclista nacido en La Palma de Cervelló, y que este 2020 tenía que celebrar la 74ena edición (finalmente se tendrá que disputar al 2021 por la pandemia del Covid-19).
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Ciclismo antiguo
La increíble historia de Perico en el Tour
Publicado
2 horas atrásen
3 de julio, 2022Por
Iban Vega

La relación de Perico con el Tour sedujo una generación entera
Fueron a verlas venir y casi se traen un Tour para casa. Sí el de 1983, con Angel Arroyo y Perico Delgado.
El Reynolds de caras imberbes vistiendo aquellos buzos azules debutó en Francia cuando nadie en España quería jugarse los cuartos en la mejor carrera del mundo.
El ciclismo español venía de un paréntesis que iba camino de la década, desde la desaparición de Luis Ocaña en las posiciones de vanguardia, y pocos ciclistas nacidos en España habían brillado en los julios galos.
Pero ese equipo de raíz navarra se la jugó, hoy no sabemos si con certeza alguna de éxito, y forzaron un punto de inflexión en la suerte del ciclismo a este lado de los Pirineos. Con imágenes del Tour de 1983 Perico Delgado analizó en un bonito documental de Teledeporte sus andanzas en la mejor de las competiciones en un in crescendo que rompe cinco años después cuando logró el éxito final en París.
Especialmente sugerente es el camino que va desde el mentado 83 a la prueba que pierde a manos de Stephen Roche, cuatro años después.
En 1983 se ganó ese apelativo “le fou des Pyrénées” cuando se jugó su bonito rostro en aquel descenso insensato por coger a Robert Millar camino de Luchon días antes de su pajarón en ruta a Morzine.
Un año después se descalabró en el Joux Plane y a los dos probó el éxito de etapa en medio de la niebla de Luz Ardiden con Emilio Tamargo esperando adivinar su figura en la confusión y José Ramón de la Morena esperándole a pie de meta.
En 1986 ganó otra etapa, esta vez en compañía de aquel campeón enajenado que fue Bernard Hinault en su flagrante incumplimiento en la promesa de ayudar a Greg Lemond.
En los Alpes el repentino fallecimiento de su madre le obligó a dejar la carrera que sí tuvo a tiro en la siguiente edición.
Luego el Tour de Roche, que analizado desde la distancia hasta pudo ser suyo si la tiritona no le entrara en la crono Dijon.
Para un servidor, el periodo comprendido entre 1983 y 1987 fue el más atrayente de este documental de dos horas conducido por Paco Grande y las cuñitas del protagonista.
Ahora sí debemos agradecer el trabajo de Teledeporte en la divulgación del ciclismo, si bien nos abre la puerta a la necesidad de más cosas así, pues en los archivos de TVE das una parada y te surge un material de valor incalculable para veinte documentales.
Qué poco acostumbrados estamos a estas faenas de profundidad, por eso nos admiramos cuando Michael Robinson hacía alguna perlita.
Sea como fuere, y si no yerro en los cálculos, ésta es la segunda vez que el comentarista con legión de admiradores pareció fuera y vuelve a estar dentro. El año pasado la operación fue similar, y el desenlace idéntico.
Todo muy a última hora, todo en tono de ultimátum hasta que surgió una gran superficie para colmar un patrocinio en el ente público, que no tiene publicidad convencional pero picotea de aquí y allá. Todo muy de aquí.
Imagen tomada de Parlamento Ciclista
INFO
Ciclismo antiguo
Tour 1983: Cuando Perico fue el loco de los Pirineos
Publicado
1 día atrásen
2 de julio, 2022Por
Iban Vega

En ese descenso Perico revolucionó la imaginería del Tour 1983
Aquella bajada del Peyresourde en el Tour de 1983 fue un icono, al punto que llegó a inspirar hasta cuadros perfilando a Perico dándolo todo cuesta abajo, al punto que le llamaron el «Loco de los Pirineos».
En castizo francés: «Le Fou des Pyrénées».
No hace mucho vi una fotografía de Perico con Philippa York, su nombre actual, aunque hace casi cuarenta años, era el de Robert Millar.
Cuántas historias firmaron estos dos, cuántas veces se cruzaron aunque si hubo una sonada fue ésta, en el Tour de 1983, cuando Robert Millar le rebañó una etapa de antología a Perico.
Una jornada que fue de Pau a Luchon por el círculo de la muerte de los Pirineos aunando Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde, para acabar, como tantas veces en Luchon.
Una de esas jornadas de antes, que quisiéramos revivir ahora.
Sea como fuere aquello fue brutal, bestial, casi 200 kilómetros corridos a cuchillo merced al primer acelerón de los colombianos, ya en el Aubisque, dando las primeras pinceladas del infierno que se avecinaba.
Luego en el Tourmalet, Patrocinio Jiménez aguantaba en cabeza con un Robert Millar que olía la pieza.
El escocés no dio más de un relevo en condiciones, sabedor que lo importante estaba por llegar.
Montaba ese día un cuadro que fue el primero con piezas de carbono en ganar una etapa del Tour un cuadro que, no hace mucho, vimos en un hotel de Flandes que recomiendo a quien quiera sumergirse en el ciclismo de todos los tiempos, el Flandrien Hotel.
Millar se escapó solo en el Peyresourde y emprendió el descenso hacia Luchon.
Lo hizo con 35 segundos sobre Perico que venía de dejar atrás al que acabaría siendo ganador de aquella carrera, el rubio Fignon, entonces un buen ciclista, joven y prometedor que, de repente se vio con dos Tours y toda la vida por delante.
Una vez fijadas las posiciones en la cima del Peyresourde, vino esto…
Pedro delgado, alias le Fou des Pyrénées (Tour 1983).pic.twitter.com/zoofTbm4zh
— David Guénel (@davidguenel) May 2, 2022
Con un riesgo que excedía toda norma, Perico se acoplaba, sin casco, a pelo hacia la parte delantera de su manillar, con la barbilla por delante, la mirada en la siguiente curva y todo el valor del mundo.
Le faltaron al bueno de Perico, 23 años en su bautismo internacional, seis segundos para dar caza a Robert Millar, haciendo de esa etapa del Tour de 1983 la primera página de un libro que recoge una de las grandes rivalidades de tiempos recientes.
Ser el loco de los Pirineos no le valió a Perico ese día, pero su estampa hizo fortuna, demostrando que no todo es ganar, también hay que marcar y emocionar, cosas que a Pedro se le dio muy bien siemore.
Ya sabéis, a los pocos días sería segundo en el Puy de Dôme.
El ciclismo español entraba en la modernidad.
Imagen: FB Movistar Team
Ciclismo antiguo
Angel María de Pablos: «Fignon me dio una entrevista en español sin problema»
Publicado
4 días atrásen
29 de junio, 2022Por
Iban Vega

Al habla Angel María de Pablos con Pello Ruiz Cabestany sobre las sutilezas de la narración ciclista
En los días más duros del confinamiento por el Covid, hace más de dos años, las reposiciones de ciclismo fueron uno de los momentos más esperados de la jornada, un instante que aguardábamos cada tarde y que nos llevaba, entre otros sitios, a los años ochenta con la voz de Angel María de Pablos.
Para muchos fue un descubrimiento, una voz radiofónica en Televisión Española, perfectamente modulada y cargada de poesía que nos narró el primer ciclismo que recordamos.
Angel María de Pablos y Pello Ruiz Cabestany, ciclista por aquellos años, nos ayudan a reconstruir la vida del narrador de las Vueltas de Pino, Perico, Belda Hinault y Marino.
Cabe recordar que Angel María de Pablos empezó como redactor de ciclismo del Norte de Castilla, en el Trofeo Virgen del Carmen, en su provincia de Valladolid.
Ha pasado mucho tiempo, tanto que sólo cabe recordar que aquel día compitió un tal José Pérez Francés, del que hablaban maravillas, pero que no era profesional aún.
Era entonces un chaval que casi no había cumplido la mayoría de edad y ahí empezó, contando el ciclismo en vivo y directo desde el coche.
Con Angel y Pello, transitamos, por las sutilezas de la narración ciclista, una habilidad de la que el periodista vallisoletano hizo un arte que despertó el interés del mismísimo Miguel Delibes.
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Ciclismo antiguo
Tres de los ciclistas muertos en la Primera Guerra Mundial ganaron el Tour
Publicado
4 días atrásen
28 de junio, 2022Por
Iban Vega

Recordamos alguno de los ciclistas que perecieron en la Primera Guerra Mundial
El día 28 de junio de 1914 se marca como la primera jornada de la Primera Guerra Mundial, una máquina de destrozar generaciones y sueños de la que los ciclistas no fueron ajenos.
Mucho menos divulgada que la segunda, aquella conflagración fue una barbarie tan grande y tan mal resuelta que dio origen al segundo capítulo, veinte años después en unos de los ciclos más horrendos y espeluznantes de la historia de la humanidad.
El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa a manos de un estudiante nacionalista serbio abrió la veda.
Luego los imperios centrales entrarían en conflicto con las naciones aliadas dándose diversos escenarios al mismo tiempo donde perecieron millones de personas en batallas interminables e irresolutas.
Años antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, el Tour había nacido con salud, fervor y los primeros grandes ciclistas de la historia
Los nuevos tiempos cabalgaban en bicicleta, ese elemento ya menos exótico que pasó de pulular por las ciudades a estructurar competiciones y apuestas integrales donde grandes diarios se lo jugaban todo a eventos deportivos.
Así nació el Tour y así crecieron sus primeros héroes, dándose la circunstancia de que tres de los ciclistas pioneros de la carrera acabarían sus días en el fragor de la Primera Guerra Mundial.
Hablamos de la terna formada por Lucien Petit-Breton, François Faber y Octave Lapize.
Entre los tres escribieron el palmarés del Tour desde 1907 a 1910 y los tres encierran historias de excepción.
El nombre real de Lucien Petit-Breton fue el de Lucien Georges Mazard, si bien pasó a la historia, incluso al palmarés del Tour con el apodo de pequeño bretón.
Hablamos de un excelente pistard de la época, que vivió tiempo en Buenos Aires y que pudo batir el récord de la hora en el mítico velódromo parisino de Buffalo, el mismo lugar donde Henry Desgrange lo fijó por primera vez a finales del anterior siglo.
Petit-Breton superó los 41 kilómetros en sesenta minutos antes de ganar el Tour por doble ocasión, siendo el primero en lograrlo en la historia.
Durante la I GM, en 1917, sería herido en las contiendas de Vouziers, el lugar donde falleció un piloto llamado Rolland Garros.
Al poco tiempo, fruto de las heridas fallecería en el hospital de Troyes.
François Faber fue luxemburgués, el primero en ganar el Tour esta carrera antes del legendario Nicolas Frantz.
Faber ganó la edición de 1909. En su condición de no francés estuvo adscrito a la Legión Extranjera de Francia tomando parte en la Batalla de Artois, en el norte del hexágono, no muy lejos de Roubaix.
Allí, en 1915, fue informado de que iba a ser padre, pereciendo en el momento de la celebración de la nueva en la trinchera.
Una bala alemana le dio muerte.
Un fatal descuido que le impidió conocer a su niña.
Autor de la famosa frase de “sois unos asesinos” fruto de la primera travesía pirenaica del Tour entre lobos acechantes en las cunetas, Octave Lapize había ganado la edición de 1910.
Sargento del ejército francés, pereció en Pont-à-Mouson en 1917 durante un combate aéreo.
En su epitafio se puede leer: “Muerto por Francia”.


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